los juegos de mi ex tio

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PRÓLOGO El pasado no siempre se queda en el pasado, y menos cuando has estado luchando contra este durante mucho tiempo. La vida me dio una lección muy valiosa a muy temprana edad: lo que fácil viene fácil se va y el "juntos para siempre" solo pasa en las películas.Ahora, supongo que lo que sea que es la entidad llamada destino quiere enseñarme otra lección: No puedes pasar página si no has enfrentado tu problema. Y de verdad que se está esmerando en que lo aprenda porque no encuentro otra explicación para esta absurda coincidencia. Aun así tomare esta oportunidad que me da la vida para poner el tablero a mi favor. Hace mucho tiempo entre en un juego tan peligroso como adictivo y termine perdiendo mucho de mí. Él consiguió llevarme al infierno y enseñarme a amar todas sus tentaciones y vaya que lo disfrute aunque al final haya perdido, pero todo será diferente esta vez. Dicen que el pupilo supera al maestro, y ahora...... Es mi turno de jugar.

CAPITULO 01 Me estampa nuevamente sobre la pared impidiendo que me mueva y toma mis manos cortando cualquier oportunidad de escapar, asalta mi cuello a besos y su barba de pocos días maltrata un poco mi mejilla pero no me importa porque estoy disfrutando a lo grande lo que este hombre está haciendo.— Suficiente de juegos preliminares, cariño. – le digo o más bien gimo en su oído. – Ahora es tiempo de que me devuelvas el control.Como puedo me escapo entre el espacio que dejan sus brazos y la pared y sin importar mi desnudez corro hasta lo que parece es su habitación, como era obvio el me sigue y al entrar me toma por la cintura haciéndome sentir toda su excitación en mi trasero.— Eres muy juguetona. – me susurra mordiendo el lóbulo de mi oreja.— No te imaginas cuánto.Camino hasta la cama y me siento frente a él abriendo mis piernas para que pueda tener una muy buena vista de mí.— Muéstrame porque no me equivoque al escogerte a ti en esa discoteca hoy. – le dije con una media sonrisa.Una mirada cazadora se posó en los ojos de este hombre y caminó hacia mí con la elegancia de un felino.— O nena, no tienes ni idea.Gatea por mi cuerpo hasta recostarnos en la cama y me sonríe.— Te voy a hacer gemir durante toda la noche.Empezó a repartir besos por mi pecho y tomó mi seno izquierdo dentro de su boca mientras pellizcaba el derecho, no pude evitar gemir y sabía que él cumpliría su promesa. No me equivoque al escogerlo, definitivamente.***Salí de la cama sin hacer ningún ruido y empecé a vestirme en silencio, eran aproximadamente las cuatro de la mañana pero por más que quisiera disfrutar de las vistas de este hombre no podía porque: 1) Rompería mi regla sobre no despertar con extraños con los que tuve sexo para evitar el momento incómodo y 2) Es lunes y tengo que ir a trabajar; además ya que Evelyn decidió tomarse una semana sabía que habría mucho más trabajo esperándome en el escritorio.Tome mis tacones y mi bolso y me acerque al baño de la habitación para examinarme, todo estaba bien y no había marcas visibles. Tome el lápiz labial rojo y escribí en el espejo:> Me pinte los labios de rojo y deje la marca de mis labios al lado de lo que acababa de escribí, me gustaba imaginar las caras que hacían cuando en vez de encontrar el cuerpo de una mujer desnuda a su lado se topaban con este mensaje.Me apresure a salir de ese departamento y una vez fuera me puse mis tacones y llame un taxi, no había dormido mucho y necesitaba descasar algo antes de tener que alistarme para ir a trabajar.***¡Gracias al que invento el corrector de ojeras!A pesar de haber dormido menos de tres horas mi cara demuestra que estoy de lo más de

bien para empezar mi jornada laboral. Me siento en mi silla y no puedo evitar recordar la noche que tuve cuando ese leve cosquilleo en mi zona intima me asalta de nuevo. Enciendo mi ordenador y reviso el correo, agendo todas las citas y marco como importante el archivo de la publicidad en Italia. Hecho un vistazo al escritorio de Evelyn y suspiro al ver que hay una pequeña montaña de archivos que hay que revisar. Todo sea porque mi amiga se divierta.Decido que antes de comenzar mi tarea visitare a Ranndhy para recordarle que almorzaremos juntos porque con lo rara que ha estado las últimas semanas cualquier cosa puede pasar. Bajo por las escaleras hasta su piso y saludo a las secretarias que me encuentro pero cuál es mi sorpresa que al llegar a su oficina ella aún no está, la señorita soy—muy—responsable—en—mi—trabajo—y—nunca—llegaría— tarde no está.Miro mi reloj y me doy cuenta que ya es pasada la hora de entrada, decido caminar hasta la sala de la cafetera para ver si me la cruzo pero nada y cuando regreso la veo acomodándose en su oficina.—¿Hubo buen fin de semana? –Le pregunto entrando a su oficina y sentándome enfrente de ella.— Hola para ti también Diane. – Me saluda sarcástica y empieza a revisar unos papeles.— Has llegado tarde, tu nunca llegas tan extremadamente tarde. – le digo sin poder esperar para interrogarla. — ¿Quién es?Ella me mira interrogante y yo la miro igual.— Vamos Ranndhy, soy veterana en esto. – le digo porque es verdad.Ella se rinde y yo espero a que me responda mientras que su cubo de colores llama mi atención y empiezo a jugar con él.— No hagas eso demore mucho para llegar hasta allí. – me regaña.Yo le restó importancia encogiéndome de hombros.— Siempre puedes volverlo a hacer. – le recuerdo.Me fulmina con la mirada y yo fastidiada decido dejar el cubito aparte.— No evadas mi pregunta. – le reprocho— Nadie. –responde. – Solo que ayer me dormí un poco tarde viéndome una maratón en el televisor.— Aja, claro. – le digo sarcástica. — ¿Y ese maratón te dejo el chupón en el cuello? – le miento.— ¡¿El qué?! ¡¿Dónde?! – su reacción es exactamente la que esperaba y desesperada empieza a buscar un espejo en su bolso, no puedo evitar sonreír cuando se da cuenta que le he mentido pero he descubierto la verdad. — Eres una...— Perra, lo sé. – termino la oración por ella. – Pero caíste, así que ¿Quién es?Se pone nerviosa y eso solo aviva mi curiosidad.— Nadie, Diane. Ni siquiera lo conoces. – le miento.— Eso solo aumenta mi interés. – Ósea que si hay alguien, y me suena que en realidad si lo conozco. – Quiero conocer al que fue capaz de hacer que mi amiga llegara media hora tarde al trabajo.— Lo haces sonar como si fuera una obsesionada con la perfección.— Tus palabra, no mías.— ¿No tienes trabajo que hacer? – prácticamente me echa de su oficina. — La entendí. – digo alzando las manos. – pero no te escapas a la hora del almuerzo.— Déjalo ir Diane. – me ruega pero no será tan fácil.Ella niega.— Quiero la primicia.Me despido y camino de vuelta a mi piso ya que yo también tengo mucho trabajo que hacer.***— Entonces ¿Quién te hizo gemir hasta quedar di fónica anoche? – le pregunto.Ranndhy me lanza una mirada molesta y vuelve a tomar de su jugo no sin antes ponerse roja hasta la medula.— ¿Podrías parar con ese tema por favor? – me pide.Yo niego.— ¿Por qué te cuesta tanto admitir que te follaste a un tipazo y lo disfrutaste? – le pregunto. – Si te hace sentir mejor, yo ayer estuve con uno que ni te cuento. Fue genial en la cama y tenía rato de no tener orgasmos tan seguidos en una noche.Ranndhy se atraganta con su jugo y me fulmina.— Oye no quiero detalles. – se vuelve a quejar.— Bueno pues yo sí, ¿Quién es? — pregunto de nuevo.Ella se pone nerviosa y juega con sus manos.— Es James. – me dice sin mirarme. Me está mintiendo.— James el de tu pasada cita.Ella asiente.— Wow, pensé que habías dicho que no te interesaba en ese terreno.Ella se encoge de hombros. Pequeña mentirosa.— Bueno, supongo que tendré que conocerlo y que me cuente como logro sacarte del cascaron. – le digo.Ella se pone nerviosa.— No creo que...— Podemos salir

a rumbear. – la interrumpo.— ¡Diane!— Ya está. Así que ves diciéndole que estoy muy interesada en conocerle.Llamo al mesero para pedir la cuenta antes de que se pueda quejar. Pronto descubriré si mis sospechas son ciertas.***Subo hasta el piso de Adam para entregarle unos papeles y por fortuna no está ocupado y entro inmediatamente no sin antes saludar a Samanta y a su enorme panza de embarazada.— Hola Adam. – saludo al entrar.— Diane. – me saluda sonriendo.Últimamente siempre anda de buen humor. Le entrego los papeles sin muchas palabras pues tengo que regresar rápido a trabajar si quiero terminar a la hora de la salida. Me dispongo a irme y él me detiene.— Antes de que te marches tengo que comentarte algo.Me devuelvo con el ceño fruncido.— ¿Recuerdas el contrato de publicidad en Italia? – yo asiento. – Se nos presentó un problema de último momento.— ¿Qué paso? – pregunto.— El fotógrafo que se tenía contratado no podrá cumplir con el contrato y hemos contratado a uno externo. – me informa mientras registra hasta dar con un folder. – al parecer tiene mucha experiencia pero como no es de nuestra empresa asociada en Italia no me termino de confiar. Me pasa el folder y yo lo recibo sin abrirlo.— Tendrás que adelantar tu viaje a Italia para que supervises la sesión de fotos. – me avisa.Asiento sin mucho problema.— Por mi está bien. – le digo.Él me sonríe.— Bien. En el folder esta toda la información del nuevo fotógrafo.El teléfono interno de Adam suena y él contesta.— Diga – hace una pausa y veo como su ceño se frunce. – Déjala pasar.Entiendo que deberá atender a alguien y me despido. Al salir por la puerta me cruzo con una mujer rubia de curvas explosivas, tal vez ella sea la razón por la que Adam este tan feliz. Muevo la cabeza quitándome ese pensamiento, yo sé muy bien cuál es la razón de esa sonrisa al igual que la de Ranndhy.De vuelta en mi escritorio me estiro un poco para mentalizarme de que debo continuar con el trabajo así que me pongo a eso pero entonces el folder que contiene la información del nuevo fotógrafo llama mi atención y no puedo evitar abrirlo. Mi cara pierde todo el color y mis manos empiezan a temblar al leer el nombre:>Busco rápidamente la foto para saber que es un error y que esto no puede estar pasando pero no, esta solo confirma la verdad de mi pesadilla. Debo enfrentarme a mi pasado y no me siento lista para esto.Imágenes de todo tipo pasan por mi cabeza recordándome porque soy como soy y cierro los ojos tratando de regular mi respiración. Esto debe ser un mal sueño y pronto despertare, o el jodido destino está jugando con los hilos de una manera macabra. Sea lo que sea no estoy preparada para ver a Dominic a la cara, no estoy preparada para volver a encontrarme con mi ahora ex tio.

CAPITULO 02 A pesar de que intente ocultar de todas las maneras posibles mi estado de ánimo después de leer la información de ese maldito folder, la semana que tuve fue horrible. Al no tener cabeza para más nada que no sea tratar de solucionar este problema, decidí cancelar la salida con Ranndhy.Era viernes por la tarde y tenía en mis manos mi celular, esta era la última alternativa para evitar este encuentro. Dejo escapar un suspiro y marco el número de mi amiga. Suena tres veces antes de que Evelyn responda.— Hola. – escuche la voz de mi amiga del otro lado.— Evelyn por favor di que sí. – El tono de mi voz se rompió al final y mis ojos comenzaron a picar. Me sentía una tonta.— ¿Qué si a qué? ¿Diane estas bien? – pregunto ella con evidente preocupación.No tengo muchas amigas porque la verdad no soy la mejor persona en este mundo, y la amistad de Evelyn es una de las pocas con las que puedo contar. Muy a pesar de no merecerlo.— Por favor intercambiemos clientes. Toma el viaje a Italia para la sesión de fotografía de la marca de ropa y yo me encargaré

del francés. – le pedí, no, le rogué.— ¿Te surgió algún problema? – me pregunto. — Es algo complicado. – le dije sin explicarle realmente. – Pero simplemente no puedo viajar allí.— Con todo el gusto lo haría Diane, pero el señor Bourque es algo difícil y ha dejado claro que quiere cerrar el negocio conmigo y no sé si se tome bien que seas tú la que viajes a Paris. – Me explica ella en tono suave y todas mis esperanzas se van.— Lo mismo me ha dicho Adam pero creí que era una excusa. – Una solitaria lágrima se desliza por mi mejilla y la limpio rápidamente. – Tendré que ir a Italia después de todo.Mi voz se vuelve a cortar y más lágrimas amenazan con salir. — Oye estoy preocupada ¿Qué está mal? – sonrió al escuchar la preocupación en su voz. Evelyn es una buena amiga, más de lo que se podría decir de mí.— Es un poco largo de contar por teléfono. Gracias por todo, Evelyn.Termino la llamada antes de que pueda decir algo más y me recuesto en mi silla. Bien, tendré que ir a Italia y hacerle cara a mi jodido pasado. Miro el reloj y veo que ya es hora de salir así que tomo mi abrigo y mi bolso y me marcho. Si tengo que enfrentar mi pasado voy a tener que asimilarlo primero y ¿qué mejor que una buena borrachera para hacerlo?***Me encontraba enfundada en un vestido azul oscuro que me llegaba a mitad de muslo y unos tacones negros que a pesar de ser divinos estaban matando mis pies. Había decidido venir a un club que frecuentaba y me encontraba sentada en la barra, creí que venir aquí subiría mi estado de ánimo pero ahora creo que ha sido un gran error.Hay gente bailando en la pista y bastantes parejas dándose el lote por todas partes. Siento muchas miradas sobre mí y soy consciente de que muchas de esas están desnudándome con la mirada.Recorro con la vista el lugar tomándome mi piña colada y mis ojos se posan en una cabellera rubia acompañado de una pelirroja. Ese maldito infeliz. Su mirada se cruza con la mía y una sonrisa de medio lado se forma en su odiosa cara. Se levanta y camina hacia donde estoy.— Que maravilla encontrarte por aquí, de nuevo. – me dice Christian el que se hace llamar novio de mi amiga Evelyn.— Eres una escoria ¿lo sabías? – le digo sin mirarlo y tomando mi bebida rápidamente. Quería irme de aquí.Su profunda risa me hace querer matarlo.— No mereces a mi amiga. – le dije.— Ni tú, o es que acaso ya se te olvido de lo bien que la pasamos. – dijo acercándose más de la cuenta a mí. — Aléjate de mí. – me levante. – se lo voy a contar.— ¿y que le vas a decir? – pregunto. – Oye Evelyn lamento decirte que me acosté con tu novio porque soy una perra en celo. – dijo imitando mi voz.— Ni siquiera sabía que eras su novio. – le dije.— Pero después nos presentaron así que ¿Cuál es tu excusa para la segunda vez? – me dijo con esa maldita sonrisa.Cerré los ojos imaginando que lo mataba lenta y dolorosamente.— Evelyn te va a dejar porque se dará cuenta de la mierda que eres y créeme, seré la mujer más feliz cuando eso suceda. – le dije destilando odio en mis palabras. — Y dime, cuando eso suceda ¿le contaras que te acostaste dos veces con su novio y no le dijiste nada?— No vales nada. – tome mi bolso.— Y tú tampoco. – dijo tomándome por el brazo y estampando sus labios con los míos.Me sentí asqueada apenas sentí el contacto y trate de separarlo de mí pero el muy maldito me tenía retenida así que le mordí el labio haciéndolo sangrar y por fin me soltó. Lo mire con odio y me marche de ese lugar, venir había sido una malísima idea y ni siquiera había logrado emborracharme.Hacia frio fuera del club y solo esperaba encontrar un puto taxi rápido. Miraba en todas las direcciones pero siempre pasaban ocupados o simplemente no querían parar. Sentí una mirada penetrante desde mi derecha y voltee encontrándome con los ojos del tipo con quien me había acostado el fin de semana pasado.Justo cuando pensé que no podía ser peor.— ¿Diane? – pregunto.Rodee los ojos llenándome de paciencia.— La misma. – dije intentando ignorarlo.— Oye, tú y yo tenemos una conversación pendiente. — me dijo y yo puse los ojos en blanco.— No es el mejor momento y no te va a gustar lo que vas a oír así que termina las cosas aquí. –le advertí.— Me debes una

explicación.— No hay nada que explicar, fue sexo de una sola noche y para serte sincera ni siquiera recuerdo tu nombre. – le digo comenzando a desesperarme. — ¡Taxi! – grito pero me ignora.Malditos taxistas de mierda.— Mark. – dice él.— ¿Qué?— Ese es mi nombre, Mark Banks.— Bueno, no te lo estaba preguntando. – le respondo borde.— Vamos, te llevo a tu casa. – me dice. — ¿Qué parte de sexo de una noche no entendiste? – le pregunte.— No te estoy pidiendo sexo, solo quiero que llegues a tu casa sana y salva. No parece que fuera a para ningún taxi.Mire la calle desierta y decidí tragarme el orgullo y aceptar su oferta.— Bien, pero no te hagas ilusiones.El rueda los ojos y me abre la puerta del copiloto de su coche.— Vaya no te recordaba tan caballeroso, tan solo un poco salvaje. – le dije con picardía cuando entro en el asiento del conductor, él ni se inmuto.— Ajústate el cinturón. – me dijo y después arranco.El camino hasta mi apartamento fue acompañado con un silencio bastante incomodo que solo era interrumpido cuando le estaba dando las indicaciones de cómo llegar. Cuando freno frente al edificio solté un suspiro y me dispuse a salir del auto.— No sé qué fue lo que te paso para que seas tan fría pero, tú realmente me interesas. – me dijo dejándome sin palabras. – Toma, este es mi número y ya conoces mi dirección.— Oye, yo no...— Solo tómalo.Decidí tomar la tarjeta con su número solo para evitar esta conversación. — Nos vemos, Diane.— Gracias Mark, por ser tan amable conmigo después de haber sido una total perra contigo. – le digo sinceramente.El me regala una sonrisa y una vez me he bajado de su auto se va. Suspiro frustrada, tal vez he debido aprovechar a semejante bombón esta noche para no sentirme tan frustrada.***El aeropuerto esta ajetreado, bastante diría yo. Gente corriendo de aquí para allá porque perderán el vuelo y otras prácticamente durmiéndose en sus asientos. Yo mientras tanto trato de aislar todo el ruido y espero pacientemente a que mi vuelo sea anunciado. Pensar que tengo que estar sentada durante ocho horas hasta que mi vuelo haga escala en Madrid me agobia.Finalmente escucho como anuncian mi vuelo y me levanto tomando mi equipaje de mano y caminando hasta la puerta de embarque correspondiente. Con cada paso que doy sé que no habrá vuelta atrás y las horas que me separan de mi destino solo sirven para prepararme psicológicamente.Le entrego mis papeles a la aeromoza que los recibe para verificarlos y luego me deja pasar, repito el procedimiento una vez estoy dentro del avión para que me guíen hasta mi asiento, ruedo los ojos internamente, como si no supiera como llegar. Me siento al lado de la ventana y veo con recelo el puesto vacío de al lado y empiezo a rogar para que mi acompañante no sea alguien desagradable, o alguna señora con un niño en brazos. Los bebes suelen ponerme los pelos de punta y más cuando comienzan a llorar y no sabes que mierda les pasa.Luego de unos minutos más de espera una mujer ya entrada en edad ocupa el puesto de al lado y me brinda una sonrisa antes de sentarse que yo le devuelvo a medias. Luego de que el avión está completo, el piloto avisa que vamos a despegar y las azafatas dan las indicaciones correspondientes. Una vez en el aire desabrocho mi cinturón y conecto los audífonos en el mi celular para empezar a escuchar música y prepararme para dormir, de esta forma evito cualquier conversación que quieran entablar conmigo.***El segundo vuelo no estuvo mucho mejor, esta vez sí que me toco una señora con un niño en brazos y rogué porque las dos horas de vuelo se pasaran rápido. Intente dormir pero cuando el puñetero niñato empezó a llorar no me quedo otro remedio que escuchar música e intentar ignorar a la mujer que intentaba calmar a su hijo.A pesar de saber lo que me esperaba en Roma, nunca estuve más feliz de que ese avión aterrizara. Una vez en el aeropuerto y habiendo recuperado mi maleta tome un taxi y pude en práctica mi italiano pidiendo que me llevara al hotel en donde tenía la reservación "The St. Regis Rome". Pague al taxista y baje. Me acerque a la recepción.— Buenas noches. – me saludo el

recepcionista. — ¿En qué le puedo colaborar?— Tengo una reservación a nombre de Diane Goldstein.— Un momento por favor. – él tecleo algo en su computador y luego sonrió. – Aquí está, habitación 1402 piso 14, esta es su llave y el botones le ayudará con el equipaje.— No, está bien. No es muy pesado pero gracias.Recibo la tarjeta y me encamino hasta el ascensor, una vez llego al piso busco rápidamente la habitación e introduzco la tarjeta la cual me da paso a una hermosa y amplia habitación de hotel que cuenta con una habitación de cama doble, una sala, un mini bar, un baño y una pequeña cocina en la que hay un mesón un microondas y un refrigerador.— Vaya, tendré que agradecer a Adam.Camino hasta la cama y me tiro en ella, en Chicago deben ser las tres de la tarde pero aquí en roma son casi las nueve. Abro la maleta y me cambio por un pijama, mi cuerpo me pide a gritos descansar en esa cómoda cama y ¿Quién soy yo para negárselo? Además, mañana mi mundo se ira a la mierda y tengo derecho a descansar. Volveré a ver a Dominik después de casi siete años y no tengo ni a más remota idea de que voy a decirle.Pensando en todos los diferentes escenarios que podrían darse, me quedo dormida en una calmada noche de domingo en Roma.

CAPITULO 03 Hasta el momento era una tranquila mañana del lunes en la capital italiana y a pesar de los constantes sueños sobre lo que me avecinaba, había amanecido de un mejor humor y con un solo pensamiento en mi mente: ahora es mi turno. Tome mi café tranquilamente en el restaurante del hotel mientras maquinaba en mi mente cada uno de mis movimientos para mí no tan deseado encuentro con el pasado.Mire el reloj dorado de m muñeca izquierda y me di cuenta que ya casi eran las ocho de la mañana y tendría que partir hasta el estudio donde se realizarían las primeras fotografías. Tome el ultimo sorbo de mi café y me levante llevando mi cartera conmigo, salí hacia el lobby del hotel y me senté en uno de los sofás que allí se encontraban.Minutos más tarde un hombre de pelo blanco por las canas se acerca a mí:— ¿Señorita Goldstein? – pregunta.— ¿Si?— Mi nombre es Marcus Baldini y seré su conductor durante su estadía en Italia. – se presenta.— Encantada de conocerlo.— Igualmente. Tengo entendido que debo llevarla a estudio de fotografía hoy, así que vamos.Me levanto y lo sigo hasta la salida del hotel en donde un carro negro muy elegante y lujoso, de esos con los que sueño poder comprar algún día, nos está esperando. Él abre la puerta de los asientos traseros para mí y yo entro, luego él se va hasta el asiento del conductor y arrancamos.Durante el trayecto todo es muy tranquilo, el hombre pone música en italiano para ambientar el silencio y yo me dedico a mirar por la ventana las calles de roma, he podido contar cinco fuentes hermosas desde que arrancamos pero la que de verdad quisiera conocer es La Fontana de Trevi.— Ya llegamos señorita.Marcus me avisa mientras se estaciona frente a un edificio de aspecto antiguo pero elegante. Me bajo antes de que él lo haga para abrirme la puerta y le regalo una sonrisa.— Tranquilo, también puedo hacerlo. – le digo.— Este es mi número. – dice extendiéndome una tarjeta. – Apenas me necesite márqueme y vendré a recogerla.— Gracias, eso haré.Me despido de Marcus quien me ha parecido un hombre muy agradable y entro al edificio. El vestíbulo de mármol me recibe y no puedo esconder mi admiración ante tanto lujo y parafernalia.— Señorita Goldstein. – me saluda una mujer castaña en italiano.— Buenos días. – respondo. — La estábamos esperando. Sígame por favor, la llevare al estudio de fotografía. Mi nombre es Lindsay y estoy para servirle.Le sonrió amable y la sigo hasta el ascensor al entrar ella marca el piso 5 y subimos. Al llegar al piso la vuelvo a seguir hasta el fondo del pasillo donde una

puerta doble nos espera, ella la abre y un estudio fotográfico bastante amplio nos recibe. Hay modelos en todas partes con diferentes prendas y personas ajustando todo para empezar la sesión fotográfica. Me pongo nerviosa y soy consciente que lo estoy buscando con la mirada pero hasta el momento no lo veo.— El fotógrafo está retrasado pero ya ha informado que viene en camino. – me habla la chica. — ¿Esta el presidente de la marca aquí? – le pregunto.— Esta por allá hablando con varias de las modelos. – dice señalando un grupo de personas.Camino hacia donde se encuentra el representante y veo que Lindsay me sigue. Al llegar la conversación, que parecía bastante amena, se interrumpe y todos me miran.— Buenos días. – saludo en italiano.Todos me contestan.— Señor Lombardi, mi nombre es Diane Goldstein y soy la representante de la empresa de publicidad encargada de su marca de ropa.Él me mira de arriba abajo analizándome y yo, en vez de sentirme cohibida, levanto una ceja interrogante.— Vaya, pensé que también era alguna de mis modelos. Un placer conocerlo señorita Goldstein. – ruedo los ojos internamente y me veo obligada a sonreír.— ¿Estará presente durante la sesión? – pregunto.— Aunque me encantaría ver a estas preciosas niñas posando mi marca de ropa hoy se me hace imposible, pero para la próxima hay estaré. Pero eso sí, le dejo a mi secretaria Lindsay que estará a sus órdenes y me informará de todo lo que suceda.Yo asiento y vuelvo mirar el reloj, son las 8:43 am. — Ya estamos atrasados para comenzar. – digo.— Me tengo que ir, pero ya sabe que si necesita algo puede contactarme a través de mi secretaria. – el señor Lombardi se despide y se va.— Bueno. – alzo un poco la voz. – Todo el mundo a sus lugares para que cuando llegue el fotógrafo sea comenzar.Camino hasta las personas encargadas de la luz y la decoración.— ¿Ya está todo listo? – pregunto.— Así es. – me responde un chico rubio.— Bien.Vuelvo a mirar el reloj y comienzo a desesperarme, quería salir de todo esto rápido y la espera me estaba matando. Un par de modelos empieza a hacer la prueba de las luces para ir adelantando y yo me quedo fija en sus movimientos.— Lamento el retraso. – una voz ronca interrumpe en la sala y mis bellos se erizan de los pies a la cabeza. – tome la vía con más trancones a esta hora. Pero bueno ya estoy aquí.Respiro varias veces para calmarme.— Ya toda esta listo, pero necesitamos que nos diga si la luz quedará así o la necesita menos intensa. – habla el chico rubio de antes.Lo veo pasar por mi lado sin percatarse de mi presencia y mi corazón se detiene. Han pasado cinco años desde la última vez que lo vi y como es que no ha envejecido nada.— Así está bien, Mateo. – responde él. — ¿Ya llego el representante de la empresa de Estados Unidos?Mateo asiente y me señala, yo tomo aire y me preparo para el momento. Dominic se voltea lentamente y posa sus ojos en los míos, puedo ver cómo me reconoce al instante y veo pasar tantas emociones por sus ojos. Repito mi frase internamente y no dejo que su mirada me afecte. Camino hacia él quien sigue cada paso que doy.— Señor Macchini está usted tarde. – le digo.— Diane. – susurra él.— El mundo es un pañuelo ¿verdad? – le digo.Soy consiente como todo el mundo nos presta atención.— ¿Cómo...? – intenta preguntar.— Ya estamos lo suficientemente tarde así que no hay tiempo que perder. – lo corto. – Empiece con la sesión de fotos.Doy media vuelta y me alejo hasta unos asientos que Lindsay tenía preparados.— ¿Se conocen? – me pregunta ella una vez estamos sentadas.Yo la miro. — No es nada importante. – la corto.Después de unos segundos todos comienzan a moverse y Dominic desvía su vista hasta las modelos para comenzar a dar instrucciones. Lo observo mientras trabaja y me doy palmaditas en la espalda mentalmente a modo de felicitaciones por no babear el piso. Han pasado cinco años y ese hombre sigue provocando las mismas reacciones en mi cuerpo. Su cabello castaño claro no tiene ni una cana, su rostro no muestra arrugas y su cuerpo sigue siendo de impacto ¿Es que acaso es un vampiro o qué?De vez en cuando siento su mirada sobre mí pero me hago la desentendida y me

quedo entretenida con las modelos. Todas son mujeres y todas son hermosas.— La sesión de la ropa masculina será mañana ¿cierto? – le pregunto a Lindsay.— Así es, está programada para mañana a la misma hora. – responde y yo asiento.Después de tres horas de fotografías dejan descansar a las modelos y Dominic cree que tenemos suficiente material como para dar la jornada por finalizada. Me acerco hasta el monitor que muestra todas las fotos tomadas y veo que el trabajo realizado es muy bueno.— ¿Te parece bien? – me habla el chico llamado Mateo.— Creo que está perfecto, hay suficiente material para escoger las mejores. – le digo. – Creo que será todo por hoy.— Mañana a la misma hora para la sesión de ropa masculina. – informa Lindsay.Todos empiezan a recoger y las modelos van a cambiarse. Saco mi celular y marco el número de Marcus el cual me informa que ya viene en camino. Sigo a Lindsay de nuevo y cuando llegamos al ascensor siento la presencia de alguien más. Dominic espera el ascensor con nosotras.El ascensor llega y los tres entramos sin decir nada. Al abrirse las puertas, salgo disparada hasta la salida pero un brazo frena mi huida.— ¿Podemos hablar? – me pregunta él.Yo miro con una ceja alzada la parte en la que me está tocando y el me suelta de inmediato.— En este momento no tengo tiempo, ya vienen a recogerme. – le digo. – Y no me apetece hablar.— Diane por favor, tengo tanto tiempo sin verte. – me dice mirándome con sus matadores ojos azul verdoso.— Eso lo has decidido tú al echarme de tu vida. – le recuerdo amargamente.— ¿Podemos tomar un café mañana? – propone.— No tengo tiempo para reuniones familiares.— No te hagas la difícil. – me dice mirándome serio. — No lo hago, la situación ya es lo bastante difícil. – le digo perdiendo un poco la calma.Él me mira atónito y yo suspiro para tratar de calmarme.— ¿Podemos solo pretender que somos unos completos extraños? – le pedí.— No funciona así.— Para mí funciona así.Él negó con la cabeza.— Necesitamos hablar, te debo muchas explicaciones.— No te estoy pidiendo que expliques nada.— Pero yo quiero hacerlo. – me contradice.Miro hacia la entrada del edificio en donde Marcus me está esperando.— Mañana llega a tiempo. – le recuerdo.— Diane.— Después de la sesión hablaremos.Me marcho sin despedirme y salgo saludando a Marcus. Entro de nuevo al auto y me dirijo al hotel. Mi ánimo esta por el piso mientras cada una de las escenas del pasado llegan a mi mente para torturarme.Al llegar salgo del auto no sin antes despedirme de Marcus y antes de subir a la habitación voy al restaurante para almorzar algo. Roma estaba acabando conmigo, y solo llevaba un día.*** Siete de la noche y me encontraba en mi habitación sin nada que hacer. Con mi teléfono en la mano estaba decidida entre llamar o no a alguna de las chicas pero nunca he sido de esas que le gusta hablar de sus problemas con sus amigas. Bueno, tampoco es que haya tenido muchas amigas.Tocan la puerta de la habitación y me levanto a abrir. No recuerdo haber pedido nada pero me imagino que vendrán a cambiar sabanas o toallas.— Diane. – me saludo Dominic.Pongo los ojos en blanco y vuelvo a cerrar la puerta. Él vuelve a tocar.— Oye no seas grosera. – me regaña.¡Me regaña! Vuelvo a abrir la puerta y le saco el dedo del medio. Él aprovecha para empujarme un poco y entrar a la habitación.— A pesar de tus 24 años sigues siendo una niña pequeña. – se burla.— y tú eres un viejo amargado.Él camina por toda la habitación observándola, luego me mira a mí y soy consciente de que lo único que tengo puesto es una bata que me llega hasta la mitad del muslo.— ¿Qué haces aquí y porque te dejaron subir? – pregunte tratando de cubrirme con mis manos. — Te dije que teníamos que hablar.— Y yo te dije que lo haríamos mañana. No respondiste mi segunda pregunta. – señalo.— Tengo mis contactos. – dice tranquilamente dándome una sonrisa de medio lado como acostumbraba a hacerlo antes.Mis pezones se marcan ante su mirada y trato de cubrirlo lo más que puedo.— Tienes que irte. – le digo decidida.Él camina hasta la cama y se sienta en ella.— No sin unas cuantas respuestas.Yo

frunzo el ceño.— ¿Qué quieres saber? – le pregunto confundida.— ¿Cómo ha sido tu vida los últimos años?Mi enojo vuelve a mí y trato de controlarme para no hablar más de la cuenta.— Eso no te interesa. – le digo.— Si te estoy preguntando es porque lo hace. – responde sarcástico.Lo fulmino con la mirada.— ¿Estas casada? ¿Tienes hijos? — pregunta mirando con detalle la habitación.— No me interesa ni el matrimonio ni los niños. – le digo. – suficiente tengo con los gemelos de mi tía Lila.Al pronunciar el nombre de mi tía el me mira.— Ella...— Esta felizmente casada, con dos hijos y esperando el tercero. – le digo fría. – que te fueras de su vida fue lo mejor que pudiste hacer.— ¿Y que hay contigo? – me pregunta. – ¿Sirvió el haberme marchado de tu vida?— Me enseñaste la dura realidad. – le dije. – por eso ahora vivo la vida al máximo sin preocupaciones.— Ese pensamiento me suena muy liberal.— Tuve al mejor maestro en esa materia. – le dije.Camino hacia la cama y me siento al lado de él. — ¿O es que ya no recuerdas todo lo que me enseñaste?Pase la yema de mis dedos derechos sobre su pierna izquierda. Pude sentir como se tensaba al tacto.— No te recuerdo de esta manera. – detuvo mis movimientos con su mano.— Esto es lo que soy ahora.Tomo una respiración profunda y sin que lo espere me subo a horcajadas sobre él, haciendo que mi bata subiese hasta mi cadera.— ¿Pero qué...?— ¿Acaso no te gusta? – cruce mis brazos detrás de su cuello y lo acerque más a mí.Él pone sus manos en mi espalda para sostenerme y me mira. — Esto no está bien. – susurra.— ¿Ahora tienes moral? – Pregunte – Porque recuerdo muy bien que cuando entrabas a mi habitación durante las noches no pensabas en si estaba bien o no.Me removí en su regazo y el suspiro. Algo allá abajo empezaba a despertar.— Solo vine a hablar. – me dijo.— No te creo. – le susurre en el oído antes de besar su cuello.Su agarre en mi espalda fue más fuerte y bajo sus manos hasta mi trasero.— Diane. – susurro.Me removí de nuevo contra su entrepierna sintiendo el bulto que seguía creciendo, cuando sentí que estaba lo suficientemente excitado lo mire.— ¿Quieres jugar? Pues juguemos. – me acerque a sus labios y él quería besarme pero lo esquive y me baje de su regazo. – pero será con mis reglas y horarios.— ¿Y ahora qué te pasa? – se levanta ofuscado.Yo me acerco a él y tomo su bulto entre mi mano empezando a acariciar.— Si te digo que nos veremos mañana, tú no te apareces en mi habitación ¿entendido?Él me mira sin entender nada y yo me alejo.— No vuelvas a venir sin mi consentimiento.— No te recordaba de esta forma ¿Qué fue lo que te paso?— ¿No lo adivinas?Él niega con la cabeza y yo le señalo la puerta.— ¿Qué voy a hacer con esto? – señala su entrepierna.— Es tu problema, no el mío. – le digo.— Recuerda con quien estás jugando. – me dice antes de marcharse.Quedo completamente sola en la habitación y permito que mis nervios salgan de mí. Respiro varias veces para calmar mi alocado corazón.— Créeme, lo tengo completamente claro.

CAPITULO 04 Martes, 21 de octubre.Eran exactamente las ocho de la mañana cuando crucé las puertas del estudio de fotografía. Me sorprendió ver que Dominic ya se encontraba aquí cuadrando todo para empezar con la sesión de hoy. Al contrario de ayer, hoy habían modelos masculinos por todas partes y yo estaba a punto de volverme ventilador.— Buenos días. – me saluda Lindsay en italiano.— Buenos días – le respondo.Dominic debió escuchar mi voz porque enseguida alzo la mirada y una sonrisa de medio lado se posó en su rostro. Como odiaba esa sonrisa por lo que podía provocar en mí. Con paso lento se acercó a mí al mismo tiempo que Lindsay se despedía para atender otros asuntos.— ¿Cómo estas hoy? – me saluda aun e italiano.— Mejor que ayer

cuando alguien irrumpió en mi habitación. – le respondí en italiano también.— Veo que tu italiano ha mejorado.— Bueno, me toco ingresar a una escuela de italiano desde que mi profesor particular salió huyendo por la puerta trasera. – le respondí mordaz.Abrió la boca para responderme algo, presumo que con sarcasmo, pero fue interrumpido por la llegada del señor Lombardi. — Buenos días. – saluda.— Buenos días – respondemos Dominic y yo al unísono.— Veo que hoy comenzamos desde temprano, eso me gusta. ¿ya están listos los modelos?Dominic asiente y ellos empiezan una charla sobre cómo deberían ser las fotografías y que se debería destacar más de la cual se supone que debería ser participe pero mi mente se encontraba recordando mis inicios en el idioma Italiano, fueron noches candentes y mucho aprendizaje y entonces todo se fue a la mierda.— ¿Está usted de acuerdo, Diane? – me pregunta el señor Lombardi.Parpadeo varias veces y sonrió, no tengo idea lo que me están preguntando.— Si a usted le parece bien, está bien para mí. – respondo.— Entonces no se diga más. La sesión de ropa interior será en las calles. – dice el señor Lombardi y luego se retira.Frunzo el ceño y espero que Dominic me explique.— No estabas prestando atención, ¿verdad? – Niego y me sonrojo levemente. – Cree que para que su marca de ropa interior llame más la atención debemos llevar los modelos a las calles de Roma, específicamente a las fuentes.— ¿Está loco? La temperatura está bajando como para tener a esa pobre gente en ropa interior. — Lo mismo dije yo, aunque sé que mucho de estos modelos están acostumbrados. – dice el mirando. – Si hubieras prestado atención le habrías dicho que no, pero ya no se puede hacer nada.Bufo y miro el reloj.— Es mejor que vayamos comenzando. – le dije.Él asintió.— Entre más rápido comencemos más temprano terminaremos y te recuerdo que tenemos una charla pendiente. – me dice con su estúpida sonrisa.— Eso lo sé, ya que fui yo quien lo decidió. – le dije. – Ahora a trabajar.Después de nuestra pequeña charla Dominic empezó con la sesión y yo solo disfrutaba con la vista de tantos hombres hermosos, esto no era bueno para mi libido. Entre los hombres que robaban más de una mirada se encontraba Dominic quien estaba totalmente sumergido en su trabajo como lo había visto otras veces. Apretó los labios tratando de apartar os recuerdos.Ya llevábamos alrededor de dos horas en la toma de fotografía.— ¿Se conocen de antes? – me pregunto Lindsay.Yo parpadeo y la miro confusa.— ¿Dominic y tú? – aclara.Yo vuelvo a mirar a Dominic y la miro a ella. — Nos conocimos en Estados Unidos, en una sesión fotográfica. – le miento ya que no le iba a contar la verdad a una desconocida.— Ya veo. Es que me di cuenta por la forma en la que hablaban y se miraran, había confianza y creía que sería algo más. – dice ella.Yo la miro y le regalo una sonrisa que en realidad no siento.— Es solo un conocido. – le aclaro.— Pero no me puedes negar que esta como quiere, cuando leí su edad en el expediente no lo podía creer. — me cuenta.Lindsay prácticamente violo a Dominic con la mirada y yo hice lo mismo, es verdad, el maldito esta como quiere. — ¡Eso es todo, buen trabajo chicos! – les dice Dominic a los modelos los cuales aplauden.Me levanto de mi silla a revisar las fotos y me despido de todos los modelos aunque nos volveremos a ver para las próximas sesiones.— ¿Tienes todas las fotos que necesitamos? – le pregunto a Dominic una vez que los modelos me dejan ir.— Incluso más. – me dice emocionado.Sonrio ante su respuesta, él ama su trabajo.— Si eso es todo por hoy entonces ya nos veremos mañana. – se despide el señor Lombardi.Mientras elegimos cuales podrían ser las fotos seleccionadas el estudio va quedando vacío hasta que finalmente somos él y yo. Dominic cierra el portátil de forma abrupta.— Es momento de hablar. – me dice sonriendo.— Está bien. – me acerco a él hasta rozar nuestras narices. – Pero no será aquí, tengo hambre y espero que conozcas un buen restaurante aquí en Roma.— Yo también tengo hambre. – él mira desde mis labios hasta mis ojos dos veces. – Pero no

de comida precisamente.Mis bellos del cuello se erizan y me siento obligada a apartar la mirada, luego me recrimino por ser tan débil y vuelvo a conectar nuestras miradas. — Que mal para ti. – le digo. – Pues no estoy en el menú.El hace un gesto como el de un puchero y yo solo sonrio y le indico que es hora de irnos.***Nos encontrábamos almorzando en Pastasciutta un restaurante al que Dominic me convenció para venir ya que dijo que la pasta que servían era buena y barata; no se había equivocado.— Sabía que te gustaría. – me dijo.— ¿Cómo estabas tan seguro? – le pregunte mientras llevaba mi copa de vino a mi boca.— Te conozco, se exactamente lo que te gusta y como te gusta ¿recuerdas? – me dice dándole vuelta al vino en su copa.— No creo que estés hablando de comida.— No lo estoy haciendo.Mi mirada se torna seria y dejo mi copa de vino en la mesa, él me imita.— ¿Qué es lo que quieres Dominic?— Conocerte. Es obvio que no sigues siendo la misma Diane y debo admitir que me gusta esta faceta tuya, eres más... atrevida.Pongo una sonrisa de medio lado.— ¿Qué propones?— Tú sabes perfectamente cuál es mi especialidad y manera de conocer a alguien. Niego con la cabeza.— Veo que no has cambiada nada ni siquiera en eso. Pero está bien, también estoy interesada.Él me miro sorprendido.— Creía que sería difícil convencerte.— No soy de esa clase de chicas, si algo me gusta voy por eso.— Eso me gusta.— Pero hay algo que tienes que saber, no soy sumisa. – le aclaro.Él levanta una ceja.— Yo tampoco y lo sabes. – me dice.— Entonces no sé cómo vamos a hacer.— Supongo que ambos tendremos que ceder de vez en cuando.Me encojo de hombros.— Un día tu llevas la batuta y al siguiente seré yo. – propongo.— Es una buena idea.— Me siento como si se tratase de un contrato.— Supongo que lo es, uno de solo placer.Él levanta su copa y me invita a hacer lo mismo.— Brindemos por los viejos tiempos.Lo hacemos y luego de vaciar las copas digo:— Bien, entonces empecemos de una vez y me pido el primer turno, y como no hay tiempo que perder vamos de una vez al hotel, quiero empezar a ponernos al día.

CAPITULO 05 Primer día, yo mando. Llegamos al hotel en cuestión de minutos y prácticamente lo arrastre hasta el ascensor porque en realidad no tenía tiempo que perder. Aunque llegue aquí con una mentalidad, verlo no ha hecho más que despertar el deseo en mí. Sentí que el ascensor se demoró más de la cuenta en subir pero una vez las puertas se abrieron en mi piso lo empuje hasta la puerta de mi habitación.— Tranquila vaquerita, no te recordaba tan ansiosa. – me dice.Fruncí el ceño y los labios mientras pasaba la tarjeta para poder entrar en la habitación. Una vez dentro los dos, cerré la puerta y la mire.— Dos cosas, la primera te quiero desnudo y en la cama, y la segunda si vamos a hacer esto está prohibido hablar sobre el pasado.Él me miro confundido.— No entiendo a qué viene esto pero, está bien.Empezó a quitarse la ropa lentamente mientras yo me servía una copa de champagne y me sentaba en el sofá frente a la cama. Pase mi mirada por su torso desnudo y estaba más tonificado de lo que recordaba.Él me miro y se llevó las manos hasta el botón de sus vaqueros para luego desabotonarlos y bajarlo por sus piernas. No me sorprendí al encontrarlo sin ropa interior ya que esa era una costumbre que tenía, aun así me mordí el labio para no hacer ningún comentario ya que no quería fantasmas del pasado.— ¿Te gusta lo que ves? – pregunta dando una vuelta.Paso el contenido del champan a mi boca y me acerco a él empujándolo a la cama, él se deja hacer pero puedo ver la frustración en su mirada ya que está acostumbrado a ser él quien leve el control.Ignoro su incomodidad y me subo a horcajadas sobre él, poso mi boca encima de la suya y le doy un poco de mi champagne mientras lo beso, el intenta

profundizar el beso y yo me aparto, intenta tocarme y le advierto con la mirada que no está autorizado a hacerlo.— Hoy, soy quien pongo las reglas. – le recuerdo.Él respira profundo y sus ojos, ahora negros por el deseo, me miran.— Ya verás cuando sea mi turno. Me voy a divertir demasiado.Solo sonrío porque sé que llevará a cabo su promesa.— Hasta entonces, harás lo que yo te diga y resulta que hoy se me antoja que seas mi juguete sexual.Me muevo creando una fricción entre su miembro y la tela de mi ropa, él gruñe y puedo sentir como se va poniendo cada vez más duro.— La verdad no sé qué hacer con eso que está creciendo. Estoy un poco aburrida. – bromeo he intento bajarme pero él me retiene.Lo fulmino.— Tienes que entender el concepto de no tocar. – le doy un cachete en su muslo cerca de sus nalgas y él me ve sorprendido.Me bajo de su cuerpo y empiezo a desnudarme, primero mi blusa que deja expuesto mi sostén color crema y luego mi falda y me quedo con mi braguita a juego. Veo como me escanea de arriba abajo y su mirada se posa en el tatuaje en el lado derecho de mi cadera.— Eso es nuevo. – dice. Él escanea mi tatuaje de corazón ensangrentado con la frase "El corazón nunca olvida". Ignoro su comentario y me bajo las bragas quedando expuesta ante él.— ¿Te gusta lo que ves? – pregunto con una sonrisa de medio lado.— Mucho. – murmura por lo bajo pero puedo escucharlo.Vuelvo a subirme a horcajadas sobre él y lo miro.— Esto lo hago por mero deseo, porque alguien me enseño una vez que las necesidades del cuerpo hay que satisfacerlas.— Yo recuerdo haberle enseñado eso a alguien.Aparto mis bragas a un lado e introduzco su miembro en mí lentamente, puedo ver cómo le está costando respirar y aunque a mí me sucede lo mismo intento poner cara de póker para que no lo note.— Joder. – susurra echando su cabeza hacia atrás.De nuevo intenta tomarme por las caderas y yo aparto sus manos.— ¿Tendré que atarte para que te quedes quieto? – le pregunto.Su barbilla se tensa y no me responde pero deja sus manos hechas puño a sus costados.— Buen chico. – le digo.— No soy un perro.Ignoro su comentario y comienzo a mecerme lentamente encima de él robándole gemidos, yo me muerdo el labio para que no se me escapen a mí. Bajo las copas del sostén y dejo mis pechos expuestos, su mirada se dirige a ese lugar y sé que muere por tocarlos pero en vez de eso aprieta con más fuerzas la sabana de la cama.Intensifico mis movimientos pélvicos mientras mi mano derecha sube hasta mi pecho y me pellizco el pezón. Él gruñe por lo bajo y me mira a los ojos.— Solo espera princesita, cuando sea mi turno no vas a poder caminar. – dice gruñendo por las embestidas.En vez de responder bajo con fuerza creando más fricción en nuestra unión y puedo sentir como todo el sigue creciendo en mi interior al igual que mis paredes empezaban a contraerse. Baje la velocidad soltando un gemido pequeño pero audible y el me miro con media sonrisa.— No eres tan inmune después de todo.Bajo hasta su rostro y lo beso dejando que mis pechos toquen el suyo y empiezo a moverme nuevamente, pero de pronto ya no estoy en la habitación de hotel en Italia sino que mi mente se encuentra viajando al pasado y me veo a mi misma en esta situación pero en el asiento trasero de su auto, en mi habitación de adolescencia, en la habitación que él compartía con mi tía, en diferentes bares, en cocinas, en aeropuertos, en el puto hotel poco antes de que me mandará a la mierda.— Joder Diane. – gruñe en mi oído devolviéndome a la realidad.Aprovecho mi momento de viaje para tomarme por las caderas y penetrarme más profundamente, quiero protestar pero en ese momento un orgasmo desgarrador nos golpea y todo lo que sale de mi boca es un gemido de éxtasis, él me sigue y los dos quedamos rendidos en la cama.***Ha pasado media hora desde que terminamos y aún sigo recostada encima del pecho de Dominic, él me está acariciando el cabello pero no se atreve a romper el silencio. — Tienes que irte. – le digo levantándome y bajando de encima de él.— Tenemos que hablar. – me dice.Yo niego.— Las reglas están sobre la mesa, así que

no tenemos nada que hablar. Ya nos veremos mañana.Él quiere protestar pero en vez de eso empieza vestirse. Yo lo miro y me doy golpes mentalmente por nuevamente haber caído en esta situación.— Esta bien, pero recuerda que mañana mando yo.—Ni creas que se me ha olvidado que me desobedeciste. – le digo. Él me ignora.— No lleves ropa interior mañana y te quiero con falda o vestido.Ruedo los ojos.— Tú nunca cambias. – le recrimino.— ¿No me dijiste que no hablaríamos del pasado?Me muerdo el labio y asiento. Él, ya vestido, se acerca a mí y yo me levanto para quedar frente a frente. Él me analiza de pies a cabeza y una media sonrisa se forma en su cara.— Ya estoy deseando que sea mañana para poder tenerte a mi merced.Trata de tomarme por la barbilla y yo me ruedo hacia atrás. — Hasta mañana Dominic.— Diane. – hace un movimiento de cabeza y se va cerrando la puerta detrás de él.Suelto un suspiro y me dejo caer en la cama cuyas sabanas huelen a sexo y a Dominic. Bien hecho Diane, vaya manera de arreglar las cosas que tienes, yéndote a meter de nuevo a la cama de tu ex tío.***Segundo día, él manda. Me pongo un vestido de falda recta sin ropa interior siguiendo las indicaciones de Dominic. Me maquillo poco y salgo con tiempo hacia la sesión de hoy. Él día de hoy las fotografías se toman en un parque con muchos juegos infantiles ya que es ropa para niños.Al llegar el lugar está lleno de gente, hay muchos padres con sus hijos y el equipo de fotografía incluyendo a Dominic que cuando me ve me escanea y sonríe de medio lado.— Señorita Diane. – me saludan a mi lado y veo que es el señor Lombardi.— Señor Lombardi. – lo saludo de vuelta. – Veo que las cosas empezaron hoy desde temprano.— Así es, Con los niños es más difícil tratar y hay que mantenerlos entretenidos.Asiento para dejarle saber que entendí y luego él se aleja. Puedo sentir la mirada de Dominic en mí y veo que será un largo día. ***— Eso fue todo, muchas gracias por venir. – despide Dominic a los niños los cuales saltan de alegría y empiezan a correr y ponen a sus padres como locos a seguirlos.Un nudo se forma en la boca de mi estómago cuando veo que todos empiezan a recoger. Me acerco a Dominic quien como siempre, está mirando las fotos.— Han quedado bien. – le digo por encima de su hombro.— Así es. Esos niños son una ternura. – dice.Yo frunzo los labios.— No me gustan mucho los niños pero los bebes son hermosos. – le digo. — Bueno esto ya está. – dice apagando la computadora. – Ahora voy con el otro asunto que tengo entre manos. Tú.Trago saliva pero no dejo ver lo nerviosa que estoy.— Mi auto esta por allá. – señala y empieza a caminar.Lo sigo en silencio. Hoy sí que voy a revivir muchos fantasmas del pasado.

CAPITULO 06 Dominic maneja en silencio y muy concentrado en la carretera lo que me hace poner más nerviosa de lo que ya estoy. Trato de relajar mi mente pensando en cómo estarán las cosas con mis amigas y sonrío internamente cuando hace pocas semanas estaba convenciendo a Evelyn para que se diera la oportunidad de disfrutar de la compañía de su primo a ver si así manda a la mierda al inútil de Christian. Pensar en Christian no fue una buena idea ya que no pude evitar que una mueca de desagrado saliera de mí, lo odio y me odio por haberme involucrado con él.— ¿Estás bien? – pregunta Dominic a mi lado.Yo lo miro y frunzo el entre cejo.— ¿Por qué lo preguntas? – le digo.— Bueno, estabas de lo más normal mirándome de reojo, luego te quedas pensativa y terminas haciendo cara de disgusto. ¿Es por mí?, ¿te sientes incomoda con esto?Yo niego rápidamente y suspiro.— no es nada que tenga que ver contigo, solo me acorde de alguien que es capaz de dañarme cualquier momento.— Wow, yo pensé que ese lugar me correspondía.Lo fulminé con la mirada. — No te creas tan importante. – le dije.Volví a mirar por la ventana de su auto y aun me

sorprendía ver como Roma estaba llena de fuentes.— ¿Falta mucho?Él niega y señala un edificio que está a pocos metros de donde nos encontramos. Unos minutos después entramos por el parqueadero subterráneo y el estaciona el carro. Salgo antes de que él me abra la puerta y le doy una sonrisa triunfal.— Hoy mando hoy Diane y está te la dejaré pasar, a la próxima te castigaré.Yo lo miro y dibujo una sonrisa acercándome a él. — Tranquilo Christian Grey que esta "sumisa" va a ser una chica buena.Él me toma fuerte por las cinturas y me pega a él.— Sabes que los castigos de Christian Grey no se comparan con los míos. – me susurra al oído. – Así que si no quieres revivir viejos momentos, es mejor que te comportes.Gimo por lo bajo tratando de parar el torrente de imágenes que corren a velocidad de vértigo en mi mente.— Ahora vamos que me muero por probarte.Baja su mano hasta el final de mi espalda y me conduce hasta el ascensor donde esperamos y una vez llega marca el número de su piso, es el 21.— Bastante alto. – murmuro.— Siempre me ha gustado disfrutar de unas buenas vistas. – dice mientras me mira.Yo evito hacer algún cometario y finalmente llegamos a su piso. Salimos al pasillo en donde solo hay una puerta y Dominic saca las llaves.— ¿No tienes vecinos? – le pregunto.Él niega.— Es un apartamento por piso, así que no te límites con tus gemidos solo yo podré disfrutarlos.Me sonrojo inmediatamente y me regaño a mí misma por sonrojarme cual colegiala. Rápidamente pienso una respuesta sarcástica pero mi mente se queda en blanco cuando veo el apartamento. Es en verdad grande, todo en matices grises y grandes ventanales que cubren la pared por completo.— Vaya que te ha ido bien trabajando como fotógrafo.Él me mira y hay una sonrisa divertida en su rostro.— Amo lo que hago y lo hago bien, la gente en Italia ha sabido apreciar eso.Bajo la mirada tratando de encontrar el mensaje por debajo de lo que dice pero no lo capto. Él se mueve hacia lo que parece la cocina y yo sigo explorando lo que mis ojos pueden ver hasta llegar a la sala. — Puedes dejar tus cosas en el sillón. – me grita desde donde sea que este.Yo dejo mi bolso y chaqueta en el sillón y veo todas las fotografías que hay en las paredes, algunas son de paisajes y otras son personas a las que nunca se les ve el rostro. Sé que todas son tomadas por él.− ¿Te gusta el vino tinto? – escucho su voz más cerca así que volteo.Se ha quitado su chaqueta y desabotonado los tres primeros botones de su camisa.− Sí. – respondo con voz ronca así que carraspeo y vuelvo a decir: − Sí.− Bueno, pues ahora vamos a disfrutar de algunas copas y a charlar.Frunzo el ceño.− No vine aquí a charlar, Dominic. – le recuerdo.− Hoy es mi turno cariño, y estoy al mando. – me recuerda él.Ruedo los ojos.− ¿Es así como quieres gastar tu tiempo? – le pregunto pero no me responde.− Lo haré más interesante para ti. Quítate toda la ropa.Yo lo miro sin entender.− ¿No acabas de decir que vamos a hablar?− Y lo haremos, pero te quiero desnuda mientras lo hacemos.Yo ruedo los ojos y empiezo a sentir algo de vergüenza lo cual me extraña porque no es normal en mí.− Sigo esperando a que obedezcas, Diane. Te quiero desnuda.Lo fulmino con la mirada y empiezo a levantar mi vestido quedando desnuda ante él ya que no tengo ropa interior.− Veo que me has hecho caso con lo de la ropa interior. Me gusta.Siento su mirada escanearme de arriba abajo y parar en cada detalle de mi piel expuesta. La necesidad de cubrirme llega a mí pero desecho esa idea que solo me haría parecer como una idiota ante él, siendo yo misma quien propuso este absurdo acuerdo.− ¿Puedo sentarme? – pregunto borde. − Se te da de maravilla lo de sumisa, pidiendo permiso hasta para sentarte y todo.Suspiro varias veces ante su sonrisa divertida y luego él asiente.− Voy a colocar la calefacción porque me apetece tenerte mucho tiempo así para mi vista y lo menos que quiero es ser el culpable de que te enfermes.Él se va no sin antes tenderme la copa de vino tinto y yo solo puedo insultarlo mentalmente. Como si ya no fuera culpable de muchas cosas en mi vida. Me siento en el sofá y hago una mueca cuando siento el cuero tocar mi

trasero, me cruzo de piernas porque solo ese roce ha bastado para despertar la excitación en mí. Dominic regresa después de unos minutos y se sienta a mi lado.− Debo decir que te ves hermosa sentada desnuda en mi sofá de cuero, y tengo una prueba de lo que digo. – él señala el bulto en sus pantalones.− Eres tu quien ha decidido alargar esta situación.Le doy un sorbo al vino y veo como me observa así que dejo que algunas gotas se resbalen por mis labios, rueden por mi barbilla y terminen en mis senos.− Es tu culpa también. – dice su voz unos grados más ronca. – Has actuado extraño desde que nos vimos en la sesión de fotografía.− No quiero hablar del pasado. – le recuerdo.− Pero yo sí, y desde que soy quien tiene la batuta preguntare ¿Qué ha pasado en tu vida desde que me fui?Un nudo se forma en mi garganta y me tomo de un solo trago el vino que quedaba en la copa para después dejarla sobre la mesa. Él me mira con una ceja levantada y deja su copa también.− Estudie negocios internacionales y me fui de Michigan hasta el estado de Illinois en donde comencé a trabajar en la empresa de publicidad de Adam Hastings. Trabajo en relaciones internacionales y es por eso que me mandaron a supervisar las sesiones de fotografía en este país. Hablo español, alemán e italiano como ya sabes por lo cual me ayudó mucho a ganarme este puesto.− Siempre has sido buena en lo que haces. Ahora cuéntame en un ámbito más personal. ¿Has tenido novios o novias?− No soy mucho de estar en noviazgos y no me gustan las mujeres o por lo menos no para algo sentimental. – respondo cortante.− Recuerdo que salías con un chico cuando nos conocimos.Aprieto los labios.− Ya ves que no puedo serle fiel a alguien por mucho tiempo, pues me metí contigo y le termine.− ¿Por qué no te gustan los noviazgos? – pregunta tomando de su copa.− No confió en los hombres. Él juntos para siempre solo existe en Disney y puedo vivir perfectamente sin alguien a mi lado.− Vaya que si has cambiado. – dice él.− La vida te enseña cosas nuevas todo los días.− En eso si estamos de acuerdo.Nos quedamos callados mientras el servía otra copa de vino y me la pasaba. Yo la tomo y me doy cuenta que me tiembla un poco la mano por lo que me doy prisa y la aparto de su visión.− ¿Y tú? ¿No has tenido novias?− No estamos hablando de mí, hoy.− Pero...Él se acerca y me besa para callarme y yo le respondo pero a la vez estoy furiosa por la manera en que intenta evitar mis preguntas. Su mano baja hasta mi seno y empieza a jugar con el pezón, por poco y dejo caer la copa.− E... espera. – le digo entre cortado.Dejo la copa sobre la mesa y lo miro.− No creas que no me he dado cuenta que has evadido mi pregunta.Él asiente.− Tendrás que esperar hasta estar a cargo para que te responda. Ahora acuéstate en el sofá. Lo miro y me sonrojo nuevamente pero hago lo que me dice quedando tendida en el sofá. Él me mira desde su posición y empieza a quitarse la camisa, botón por botón lentamente. El hijo de su madre sabe lo que hace. Mientras lo hace no despega sus ojos de los míos y me sorprende ver como su pupila se va oscureciendo cada vez más, puedo ver mi propio deseo reflejado en sus ojos. Su pantalón sigue el mismo camino de la camisa y finalmente queda desnudo frente a mí, pero no me toca solo me ve.− Ahora te voy a probar pero no puedes gemir, ni moverte, ni tocarme; si lo haces me detendré ¿entendido?Hijo de... − ¿Entendido? – vuelve a preguntar pellizcándome la pierna.Asiento y él sonríe de medio lado.− Abre las piernas. – ordena y yo obedezco.Él se acomoda y yo solo pienso en la manera de vengarme cuando tenga de nuevo el control. Empieza besándome los senos intercalando entre uno y otro yo cierro los ojos y trato de no dejarme llevar por sus caricias. Siento sus besos comenzar a bajar por mi estómago haciendo su camino hasta mi feminidad, una vez que llega a ese lugar lo siento respirar por encima de mi centro de deseo y me tenso.− Es un paraíso. – lo oigo murmurar. Se mueve un poco y luego siento como algo frio resbala en ese lugar.− Un poco de vino tinto para acompañar no viene mal. – dice.Me erizo completamente y mi piel se pone súper sensible haciendo que cada roce se

multiplique por mil. Muerdo el interior de mi mejilla para evitar cualquier sonido y me mentalizo para lo que sé que viene. Su primer ataque es lento, s lengua explora todo muy superficialmente pero para mí se siente como un terremoto. Mi cuerpo quiere temblar por lo cual me tenso aún más.− Delicioso. – murmura en italiano.Empieza a hacer movimientos circulares sobre mi pequeño botón de placer y acompaña con tres de sus dedos los cuales los introduce uno a uno en mí. Vuelvo a morder mi mejilla interna y me obligo a imaginarme que estoy en otro lugar pero las embestidas de su lengua y dedos lo hacen imposible.− ¿Sientes esa frustración al no poder hacer lo que quieres? Justo así me sentía yo ayer.Maldito bastardo rencoroso.− ¿Quieres decir algo? – pregunta divertida.Hay tantas cosas que quisiera decir en este momento, pero no le voy a dar el gusto de tener el derecho de castigarme. Él entiende mi expresión y sonríe engreídamente para luego volver a hacer lo que estaba haciendo pero mucho más rápido y fuerte.Mis manos pican por tomarlo del cabello y profundizar sus caricias, y mis caderas quieren tener vida propia para moverse a sus anchas. Pronto, empiezo a sentir las contracciones de orgasmo y el tener que seguir sus reglas se me empieza a hacer imposibles.Él siente como mis paredes empiezan a contraerse y acelera o que ase mientras me observa, por lo que vuelve a cerrar los ojos y morderme el labio para luego dejarme ir. Pongo mi mente en blanco y siento que me saco sangre de mi labio inferior.− Joder nena, tienes un control envidiable. Pensé que no lo lograrías. – dice mientras termina de acariciarme. – Por eso, dejare que gimas y me toques mientras te follo.No he terminado procesar sus palabras cuando siento como entra en mí. Por culpa del orgasmo previo siento todo multiplicado por mil y no puedo evitar soltar un grito de placer. Él mundo de vuelta y luego me encuentro encima de él, mientras que me sujeta por las caderas para profundizar sus embestidas. Lo miro y él me mira divertido.− Vas a mirar la unión de nuestros sexos y te vas a mover justo como lo hacías ayer.Paso mis brazos por os suyos que se mantienen en mi cadera y hago lo que me dice sintiéndome no más que una muñeca inflable. Hay algo realmente morboso en observar como su miembro se pierde en mí y luego vuelve a aparecer. Gimo al sentir que se incrusta con fuerza y lo utilizo de soporte para comenzar a moverme.− Vamos Diane, sé que puedes hacerlo mejor. – susurra en mi oreja.Me lleno de rabia y me dejo llevar por las sensaciones convirtiéndome en la afrodita que logra seducir a todos los hombres a sus anchas, sus gemidos me dan la aceptación que necesito y sigo así hasta que siento como su glande comienza a crecer.− Joder. – dice con la cara contraída y luego se deja ir.Siento como se corre y ahora soy yo quien lo mira con una sonrisa de superioridad.− Eres buena. – dice aun jadiando. – realmente buena.El mundo vuelve a girar y nuevamente quedo debajo de él.− Pero déjame demostrarte que puedo ser mucho mejor.***El carro frena finalmente frente al hotel y suspiro antes de verlo.− Nos vemos mañana. – me despido.− Hasta mañana y espero que hayas disfrutado la sesión de hoy.Una sonrisa se dibuja en mi cara.− Lo hice pero no tanto como voy a disfrutar lo que te tenga deparado para mañana.Él niega divertido.− Solo recuerda, que por cada juego perverso que se te cruza por esa mente tuya mi venganza será peor.− Ya lo veremos.− Cariño, yo soy tu maestro.− La regla dice que los estudiantes superan al maestro, y yo no seré la excepción.Me bajo de su auto no sin antes darle un provocador beso en sus labios y camino contoneando mis caderas porque sé que me está observando. Así es querido Dominic, has despertado la jugadora en mí y no me gusta perder.

CAPITULO 07

El teléfono timbra tres veces antes de que la voz de mi madre irrumpa en la línea.— Te acuerdas que tienes familia ¿Ese milagro? – ruedo los ojos acostumbrada a tan frío tono de voz de mi madre.— Hola madre, solo llamaba para saludar. ¿Cómo están? – pregunto mirando mi reloj. Me he levantado temprano y voy con tiempo.— Todos están bien, como siempre. Tu tía ha venido de visitas y los dos angelitos andan correteando por la casa. – me informa.La mención de mi tía en la conversación me hace sentir incomoda.— Me alegra, déjale mis saludos.— ¿Cómo esta Roma? – pregunta ella.— Una ciudad hermosa. – le respondo.— ¿Y tu trabajo? Estas supervisando las fotografías ¿verdad? – hago un sonido de afirmación y luego suspiro: — ¿Está todo bien?Mis ojos pican y un nudo crece en mi garganta.— Él está aquí, madre. Dominic es el fotógrafo de la sesión.La línea se queda en silencio y puedo escuchar a mi madre maldecir en voz baja.— Diane, solo te voy a pedir una cosa. No vuelvas a recaer en eso porque esta vez no voy a ayudarte.— Lo sé...— Tu padre se fue de este mundo sin saber lo que tuvo por hija, y tu tía te aprecia sin tener la menor idea que fuiste la mujerzuela que le daño el matrimonio. Te apoye en ese entonces porque no quería tener una guerra familiar y tu padre muy probablemente te hubiese echado a la calle pero ahora... — ella suspira. – Lo único que te digo es que ni se te ocurra volver con él por aquí.— No es eso lo que está pasando madre. – miento. – Estamos manteniendo una relación laboral. — Como si no supiera lo que tengo por hija, por favor.— ¿Sabes? Debo irme así que te llamo después.— Como quieras, estas advertida así que no la vuelvas a cagar.Me cuelga el teléfono tan bruscamente que no puedo evitar que me afecte. Mis lágrimas comienzan a caer sin parar arruinando el maquillaje que ya tenía. Maldigo una y otra vez por ser tan débil cuando se trata de él. El sábado tengo que regresar a Chicago y entonces no lo volveré a ver por lo que tengo que ser fuerte. Suspiro parpadeando rápidamente para secar mis ojos y camino hasta el baño para mirarme en el espejo, todo mi maquillaje esta corrido por lo que tengo que volver a hacerlo. Miro el reloj y debo apresurarme por lo que decido que hoy es día de ir a lo natural.Bajo al lobby del hotel y el chofer encargado está esperándome para llevarme hasta donde se haría hoy la sesión fotográfica, es la última sesión de fotografía y ya mañana será el cierre definitivo del contrato. Suspiro viendo las calles pasar y recuerdo que no tengo nada preparado para hoy con Dominic. De pronto la idea de estar con él no me agrada como antes y las palabras de mi madre suenan en mi cabeza.Mi madre fue la única que se enteró de todo esto después de habernos encontrado in fraganti. Como para ella la imagen es muy importante decidió que no formaría un alboroto pero que eso tenía que acabar. No es como si hubiese durado mucho pues de todos modos Dominic se fue a la primera oportunidad y yo quede siendo víctima del mal trato por ser una perra rompe hogares que recibí por parte de mi madre.La demás familia nunca se enteró, yo era la princesa de papa al ser su única hija y mi tía siempre me ha tenido un gran aprecio. Fue después de la muerte de papá que decidí que tenía que dejar Michigan y decidí por vivir en Chicago, no me arrepiento en lo absoluto ya que ha sido la mejor decisión de mi vida. Sé que mi madre se preocupa por mí al igual que yo me preocupo por ella, pero la relación que teníamos antes de Dominic no volverá a pasar y aunque me sigue doliendo su trato frio y distante he aceptado las consecuencias de mis actos.— Señorita.El chofer interrumpe mis pensamientos y yo parpadeo confundida.— ¿Si?— Ya hemos llegado.— Gracias Marcus.Me despido y bajo del vehículo observando la gran fuente en la que estamos, es hermosa y no se compara con ninguna de las que he visto antes. Miro a mí alrededor y veo al equipo trabajando mientras los modelos femeninos y masculinos se arreglan para la sesión. El invierno estaba a punto de llegar a Roma y el frio estaba empezando a notarse por lo cual respetaba a los modelos que tenían que estar por allí en vestido de baño.Camine hasta

la fuente que era realmente grande, mirando todas las figuras que había. Me acerque al borde y lo toque con la yema de mis dedos, mármol blanco se extendía por toda la fuente.— Estamos en la Fontana de Trevi. – la voz de Dominic vino detrás de mi espalda.— La famosa fuente. – murmure.Alce mi mirada y él se encontraba situado a mi lado contemplando el agua cristalina que dejaba ver una gran cantidad de monedas en el fondo de la fuente. — ¿Fuente de los deseos? – pregunte.— Existe un mito. Si tiras a la fuente una moneda, volverás a Roma; si tiras dos, encontrarás el amor con una persona italiana; si tiras tres, significa matrimonio. Para que funcione debes lanzar las monedas con la mano derecha por encima de tu hombro izquierdo – explico.Seguí contemplando las monedas en el fondo pensando en cuenta gente cree en que esa historia es cierta.— No me atraen ninguna de las opciones. – le dije.— Yo creo que sí. – me mira con su mirada seductora y yo ruedo los ojos.— ¿No deberías estar trabajando?— ¿Vas a estar de mandona desde temprano?— ¿Quieres averiguarlo?Él dibuja una sonrisa de medio lado y sé que no quiero saber su respuesta. Camino hacia donde se encuentra Lindsay y la saludo.— ¿Falta mucho para comenzar? – pregunto.— Solo unos minutos.Asiento y me siento a esperar pacientemente.***— Muchas gracias a todos por participar en este proyecto y les recuerdo que están invitados a la fiesta de cierre mañana. Todos aplaudieron y yo suspire. Mi ánimo el día de hoy no ha hecho más que decaer y decaer, creo que mi periodo quiere hacer aparición pues no me explico estos cambios de humor. Eran pasadas las tres de la tarde y ya me sentía agotada hasta el punto de querer dormir tanto como un oso durante el invierno.— Entonces ¿Cuáles son tus órdenes para hoy?Mi mano sobo mi frente con desespero, aun me quedaba el problema D.— En el hotel a las 20 horas.— Dos cosas; primero manejo perfectamente el reloj de doce horas por lo cual estaré allí a las 08 pm y segundo, ¿Creí que no querías perder tiempo? — Es mi día así que yo veré lo que hago. – le respondo más brusco de lo que quiero. – Hasta entonces.***Eran las 7 pm cuando desperté de mi siesta y me di cuenta que solo faltaba una hora para que Dominic llegara. Suspire frustrada y desee poder seguir durmiendo, al menos en los sueños todo era posible. Me di una ducha breve y me vestí solo con la ropa interior y un camisón porque no gastaría tempo poniéndome ropa que luego terminaría arrugada en el piso, revise mi correo y me di cuenta que mi vuelo ya estaba programado.Tome mi Ipod y deje que mi lista de reproducción volviera a sonar, Teenage Dream empezó a sonar y no pude evitar que se me escapara una sonrisa. Aunque no cantara como Katy Perry comencé a hacer mi propia presentación, olvidándome así de todo. Termine agotada y tuve que tomar un descanso para que mi respiración volviera a la normalidad pero entonces tocaron la puerta.— Hola. – Dominic llegaba quince minutos antes de la hora.— Aun no son las ocho. – le dije.— Quería llegar temprano.Yo asentí y mire nuevamente el reloj.— Bueno, supongo que tendrás que esperar allí hasta que sean las ocho. Antes que pudiera replicar le cerré la puerta en la cara y pude escuchar sus quejas, tuve que aguantarme para no estallar en risas.— Si yo digo a las ocho, tú vienes a las ocho. – le digo a través de la puerta y luego me voy a la cama en donde me acuesto.Increíblemente no tengo ganas de jugar, mi mente trabaja a mil por horas tratando de buscar la razón pero todos los caminos llegan a una misma parte la cual no quiero aceptar. Cuando ya falta un minuto para que sean las ocho camino hacia la puerta y espero y justo cuando la manilla larga esta en las doce abro la puerta para encontrarlo sentado contra la pared al lado de esta. Él me fulmina con la mirada y yo sonrío inocente.— Ya puedes entrar. – le digo.— Te las estoy anotando. – murmura cuando pasa por mi lado.Cierro la puerta y un fuerte corrientazo recorre todo mi cuerpo cuando su perfume llega a mis fosas nasales.Mmmm, quiero sexo, ahora.— No ha sido divertido ver cómo la gente me miraba mientras estaba sentado en el

suelo del pasillo y...Lo cayó con un beso y lo voy empujando hasta llegar al pie de la cama, mis manos van directamente a los botones de su camisa y los desabotono en un tiempo record, todo sin dejar de besarlo. Aprovecho para tomar oxigeno mientras él se quita su camisa y luego lo vuelvo a atacar.Él me toma por la cintura y me separa un poco.— Oye ¿Qué está...?Le pego en el pecho y lo miro.— Sin hablar, solo se valen gemidos. – le ordeno y vuelvo a besarlo.Mis manos se mueven por todo su abdomen y pronto llegan al botón de sus vaqueros, lo desabrocho y empiezo a bajarlo con ayuda suyo el cual termina sacándolo por sus pies. Como siempre no lleva ropa interior.Llevo mis manos al cinturón de la bata y lo desamarro para revelar mi conjunto blanco perla de encaje, él me escanea y yo le doy la espalda indicándole que desabroche el sujetado, no pierde tiempo y pronto mis pechos están al aire. Sus manos se mueven hasta tomarlos y empieza a jugar con mis pezones, yo paso mis brazos por detrás de su cabeza y me propongo disfrutar.Su mano se dirige a mi braga y se pierde en esta, él empieza a hacer caricias en ese lugar y yo me muevo adrede contra su miembro que cada vez está más grande. Me doy vuelta y lo empujo para que caiga en la cama y luego me quito mis braguitas para posicionarme encima de él.Gateo por la cama hasta que mi cabeza está a la altura de su miembro y no puedo evitar probarlo un poco por lo que él se remueve gimiendo. Luego vuelvo a gatear y me encuentro en horcajadas encima de él. No quiero pensar solo actuar y por eso permito que me penetre de una vez para luego comenzar una pequeña guerra de caderas.Cierro mis ojos y me permito disfrutar del momento pero mi mente traviesa me lleva un poco más lejos, a un lugar que no quería recordar.***— Ha sido nuestra culpa. – le digo a Dominic llorando aun. – Mi tía casi muere y todo por mi culpa.— Si alguien es realmente culpable aquí soy yo Diane, así que deja de culparte. Me remuevo en su abrazo y él besa mi cabeza. Me separo un poco de él y observo la habitación de hotel.— ¿Ella sabe que estas aquí? – le pregunto.— No, solo tú.— ¿Qué vas a hacer ahora?Muy en el fondo espero que me diga que lo nuestro dejara de ser un secreto y que nos enfrentaremos a esto juntos pero él se queda callado.— No es momento de hablar de eso.Su mano toma mi brazo y me pega más a él. Su aroma me embriaga y no puedo evitar rendirme ante sus caricias. Él besa mi cuello y sus manos juegan con el borde de la falda de mi vestido.— Dominic...Gimo en su oído y él lo toma como una invitación. Me despoja de todas mis ropas y el de las suyas y me toma como nunca antes lo había hecho en esa cama de hotel. No podía parar de gemir y de pedir más, sabía que sus embestidas estaban llenas de frustración pero si eso era lo que necesitaba en ese momento entonces yo se lo daría.Cuando todo termino me abrace a él y respire feliz, lo cual me hacía sentir mal pues no estábamos en la mejor situación.— Dominic, tu sabes que yo te am...Él me besa y no me deja terminar mi declaración. — Debes volver a tu casa. – me dice.— ¿Qué? Pero ¿Por qué? Aún es temprano. – le digo confundida.— Diane por favor, debes irte.— Dominic, necesitamos hablar. Tengo algo importante que decirte y ahora sé que no es el mejor momento pero paso y yo no quiero...— Diane, me devuelvo a Italia.Mi mundo giro por un momento mientras mi cerebro procesaba la información.— Tú... ¿Qué?— Mi vuelo sale mañana. Estoy volviendo a Italia, Diane. Y tú necesitas seguir tu vida.— Pero Dominic, yo pensé que tú y yo podríamos...— Sea lo que sea que pensaste, no pasará. – me corta de manera fría y se levanta de la cama para ponerse su pantalón y luego pasarme mi vestido. – Ahora por favor vístete y vete. Fue un placer haber vivido esta aventura contigo pero se acabó y debes entenderlo.Mis lágrimas picaban en mis ojos pero no le daría la dicha de verme llorar, asi que me levante y me vestí tan rápido como él me desvistió y tome mis cosas.— Mamá tenía razón, eres el hijo de puta más grande que existe. No debí defenderte de sus acusaciones, ella me lo advirtió y yo no quise ver.— Diane... — Nada, Dominic.

Que tengas buen viaje y ojala que tu si puedas seguir con tu vida, ya que tú has cambiado la mía por completo.Salí de esa habitación con una idea muy clara en mente, el amor apesta y no dejaría que nunca más un hombre jugara de esa manera conmigo.***Una fuerte embestida me trajo de vuelta a la realidad causándome un poco de dolor por lo que no pude evitar quejarme.— Lo siento. – se disculpó Dominic para luego bajar un poco el ritmo. – No estabas moviéndote.Negué con la cabeza y empecé de nuevo el movimiento sin responderle por lo cual el no volvió a hablar. Pronto ese ritmo nos llevó al clímax y los dos nos corrimos al tiempo.— Wow, no sé qué te pasa hoy pero eso ha sido...— Calla y hagámoslo de nuevo. – lo interrumpí y volví a estar a horcajadas sobre él.***Eran alrededor de las once y mis piernas me dolían, Dominic estaba a mi lado durmiendo tranquilamente, su respiración profunda lo delataba. Sus pestañas largas eran muy bonitas y sus labios rosados invitaban a que lo besara. No pude evitar acariciar el contorno de su cara, si seguía así volvería a recaer en lo mismo.Me levante y me coloque mi bata para luego despertarlo a él pero al parecer su sueño estaba un poco profundo. Volví a acostarme y lo mire por última vez antes de empujarlo con todas mis fuerzas fuera de la cama.— ¿Pero qué mierda...? – se despertó sobresaltado.— Tienes que irte.— ¡¿Te has vuelto loca?! – me grito.— Bájale al tonito. Intente levantarte de buena manera pero no me hiciste caso asi que ya ves.— Podrías haberme dejado dormir y me iria mañana en la mañana.Negue con mi cabeza.— Va contra mis reglas. No me despierto con la persona que tuve sexo. –le digo.— Vaya idiotez.— Me ha funcionado hasta ahora. – le digo.— Yo no soy cualquiera y te recuerdo que hemos dormido juntos muchas veces antes.— No existe un antes, solo un ahora. Y ahora quiero que te vayas.Él se viste rápidamente fulminándome con la mirada.— Ya verás mañana. Solo espera.— Como digas. Cierra la puerta cuando salgas por favor, tengo mucho sueño y quiero dormir.Luego de escucharlo maldecir todo se queda en silencio y el clic de la puerta al cerrarse me informa que estoy sola. Sola como siempre lo he estado.

CAPITULO 08 Me desperté temprano el viernes, más temprano que de costumbre. Era el último día que me quedaba en Roma, quería que pasara rápido. Logre hacerme con un café que ayudo a mi mente a despertar y a despejarse. Encendí mi portátil y abrí mi correo, la bandeja de entrada estaba como ayer por lo que no había recibido ningún correo nuevo. Como no había mucho que hacer, tomé la carpeta que contenía la información del contrato y comencé a leer de nuevo para estar segura que todo estaba hecho.Me tomo una hora y media aproximadamente releer todos los documentos y para cuando terminé, ya eran las ocho de la mañana por lo cual decidí bajar a comer algo. Cuando llegué al restaurante del hotel puse en práctica mi italiano y pedí unas tostadas con café; sí, adoro el café.— Buenos días.Mi café casi sale volando de mi mano cuando escuche la voz de Dominic quien se había acomodado en la silla frente a mí.— ¿Qué mierda haces aquí? – le pregunté molesta por el susto.— Cuidado como me hablas, mira que te las tengo contadas desde ayer. – me advirtió.Mi boca se abrió y se cerró dos veces. Era su maldito turno.— Qué bueno que ya has desayunado, eso nos da tiempo.Deje mi taza de café vacía en la mesa y lo miré.— ¿No crees que es un poco temprano para esto? – le pregunté con tono más amable. – Sigues con la misma ropa de ayer, ¿no fuiste a tu casa?— Primero, debemos ganar tiempo porque sé que te vas mañana y segundo, eran casi las dos de la mañana cuando me sacaste de tu cama como una loca, tenía mucho sueño para conducir así que pague una habitación.Al parecer la señora de la mesa de al

lado entendía perfecta inglés, ya que nos queda mirando cuando Dominic dijo lo de haberlo sacado de mi cama en voz alta. Sin más remedio me sonroje, y me odie por hacerlo.— ¿Podrías por favor bajar la voz? – le pedí.— Ahora te avergüenzas. – me dice divertido.Pase una mano por mi cara tratando de bajar mi sonrojo pero las burlas de Dominic no ayudaban a la causa.— A ti s te gusta derrochar dinero, pudiendo ir a tu apartamento preferiste pagar este hotel que no parece nada barato.Él se encoge de hombros despreocupados bebiéndose mi café. Espera, ¡bebiéndose mi café!— No es mi dinero. – responde. La protesta que salía de mis labios respecto a él bebiéndose mi café, murió cuando escuche lo que dijo.— ¿Qué quieres decir con que no es tu dinero? – le pregunté.Él se tensó y al parecer se dio cuenta que había hablado de más. ¿Qué estas escondiendo Dominic?— Nada, olvídalo.— Dominic...— No empieces Diane. Te he dicho que lo olvidaras.Me lanzo una mirada de advertencia y sabía que no debía seguir preguntando. Pero es que esto me había dejado bastante intrigada.— Vamos. Él se levanta de la mesa y apenas me da tiempo de levantarme antes de que empiece a halar de mi brazo, arrastrándome detrás de él.— Oye, puedo caminar sola. – le recuerdo.Su rostro esta tenso, lo ha estado desde que se le escapo esa frase y su agarre se aprieta más alrededor de mi brazo.— Dominic me estás haciendo daño.Llegamos al ascensor que milagrosamente está vacío y disponible. Dominic prácticamente me empuja contra la pared antes de marcar el número de mi piso. Con un poco de fuerza me zafo de su agarre y veo la zona donde me tenía agarrada, esta roja y puedo ver la marca de su mano.— Eres un imbécil. – le digo furiosa. – Un animal.Él me va a responder pero entonces su mirada se fija en mi brazo y toda su cara pierde color.— Mierda Diane, lo siento mucho. – dice luciendo atormentado.— No tu no lo sientes pendejo, yo sí. – le digo refiriéndome al dolor.— Discúlpame de verdad, no era consciente de lo que estaba haciendo.Él se intenta acercar a mí y yo pongo mi mano en alto deteniendo su avance. Él ascensor abre sus puertas en el piso de mi habitación y ambos bajamos, él atormentado y yo enojada.— Déjame ver como esta. – prácticamente me ordena.Yo lo fulmino con la mirada.— Probablemente tenga un moretón allí, y si ese es el caso te lo hare pagar. – le digo señalando sus bolas.Abro la puerta de mi habitación y él me sigue.— Ni creas que voy a dejar que me toques después de esto. – camino hasta el sofá donde dejo mi cartera. – Ya te puedes ir devolviendo porque no haremos nada hoy.Puedo sentir su presencia detrás de mí siguiéndome. Me quito los zapatos y los dejó cerca de la cama.— Tenemos un trato. – su voz ronca me dice.— Pues estoy muy enojada y no quiero que me toques. – prácticamente le grite.— ¿Estás segura de eso? – pregunto aún más cerca.Me di vuelta para responderle pero él me interrumpió antes.— Déjame averiguarlo.Me empujo y caí de espalda en la cama y antes de poder hacer cualquier cosa ya lo tenía encima inmovilizándome y reclamando mis labios. Intente alejarlo empujándolo pero tomo mis brazos y los puso arriba de mi cabeza sosteniéndolos con su mano izquierda. Le mordí el labio un poco más fuerte y él corto el beso.— Me encanta cuando te pones salvaje. – me dijo con su voz ronca.Vamos Diane, no te dejes vencer por tus deseos, tu puedes.— Te dije que no me tocaras.Él suelta una carcajada ronca que no hace sino aumentar mi nivel de excitación.— Acabo de decidir uno de mis juegos de hoy. – dice divertido. – Yo quiero probarte y ya que tú estás en contra, trataras de detenerme.Yo lo fulmino con la mirada.— No estoy para cumplir otra de tus estúpidas fantasías sexuales. — Pero sabes que te mueres porque empiece a jugar contigo.No soy capaz de negárselo porque por primera vez desde que me volví esta Diane, no controlo a mi cuerpo y este comienza a erizarse además de sonrojarse.— Lo sabía. – dice con una sonrisa victoriosa.— Aun así, no siempre hago todo lo que deseo. Así que salte de encima. – le pedí.Sabía que tenía esta batalla perdida desde que lo deje entrar a la habitación pero aun así no

se la pondría fácil.— Intenta detenerme. – me reto.Comenzó besando mi cuello, su barba raspaba mi piel lo que provocaba que mi ser entero comenzara a temblar. Me movía como un gusano tratando de detenerlo pero en realidad estaba disfrutando lo que sus labios estaban haciéndome.— ¿Ese es tu mayor esfuerzo? – pregunto burlándose.— Jódete, Dominic. – le dije.Un gemido escapo de mí cuando chupo mi cuello y él sonrió victorioso.— No me marques. – le advertí.— Lo siento pero hoy hago lo que quiera con tu cuerpo.Alce mis caderas tratando de zafarme de él pero lo único que conseguí fue sentir su paquete por lo que él gimió. — Oh nena no debiste hacer eso.En un movimiento desesperado Dominic halo mi blusa partiéndola y sacándola de mí, dejándome así en mi sencillo sostén negro.— Hijo de puta, esa blusa me encantaba y no me salió nada barata. – me queje.Dominic me ignoro completamente para luego esconder su cabeza en mis senos en donde empezó a repartir besos. A la mierda con esto, no podía resistirme a este maldito. Volví a gemir y escuche su risa ronca.— Ya veo que estas tratando muy fuerte de detenerme.— Cállate. La mano derecha de Dominic viajo por mi cuerpo pasando por mis costillas hasta llegar al botón de mis jeans los cuales desabrocho. Alzo su mirada a mis ojos y yo o fulmine. Su mano entro en mis jeans y en mi braga para tocar mi entrepierna, me erice completamente y gemí.— Y también veo que tanto no quieres que te toque. Hay una piscina aquí abajo.— Hijo de...Sus dedos entrando en mi cortaron de tajo mi maldición. No pude seguir sosteniendo su mirada pues sus movimientos me estaban volviendo loca.— Eres muy bipolar. – se burlaba de mí.Mordí mi labio cuando acelero sus movimientos y comenzó a acariciar mi clítoris.— Y tú, el demonio personificado. – le dije con dificultad.Mi respiración comenzaba a hacer irregular y ms paredes a contraerse alrededor de los dedos de Dominic. Mi orgasmo estaba cerca.— Sabes, de pronto he decidido que voy a tomarte la palabra.No entendí a que se refería hasta que me encontré libre de su agarre y sus dedos estaban fuera de mí. Él muy maldito se levantó de la cama.— ¿Qué? – pregunte abrumada.— Tu querías que te dejara en paz y que no te tocara, bueno ahora te haré caso.Si se pudiera matar a una persona solo con la mirada, Dominic ya estuviera tres metros bajo tierra.— Eres de lo peor.— ¿Quién te entiende? Primero no querías que te tocara y ahora soy de lo peor por hacerte caso. – dice inocente. – Mujeres, vienen sin manual de instrucciones.— Sabes a lo que me refiero, Dominic.Aun podía sentir mi orgasmo cerca.— Dime lo que quieres que te haga, y lo hare. – Me miro con una sonrisa de superioridad que me dieron ganas de partirle la cara.Tú eres más fuerte que esto Diane, vamos a cerrarle la boca nena.— Observa Dominic.Me pare de la cama desasiéndome de mis jeans junto con mis bragas y quite mi sostén quedando completamente desnuda frente a él. Él me veía con diversión y deseo reflejado en su rostro, ya estaba festejando su triunfo. Me volví a sentar en la cama frente a él y me abrí de piernas revelando mi húmeda feminidad.— ¿Qué quieres Diane? Pídelo y lo tendrás. – dijo.Yo sonreí de medio lado y señale el lugar que requería atención, él comenzó a acercarse y yo lo detuve poniendo mi pie en su estómago. Negué con la cabeza y ahora yo lo observaba divertida. Mis manos hicieron su viaje desde mi cuello jugando con mis pechos y pellizcando mis pezones, luego se dirigieron al centro de mi placer.Mi mano derecha comenzó a jugar con mi clítoris y la izquierda regreso a mis senos. El deseo en los ojos de Dominic se había triplicado hasta el punto de volver su iris completamente negro y sus pantalones una tienda de acampar.Seguí masturbándome frente a sus ojos con mi pie en su estómago obstruyendo se avance. Mis dedos entraron en mí y cerré los ojos imaginando que era él quien seguía con esto, mi cuerpo respondió a mi imaginación y pronto sentí el orgasmo pulsando.— Diane...La voz ronca de Dominic ayudo a mi imagen mental y descaradamente baje el pie que se encontraba en su estómago hasta el

paquete bastante duro en su entrepierna. Empecé a acariciarlo levemente pero esto fue suficiente para escuchar sus gemidos y gruñidos. Eso me motivo para llegar a la cima y grite su nombre al correrme. Abrí mis ojos encontrándome con los suyos que reflejaban el deseo retenido.— No me hace falta pedir, cariño. – le dije. – Cuando puedo obtenerlo por mi cuenta.— Eres una pequeña traviesa. Ahora era yo la que sonreía con superioridad.— ¿Necesitas ayuda con eso? – pregunte inocente señalando su paquete.— Oh no, nena. Basta de juegos.Dominic tomo mi pie que se encontraba en su estómago y lo usó para ponerme boca abajo en la cama. Mi mundo dio vuelta por un momento y luego su boca estaba a la altura de mi oído derecho.— Ahora, vamos a ponernos serios.Escuche como bajaba el cierre de su pantalón y luego sentí como su miembro entraba en mí. Madre mía, esta iba a ser una mañana muy movida. ***— Recuerda no ponerte ropa interior.Dominic pasaba su camisa bastante más estirada por su cabeza mientras me ordenaba como debía ir vestida a la fiesta.— No sé si tenga fuerzas para ir a esa puñetera fiesta.Por lo general tengo un muy buen físico, pero créanme cuando les digo que una maratón de sexo con Dominic equivale a una semana de gimnasio. Lo habíamos hecho en todas las partes y rincones de esta habitación de hotel y por poco me convence de hacerlo en el pasillo.Él me regalo una sonrisa de medio lado. Yo seguía desnuda en el sofá, el cual fue el último lugar donde lo hicimos.— Pues más te vale ir, tienes que cerrar ese contrato.Mi presencia era obligatoria, no necesitaba que él me lo recordara.— Si pero tú me has dejado estropeada.— Y todavía no he terminado contigo.Él se termina de poner sus zapatos y yo lo miro impresionada.— ¿Hay más después de la fiesta? – le pregunto.Él asiente.Se acerca a mí y pone ambos brazos a cada lado de mis hombros dejándome encerrada entre él y el sofá. — Y también habrá mucho durante la fiesta. Sabes que contigo soy insaciable.Se acerca y comienza a besarme y yo le sigo el beso con la misma efusividad. Pasa sus brazos por mi cintura y me amarro a él con mis piernas. Él camina y me lleva a la cama donde me deposita lentamente y se levanta después de dejar un beso en mi cuello.— Descansa, tomate un acetaminofén y estarás bien para esta noche.Yo asiento como niña pequeña y me pego una cachetada mental por eso.— Nos veremos en la noche.Él me guiña un ojo antes de desaparecer y el clic de la puerta me indica que se marcha por lo cual yo decido hacerle caso y me acuesto a dormir.

CAPITULO 09 ¿Maquillaje? Listo. ¿Vestido? Listo. ¿Peinado? Listo. ¿Tacones? Listo. ¿Valentía? Se había ido por el caño. Desde que me levante de mi siesta no había hecho otra cosa que pensar en esta noche. Tenía un sentimiento de angustia que me envolvía y que no había sentido desde que Dominic me había dicho que se devolvía para Italia. El día de hoy me sentía como la antigua Diane, la que creía que todo era posible si se amaba y esto no me gusta nada. Esa Diane termino con el corazón destrozado y gracias a eso, la actual Diane no tenía corazón.Mire el reloj que colgaba de la pared y me di cuenta que aún tenía veinte minutos para calmar mis nervios. Pensé en llamar a mi madre pero si lo que quería era calmar los nervios llamándola no lo lograría. Busque en mi agenda de contactos dándome cuenta que en realidad no tenía muchas personas con las que hablar, mi forma de ser no me había dejado muchas amigas y al sexo masculino solo lo buscaba para el sexo, los pocos números de teléfono que tengo dan fe de mi soledad, me estoy planteando conseguir un amigo gay.Cuando llegue a la M me sorprendí de encontrar un nombre que no recordaba haber ingresado Mark Banks, si no estaba mal es el nombre del chico de la discoteca, el que me llevo a

casa después de encontrarme con el imbécil de Christian. Abrí WhatsApp y me di cuenta que su nombre aparecía.¿Hablarle o no hablarle? Esa es la cuestión. Pero quería explicaciones y una manera de distraerme así que toque su nombre e inmediatamente se abrió el chat.Para: Mark Banks*¿Puedo saber por qué tengo tu numero registrado en mi celular?*Una vez enviado el mensaje me quede observando y vi que tenía dos rayitas por lo que sé que le llego y aproximadamente cinco segundos después las rayitas eran azules lo que indicaba que lo había leído. Él estaba escribiendo... De: Mark Banks*Me preguntaba cuando te darías cuenta de mi nombre en tu agenda.*Ruedo los ojos y le contesto.Para: Mark Banks*Sigues sin responder mi pregunta*Espero y su respuesta llega enseguida.De: Mark Banks*Nunca me dormí la noche que estuvimos juntos y tu si lo hiciste asi que aproveche para registrar tu numero en m celular y viceversa.**También vi todo tu numerito de escribir en el espejo del baño y buscar tu ropa ¿A que soy un buen actor? Ni siquiera notaste que estaba despierto.*Mi cara perdió todo el color ¿había estado despierto todo ese tiempo? Y yo que creía que lo había tomado por sorpresa.De: Mark Banks*Debo advertirte que ese numerito no funciona conmigo, lo que hiciste solo despertó más mi interés hacia ti, y una vez que algo llama mi interés es muy difícil que salga de mi mente.*Para: Mark Banks*Pues que mal, porque yo NO estoy interesada. Solo fue sexo loco de una noche, un muy buen sexo pero solo eso.*Vi la hora y me di cuenta que ya debía ir saliendo.Para: Mark Banks *Ahora debo irme pero déjame una buena razón por la cual no debería bloquear y/o borrar tu numero.*Envié el mensaje y luego busque mi cartera para guardar mi teléfono y salir.***El salón de eventos estaba elegantemente organizado. Desde el techo hasta el suelo colgaban largas cortinas de lo que parecía satín en colores dorado, cobre y plateado, estas estaban ubicadas estratégicamente a cierta distancia la una de la otra sin cubrir por completo las paredes pero sin empachar la vista.Algunas fotografías de la publicidad eran exhibidas en las paredes con unos pequeños reflectores iluminándolas, la luz del salón era tenue lo que permitía ver lo necesario y las fotografías resaltaban. La música era suave y el volumen permitía mantener una conversación sin la necesidad de levantar la voz. Tome mi tercera copa de la noche mientras observaba a todos los invitados, la mayoría eran los modelos que trabajaron en la publicidad.Ya hacía casi una hora desde que llegue e incluso había cerrado completamente el contrato con el señor Lombardi en una pequeña oficina y él se encontraba muy feliz del resultado, luego de eso habíamos bajado hasta la fiesta en donde espere encontrar a Dominic pero aún no ha llegado. Era consciente de la cantidad de miradas tanto masculinas como femeninas en mí y estaba haciendo hasta lo imposible por no sonrojarme, mi vestido era rosa con un gran escote en V que llegaba un poco arriba de mi ombligo y detalles en cobre en el lado derecho, la espalda era descubierta hasta la parte baja, y era largo resaltando mis caderas y cayendo libre hasta el suelo con corte de sirena. No llevaba ropa interior, arriba porque el vestido no o permitía y abajo siguiendo las indicaciones de Dominic.Unos dedos dibujaron el contorno del vestido en mi espalda abajo y cada bello de mi cuerpo se erizo.— Resaltas en la multitud. – Dominic me susurro en el oído izquierdo. — Llegas realmente tarde. – Le digo sin tono de reclamo, solo como una observación.Él se encoje de hombros y le da un sorbo a su copa de vino.— Lo bueno se hace esperar. – me dice.Cierro mis ojos un momento y decido no hacer ninguna observación al respecto. Él sigue acariciando mi espalda y me volteo para detenerlo, esta vestido con esmoquin lo que lo hace ver elegante y masculino. Él me devuelve una mirada divertida por mi evaluación.— ¿Te gusta lo que ves? – pregunta.No respondo y el esboza una sonrisa. — ¿Ya firmaste el contrato? – me pregunta.Yo asiento.— He tenido suficiente tiempo mientras te esperaba. Incluso he coqueteado con ese modelo de allá, era mi segunda opción por si

no aparecías, alguien tenía que quitarme este vestido. – señalo discretamente al modelo.El chico pelirrojo levanta una copa en modo de saludo y yo le devuelvo una sonrisa coqueta. Escucho a Dominic gruñir a mi lado y luego me toma por la cintura. Yo lo miro con una ceja levantada.— No creía que eras celoso. – le digo.— No lo soy. – Me responde. — ¿Entonces esto que es? – señalo su agarre en mi cintura.— Un concurso de meadas. – dice con media sonrisa.— No acabas de decir eso. – murmuro.Frunzo el ceño y deshago su agarre en mí.— No soy un trofeo, Dominic. – le digo algo molesta.— Solo bromeaba Diane, no te lo tomes tan apecho.Podía sentir las miradas de las personas a nuestro alrededor que comenzaban a interesarse en nuestra discusión, Dominic me dio una mirada y yo me relaje y le permitir volver a tomarme por la cintura.— No note que teníamos tanta atención. – le susurre.— Con ese vestido tuyo tienes acaparadas todas las miradas de esta sala. – me dice.— No seas mentiroso, aquí hay muchas modelos como para que se fijen en una ordinaria chica como yo.— Tu eres todo menos ordinaria, Diane.Lo mire a los ojos cuando dijo esto último y no supe descifrar el brillo en su mirada, no era lujuria aunque esta estaba presente en cada una de sus palabras, era algo más. Estaba a punto de preguntarlo cuando el sonido de una copa llama nuestra atención. El señor Lombardi se encontraba en el pequeño escenario frente a un micrófono mientras sostenía una copa.— Damas y caballeros, les agradezco su asistencia a esta fiesta de cierre de nuestra campaña publicitaria que tengo fe que será todo un éxito como todas las demás gracias al apoyo colaborativo de todos y por eso todos se merecen un gran aplauso.El aplauso resonó en toda la sala.— Ahora los invito a disfrutar de la velada con música en vivo que tendremos en unos momentos. Gracias.Otra tanda de aplausos se escuchó y luego la banda comenzó a tocar.— Ya escuchaste al jefe, vamos a bailar. Dominic me tomo de la mano y me condujo a la pista de baile donde ya se encontraban parejas bailando al son del cover Love me Like you do hecho por la banda con un ritmo más lento del normal. La respiración de Dominic jugaba con mi oído izquierdo y podía sentir sus latidos sobre su pecho.— ¿Qué se supone que estamos haciendo? – susurre por lo bajo.De pronto un torrente de sentimientos me embargo y tenía ganas de llorar.— Se llama bailar, Diane. – me dijo en tono divertido.Apreté mis puños en torno a su traje aguantando las lágrimas en mis ojos. — No lo hagas por favor. – le rogué.— ¿Qué no haga qué? – pregunto disminuyendo el vaivén de nuestro baile.— Esto, no cambies el juego a este nivel.Él se quedó callado un momento y sentí que me estrechaba más hacia su pecho.— Diane...— No. – negué con la cabeza.— Diane, escúchame yo...Me despegue de su agarre y lo deje solo en la pista de baile, mis lágrimas estaban prácticamente ganando la batalla. Sentí sus pasos detrás de mí.— Dame un momento, por favor. – le pedí. Él pareció no escucharme ya que halo de mi brazo hasta quedar detrás de una de las tantas cortinas.— ¿Se puede saber qué te pasa? – pregunto.Alce mi mirada y él pudo ver mis lágrimas contenidas.— Mierda Diane.— No lo hagas de nuevo, Dominic. Las reglas están claras, es solo diversión. No vuelvas a cambiar la dirección de este juego.— No es tan fácil. – me dice entre dientes.— Entonces hazlo fácil. Solo tenemos sexo y nada más. – le espete.Él respiro varias veces mientras yo apartaba las lágrimas de mis ojos.— Ven.Volvió halar de mi brazo esta vez llevándome por un pasillo y abriendo la primera puerta que encontró, tuvimos que cerrarla inmediatamente pues allí estaban armando una fiesta privada. Abrió la puerta al final del pasillo y este fue el despacho en donde firme el contrato con el señor Lombardi, para nuestra fortuna estaba vacío. Dominic le puso el seguro y luego me soltó.— Estas siendo muy injusta.— Injusta, no. Precavida. – le dije.— Mi intención no era lastimarte, no lo era entonces y no lo es ahora. — No quiero hablar de eso.— Diane, es momento de hablar de eso.Negué repetidas veces alejando las imágenes.— Si para eso me trajiste hasta aquí, entonces

pierdes tu tiempo. Déjame salir.Él se interpone en mi camino a la puerta.— Diane.— Dominic, no.Nos miramos a los ojos y ninguno dice nada. Yo suspiro.— Si no vamos a follar. – trago en seco. – No me interesa estar aquí.— Ya me está cansando esa faceta tuya. – me dice frio. — Esta no es una faceta, esta soy yo. – le digo.— ¡No! Yo conocí a la verdadera Diane, esta es solo una masoquista en su cuerpo.— Tú no tienes ningún derecho de hablarme así. Tú conociste a la ilusa Diane y la que tienes al frente es la verdadera. – le espete.— ¿Y qué es lo que quiere esta Diane?— En este momento, que me dejes salir para conseguir a alguien que si quiera tener sexo.Ni bien termino de decir eso y él me toma por la cintura obligándome a entrelazar las piernas en su cadera para no caerme. Mi vestido no ayudaba mucho y la tela estaba a punto de ceder. — Quítame el vestido porque si lo partes no hay manera de que salga desnuda de aquí. – le digo.Él vuelve a ponerme en el suelo y me da media vuelta para quitarme el vestido que cae al piso. Volví a poner me dé frente a él solo con los tacones puestos su mirada bajo por todo mi cuerpo.— Eres hermosa Diane. Una diosa. – me dice.— Siempre se te ha dado bien adular a las personas, me imagino que es así como consigues todo lo que quieres.No puedo evitar que el veneno salga en palabras de mí y su expresión se endurece pero no lo suficiente como para borrar la lujuria de su mirada. Me vuelve a tomar por la cintura y me deja sentada en el escritorio, mi trasero contra la fría madera.— ¿Estás seguro que no hay cámaras? – pregunto mientras lo veo desabrochar sus pantalones. Como de costumbre no lleva ropa interior.— Es demasiado tarde para preguntar ¿no crees? Pero si es el caso, démosle un espectáculo digno de película porno.Dominic entra en mí con fuerza lo que traduzco como la forma de desquitarse por lo que le he dicho. Se mueve cambiando velocidades haciéndome gemir tanto de placer como de dolor algunas veces, un dolor placentero debo decir.— Necesito sentirte más. – susurro en mi oído.Moví mis caderas como respuesta y él gruño. Sus manos tenían un agarre fuerte en mi cintura que estaba segura que dejaría la marca de sus dedos. Empecé a besar su mandíbula buscando sus labios, él leyó mi deseo y me beso mientras profundizaba sus embestidas.— Tú no tienes ni idea... — dijo cuándo corto el beso. – No tienes ni idea de lo que provocas en mí.— Cállate Dominic.— No tienes idea de nada, mi pequeña Diane.Volví a besarlo para hacerlo callar y él mordió mi labio inferior.— No quieres oírlo, pero tendrás que hacerlo pronto. – me dice.— Solo, no ahora por favor.Él sigue moviéndose pero no dice más nada, en vez de eso su boca viaja hasta mis pechos los cuales comienzan a recibir atención especial de su lengua. Mis paredes vaginales respondieron contrayéndose por lo cual el volvió a gruñir y acelerar aún más sus movimientos. Un segundo después estábamos tocando el cielo juntos.Mi nombre salió de sus labios así como el de él salió de los míos y al finalizar nos fundimos en un beso.— Llévame a tu casa, ahora. – le pedí.— Diane... — Quiero más, mucho más.Él me mira directamente a los ojos y acaricia mi mejilla derecha con su mano.— Vámonos, entonces.

CAPITULO 10 DominicLlegamos a mi departamento en menos tiempo del que tomaría, pero es que ver a Diane tan decidida y con ese vestido era una buena motivación. Ella no dijo nada durante todo el camino y su silencio llegaba a molestarme un poco, ya estaba suficiente torturado con lo que estoy haciendo con ella de nuevo.— Ponte cómoda en el sofá. – le dije.Ella no me respondió pero sí hizo lo que le pedí. Fui hasta el pequeño bar que tenía este apartamento y me hice con dos copas de vino tinto. Regrese y le di una copa a ella.— No perdamos tiempo con preliminares. – su voz

trataba de sonar firme.Sé que esto le estaba afectando más de lo que dejaba ver. Me senté a su lado olfateando su perfume.— No veo porque tanta prisa. – murmure cerca de su oído.Su piel se puso de gallina y pude apreciarlo por el escote de su vestido.— Diane, tenemos que hablar.— No empieces con eso de nuevo Dominic, por favor. – pidió.Aprieto el agarre en mi copa y tomo de esta sin decirle nada. Ha tratado de evitar esta charla desde que nos encontramos, al principio la deje pasar esperando que tal vez luego habláramos pero cada vez que menciono el tema, ella me hace callar.— Tenemos que hablarlo en algún momento, maldita sea Diane. – digo sin poder retener mi enojo.Ella mira en la dirección contrario a mí. Está tensa y puedo sentir su enojo y frustración, casi puedo predecir lo que va a hacer.— ¿Por qué sigues evitándolo? – le pregunte antes de que cambiara del tema.— Porque no hay nada de lo que hablar, el momento de hablar ya paso. – respondió su voz temblosa.— Nunca hubo un momento de hablar. – le recordé. En parte sabía que era mi culpa.— Dominic, por el bien de esta noche dejemos eso a un lado. – dijo mirándome fijamente.Me acomodo mejor y tomo su barbilla con la mano izquierda.— Hablaremos de esto, sea ahora o sea después de perderme una y otra vez en tu cuerpo, pero hablaremos Diane.Ella me mira y por un momento ambos retrocedemos en el tiempo, ya no estamos en Italia sino en una de nuestras tantas noches apasionadas en Estados Unidos. De pronto era de nuevo esa chica de tan solo dieciocho años que robo el corazón de un libertino y me desvió de los planes que tenía. — Lo estás haciendo de nuevo. – susurro ella. – No nos arrastres al pasado de esa forma.No dije nada sino que seguí observándola y recordando tantas noches alocadas y tantas escapadas a lugares increíbles. Separarme de ella es lo más difícil que he hecho pero haberme involucrado con ella también es el mayor de mis pecados, aunque debo admitir que no me arrepiento. Diane es una tentación a la que no me puedo resistir.— Mejor aprovechemos mejor el tiempo.Ella toma la copa de vino de mi mano y la coloca en la mesa junto con la de ella, luego se pone de pie y me da la espalda.— ¿Me ayudas con esto? – pregunta inocente.Me quedo observando su espalda, todas las pecas que recuerdo están en su lugar con algunas nuevas. Hago lo que me pide y pronto su vestido está en el piso y ella desnuda. Decido que pospondré la charla, pero lo dejo como un punto importante en mi mente.— Te gusta conseguir lo que quieres. – susurro más para mí, pero ella logra escucharme.Ella voltea y se coloca a horcajadas encima de mí, yo retiro sus tacones para que este más cómoda y lo observo. Su cuerpo encaja perfectamente, toda ella es perfecta para mí. El bulto en mis pantalones empieza a despertar con cada roce de Diane, mis manos se mueven hasta su espalda bajando hasta su culo que si bien no es grande, me encanta tomarlo entre mis manos.— ¿Qué es lo que quieres? – le pregunto.— Olvidar. – responde simplemente.Beso su barbilla y ella me da acceso a su cuello, respiro profundo su fragancia mientras mis manos mueven sus caderas contra mi erección.— Pues olvidemos... momentáneamente. – le digo.Ella esconde su cara en mi cuello mientras llevo mis dedos hasta su centro de placer, esta malditamente mojada lo que no hace sino aumentar mi excitación. Solo con imaginarme dentro de ella podría correrme. — Dominic... — gime en mi oído y es lo más erótico que he escuchado.Sus manos van a la camisa de mi traje y desprende los botones hasta que consigue sacármela de encima, la ayudo un poco cuando empieza a gruñir y no puedo evitar soltar una risita.— Estas un poco desesperada.— Creí que mi humedad te habría dado una pista. – me dice ella.Su comentario fija mi interés de nuevo en esa parte y me permito explorarla con mis dedos mientras ella no hace otra cosa que gemir. Se impulsa un poco hacia arriba tratando de rozarse aún más contra mí y sus pechos quedan a la altura de mi cara por lo que no pierdo tiempo y me llevo uno a la boca a la misma vez que introduzco mis dedos en ella.— Joder... — jadea

ella.Cambio de seno a la misma vez que aumento el ritmo y puedo sentir su orgasmo cerca. Lo que me encanta de ella es su entrega en el momento de pasión.— ¿Debería parar? – le pregunto en broma.Ella me fulmina con la mirada y yo le robo un beso mientras acelero el ritmo de mis dedos y estimulo su clítoris aún más. Puedo sentir sus uñas dejándome marcas en la espalda, solo espero que no se noten mucho.— Joder Dominic. Diane se desase en mis manos y yo solo puedo admirar su cara de placer y la manera en que se muerde los labios tratando de parar sus gemidos. No puedo evitar llevar mis dedos a mi boca y veo como sus pupilas se oscurecen aun más con este gesto.— Deliciosa, como siempre. – le digo.Un leve rumor cubre su rostro y yo sonrió porque la hace ver tierna.— Ahora, es mi turno de jugar. – me dice.Veo como baja de mí y se arrodilla para quedar a la altura de mi erección, desabrocha el cinturón y luego el botón y yo la miro con una ceja alzada.— Voy a necesitar tu ayuda para sacarte esto de encima. – pide.Levanto un poco mis caderas y ella hala hasta sacar mi pantalón, lo saca completamente y se deshace también de mis zapatos dejándome tan desnudo como ella.— Eso se ve doloroso. – dice mirando mi erección.— No tienes idea.Sabía lo que quería hacer y mi cuerpo respondía apuntando hacia el techo.— Veamos que podeos hacer.Su mano toma mi masculinidad y un suspiro sale de mi boca, ella lo nota y sonríe. Pronto marca un ritmo en el que mis caderas se ven obligadas a moverse para buscar más. Ella se acerca hasta dejar su boca muy cerca.— Me pregunto si sabrá igual. – murmura para ella misma.Su boca me toma por completo y yo cierro mis ojos automáticamente, de nuevo hago un viaje a través del tiempo y recuerdo la primera vez que esa boca me tomaba de esa forma, tan delicada, tan tímida, tan... Diane.— Diane...Su nombre escapo de mis labios en un gemido y eso la incentivo a seguir con esa lenta tortura. Tenía que tenerla, tenía que perderme en su cuerpo ya o me volvería loco.— Ven aquí.La interrumpí e hice que volviera a ponerse a horcajadas en mí.— No había terminado. – se quejó.— Te necesito, ahora.No la deje pensar mucho cuando me hundí en ella de un solo empuje, ella cruzo sus brazos por detrás de mi cuello y yo entrelace mis brazos en su espalda. Podía sentir sus pechos presionando contra el mío y su humedad tomarme por completo, se sentía tan íntimo y tan familiar que me tenía abrumado.— Es la unión perfecta, siempre lo ha sido. – le susurre mientras nos movíamos en un vaivén de caderas.Bajo mis manos a sus caderas y la ayude en las subidas y bajadas, pronto marcamos un ritmo que nos estaba enloqueciendo. Quería demostrarle que me importaba y que siempre lo haría, que todo tiene una explicación y a la misma vez quería disculparme por lo que le hice y le hare.— Estoy muy cerca. – le avise.Por sus contracciones sabía que ella estaba igual de cerca por lo que incrementamos el ritmo y un minuto después conseguimos llegar a la misma vez, ella grito mi nombre y yo busque sus labios para perderme en ellos también.***Ella descansaba de nuestro último encuentro en mi cama, la sabana cubría hasta su cintura dejándome acceso a sus senos. Una sonrisa dibujaba su rostro a la misma vez que yo pasaba la yema de mis dedos por sus pechos evitando sus endurecidos pezones que estaban ya rojos desde mi juego previo.— Se supone que me dejarías dormir. – murmura su voz ronca.— Incluso te estoy acariciando para adormecerte. – le digo.— Tus caricias solo consiguen despertarme más.Sus ojos continuaban cerrados y su sonrisa en la cara, mire el reloj de la mesita de noche que marcaban casi las dos de mañana.— Diane.— Mmmm. — Ahora vamos a hablar.Ella abre los ojos inmediatamente y me mira entre fastidiada y nerviosa.— ¿No lo dejaras pasar hasta que lo hagamos, verdad?— No.— Bien, entonces hagámoslo.Ella se levantó de la cama y yo la seguí buscando un pantalón la vi caminar por la habitación desnuda pero la perdí de vista mientras buscaba mi camisa.— ¿Podrías prestarme algo para usar? No quiero ponerme de nuevo el vestido.— No me molesta tu desnudez.— Pero vamos

a hablar ¿recuerdas? Su voz se escuchó más lejana y luego escuche una puerta abrirse.— Veré que puedo conseguir.Una alarma se encendió en mi cabeza, pero sabía cuándo todo quedo en silencio que ya era demasiado tarde. Quería tener un poco de tiempo para contárselo.— Diane.— ¿Quieres explicarme porque hay un closet de ropa de mujer en tu habitación?Cerré los ojos y suspire, esto iba a ser difícil.— ¿Dominic?— Hay algo que tienes que saber.Ella alzo una ceja y pude leer la decepción en su rostro mientras pronunciaba mis palabras.— Estoy comprometido. Me voy a casar en menos de un mes.

CAPITULO 11 El aire quedo retenido en mi pecho y de pronto un nudo se formó en mi garganta, cerré los ojos un momento esperando no haber escuchado bien pero la expresión llena de culpa en el rostro de Dominic me confirmo que todo era cierto.Hijo de puta.— Diane, no quería que te enteraras de esta forma.Susurra como si hablara con un animal indefenso, y es ese tono de lastima en su voz el que odio. Lo miro fulminándolo con la mirada y él suspira.— No me culpes de no habértelo dicho, he intentado hablar contigo desde que nos encontramos y eres tu quien no ha querido hacerlo. – me acusa.Yo niego sin poder creer lo que escucho.— Yo me rehusaba a hablar del pasado pero esto... esto es tu futuro imbécil.Me niego a llorar y me enfurece estar tan expuesta en este momento, literalmente ya que seguía desnuda.— Diane...— No. Buscare mi vestido y no quiero verte ni hablarte ahora.Di media vuelta saliendo del closet lleno con la ropa de la prometida de Dominic y el sentimiento del pasado me embarga con más potencia, termino exactamente en el mismo punto con Dominic.— Vamos a hablar, tanto si te gusta cómo no. – me dice siguiéndome a la sala.Tomo mi vestido ignorándolo y comienzo a colocarlo, puedo sentir su mirada en mi silenciosa e incluso se acerca a mi cuando estaba peleando con el cierre y me ayuda a abrocharlo por completo.— Vamos a actuar como dos adultos y vamos a hablar, porque no creo que haya un después.No respondo pero me siento en el sofá y él toma eso como un consentimiento hacia lo que dijo. Mi cuerpo se tensa y Dominic se sienta a mi lado pero respetando la distancia. — Siento no habértelo dicho, pero debo admitir que mi compromiso fue lo último en pasarse por mi cabeza cuando te vi.Yo bufe y puse los ojos en blanco.— Pues eso demuestra lo mucho que te importa.Él niega con la cabeza.— Adrienna es más como una amiga para mí, ella sabe que es lo que pienso y siento y aun así ha querido seguir adelante con esto.— ¿Adrienna? Nueva amiga o la conocías desde que estabas con mi tía.Él se pasa las manos por la cara y suspira.— Sí, pero no estaba con ella de esta manera. — Cuando te referiste a que no estabas gastando tu dinero...— Sí.Vuelvo a negar y él solo me mira.— Si me lo hubieras dicho, si tan solo hubieras mencionado algo de ese compromiso, jamás habría aceptado este juego. – mi voz se convertía en un susurro y al final no pude sostenerle la mirada.— Lo sé.— Aprendí la lección, Dominic. Meterte en la relación agenas sin pensar los daños que les puedes causar a otras personas es lo más cruel que he podido hacer. No termino bien para nadie. – el enojo me embargo y volví a mirarlo. – Pero no es como si a ti te importara, tu solo tomaste un avión y no miraste atrás.Él aprieta sus labios.— Tú no sabes nada pequeña.— No me digas lo que sé o no sé Dominic, yo fui la villana de esa historia y la que tuvo que vivir las consecuencias de nuestros actos. – nos señale a ambos.— Si, pero tú no viviste toda la historia. – dice él casi gritando.— Según tú ¿Qué parte de la historia me perdí? Porque lo recuerdo todo, Dominic. – esta vez la que grita soy yo.— ¿Recuerdas acaso la visita de tu madre? Ella me visito y hablamos Diane, pero tú no estabas allí. – yo lo miro confundida. – Tu tenías unos malditos

dieciocho años y el único responsable de lo que pasara era yo.— ¿Mi madre hablo contigo? ¿Cuándo?— Justo después de que se enterara de lo nuestro.— ¿Y que se supone que te dijo?Nuestro tono de voz había vuelto a regularse, ahora me encontraba curiosa y con un presentimiento de saber en dónde terminaría esto.— Lo que cualquiera que hubiese estado prestando atención a esta historia me diría, que no soy bueno para ti.— Y tú decidiste de pronto escuchar a mi madre. – le reprocho. — No era escuchar a tu madre, Diane. Ella tenía razón y solamente dijo algo que yo llevaba repitiéndome desde hace mucho tiempo.— ¿Y exactamente en qué momento decidiste que no eras bueno para mí? – pregunto con sarcasmo. – Porque no recuerdo que eso te importara cuando estábamos juntos.Él cierra los ojos y vuelve a suspirar de frustración.— Me di cuenta que yo no era bueno para ti, en el momento en que comenzaste a importarme.Mi corazón se acelera un poco y yo me regaño mentalmente por responder de esa manera antes su palabrería.— Diane, si tengo que ser sin cero al principio solo eras una chica con un cuerpo espectacular que quería probar. Cuando vi la manera en que llame tu atención me aproveche de eso para hacer que cayeras en mis redes.Su sinceridad estaba por hacerme estallar en lágrimas.— Bueno, era algo similar a lo que yo pensaba.— Pero fue tu entrega la que pudo asombrarme, una entrega muy pasional para tu corta edad.Yo lo miraba hablar como si fuera la primera vez que en realidad podía ver a Dominic.— Yo estaba con Lydia porque soy un hijo de puta, Diane. No soy un buen hombre, nunca lo he sido, jugué contigo, con Lydia y ahora lo hago con Adrienna porque soy un player y no tengo excusa para eso. – el hace una pausa:>Él muy idiota consiguió hacerme llorar. Un par de lágrimas traicioneras se escapan de mis ojos y él se acerca para limpiar las, se lo permito porque aún estoy procesando su discurso.— No lo entiendo Dominic. – susurro. – Lo que pensaste que era lo mejor para mí, en realidad no ha hecho más que destrozarme. Mi corazón se partió desde el instante en que me dijiste que te devolvías hacia Italia.— Diane...Negué con la cabeza.— Yo... — hago una pausa con las palabras atravesadas en mi garganta. – Yo te amaba, Dominic.Él me miro con angustia.— Y me importaba un bledo lo que mi madre o tu pensaran que era lo mejor para mí. Para mí tú eras lo mejor. — Pero no lo era Diane. Ni lo soy ahora.Me levanto del sofá porque necesito tomar aire.— Para ti fue mucho más fácil salir corriendo que tratar de lidiar con la situación y ¿sabes porque es eso? Porque tus sentimientos por mí ni siquiera llegaban a eso.Él también se levanta.— Tú no tienes idea de mis sentimientos.— ¿Por qué será?— Porque nunca has querido escuchar.— No te quieras hacer la víctima en esto Dominic.— Nunca he sido la víctima, mi papel en todo esto es del victimario. – acepta él. Hago una pausa y sé que es el momento para contárselo.— ¿Te hubieses

quedado conmigo si te lo volvía a pedir?— Ya había tomado una decisión.— Entonces yo no me equivoque al tomar mi decisión.— ¿De que estas hablando?— Recuerdo perfectamente tu expresión cuando mi tía quedo embarazada, estabas aterrado ante la idea de ser padre porque nunca lo planeaste.— Siempre me protegí cuando estuve con Lydia, no estaba planeado. – me dijo.— Pero tú no querías tener hijos.— Pues... no. – admitió. — ¿Qué tienes que ver eso en este momento?Me llene de valor y confesé algo que nunca creí que él sabría.— Pues que cuando me dejaste por mi "bien" yo estaba esperando un hijo tuyo. – le grite.Dominic palideció completamente y volvió a sentarse en el sofá. Sus manos ocultaron su rostro y yo solo esperaba su reacción.— Me entere medio mes después de que te fuiste, pero al querer desconectarte por completo de mí no tenía manera de hacerte llegar la noticia. Esta sola.— Yo...— Tuve que contárselo a mi madre cuando me encontró vomitando una vez y ella me recomendó que lo mejor era un aborto.Él me miro con los ojos como platos.— ¿Qué tu qué?— ¿Qué querías que hiciera? No era profesional, no podría valerme por mi misma y el padre estaba a millas de distancia.— Yo habría... yo.— Tú ni siquiera te reportaste, Dominic. – de nuevo as lagrimas recorrían mi mejilla.— Lo siento.Me senté a su lado secándome las lágrimas, en vano porque seguían saliendo, y deje que él me envolviera en sus brazos. Este abrazo era el que quería tener cinco años atrás cuando me toco tomar la decisión de abortar.— Sé que puede parecer cruel, pero enserio no quería traer a un niño al mundo que iba a crecer con una mujer tan jodida como yo.— De haberlo sabido, jamás me habría alejado.— ¿De verdad?— No iba a darte la espalda a ti en eso, tampoco lo iba a ser con Lydia, yo iba a hacerme responsable de ese bebe pero desafortunadamente paso lo que paso.— Que fue nuestra culpa.— Mi culpa. Fui yo quien le fallo.— Y yo era tu amante, que ella no se enterara es otra cosa.— Te habría seguido eligiendo a ti. Enserio de haber sabido de tu embarazo no me habría despegado de tu lado. Eres con la única mujer que podría concebir la idea de ser padre.— ¿Qué hay con Adrienna?—Cómo te dije ella sabe lo que pienso y siento. No quiero hijos y ella tampoco está en edad de quedar embarazada.Yo deshago su abrazo y lo miro.— No lo quería aceptar pero... — bajo un poco mi mirada. – Mis sentimientos por ti siguen allí. Podríamos intentarlo ¿sabes?Él levanta mi barbilla.— Tú te mereces algo mucho mejor, como ya te dije antes, yo soy una página que tienes que pasar para que puedas encontrar a alguien que si te merezca.— Yo no...— Te has desquitado con todos los hombres que te has encontrado lo que yo te hice, puedo incluso asegurar que juegas con ellos y te diviertes viendo cómo se sorprenden cuando eres tu quien controla la situación. No has tenido pareja desde ese entonces y es porque no le has dado la oportunidad a ningún pretendiente.— ¿Y que querías que hiciera? – le pregunto. – Me dejaste destrozada. El único hombre que he querido, que he amado no me amaba y me dejo destrozada. — Una vez un escritor latinoamericano muy famoso dijo "solo porque alguien no te amé como tú quieres no significa que no te amé con todo su ser" y yo te amo Diane y porque lo hago sé que tengo que dejarte ir.

CAPITULO 12 Era la segunda vez en mi vida en que me dolía el corazón y de nuevo era gracias a Dominic. Agache la cabeza y deje que sus palabras me tocaran ¿Tenía razón? ¿Había estado todo este tiempo desquitándome con otras personas? Le sostuve la mirada y pude ver que sus ojos estaban un poco rojos como quien retiene las ganas de llorar.— Tú quieres dejarme ir, pero justo como hace un tiempo sigues decidiendo por mí. – le dije. – Pero esta vez soy yo quien voy a decidir Dominic.El

me miraba esperando mi respuesta. — Y esta vez soy yo quien decido irme. Tienes razón, no me mereces y yo no merezco todo lo que me has hecho. No te culpo por todo lo que yo hice, porque aunque sabía en ese entonces que estaba mal meterme con el esposo de mi tía, eso no me detuvo. Pero esta será la última vez que estamos juntos.Él cierra los ojos y asiente.— Eres una mujer hermosa y sé que alguien estará esperando una oportunidad para estar contigo, y créeme que no me gusta nada imaginarme eso pero espero que seas feliz.— Y yo espero que puedas encontrar estabilidad con tu prometida. – habían sido las palabras más difíciles de decir. Él se acerca a mí y toma mis manos en las suyas, tuve el impulso de apartarlo pero saber que es la última vez que estaremos así de cerca me obliga a acercarme más.— Puedes estar segura que eres el amor de mi vida y que jamás me voy a olvidar de ti.Yo asiento y lo abrazo.— ¿Puedes pedirme un taxi? – pregunto secando mis ojos. Basta de llorar.— Puedo llevarte hasta el hotel.Yo niego.— Debemos hacer esto desde ahora. Una vez que esté de vuelta en mi país, pasare esta página y debo empezar a alejarme de ti. Él endurece un poco sus facciones pero asiente.— Voy a llamar el taxi.Él se va y yo suspiro reteniendo todo lo que mi cuerpo quiere dejar salir. Me pongo mis zapatos y busco mi cartera, tengo que salir de aquí lo más rápido que pueda. Miro la hora y son casi las tres de la mañana, mi vuelo es a la una por lo que espero descansar un poco antes de partir al aeropuerto.— El taxi viene en quince minutos aproximadamente.Asiento sin decir nada y le doy la espalda. Su presencia hace que el aire de la habitación sea pesado.— ¿Nos volveremos a ver? Pregunta.— No para estar juntos como tu bien ya lo dijiste, sino, como amigos quizás. – aclara.Yo sigo dándole la espalda.— Si el destino lo quiere. – respondo.— No pensé que creyeras en el destino.— No lo hacía hasta que un pequeño problema en un contrato nos obligó a conseguir un fotógrafo nuevo y aquí estas.— Pues entonces le agradezco al destino por habernos juntado de nuevo, al menos hemos tenido una buena despedida.— Sí, y creo que este es el fin de este juego.— Has sido una buena jugadora.— No tan buena como mi mentor, pero supongo que ya tendré tiempo de perfeccionarlo.Puedo sentir su cuerpo más cerca del mío aun.— ¿Puedo tocarte?Me estremezco un poco pero no digo nada.— Mis manos duelen por tocar tu piel.Yo me volteo lentamente y lo encaro.— ¿No es eso de masoquistas?— Es lo que soy.Me acerco lentamente y tomo sus labios con los míos, él envuelve sus brazos en mi cintura y me atrae aún más con todos los sentimientos a flor de piel. Nadie quien viera esta escena podría dudar de lo que existía pero también se darían cuenta que esto no era más que una despedida.El sonido del intercomunicador nos trajo de vuelta a la realidad y me separe de él lentamente.— Ese debe ser tu taxi.Asiento y dejo que vaya a verificar para luego confirmarme que hay un taxi esperándome. Intento que no me acompañe hasta abajo pero el pide hacerlo y lo dejo. Una vez frente al taxi sé que es el momento de decir adiós.— Adiós Dominic.— Adiós Diane. Entro y le indico al taxista que comience a conducir. El taxista me hace caso luego de preguntarme una dirección y yo le doy el nombre del hotel, las calles van pasando y en una vuelta nos encontramos apreciando la Fontana de Trevi, un impulso me hace pedirle al taxista que pare.— Espere un momento, por favor. – le pido en Italiano a lo que él asiente.Me bajo del taxi y amino hasta la hermosa fuente de mármol más famosa de Italia y entonces no puedo evitar que dos lágrimas se derramen. No entiendo bien que me motivo a parar en este lugar pero entonces la historia que me conto Dominic el día de la sesión fotográfica vino a mí y no puedo evitar sacar unas monedas de m cartera.Me rio internamente por lo que estoy haciendo y por lo patética que debo verme por lo que doy media vuelta y decido volver al taxi pero a mitad de camino lanzo las monedas sobre mi hombro y el sonido del agua siendo perturbada me indica que cayeron dentro.Subo al taxi y me siento un poco

mejor, el taxista me mira por el retrovisor y yo le indico que ya puede arrancar.— Espero que su deseo se haga realidad, esa fuente es muy confiable. – me dice el taxista.Yo solo le sonrío y no volvemos a hablar en todo el camino.*** Me encuentro en el aeropuerto esperando por mi vuelo, mi ánimo esta por el piso y espero dejar Italia lo más rápido que pueda. Tomo mi celular para apagarlo por el viaje pero noto que tengo notificaciones sin leer, entro a WhatsApp y les contesto a Ranndhy y a Evelin que pronto estaré en Chicago y que se vayan preparando para ir de rumba.Sigo buscando en mis mensajes y me doy cuenta que uno de los chats es el de Mark Banks, releo la conversación y veo su respuesta:De: Mark Banks*Porque prometo hacer esto interesante para ti ;)*Una pequeña sonrisa se me escapa y decido que no borraré su número, después de todo ha sido una de mis mejores noches y sería bueno repetir.Le sonrío con coquetería a un chico que llevaba mirándome todo este tiempo y él me devuelve la sonrisa es lindo, no sexy y aunque no despierta la parte sexual de mí, me encanta ver como sus mejillas se sonroja un poco por mi atención.Desvió mi mirada un poco más allá y mi aliento queda retenido cuando veo a Dominic, él también me ve pero su rostro no deja entre ver nada, por un momento creo que ha venido aquí por mí y me enojo porque lo que menos quiero es más drama pero luego veo que está acompañado. Una mujer castaña rojiza envuelve sus brazos en su cuello y lo besa, debe ser su prometida.Aparto mi mirada de la escena y me recuerdo a mí misma que esa es su vida ahora y que yo estoy a punto de tomar un avión para volver a la mía. Vuelvo a mirar como la masoquista que soy y la escena ya se ha acabado, Dominic toma las maletas y me mira, puedo leer muchas cosas en su mirada y a la misma vez nada.* Pasajeros con destino a Chicago, Estados Unidos por favor abordar por la puerta seis.*Me levanto y tomo mi bolso sin dejar de mirar a Dominic y su expresión se vuelve un poco triste.— Buen viaje. – puedo leer en sus labios.Hago una media sonrisa y luego doy media vuelta para regresar a mi país después de una de las mejores y peores semanas de mi vida.

CAPITULO 13 DominicArrastro las maletas de Adrienna hasta el cuarto mientras escucho como ella busca algo de tomar en la cocina. Cuando salgo ella está sentada en el sofá y yo solo puedo recordar todo lo que hice con Diane en ese mismo lugar. Me siento al lado de Adrienna mientras ella toma de su copa de vino.— ¿Cómo estuvo tu viaje? – le pregunto para romper el silencio.— Bien. Noruega sigue siendo tan frio como lo recordaba. – responde ella mientras deja su copa de vino.— ¿Resolviste todo? – ella siente.— La herencia fue dividida, la mitad para mí y la otra entre sus tres hijos. – responde.— Obtuviste más de lo que querías, entonces.Ella vuelve a asentir.— Y a ti ¿Cómo te fue con el contrato de fotógrafo? – pregunta.— Bien. Muchas gracias por eso, por cierto. – le digo.— Ya te dije que haré todo en cuanto pueda para conseguirte unos cuantos trabajos, siempre y cuando estés a mi lado.Yo no digo nada y ella traduce mi silencio.— Tu aceptaste esto también Dominic, no sé de qué te quejas ahora. – dice con tono molesto.— No me estoy quejando Adry, es solo que no pierdes oportunidad para mencionarlo y echármelo en cara. – le digo.— No te hagas la victima conmigo, Dominic. Te conozco y sé de lo que eres capaz. No eres un santo.— No, no lo soy.— Entonces, reconocerás que tengo derecho a dudar.— Te he dado mi palabra.— Como se la distes a ¿Cuántas mujeres antes de mí?De nuevo me quedo callado y esta vez me levanto a buscar una copa, puedo escuchar su risa desde la sala.— No me malentiendas cariño. – dice ella. – Eres un hombre irresistible, pero tengo que tenerte con los pies en la tierra para que no vueles

muy lejos.— Basta Adrienna.— Tus años de juventud están pasando, querido. Y yo no voy a ser otra más de tu larga lista. O soy la definitiva o no soy, y a ti te conviene que sea.Estaba comenzando a perder la poca paciencia que tenía y la sonrisa de superioridad de Adrienna no hacía sino descontrolarme aún más.— Te fascina tenerme a tu merced ¿no? – la acuso.— ¿De nuevo intentando ser la victima? – pregunta.— No. — No estás haciendo nada en contra de tu voluntad. Bien puedes salir por esa puerta y valerte por ti mismo.Aprieto la copa en mi mano y tomo de ella para no decir alguna estupidez.— Eso pensé. – dijo ella.Dejo mi copa en la mesa justo en el momento en el que Adrienna sube a horcajadas en mí.— No estés molesto mi Dominic, es un acuerdo que nos beneficia a ambos.— Lo sé.— Ahora recuérdame porque no estoy malgastando mi dinero, león.La tomo por la cintura y ella enreda las piernas en mi cadera. Camino con ella hacia el cuarto y la dejo en la cama.— Te extrañe, sé que tu no a mí pero por favor hazlo como si lo hubieras hecho.Cierro los ojos y me concentro en Adrienna pero no puedo evitar que la imagen de Diane siga materializándose en mi mente. Abro mis ojos de nuevo y solo puedo ver la mirada de deseo en la cara de Adrienna. Me concentro en lo que tengo que hacer y cayo las voces de mi cabeza que me recuerdan lo poco hombre que soy.***Adrienna acariciaba mi pecho mientras rozaba su pierna con las mías. Yo solo miraba al techo pensando en la mierda que había hecho con mi vida hasta ahora. Diane venía una y otra vez a mi cabeza, ella era la prueba de que en esta vida no podía querer algo sin hacerle daño. Ella es la única mujer que he deseado tener de verdad y con la única que no puedo estar porque sé que no la merezco.Sé que le hice daño por segunda vez, pero es que soy tan egoísta que tenía que jugar a tenerla antes de alejarla de mí. Ahora solo espero que algún día pueda perdonarme y que pueda ser feliz con alguien.— ¿En qué piensa mi león? – pregunta Adrienna.— En nada.— ¿Estás seguro?Asiento sin decir nada. — ¿Me contaras quien era la chica del aeropuerto? – pregunta.Me tense.— ¿Qué chica?— No te hagas el idiota, que no te queda. La chica de la que prácticamente te despediste en el aeropuerto y que tenía esa mirada triste que sueles dejar en las mujeres después de usarlas.— Adrienna... — mi voz se puso ronca. – No vayas por allí.— ¿me dirás quién es?— No te interesa.— Me interesa, porque sé que fue la mujer con la que me engañaste durante toda la semana.— Adrienna, vamos a dejar este tema hasta aquí. Me levante de la cama y me puse los pantalones para luego salir del cuarto. Ella me siguió después de ponerse una bata.— Vamos Dominic, terminemos este tema. No es por molestar, solo quiero saber quién es esa niña.— No es una niña.— Lo es para ti y para mí y me sorprende que te estés metiendo con jovencitas, no lo hacías desde... ohh.Ella se quedó en silencio y supe que llego a la conclusión.— ¿Era ella?Yo asiento.— ¿Qué hacía en Italia?— Trabaja para la empresa que me contrato. — Vaya pero que pequeño es el mundo ¿no? – se burla ella. – Mira que venirte a encontrar a esa niña justo en el único trabajo que consigues.— Ya que sabes quién es, espero que tu curiosidad allá sido saciada.Voy por un vaso de agua y Adrienna vuelve a seguirme.— ¿Y qué hicieron durante toda la semana? O debería preguntar ¿Qué no hicieron?Bebo mi agua tratando de calmar mis ganas de estrangularla.— No hagas preguntas cuyas respuestas no quieres saber. – le digo.— Como si algo de lo que me dijeras pudiera lastimarme.Ella mira sus uñas dándole un aspecto despreocupado a su afirmación. Camino hacia ella y la encierro entre la encimera y mi cuerpo haciendo que dirija su mirada a la mía.— Me la folle durante toda la semana y lo disfrute ¿sabes porque? Porque ella es la única mujer que me hace disfrutar de estar con ella, la única que puede lograr cosas de mí con solo mirarme y la única que logro llegar a un lugar que ni tú, con todo el dinero que puedas darme podrás llegar.Adrienna me mira furiosa, sé que debí medirme un poco en mis palabras pero ella logro sacarme de mis casillas. — Dejemos este tema

hasta acá. – le pedí. – No quiero hablar más de Diane.— Pero que suerte tuvo esa chica, logro estar contigo sin tener que soltar un centavo. – dice ella.— Adrienna, ya ¿si? – le pedi. – De verdad, te lo ruego, para.Ella volvió a mirarme uriosa.— Estabas hablando enserio cuando dijiste que llego a un lugar especial para ti.— Si, y por eso te pido que dejes ese tema en paz.— Entonces espero que hayas tenido una despedida espectacular de esa niña porque no volverás a estar con ella.— No lo hare. — Ni con ninguna mujer Dominic.Adrienna se había enfurecido.— Ya me quedo claro.— Déjame recordarte que si vuelves a tocar, ver o siquiera insinuarte a otra mujer quedaras de patitas en la calle, y te recuerdo que eres un fracasado y que si no fuera por mi dinero no estarías donde estas ahora.La miro con odio por primera vez, como si necesitara que me recordara lo que soy.— Recuerda eso cuando quieras engañarme nuevamente, recuerda que te tengo a mi merced y recuerda que si me canso de ti, volverás a la miseria de la que te saque. No digo nada aunque sé que ella estaba esperando na respuesta.— Ahora vamos a la cama, necesito quitarme este mal humor que me cargo.La sigo y obedezco lo que dice porque hasta ese punto he quedado, solo para obedecer.

CAPITULO 14 Detroit, Michigan.05 años atrás.— Dominic cariño, hacen falta algunas cosas que olvide comprar ayer ¿Puedes ir al supermercado? La lista está en la nevera. – Mi tía Lydia llamo a su esposo a la cocina.Dominic entro y de inmediato tuve que apartar mi mirada para que no viera lo sonrojada que estaba. Él es hermoso y sexy, y mi tío político.— ¿Es todo esto? Son muchas bolsas que cargar, amor. – le respondió cariñoso a mi tía.Tuve la necesidad de salir de la cocina o moriría de envidia.— Diane te puede acompañar.Los dos me miraron justo antes de atravesar la puerta de la cocina y yo me quede quieta.— ¿Qué yo qué? – pregunte.— Puedes ayudar a Dominic con las compras, así terminarían más rápido. – me dijo tía Lydia con su siempre sonrisa en el rostro.— Pero yo...— ¿Ya estamos listas para comenzar? – Pregunta mi madre entrando a la cocina.— Aun no, estuve revisando los ingredientes y faltan algunas cosas pero Diane y Dominic se encargaran de comprarlos.— Yo no... — trate de negarme.— Entonces no hay tiempo que perder, vayan y regresen con todo eso.— Vamos Diane. – me hablo Dominic y volví a sonrojarme.— Voy por mi cartera y celular. – Susurre.Podía sentir su mirada fija en mí y eso no hacía más que ponerme realmente nerviosa. Subí hasta mi habitación y busque mi celular, tenía un mensaje de Ryan mi novio pero lo ignore, las cosas no estaban bien entre nosotros.Me mire al espejo antes de bajar, llevaba mi falda azul rey que me llegaba un poco más arriba de las rodillas y mi camisa blanca encajada, complete el atuendo con unas bailarinas blancas y tome mi cartera que era un bolso azul, me lo cruce y lo deje caer al lado izquierdo para luego guardar en el mi celular, titubee sin saber si maquillarme un poco pero desistí de la idea porque en realidad no me gusta mucho el maquillaje.Volví a bajar y Dominic me estaba esperando en la antesala justo donde lo deje, él estaba viendo su celular y fruncía el ceño. No sé qué tiene este hombre que consigue volverme loca, tengo que recordarme una y otra vez que es el esposo de mi tía para no lanzarme encima de él. A veces puedo sentir su mirada en mi de una manera diferente, me ha pasado mucho la última semana, es como si me deseara pero sé que no es posible pues está casado con mi tía.— ¿Lista? – pregunta interrumpiendo mis pensamientos.Yo asiento y salimos hacia el gran garaje de la casa en donde están todos los carros de la familia. El dinero nunca ha sido mucho problema en esta casa por eso cada miembro tenía su propio auto. El auto de Dominic era la camioneta negra Range

Rover que mi tía le había regalado recientemente, era un gran auto.Dominic abrió la puerta del copiloto por mí y yo subí no sin antes darle las gracias un poco sonrojada, luego el dio la vuelta para subir en el asiento del conductor. Encendió el auto y arrancamos hacia el súper mercado, el clima estaba un poco caluroso por lo que él encendió el aire del auto.— Entonces ¿Cómo has estado? No hablamos mucho tu y yo sabes. – dice.Me remuevo un poco incomoda porque bueno, es verdad.— No se nos ha dado el momento. – le respondo.— Yo siento que tú siempre estas tratando de evitarme.Me sonrojo porque sé que se ha dado cuenta.— Veo que estoy en lo cierto. – dice juguetón. — ¿Por qué es eso?— Yo no... — niego con la cabeza. – No es eso lo que intento.— ¿Ah no? – se burla. — No. Es solo que no soy muy buena sosteniendo conversaciones. – me excuso.— Bueno, pues esta es una conversación, y lo estás haciendo muy bien. – vuelve a burlarse.Su risa ronca enciende mis ganas de él y vuelvo a sonrojarme, miro por la ventana y agradezco que estuviéramos llegando al supermarket.— Es aquí. – le digo.— Voy a estacionar.Estaciona en una de las plazas y los dos bajamos.— ¿Es muy larga la lista? – le pregunto.— Un poco.Él saca la lista del bolsillo de su pantalón y todo lo que tiene allí cae al suelo, me agacho a ayudarle a recoger y entre esas cosas hay condones. Lo miro un poco sorprendida y el me mira con media sonrisa.— Siempre hay que está protegido. – dice simplemente.— Creí que mi tía y tu estaban buscando un bebe.Él endurece su mirada pero no me responde, toma los condones de mi mano y me acaricia levemente los dedos ¿O fue mi imaginación?— ¿Tienes la lista? – pregunto con mi voz un poco ronca.Dominic y condones avivan mi imaginación.— Aquí esta. – la saca y me la muestra. Veo que hay muchas cosas que comprar.— Supongo que si nos dividimos la lista podemos ganar tiempo. – digo contando las cosas que hay que comprar.— Es una buena idea.Dominic quita la lista de mi mano y parte el papel justo por la mitad dándome una parte a mí.— Para hacer esto más interesante, hagamos una competencia.— ¿Una competencia? – pregunte.Él asiente.— El primero en terminar de encontrar lo que necesita gana y el perdedor tendrá que acceder a hacer algo que el ganador quiera. Sus ojos se oscurecieron un poco y un escalofríos corrió por todo mi cuerpo ¿fue eso una mirada de deseo?— Está bien. – acepto un poco dudosa.Los dos entramos al almacén y vamos por pasillos diferentes buscando lo que necesitamos. Miro mi lista y veo que tengo que comprar harina de trigo por lo que luego de coger un carrito me dirijo al pasillo de las harinas. Demoro un poco escogiendo cual es la mejor marca y luego recuerdo que es una competencia.Lo siguiente en mi lista es las verduras, hay unas que ya están tachadas así que voy por las que me hacen falta. No me cruzo a Dominic en ningún momento y cuando ya tengo lo último de la lista siento que he ganado. Paso por el pasillo de cuidados femeninos y compro algunas toallitas y tampones para mi próxima visita.Empujo el carrito hacia una de las cajas y me quedo de piedra cuando Dominic me está esperando con una sonrisa de superioridad. ¿Pero cómo? Veo que se despide de una de las chicas que trabaja en la tienda y sé que tuvo ayuda para encontrar todo más rápidamente.— Eso es trampa. – me quejo en cuanto llego hacia él.— No pusiste una regla que dijera que no podíamos tener ayuda.Yo cierro la boca y lo fulmino con la mirada. Hacemos la fila y Dominic insiste en pagar todo, solo logro sacar aparte lo que he comprado para mi periodo y lo pago con mi dinero.Cuando salimos del supermarket ya es un poco más de las seis de la tarde y guardamos las bolsas en el baúl del auto. De nuevo Dominic se comporta como un caballero y me ayuda a subir al auto del copiloto. Una vez estamos de camino casa, él rompe el silencio.— Gané.— Lo sé. – reconozco.Dobla por una esquina que no debería y yo lo miro.— Este no es el camino a casa.Él sonríe. — Ciertamente no lo es.— ¿A dónde vamos? – le pregunto.— Voy a llevarte a un lugar genial y no puedes protestar porque solo

estoy cobrando m premio.No digo nada por el resto del camino. Dominic sale un poco de la ciudad y toma un camino destapado que nos lleva a lo alto de una colina desde donde se puede observar los edificios y la bahía.— Wow es hermoso aquí.— Es una de mis partes favoritas para tomar fotografías. – dice él.— Vaya que es un buen paisaje.Salimos del auto en silencio y nos recostamos en el capo del mismo, Dominic se acerca mucho a mí despertando la diosa libidinosa que duerme en mí.— Este es un lugar que despierta la inspiración. – me susurra al oído izquierdo.— Puedo entender porque. – susurro yo también.Puedo sentir su aliento en mi cuello demasiado cerca para ser correcto.— ¿Sabes que quiero?— ¿Qué?— A ti.Dominic deposita un beso en mi cuello y yo me congelo. O mi imaginación es demasiado poderosa para sentir esto tan real, o el mundo se ha vuelto loco y este hombre de verdad me desea.— ¿Qué? – Vuelvo a repetir.— Te deseo Diane, y ya no lo puedo ocultar.Dominic me atrae a sus brazos dejándome frente a frente y yo sigo sin poder articular palabra ¿Qué él qué?— Esto... no.... Tú.Lo sé, una retrasada completamente.— No hay mucho que entender, me estas volviendo loco. Y sé que tu también lo deseas.Él empieza a dejar besos por todo mi cuello y una de sus manos se escapa por debajo de mi falda.—Pero esto no es... correcto. – le digo un poco más claro. — No. Pero se siente bien.Y rayos que tenía razón, sus besos me estaban volviendo loca.— Te deseo ¿Me dejaras tenerte? – pregunta con la voz ronca.Joder, esto era un sueño hermoso. Pero él seguís siendo el esposo de mi tía.— ¿Qué pasará con mi tía? – le pregunto.— Ella no tiene por qué enterarse.Pongo mis manos en su pecho y lo separo un poco de mí.— Dominic pero yo...— Tú también lo deseas, y puedes tenerlo.Él toma una de mis manos y la baja hasta su bragueta, joder que si no quiero tener todo eso.— Solo di que sí.A la mierda la moral.— Sí.Dominic me toma por mi trasero y yo paso mis piernas alrededor de su cintura, él abre la puerta trasera del auto y me deja sentada allí después de levantar mi falda hasta mi cintura.— ¿Estas segura?Yo asiento y el empieza a abrir los botones de mi camisa. Yo hago lo mismo con el botón de su pantalón y lo bajo, me sorprende ver que no lleva ropa interior.— Facilita mucho las cosas, cariño. – me aclara él.Él baja las copas de mi sostén liberando mis senos y ataca mis pezones, yo no puedo parar de gemir. Muy en el fondo sé que esto no está bien pero se siente tan bien que no me importa nada. No me importa mi tía Lydia o Ryan, solo me importaba la boca de Dominic y lo que le está haciendo a mi cuerpo.— Soñé tantas veces con esto. – murmuro él.Saber que él también me deseaba me hacía sentir feliz.— No tenemos mucho tiempo. – le susurre.Dominic entro a la parte trasera del auto y se sentó luego yo subí a horcajadas sobre él y por fin lo tenía donde siempre había deseado.— Oh dios. – murmuro. — Joder. – jadeo él.Así comenzamos un vaivén de caderas que se convertiría en nuestro juego favorito.***— Oh por fin llegaron, ya estábamos comenzando a preocuparnos. – dijo mi tía cuando entramos a la cocina.— El tráfico estaba horrible amor. – le respondió Dominic.Ellos se saludaron con un pequeño beso y yo de nuevo aparte la mirada.— ¿Y cómo les fue? – pregunto mi tía.— Genial, tu sobrina es una muchacha muy divertida.Yo sonreí y me sonroje. — Que bueno que hayan podido pasar tiempo juntos. – dijo mi tía sonriendo a los dos. – Por un momento pensé que no se llevaban.— Solo era falta de conversación. – dijo Dominic.Yo asentí, mi tía se veía feliz de vernos interactuar.— Te prometo que desde ahora tendré una mejor relación con ella. – le dijo Dominic abrazándola.— Lo sé, amor. – le dijo ella. – Eres un sol, te amo.Dominic la abraza más fuerte y me guiña un ojo a mí sin que ella se dé cuenta.— Bueno yo iré a darme un baño. – digo sin querer cortar el momento.— Ve dulzura y luego bajas a comer. – me dice mi tía para luego dirigirse a Dominic. – Y a ti mi galán te tengo una sorpresa esta noche, espero que te guste.Subo las escaleras con una mezcla de excitación, culpa y felicidad. Solo espero que este juego no se salga de nuestras manos.

CAPITULO 15 Llevo las maletas hasta mi habitación con lo último que dan mis fuerzas, luego me tiro a la cama sin importarme llevar toda esta ropa encima y aun mis zapatos puestos.Hogar dulce hogar.Cierro los ojos y me arrepiento inmediatamente porque en la pantalla negra que es mi mente solo se proyectan las imágenes de lo vivido durante esta última semana. Cuando dijeron masoquista salí yo de primera.¿Por qué Diane? ¿Por qué te tuviste que tropezar con la misma piedra?No me doy cuenta que estoy llorando sino hasta que mis lágrimas caen de mis mejillas mojando las sabanas. Odio esto, es como retroceder en el tiempo y quedarme estancada. Aun así siento algo en mi pecho que no sentí la última vez, una tranquilidad que me preocupa al no ser un sentimiento común en un corazón roto.¿Sera principios de locura?Bufo indignada con mis sentimientos, no perdería la cordura ahora, no después con todo lo que he aprendido. Dominic tiene que salir de mi mente de la misma manera en que entro, y si dije adiós en Italia fue para siempre.Consigo quitarme los tacones que me estaban matando y de nuevo me pregunto que estaba pensando al ponérmelos, solo iba a tomar un maldito vuelo. Me acurruco en la cama y me preparo para dormir pero cuando estoy a punto de lograrlo el tono de mi celular me lo impide.Joder.— Aló. – digo medio dormida.— ¿Sigues en Italia? – bufo ante su tono de voz.— No mamá, ya estoy de nuevo en Estados Unidos. – le digo.— Tu tono de voz no me gusta ¿Está todo bien?Suspiro exasperada.— No sé ni para que pregunto, no importa lo que haya pasado tú te lo buscaste.— Gracias madre, aprecio tu apoyo. – digo rodando los ojos. — Ya no eres una niña Diane, y yo no voy a vivir para recoger tus pedacitos cada vez que se te dé la gana.— No pasó nada, mamá.— ¡Ja! A otro con ese cuento. Conozco a Dominic y te conozco a ti, eres incapaz de tener las bragas en su lugar.Un nada sutil dolor de cabeza empezaba a martillar desde atrás.— Mamá, acabo de llegar y estoy muy cansada como para tener esta conversación. – le digo.— Bueno, lo hablaremos la semana entrante frente a frente.El sueño se había ido repentinamente.— ¿Cómo frente a frente? – pregunto sin querer saber la respuesta.— Voy a visitarte, querida hija. – me dice con sarcasmo.— No creo que eso sea necesario, querida madre. – le digo con el mismo sarcasmo.— Bueno eso no lo decides tú. Conozco a Dominic y sé cómo debes estar. – dice con tono de saber algo más.— Madre... — intento persuadirla.— Nos veremos Diane.Como siempre cuelga el teléfono dejándome con la palabra en la boca. Luego me preguntan que a si quien salí tan mandona. Tome una almohada y ahogue un grito en ella para luego levantarme, como siempre mi madre tenía el poder de cambiar mis planes.Tome mi teléfono para escribir un correo y esperar que la respuesta sea la que espero, necesitaba un tiempo para volver a ser yo y dar la cara a todo. Quince minutos después recibí un correo, Adam estaba de acuerdo en darme la semana sin pedir mucha explicación y le dirás a todos que aún me encontraba en Italia. Adam merecía el premio al mejor jefe del año, pero sé que mi amiga Ranndhy se estaba encargando de eso.***Mi madre escogió el miércoles para hacerme la dichosa visita. — Madre. – dije cuando abrí la puerta del apartamento y la vi con su pequeña maleta.— Vaya pero que recibimiento, Diane. – dijo mientras cruzaba el umbral de la puerta hacia la sala.Rodee los ojos antes de cerrar la puerta e ir a su encuentro.— Ya que no tuviste ni siquiera la amabilidad de recogerme en el aeropuerto por lo menos me merezco una calurosa bienvenida. – decía ella sentada en el sofá.— Sabes perfectamente cómo llegar al apartamento. – le dije.— Como sea, finge al menos que te alegras de verme. — ¿Cómo estuvo tu vuelo? – pregunte para desviarla del tema.— Como siempre, primera clase pero aun asi las azafatas siguen siendo unas

completas tontas.Volví a suspirar profunda sabiendo lo que tendría que soportar.— ¿Cuántos días planeas quedarte? – pregunte inocente.Ella me fulmino con la mirada.— Los que haga falta. Mira esa mirada, justo como hace cinco años.Fruncí el ceño y negué con la cabeza.— No soy esa misma chiquilla madre, no me quieras ver como tal.— ¿Qué hizo esta vez?Volví a negar.— Hay cosas de las que debemos hablar, puntos del pasado que aclarar pero antes vamos a comer y a descansar porque es tarde y mañana habrá tiempo para todo esto.Mi madre estuvo milagrosamente de acuerdo y me siguió a la cocina.***— Así que te hablo de eso.Asentí.— Nunca me dijiste que hablaste con él antes de que se fuera a Italia. – le recrimine.— No era importante, Diane. Ese hombre lo único que hizo fue jugar contigo y con tu tía y yo no lo quería cerca.— ¿Qué fue exactamente lo que hiciste mamá? – le pregunte con miedo a la respuesta.Ella bufo y yo esperé.— Ofrecerle lo de verdad ama en este mundo, dinero.— ¿Qué?— Cuando fui a hablar con él, me dio un discurso de lo importante que eras tú en su vida y de que ni la diferencia de edad ni el matrimonio con Lydia podían cambiar lo que sentía por ti.De nuevo mis ojos comenzaron a picar y no quería quebrarme justo ahora.— Por un momento me hizo dudar, pero luego le hice ver lo que te estaba haciendo. Tú te volviste loca por él, Diane. Cambiaste a tu familia, tu manera de pensar y de actuar por él. En un momento no pude reconocer a mi propia hija y después de él nunca fuiste la misma. Lo peor es que a Dominic nunca le importo si estaba afectando tu relación con nosotros.— Todo no fue su culpa, yo era grandecita para saber en qué me metía.— Y sigues defendiéndolo. Él no dudo en recibir mi dinero para que se devolviera a su país y te dejara en paz a ti y a Lydia.— Madre, a ti nunca se te ocurrió pensar en cómo quedaría yo con todo eso. — Pues prefería verte sufrir por un corazón roto, a verte con un idiota que solo te utilizaba mientras intentaba drenar todo el dinero posible de tu tía.— Basta eso ya no importa ahora. – le pedí.— ¿Qué fue lo que paso en Italia? – pregunto después de un momento.Yo negué con la cabeza.— Solo dime que no perdí mi esfuerzo y mi dinero cinco años atrás.— Dominic se acabó, madre. – le dije. – Mi pasado se quedó en Italia y no volveré a él.Ella suspiro aliviada.— Me alegra saber que fuiste lo suficiente inteligente como para dejarlo.— No fue...— Sé que esta semana estuviste con él como hace cinco años, eres mi hija y conozco tu forma de actuar pero lo importante es que ahora estas aquí y él allá.La mire confundida.— Tenía miedo de llegar a este apartamento para recibir la noticia que él estaba junto a ti. Porque no lo soportaría, hija. Ese hombre no te merece y tú ya sufriste demasiado.Mi madre se acercó más a mí y paso sus brazos por detrás de mi espalda para abrazarme. Una de las pequeñas muestras de afecto que podía recibir de ella esporádicamente. — Sé que para dejar el pasado atrás primero debías enfrentarlo, espero que ahora que lo has hecho no quieras retroceder.Lagrimas comenzaron a caer de mis ojos mojando la blusa de mamá.— Pero duele. – mi voz salió en un sollozo.— El amor a veces puede doler, hija, y es allí cuando sabes que es amor.— Gracias por estar aquí mamá.Ella beso mi cabeza y yo me seque las lágrimas.— Dejemos el sentimentalismo a un lado. – dijo regalándome una sonrisa. – Vamos a hablar de cosas bonitas. Yo reí por su expresión y ella también lo hizo. Vaya que el mundo está raro.***— Te llamaré cuando llegue.— Por favor hazlo.Mi madre me dio un beso en la mejilla antes de buscar la puerta para abordar y yo di media vuelta para regresar a mi apartamento. Era viernes y estaba indecisa entre desahogarme con Ranndhy y Evelyn o no. Ellas son las únicas amigas que tengo y debo empezar a sincerarme con ellas.Choco con alguien por ir en mis pensamientos y de inmediato me disculpo.— Lo siento.— No te... ¿Diane? Alzo mi mirada encontrándome al chico de la otra noche y de los mensajes, solo sé que su nombre comenzaba con M.— Hey tú. –salude tratando de evitar su nombre.Él me miro con una ceja levantada.—

Mark. – me recordó y no pude evitar sonrojarme.Qué vergüenza se dio cuenta.— Como sea. – le reste importancia al asunto y el solo rio.— Vaya que coincidencia encontrarte aquí, ¿Vas a viajar o acabas de llegar? – pregunto.—Ninguna de las dos cosas, y no sé qué hago respondiendo a tus preguntas. — Eso es porque has aceptado conocernos.Bufe.— Por supuesto que no.— Claro que sí, y si te lo preguntabas yo voy a Italia a visitar a mi madre por su cumpleaños, pero no te preocupes que el domingo a primero hora estoy aquí.— Nadie te pregunto. – procese sus palabras. — ¿Vas a Italia?— Viste como si estás interesada. – me guiño un ojo.— Ya quisieras.— Y respondiendo a tu pregunta, sí.— ¿Eres italiano? — Así es, por parte de mamá. Nunca lo imaginaste ¿verdad?Iba a responder algo mordaz cuando justo llaman para su vuelo.— Nos veremos el domingo, muñeca.— Dalo por NO hecho.Esa fue nuestra despedida antes de dirigirnos en diferentes dimensiones, vaya que el mundo es pequeño.***Iba entrando por el lobby del edificio de apartamento cuando el recepcionista me detuvo.— ¿Señorita Goldstein?— ¿Sí?— Hay alguien que la está buscando. – me dijo señalando los sillones en la salita de espera. – Lleva aquí una hora pero dijo que la esperaría.Mi mirada se dirigió a la mujer que me sonreía con diversión, la misma mujer que vi en los brazos de Dominic en el aeropuerto. Ella se levantó y empezó a caminar hacia mí.— Diane Goldstein, por fin tengo el placer de conocerte.¿Y ahora que me tiene deparado el maldito destino?

CAPITULO 16 Y allí estaba yo, sentada en la sala de mi apartamento y tomándome una taza de café con la prometida de Dominic, alguien allá afuera debe estar divirtiéndose mucho al ponerme en estas situaciones.— Bien, señorita ¿Adrienna? – pregunto si estoy pronunciando bien su nombre y ella asiente. – Puede explicarme ¿a qué se debe su visita?— Ya te he dicho en el lobby, quería conocerte. – responde con un inglés un poco forzado por lo cual decido cambiar al Italiano.— ¿Cómo es que sabe dónde vivo? – ella pareció estar de acuerdo con el cambio de idioma y me respondió.— Tengo mis contactos, y Dominic habla mucho de ti. – hizo una mueca como de estar tomando algo amargo y sabía que no era por el café.— Escuche, sé que uno no cruza un océano solo para venir a conocer a otra persona y ya, dígame de una vez a que vino porque yo estoy intentando pasar página y su presencia aquí no es más que un recordatorio de todo.Ella dejo su taza en la mesa y me miro.— Me reconociste cuando me viste ¿Por qué? – me pregunto.Evite su mirada por un momento mientras recordaba la conversación que tuve con Dominic. — Él me conto de su existencia. – le dije.— Y aun así decidiste acostarte con él. – afirmo.— Él me lo conto después de haber estado juntos, el día antes de que me viera en el aeropuerto. De haberlo sabido antes no hubiera aceptado. – le dije ofendida.— Bueno querida, no sería la primera vez para ti ¿verdad?Mi mano que llevaba la taza de café a mi boca se quedó a medio camino y la mire, ella lo sabía. Deje la taza en la mesa.— Creo que obviamente estamos en desventaja, ya que usted parece saber más cosas de mí que lo que yo sé de usted.— De nuevo cariño, no es mi culpa sino de tu ex tío que no sabe cuándo parar de hablar de ti.Mis ojos picaron por un momento y me negué a llorar por una cosa así.— Ese fue el peor error de mi vida, pero es algo que me enseño muchas cosas y créame que una de esas fue a no meterme en relaciones ajenas.— ¿Estas completamente segura?— Mire, si lo que le preocupa es que decida tomar un avión e irle a profesar mi amor eterno a su prometido pues puede estar tranquila porque primero, no es tan barato viajar a Europa en estos días, segundo ese tipo de cursilerías no me van y tercero, Dominic es un pasado el

cual quiero dejar atrás.— Vaya eso sí que es un discurso para convencer y me asombra tu nivel de italiano ¿Quién fue tu profesor?Pase una mano por mi cabello solo para no tomar el de ella y sacarla a rastras de mi apartamento.— Eso es todo lo que tengo que decir y espero que haya ayudado a despejar sus preocupaciones, de sobra queda decirle que por favor no se le ocurra darle mi dirección a su prometido.— Todavía no lo has entendido Diane, pero está bien porque aun puedo ver inocencia en ti.— Créame que yo de inocente no tengo ni el nombre. Ella sonrió.— Me recuerdas tanto a mí, creo que llegue justo a tiempo.— Tiene dos opciones, o dice lo que tenga que decir y se deja de rodeos, o se va en este mismo momento de mi vida.— Me iré de tu vida pero no antes de contarte porque estoy aquí.— ¡Aleluya! – dije sarcásticamente.— No estoy aquí porque me preocupe Dominic, él puede hacer con su vida lo que quiera pero es lo suficientemente interesado como para saber las consecuencias que traería el alejarse de mi lado. Estoy aquí porque estoy preocupada por ti. La mire sin poder creer lo que decía.— Usted solo me acaba de conocer personalmente ¿Cómo podría estar preocupada por mí?— Lo estoy Diane porque cuando te dije que me recordabas a mi te lo decía enserio, ya que yo estuve en tu lugar por un buen tiempo y sé cómo puede terminar.Suspire y me prepare para lo que sabía sería una historia con Dominic.— Conocí a Dominic cuando tenía tu edad, era solo un poco más joven que tú en ese entonces y como tú me sentí atraída ante ese espécimen perfecto para mí. Yo no le pase desapercibida o eso creí en su momento, empezamos a salir y me enamore como una idiota y el juraba que sentía algo por mí, claro está que esas palabras solo salían cuando estábamos en la cama.— Puede ir al punto por favor. – pedí pues lo último que necesitaba escuchar era otro secreto de Dominic.— Él jugo conmigo como lo hizo con muchas otras, mi familia era adinerada y consiguió beneficios durante mi relación. Descubrí que me fue infiel con su próxima conquista y créeme que eso me destruyo pero aun así nunca pude arrancar ese sentimiento de amor que sentía por él.— Entonces debe estar dichosa porque por fin va a estar con él.Ella rio divertida y negó. — ¿Sabes que fue lo peor? Cada vez que estaba a punto de recoger las piezas rotas él llegaba a mi vida, me engatusaba con algún discurso, volvía a caer como una idiota, me llevaba a su cama y hacia conmigo lo que quería para luego irse y volverme a romper.Ya no me estaba gustando mucho esta historia.— ¿Sabes por cuanto tiempo duramos así? Casi cinco años antes de que él se viniera a Estados Unidos. Quede destrozada y con una desconfianza enorme hacia el sexo masculino que se vio reflejada en mí día a día. Todo lo malo que me había hecho Dominic, lo desquite con muchos hombres cuando varios de ellos pudieron hacerme ¿feliz? No lo sé. Tengo una pequeña fortuna que gane casándome con hombres adinerados para luego divorciarme sin ningún motivo y mi último esposo era un viejo que no aguanto ni los tres meses y murió dejándome casi toda su herencia.— ¿Qué tiene eso que ver conmigo?— Vas por ese mismo camino y tienes que despertar. Quiero asegurarme de que te des realmente cuenta de lo que él significa para tu vida.— ¿Por qué? — pregunte al fin. — ¿Por qué le interesaría a usted como termine mi vida?— Porque me ayuda a mi conciencia por todo lo que hice en nombre del amor que le profesaba a Dominic. — Si no lo sigue amando y si dice que su vida fue el resultado de él, entonces ¿Por qué se casa con él?Ella sonrió.— Porque me gusta saber que él siente la misma impotencia que yo sentí al verme atrapada en una vida que jamás imagine.Yo agacho la cabeza y trato de aclarar mi mente, una parte de la imagen de Dominic se destruye ante mis ojos.— Tengo que ser sincera contigo. Cuando vine aquí planeaba utilizarte. – la mire con confusión. – Después de todo eres el talón de Aquiles de Dominic.— No creo que eso sea verdad. —Lo es, él te ama pero al parecer su amor por ti no supera el amor hacia la vida fácil. Por eso planeaba torturarlo un poco

contigo pero al verte supe que estabas cayendo en el mismo agujero que yo pero tu querida, aun puedes salir.— ¿Cómo? Cada vez que estoy a punto de pasar página alguna conexión con él aparece en mi vida. – le reprocho.— Tu encárgate de superarlo que yo me encargare de mantenerlo lejos de ti ¿trato?Mi mente estaba en blanco.— Diane, quiero saber que serás capaz de volverlo a ver y saber que no caerás ante él, que seguirás adelante y que él será una lección en tu vida. — Yo...— Dominic es un player, Diane, y es el peor de todos. Yo intente jugar a su nivel y no termino bien, así que es mejor que salgas de su juego antes de eso.— ¿Es todo lo que tenías que decir? – pregunto en un susurro.— Así es.— Sabes dónde está la puerta.Ella se queda callada un momento mirándome para después ponerse de pie y recoger su cartera.— Eres fuerte Diane y sé que saldrás adelante, veo un poco de él en ti y no todo de él es malo pero recuerda que el pupilo supera al maestro. Sé mejor que él y sal de este juego.Sé marcho dejándome con el sonido de la puerta siendo cerrada y millones de pensamientos corriendo por mi cabeza. Tome las dos tazas de café ahora frio y las lleve a la cocina, mis manos temblaban por tratar de contener las lágrimas por lo cual una taza cayo haciéndose trizas en el piso. Me quede observando el desastre de vidrio y café en el suelo y pronto las lágrimas comenzaron a salir una tras de otra.Estrelle la segunda taza de café también en el suelo y salí de allí maldiciendo a Dominic una y otra vez. Las lágrimas no paraban y de nuevo me odie ¿fuerte? Yo no era nada fuerte. Ese sentimiento tan conocido de corazón roto llego a mí y entonces lo supe, la tranquilidad que sentí al principio era la esperanza que tenia de que él volviera a mí pero ahora sé que no lo hará y esta vez soy yo quien no lo quiere en mi vida.Dominic debía quedarse de una vez y por todas en el pasado.***Llorar por tres días seguidos solo sirve para: a) deshidratarse de maneras que no conocía hasta ahora, b) dejar tus ojos rojos y horriblemente hinchados hasta el punto que por más maquillaje que uses no lo vas a disimular, y c) para aliviar un poco el dolor que sientes que te está partiendo el pecho.Era domingo por la tarde y no había hecho nada en estos días más que llorar. En la cocina se en contraba aun los vidrios esparcidos por el piso y el suelo pegajoso por el café derramado, puedo decir que estoy viviendo de agua y la pizza que me comí anoche cuando mi estómago casi se come a él mismo.Me tome un acetaminofén por el dolor de cabeza y eso era lo que me tenía más tranquila desde entonces. El timbre sonó y bufe molesta, no quería levantarme de este sillón así que tal vez si no respondo la persona se ira. Quince minutos después me di por vencida pues el timbre no había parado de sonar.—Tienes que estar jodiéndome. – dije al abrir la puerta.— Aun no pero pronto, lo prometo. – dijo un sonriente Mark con un gesto sugerente y fue allí donde capte el doble sentido.Para cuando lo hice él ya estaba dentro de mi apartamento y yo seguía con la puerta abierta. Suspire profundo antes de cerrar la puerta. No vi a Mark en la sala y luego escucha movimiento de vidrios en la cocina. Camine hasta allí solo para encontrarme a Mark barriendo mi desastre.— ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo subiste si autorización hasta acá? ¿Y que se supone que estás haciendo? – le pregunte.— Quedamos en vernos el domingo si no recuerdas, le dije al portero que era tu novio y quería sorprenderte y estoy arreglando este desastre antes de que alguien salga herido y por alguien me refiero a ti que tienes los pies descalzos. – respondió mis preguntas en orden.— Si bien recuerdo me negué a verte hoy, alguien en recepción va a ser despedido y no necesito que barras eso por mí.— Evidentemente si lo necesitas, estas hecha un desastre. – me dijo. – No creas que no he notado tus ojos rojos pero ya habrá tiempo de hablar de eso.— Si no hubiera follado contigo ya pensaría que eres gay. – le digo.— ¿Y que si lo fuera? Qué bueno que si recuerdes esa follada. – me guiño un ojo.Suspire cansada y rodee los ojos. — Te traje estos chocolates, sirven para alegrar un poco ese ánimo ¿Por qué no me esperas en la sala

mientras termino con esto?Él me tendió una caja de chocolates y por un momento se me ablando el corazón por lo que decidí hace lo que me dijo, quince minutos más tarde él llego con dos tazas de café.— Gracias, no tenías por qué molestarte. – le dije.— Vaya, si puedes ser amable.— Y tu menos idiota. – le respondí.— Okey nota mental, ella no puede durar mucho sin insultarme o usar sarcasmo. — Hey, estoy aquí.Él me sonrió y me encanto el hoyuelo que se le hacía en el cachete izquierdo. Suspire por enésima vez y deje mi taza de café ahora vacía en la mesita.— No estoy en mi mejor momento.Él también dejo su taza y se acercó a mí.— Eso lo sé.— Estoy literalmente hecha un desastre. – le dije.— Eso puedo notarlo.Baje la cabeza porque mis ojos volvían a picar y no quería llorar delante de nadie. Él puso su mano en mi barbilla y me hizo mirarlo, sus ojos buscaban en mi algo que no podía comprender pero me trasmitían un sentimiento de tranquilidad.— Está bien, no tienes por qué hablar de eso ahora. Podemos hacer cualquier cosa.Yo lo mire con una ceja levantada.— Oye, al menos que quieras ser plato de segunda mesa lo mejor será que te vayas. –le dije. – No soy la mejor compañía.Él paso su brazo por mi espalda y me acomodo quedando los dos recostados en el sofá con él encima de mí, sentí sus labios tomar los míos y pude corresponderle a medias pues mis pensamientos estaban en otro continente.— No me molesta ser plato de segunda mesa si de esa manera puedo convertirme luego en el principal. – dijo luego de romper el beso.— Yo...— Me quedare y te hare olvidar lo que sea que te esté atormentando.Él se fue acercando a mí mientras su mano subía por debajo de mi blusa y supe que no tendría la fuerza para aparatarlo pues yo quería olvidar.***Las carcajadas de Mark llenaban todo el apartamento mientras yo intentaba controlar mi expresión sería pues verlo me hacía querer sonreír. Resulta que cuando él se refería a hacer cualquier cosa no teníamos el mismo pensamiento y fue así como terminamos viendo Buscando a Nemo un domingo por la noche. La película acabo y él me miro con una sonrisa.— Enserio voy a pensar que eres gay.— Cuando quieras te demuestro lo contrario.— Ya tuviste tu oportunidad y preferiste ver una película de Disney.— Vi como sonreías viéndola así que te gusto. – me acuso.Una pequeña sonrisa se me escapo y tuve que agachar la cabeza para ocultarla pero fue demasiado tarde. Él se acercó a mí y quedamos frente a frente en el sofá que habíamos convertido en cama para estar más cómodos. — No creas que evite estar contigo por que no te deseo porque sabes perfectamente que sí y es más que evidente. – dijo apuntando a su entrepierna. – Así que tacha esa opción. Si no seguí fue porque supe que no estabas bien y a veces no es bueno actuar por impulsos.Lo mire sorprendida de escuchar su sinceridad.— No me voy a aprovechar de tu situación porque evidentemente tienes algo roto y temo que sea tu corazón, pero si ese es el caso quiero que sepas que me quedaré e intentaré repararlo porque como ya te he dicho antes me interesas mucho y sé que vale la pena el esfuerzo.— Mark, yo no puedo prometerte nada, no soy una chica de relaciones y ahora me siento estancada y no sé cómo continuar. – fui sincera. – Si lo que quisieras fuera sexo no tendría ningún reparo al ofrecerlo pero esto... esto me supera.— Está bien, era lo mínimo que esperaba pero yo veo más en ti que solo un buen polvo. – dijo él. — ¿Te parece si empezamos como amigos?Yo lo mire.— ¿Estarías dispuesto a pasar por todo esto solo siendo mi amigo? – pregunte viendo su evidente erección.— Una buena paja y baños de agua fría ayudarían en cierta medida. – dijo simplemente.— Seguiría sin ser justo, no te estoy dando nada seguro. – le dije.— Lo sé y aún sigo aquí, así que ¿amigos? – pregunto ofreciéndome la mano.Mire su mano y a él varias veces antes de decidirnos.— Al diablo con todo, amigos. – dije aceptando su mano para luego acercarme hasta él y montarme a horcajadas. – Pero búscame también cuando las pajas y los baños fríos sean insuficientes.— Oye ya te dije que...— No eres el único que está necesitado de

eso. – lo interrumpí. – Y yo no estoy dispuesta a bañarme con agua fría.Él rio para luego pasar sus manos por mi espalda.— No será fácil. – le advertí. – Estoy más jodida de lo que crees.— Nada que no se pueda reparar, estoy seguro.— Nunca he tenido un amigo hombre.— Ni yo una amiga mujer, aunque no estoy seguro si todos los amigos tienen sexo.— Somos especiales, nuestra amistad tiene que ser especial. – le dije alzando las cejas sugerente.— Lo será muñeca, lo será.— ¡Que no me digas muñeca!Los dos reímos y nos recostamos en el sofá ahora cama contando historias de nosotros. Tal vez no todo sea malo después de Dominic y aun haya esperanza para mí.

CAPITULO 17 Tres meses después.Me encontraba almorzando junto a las chicas en nuestro restaurante de siempre en un silencio para nada incómodo. Ellas irradiaban una felicidad que te hacia ver que todo estaba de maravilla en sus vidas y era hasta una tranquilidad envidiable. Evelyn estaba dichosa desde que su nuevo novio Ian vino a vivir con ella. Literalmente casi lloro de la emoción cuando me contó que había terminado con el estúpido de Christian, lo que me recuerda que aun debo ser sincera con ella solo que me da miedo perder una amiga. Ranndhy por su parte andaba más tiempo en el paraíso Adam que con los pies en la tierra, sabía que esos dos se traían algo y no me equivoque. Estoy muy feliz por ambos y espero que Adam se porte bien con mi amiga o se las verá conmigo. Me integre a la empresa no una sino dos semanas después de lo que tenía pensado, pues debo ser sincera y es que las cosas luego de abrir el baúl de los recuerdos no fueron a mejor.— Después dices que la elevada soy yo. – escucho la voz de Ranndhy y la veo.Al lado de nuestra mesa está el camarero que está esperando para recoger los platos, aparto mis manos y él se lleva mi plato no antes de regalarle una sonrisa de disculpa. — ¿Qué es lo que te tiene tan distraída? – pregunta Evelyn.— Sera ese amigo tuyo que nos hemos topado ¿Cuántas veces, Evelyn? – pregunta Ranndhy con una sonrisa malvada en su rostro.— No una que sería lo normal en ella, ni dos sino tres veces.Suspire tratando de lucir molesta pero no podía evitar que una sonrisa se me escapara de mi rostro al pensar en todo lo que sus mentes estarían maquinando.— No porque ustedes estén viviendo sus historias románticas cursis y empalagosas quiere decir que el resto de la humanidad también lo hace. – les digo y las dos ruedan los ojos.— Ya acéptalo. – dice Evelyn. — Él te gusta, o sino no lo habrías dejado quedarse tanto tiempo.Vuelvo a suspirar por enésima vez y las miro, como les puedo hacer ver que Mark es solo mi amigo, follamos sí, pero es solo mi amigo.— Mark es muy dulce chicas...— Y sexy.— Y ardiente.Me cortan ellas y yo las fulmino con la mirada.— Voy a tener que hablar seriamente con Ian y Adam, algo no deben estar haciendo bien para que se anden fijando en hombres ajenos.Las dos soltaron las risas y luego me di cuenta de lo que dije. Joder.— Ya has marcado territorio, amiga. – dijo Evelyn.— Eso viene justo antes del te quiero.Las mire horrorizadas pero sabía que algo en mi expresión era mentira. Ni yo sabía lo que sentía por Mark.— Es difícil y saben porque. – baje mi mirada no queriendo acordarme de ÉL precisamente ahora.Ellas dejaron de reír para luego mirarme preocupadas.— Lo has estado haciendo muy bien Diane. – dijo Ranndhy.— Dominic no ha aparecido en nuestras conversaciones desde que te desahogaste con nosotros.Asentí y volví a suspirar. A este paso me quedaría sin aire.— Si pero... hay algo que no les he contado.Capto la atención de las dos inmediatamente y ellas esperen a que hable.— Dominic estuvo aquí hace unos meses.FLASHBACKPuedo estar orgullosa de mi al ver el apartamento y notar lo limpio que quedo todo. Mark es un odioso al escabullirse de sus responsabilidades pero cuando vuelva no se salva,

él comenzó la guerra de comida y a mí me toco limpiar. Miro el reloj de la pared que marcan las 4 de la tarde y me voy a la ducha porque con todo lo que he sudado no quiero ni saber a qué huelo. Media hora después me siento como nueva, lave mi peo y lo seque y me coloque mi pijama pues no tenía pensado salir este domingo. Justo cuando encontré la posición cómoda en mi cama para comenzar algún maratón de series por Netflix el timbre comenzó a sonar muchas veces y maldecí a Mark por sacarme de mi comodidad, no se para que le doy llaves del apartamento si al final siempre las deja y termino abriéndole la puerta.— Si vuelves a dejar tus llaves no voy a... — mi frase murió cuando vi los ojos azules que me observaban.— Diane. Esto tenía que ser una broma.— ¿Qué estas...?Dominic ataco mi boca sin dejarme terminar de hablar y yo no tuve tiempo de defenderme. Sus labios me besaban con tal frenesí que mis protestas no alcanzaban a salir. Él no podía estar haciéndome esto. Cuando escuche como cerraba la puerta tome fuerzas para empujarlo de una vez y por todas.— ¿Qué mierda te crees al venir a mi casa a besarme de esa manera?Sus labios estaban rojos y comenzaban a hincharse por lo que imagine que los míos se encontraban en la misma situación.— No puedo. Dijo él sin responder mi pregunta.— ¿Qué no puedes?— No puedo casarme Diane, no puedo joder. – dice antes de sentarse en el sofá y llevarse las manos a la cabeza.— ¿De qué estás hablando?Lo imito y me siento en el sillón individual para crear todo el espacio posible entre los dos.— Desde que apareciste de nuevo en mi vida no he podido dejar de pensar en ti, y simplemente no puedo follarla a ella sin imaginarme que eres tú. No imagino casarme con ella y estar pensando en ti siempre.— Yo... — me había quedado sin habla. No podía mentir, no es como si sus palabras no hicieran temblar la barrera que he estado creando.— Me he cansado de todo Diane. Tu eres la persona con la quiero estar y quiero ser egoísta y no renunciar a ti.— Dominic...— Quiero estar contigo Diane, y solo contigo. No hay nadie más que pueda hacerme sentir lo que tú.— Dominic... — él parecía no escucharme.Se levantó del sofá y se arrodillo a mi lado tomando mis manos.— Así que tome el primer avión que me trajera contigo porque me canse de estar separados. Quédate conmigo Diane, sabes que te amo.Él hizo silencio esperando una respuesta de mi parte y yo aún creía que lo que estaba pasando era producto de esa parte de mi mente que estaba tratando de destripar desde hacía casi un mes. El silencio se iba convirtiendo en incómodo y de pronto no sabía cómo decirle lo que debía decir.— No.Él me miro confundido y yo cerré mis ojos para llenarme de fuerza de voluntad.—¿Qué? – pregunto incrédulo.— No, Dominic. Yo ya no quiero estar contigo.— Nena yo... yo pensé que tu querías...— Yo quería, enserio lo hacía. Hace cinco años hubiese muerto de felicidad por una propuesta como esa y hubiese renunciado a mi familia por ti, porque te amaba. Hace menos de un mes me lo hubiera pensado y al final mi respuesta sería positiva porque aún quedaba algo de amor por ti en mí, pero ahora... Has agotado tus reservas Dominic, y me amo lo suficiente como para saber que lo que tuvimos fue algo nocivo y no quiero regresar a eso.— Pero esto será diferente.— No lo sé, tal vez sí o tal vez no pero no quiero averiguarlo.— Diane.— No Dominic, se acabó, no quiero ser tu juguete nunca más. – dije levantándome y soltando su agarre.— Oye sé que Adrienna estuvo aquí contándote mucha mierda de mi pasado pero eso no quiere decir que voy a cometer los mismos errores o que voy a lastimarte.— Ya lo has hecho Dominic, no una sino dos veces y no soy lo suficiente masoquista como para apostar por una tercera.Él también se levanta y me toma por la cintura.— Puedo sentir que todavía queda deseo en ti.Rodee mis ojos.— Me considero una persona muy sexual, Dominic, lo cual por cierto te lo debo a ti. No confundas las cosas.Él me mira directamente a los ojos y puede ver que le estoy hablando con la verdad, puedo ver su expresión de tormento y de derrota que por un momento me ablanda el corazón.— Espero que puedas ser

feliz, Dominic. Tal vez Adrienna no es la mujer que quieras a tu lado, pero a pesar de su discurso el otro día, pude ver que siente algo por ti genuino y especial que a pesar de todo lo que ha pasado y le has hecho se mantiene esperando.— Ella no es la mujer que amo.— Pero es la mujer que a pesar de saber todo lo que eres y lo que fuiste te sigue queriendo a su lado. Porque esa es la realidad Dominic, yo ya no te quiero en mi vida.— Estas siendo cruel pequeña. – dice en un susurro.— Estoy siendo sincera. Siempre serás alguien importante para mí, pero debo pasar página y no puedes estar allí.— Entonces eso es todo ¿no?— Lo es, ahora. – respondo.No puedo evitar el impulso de abrazarlo y él me devuelve el abrazo. Aspiro su aroma porque sé que no lo volveré a sentir en mucho tiempo y me repito que debo estar tranquila y que esta es la decisión definitiva.— Yo...— ¡Esta vez no he olvidado la llave!Un Mark sonriente entra por la puerta pero su sonrisa desaparece cuando me ve abrazada a Dominic. Rápidamente me separo y aclaro mi garganta. Él sabe quién es antes de presentarlo.— Mark este es un amigo Dominic. – señalo a Dominic quien lo ve con el ceño fruncido. – Dominic este es Mark, también un amigo.— Mucho gusto. – dice un incómodo Dominic.— Estamos follando.— ¡Mark!No puedo evitar ponerme colorada y fulmino con la mirada a Mark. Él por su parte quiere matar a Dominic con la mirada. — Creo que eso es todo, entonces. – dice Dominic mirándome.Yo asiento sin decir nada.— Yo ya no tengo nada más que hacer aquí. – dice caminando hacia la puerta. – También espero que puedas ser muy feliz.— Adiós Dominic.Él asiente y abre la puerta.— Te acompaño hasta la salida amigo, hay algo de lo que tengo que hablar contigo. – dice Mark alcanzando a Dominic en la puerta.— ¡Mark! – vuelvo a gritar.— No me demoro nena, espérame solo con las ligas puestas para no perder mucho tiempo quitándote la ropa. Tiro un zapato justo a tiempo cuando la puerta se cierra y quiero morirme de vergüenza. No sé si ir detrás de Mark y Dominic para asegurarme que no pase algo estúpido o solo esperar a que el primero llegue con un labio partido. Opto por la segunda opción mientras me siento en el sofá donde antes se había sentado Dominic, el pasado no quiere quedarse donde está pero espero que esta sea la despidida definitiva.FIN FLASHBACK— ¿Y no se ha vuelto a aparecer? – pregunta intrigada Evelyn.Niego con la cabeza.— ¿Y qué paso con Mark? – pregunto Ranndhy.Me encojo de hombros. — Cuando llego se veía normal, ni siquiera me tocó el tema ni me pregunto de que hablamos.— ¿Qué crees que hizo Dominic cuando regreso a Italia? – pregunto Evelyn.Rebusque en mi bolso hasta dar con lo que quería y luego lo deje en la mesa para que pudieran ver. Era un recorte de un periódico local en roma donde cubrían la boda de Adrienna y Dominic, junto al artículo salen la "feliz pareja" sonriendo por el maravilloso día.— ¿Cómo? – comenzó a preguntar Ranndhy.— Llego al apartamento con esta nota.Les mostré la nota y Evelyn leyó: — "Al final he decidido seguir tu consejo y esta será la última vez que escuches de mí. Tú también deberías seguir mi consejo y empezar a buscar esa persona que te ayudará a ser feliz. No busques muy lejos pues tu mejor opción está más cerca de lo que crees. Es un buen chico".Siempre tuyo, Dominic— Vaya pero que idiota. – dijo Ranndhy. – Lo único que recupero de esto es lo del chico. Mark suena como que es una buena persona.— No está hablando de Mark. – reniego.— Por supuesto que lo está y lo sabes. – responde Evelyn.— Como sea, se hace tarde y debemos volver. – les digo comenzando a recoger.— Un consejo, la gente se cansa de esperar y todo tiene un límite, tu eres el vivo ejemplo de eso así que no hagas con Mark lo que Dominic contigo y decídete ya. – dice Ranndhy.Me quedo pensativa pero no respondo, sé que ellas llevan razón pero me cuesta admitir que ese idiota se está haciendo un lugar en mi corazón.— Se hace tarde. – solo digo y me apresuro a salir del restaurante antes de deja ver más de lo que quiero.***He pasado todo lo que resta de día pensando en Mark, si algo me enseño Dominic

además de follar es lo que no debes hacer con una persona. Dejo los platos que ensucie en la cena en el lavavajillas porque tengo la cabeza muy llena de cosas como para ponerme a fregar.Camino al cuarto y me doy una ducha rápida para después solo ponerme una bata amarrada a la cintura. Son casi las ocho y mañana es día laboral por lo que veré solo una hora de televisión antes de irme a dormir. Justo cuando enciendo la tele escucho como se abre la puerta de mi apartamento y sé que es Mark porque solo él tiene copia de mi llave así como yo de la de él.— Hola nena.— dice cuando entra a la habitación.Se acerca y besa mi cabeza.— ¿Cómo estuvo tu día? El mío fue de locos, por fin conseguí vender el apartamento en Greektown, el precio era elevado pero no inaccesible y no entiendo porque me tomo tanto tiempo. Traje comida pero vi que ya comiste así que la guarde. ¿Cómo sigues del dolor de cabeza? Traje unas pastillas también.Me levante del sofá y lo abrace hundiendo mi cara en su cuello, el me devolvió el abrazo.— Oye ¿está todo bien?Mis manos se hicieron su camino por debajo de su camisa y conseguí sacársela de encima.— Cállate y bésame Mark. – le digo para luego sentir sus labios en los míos.— Me encanta cuando te pones mandona, Sra. Grey. No puedo evitar reír y lo conduzco a la habitación donde termino de desnudarlo con un poco de ayuda de él.— ¿Ahora que nena? Me tienes a tu merced. –dice sentándose en la cama.Quito el nudo de mi bata y esta cae al suelo revelando mi desnudez, los ojos de Mark me escanean sin dejar un solo lugar sin revisión. Me acerco a él y él pone sus manos en mi cintura.— Eres hermosa.— ¿No te cansas de repetirlo? – le digo en broma.— No, si tú no te cansas de serlo.Sus besos comienzan desde abajo en mi parte más sensible y van subiendo a la misma velocidad en que mis piernas pierden sus fuerzas. Mark me acuesta en la cama y comienza a besar mi cuello mientras yo recorro su espalda trabajada que siempre me ha encantado.— ¿Cómo puedes seguir aquí, Mark? – le pregunto cuando alza su cabeza.Uno de los mechones de su pelo toca mi frente y sus ojos se centran en los míos.— Sino soy capaz de esperarte y comprenderte entonces no soy merecedor de ti.Aparto el mechón sin mucho éxito pues este vuelve a caer.— Ya no tienes que esperar más. Ahora sé que eres mi plato principal. – le susurro. Veo como su sonrisa crece en su rostro. Pasa sus manos por mi espalda y nos sienta a ambos en la cama, dejándome encima de él.— No sabes todo lo que significas para mí. Sé que tal vez no sientas lo mismo pero tenemos tiempo para igualarlo. – me dice.— No te prometo un para siempre, pero sí que voy a poner lo mejor de mí para que esto funcione. – le aclaro.— Eso es suficiente para mí.— Te conformas con muy poco.— Tú jamás podrás ser poco.Me levanto un poco a la misma vez que él se acomoda y cuando me siento de nuevo él puede entrar definitivamente en mí. Los dos gemimos y yo echo mi cabeza hacia atrás facilitándole a él besar mi cuello como tanto le gusta.— Joder Diane.Empezamos con un pequeño vaivén de caderas que con el paso de los minutos se convierte en una guerra. Él vuelve a recostarme en la cama quedando encima de mí sin dejar de embestirme. Paso mis brazos por su cuello y lo atraigo a mí para besarlo a la misma vez que el incrementa la velocidad.— Joder...— susurro.Él toma mi barbilla y me hace mirarlo justo cuando los dos compartimos uno de nuestros mejores orgasmos. Su cuerpo sudoroso cae sobre el mío para luego rodar hacia un lado y atraerme a él.— Sabes que me gustas y mucho ¿verdad? – susurra.Yo asiento y de repente me siento cohibida.—Tú también me gustas. – le respondo.Siento el calor que desprende su cuerpo mezclarse con el mío y alargo la mano para tomar el control que enciende el aire acondicionado.— Haremos que funcione. – me dice cuando estoy de vuelta con él.—Estas muy seguro de mí.— Siempre lo he estado, y necesito que tú también lo estés. — Lo estoy.Me pongo sobre mis codos y lo miro.— Creo que nunca había querido tanto algo antes como esto, así que lo estoy. – le aseguro.Él se acerca a mí y me besa.—

Voy a tener que bañarme de nuevo para poder dormir. – le digo.— ¿Quién dijo que vamos a dormir? – pregunta.— Tú tienes que ir a trabajar, al igual que yo. – le recuerdo.— Te reportas como enferma y ya está. – me dice.— No voy a mentir.— No lo harás, el no poder caminar mañana será como una enfermedad.Me rio sin poderlo evitar y el aprovecha para ponerse sobre mi dejándome boca abajo en la cama.— ¿Empezamos de nuevo?Asiento efusivamente y esa es justo toda la aprobación que él necesita. Tal vez no sea un "y vivieron felices para siempre" pero con Mark nunca se sabe.

EPILOGO — ¿Gay? – pregunte atónita. – Pero si está más bueno que...— Hey. – se queja Mark a mi lado.Evelyn y Ranndhy ríen.— No más que tú, cariño. – le guiño un ojo y él sonríe.— También pensé lo mismo Diane, pero ese tipo está más interesado en mi novio que en el trabajo. – responde Ranndhy.— Y tú estresándote pensando que era un machista. – se burla Evelyn.— Adam debería pedir que le suban a la música, ya va siendo hora de mover el bote. – digo moviendo mis caderas.— Lo mismo digo yo. – dice Ranndhy. – Espero que termine de hablar con esos inversionistas.— Yo quiero lo mismo. – murmura Evelyn meneando sus caderas contra Ian.— No tenía idea que este club fuera de Adam. – señala Ian.— Uno de sus tantos negocios. – responde Ranndhy encogiéndose de hombros.— Por lo menos esta vez cambio el lugar. – digo.— Por poco y no puedo escapar. – saluda Adam abrazando a Ranndhy por detrás.— Eso te pasa por ser tan popular e invitar a tanta gente. – lo regaña Ranndhy. — Cariño esta cara habla por sí sola. – dice juguetón él. – Esta vez vinieron invitados de todas partes, por allá atrás esta Yang Mi Park.— ¿Enserio? ¡Vamos a saludarlo! – dice Ranndhy con malicia.— Quieta allí. – la detiene Adam para luego murmurarle algo en el oído.Mi amiga ríe fuerte y yo siento que he perdido el curso de la historia, o que estoy invadiendo una completamente diferente. La música empieza a subir en decibeles y el club vuelve a tomar su ambiente de festejo dejando al lado el de negocios.Mark me toma por las caderas a la misma vez que veo a Ian guiar a Evelyn hacia la pista. Me muevo al ritmo de la música y Mark me guía hasta una parte más despejada.— ¿Te diviertes? – le pregunto.Él me sonríe y asiente.— Es bueno tener esta clase de motivaciones en una empresa. – me dice.Yo asiente.— Por eso Adam es el mejor jefe del mundo. – le digo.— ¿Tengo que ponerme celoso?Yo niego divertida.— Si no te has dado cuenta, Adam solo quiere la compañía de una sola persona en este lugar. Miro hacia donde esta Adam y Ranndhy los cuales también comenzaron a bailar con la diferencia de que se están besando ante la atenta mirada de todos.— Estoy pensando seriamente en cambiar de trabajo. – dice Mark divertido.— No creo que tú quieras dejar las bienes raíces, señor obsesionado con las ventas de propiedades.Mark y yo llevamos casi un año de noviazgo y desde hace un par de meses vivimos juntos luego de que prácticamente pasáramos todo el tiempo en la casa del otro. Al final me convenció de ir a vivir con él ya que su apartamento era más amplio y centrado. Durante un mes me ha estado convenciendo de poner en venta mi apartamento a lo que me niego rotundamente, siempre es bueno tener un lugar al cual llamar propio y no es que desconfié de Mark pero por lo pronto prefiero conservarlo.— Si no lo quieres vender, puedes arrendarlo. – comienza él con el tema. – Serian unos ingresos extras.— No necesito el dinero.— Ya lo sé pero, algo más nunca es mal recibido.— Vamos a cambiar de tema.— Claro, tu solo cambia de tema.Rio porque es la única forma de que deje de hablar del apartamento. — Mi mama viene el fin de semana que viene. – le recuerdo. — Tenemos que tener el apartamento impecable o se

morirá.— La desordenada aquí eres tú. – me dice divertido.— Claro señor dejo la ropa por donde quiera.— Aun hay una semana para organizarlo todo. Mientras podemos seguir dejando la ropa por donde queramos. Podemos empezar esta misma noche apenas lleguemos con ese vestido tuyo que me incita a malos pensamientos.— A ti todo te incita a malos pensamientos.— Todo lo que venga de ti lo hace. Nos vemos interrumpidos de nuestro baile por una nerviosa Ranndhy que me toma de las manos y me da media vuelta.— Esta fiesta esta como aburrida ¿no?Yo miro a Mark que también me mira sin entender nada.— Y desde hace rato los veo que no pueden quitarse las manos de encima, ¿Por qué no aprovechan ahora y se escabullen temprano hoy? Adam no lo notara.Yo me rio nerviosamente.— Aun es muy temprano amiga, ¿está todo bien?Mark mira por encima de mi hombro y luego mira a Ranndhy.— La verdad es que ahora que lo pienso me parece una buena idea. – me dice. – ¿No quieres adelantar la diversión?Miro del uno al otro repetidamente con la ceja alzada tratando de descubrir que me están ocultando.— ¿Qué es lo que está pasando? ¿Mark?Suspira derrotado y le dice a Ranndhy que él se encarga de esto mi amiga asiente nerviosa y se va.— Okey gatita, tu no me lo pones fácil. Allá atrás hablando con Adam están ahora mismo Dominic y su esposa. No tenemos por qué hablar con ellos, podemos irnos ahora mismo porque ni siquiera te han visto.La música se empieza a escuchar lejana para mí y las ganas de voltear me están matando.— No tengo nada de lo que huir Mark. – le digo firme.— ¿Estas segura? – pregunta.Yo asiento.— Bien porque Dominic ya me vio y nos reconoció.Tomo a Mark de la mano y giro encontrándome con esa mirada azulada que tanto podía lograr en mí. Caminamos a paso lento hasta situarnos al lado de Adam y Ranndhy quedando de frente con la pareja italiana.— Diane, el fotógrafo que contratamos la otra vez acepto la invitación junto con su esposa. – saluda Adam.Yo sonrió. — Dominic. Adrienna.Ellos sonríen ante mi saludo siendo la sonrisa de Dominic mas forzada.— Un placer volver a verte querida. – saluda Adrienna. — ¿Y él es?— Mark, mi novio. – lo presento.Mark se presenta y le cuenta que él es mitad italiano por lo cual pronto comienzan una charla en italiano que solo Dominic y yo podemos entender por lo que Adam y Ranndhy rápidamente se marchan. Dominic se acerca a mí lentamente.— Dijiste que no volvería a saber de ti. – le digo prácticamente en un susurro. — Me he visto obligado a asistir. – responde sin quitar su mirada de mí. – Estas hermosa.— Aquí es donde intervengo yo. – dice Mark a mi espalda. – Hola Dominic.— Veo que has seguido mi consejo. – le dice Dominic.Yo frunzo el ceño y miro a Mark el cual asiente.— Felicidades por su matrimonio. – murmuro.— Gracias querida. – me dice Adrienna. – Y a ti por tu noviazgo, Mark parece un buen muchacho.— Lo es. – digo observándolo y le regalo una sonrisa.— Espero que pasen una buena noche. – se despide Mark.— Gracias por asistir. – me despido igualmente.Mark y yo caminamos nuevamente hasta la pista de baile.— Ves que no fue tan difícil. – le dije.Él asintió.— Ahora vamos a bailar. – me dijo.Pero mientras bailaba y por el resto de la noche sentí una mirada azulada siguiendo cada uno de mis movimientos.***— Ahora sí, puedes quitarme el...No pude terminar de hablar cuando ya tenía el vestido enrollado a mis pies.— Demasiado tiempo malgastado.— dijo Mark.De un salto mis piernas se engancharon a la cadera de Mark el cual me condujo hacia nuestra habitación mientras yo le sacaba la camisa y le desabotonaba el jean.— Luego era yo el ansioso.Yo rio y el me deja sobre la cama para deshacerse de sus zapatos, su jean y mis tacones.— ¿Cómo pueden las mujeres durar toda la noche sobre estos? – dijo sosteniendo el tacón en su mano.— Misterios femeninos.Empezó a besar mis piernas mientras me hacía masajes a mis pies adoloridos.— ¿Qué fue lo que él te dijo? — ¿Tenemos que hablar de esto ahora?Él asintió.— Además de lo que escuchaste, me dijo que se vio obligado a asistir.Él asintió mientras cambiaba de pie para

masajear.— Adrienna me dijo que fue ella quien insistió en traerlo con la esperanza de encontramos.— ¿Para qué quería esa mujer encontrarnos?Mark me miro sobre sus largas pestañas.— Sabe que tú eres el punto débil de ese hombre, y quería que él se cerciorara que lo habías superado.— ¿Desde cuando tienes tanta confianza con esa mujer? – le pregunte retirando mis pies por lo que él trepo sobre mi cuerpo.— No es confianza, es solo que a ella le gusta hablar.Mark se llevó uno de mis senos expuestos a su boca y yo gemí.— Deberíamos hablar menos, nosotros. – murmure.Su mano bajo por mi estómago hasta mis bragas donde entraron buscando el centro de mi placer.— ¿Quieres que me centre en esto? – pregunta con voz ronca.— Sí. – yo jadeo.— Tus deseos son ordenes Sra. Grey.*** — Me cuesta llegar hasta acá porque no conozco bien la ciudad, pero ya me lo estoy aprendiendo para la próxima vez que venga. – mi madre se quejaba nuevamente.— Por eso te ofrecimos ir a buscarte pero tú quisiste venir. – le recordé.Es obvio que como es de costumbre se apareció sin avisar tratando de cogernos in fraganti lo cual no logro porque yo ya conozco se modus operandi.— Como sea, me gusta ver que estas bien. – me sonríe y luego a Mark.— ¿La llevo al aeropuerto? – pregunta Mark.Mi madre niega y yo pongo mis ojos en blanco. — No es necesario hijo, allá si se llegar yo sola.— Llamas cuando llegues por favor, y me saludas a todos. – le pido.— Mark querido, quiero un nieto gestándose en el vientre de mi hija para navidad. – dice ella.— ¡MAMÁ!— Y tu hija, los espero a los dos para estas festividades.Mark termina de despedirla y luego que cierra la puerta voltea a verme con una sonrisa de malicia.— Ya escuchaste a tu madre, y uno siempre debe hacerle caso a las madres.— ¡Ja! Pues no cuentes conmigo para ese recado. – le digo. – No quiero bebes. — Nunca digas nunca.Yo ruedo los ojos y camino hacia la cocina.— Podemos practicar como hacerlos.— Eso lo hacemos todas las noches.Él asiente.— Buen punto.Mark comienza a besar mi cuello mientras intento terminar de lavar los platos que ensuciamos durante el almuerzo.— Mark... — murmuro cuando una de sus manos se posa en mi vientre. – Lo estás pensando ¿verdad?— Sabes que sí.— Mark, yo... Él me voltea y me deja frente a él.— Soy experto esperando los momentos ¿recuerdas?Yo ruedo los ojos.— Ahora, tenemos que ir a Italia.Yo frunzo el ceño.— ¿Por?— Mi madre se muere por volver a verte y dijo que era nuestro turno de ir.Yo asiento.— Tenemos que cuadrar el viaje.— Yo me encargo de eso.Vuelvo a darme la vuelta y sigo haciendo lo que estaba haciendo. — ¿Diane?— ¿Si? – volteo a mirarlo.— Mi madre también quiere un nieto para esta navidad.Mark se va de la cocina antes de que el trapo que le tire impacte contra su cara. Esa espera tendrá que ser muy larga porque en mi horizonte no hay bebes a la vista.***Mark está profundamente dormido y yo aprovecho para ponerme la bata y salir a la sala a pensar. Tomo mi bolso y saco la carta que no me he atrevido abrir. Dominic me la dejo el día de la fiesta y desde entonces no la he visto. Desdoblo el papel y reconozco su caligrafía inmediatamente: "Diane,Realmente estabas hermosa esta noche y créeme que me arrepentiré lo que me resta de vida el haberte dejado marchar. Espero que la sonrisa que decoraba tu rostro perdure y que de verdad hayas encontrado la felicidad al lado de ese chico que, aunque me muera de celos y de envidia, agradezco que te esté haciendo feliz.Para mí no ha sido fácil porque no hay segundo de mi vida en que no me pregunte como hubiese sido estar contigo para siempre. Tal vez si la situación hubiese sido diferente, y yo no hubiese sido tan idiota esa habría sido nuestra realidad. Ahora solo me queda aceptar lo que me toca y ser feliz viéndote feliz. Espero escuchar noticias tuyas en un futuro no tan lejano y que puedas perdonarme de corazón por las veces que te hice sufrir. Tenías razón sobre Adrienna y yo también estoy tratando de darme una última oportunidad si es que tengo derecho a eso.Se feliz por los dos.Siempre tuyo,Dominic.Volví a guardar la carta ahora con

una sonrisa de tranquilidad y suspire. Por fin el pasado dejara lo doloroso en el pasado.— ¿Cariño? – la voz adormecida de Mark me llamaba desde el pasillo.—¿Si?— ¿Está todo bien? Asiento y voy hacia donde él.— Todo está perfecto. Vamos a dormir.Nos dirigimos de nuevo a la habitación y una vez pongo la cabeza en la almohada puedo, por fin, descansar.
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