Melissa McClone - En Aguas Turbulentas

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https://www.facebook.com/novelasgratis Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano... Hasta que los terremotos lo hundieron bajo el mar, aquel había sido un reino próspero y feliz. Poco a poco, los habitantes de Pacífica se fueron adaptando a las nuevas condiciones de vida, pero estalló la guerra civil y el rey se vio obligado a enviar a sus cuatro hijos lejos del hogar. Cada uno de ellos llevaría consigo un guardián y un fragmento del sello real. Veinticinco años después había llegado el momento de que los hermanos volvieran a reunirse. La bella Kayla Waterton llevaba toda su vida intentado evitar el mar; podía percibir sus secretos y su peligro. Pero una oportuna expedición en busca de un barco hundido iba a permitirle resolver los misterios de su pasado... y encontrar la pasión en los brazos del moderno pirata Ben Mendoza.

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https://www.facebook.com/novelasgratis PRÓLOGO

HÁBLAME de Atlantis, papá. Jason Waterton arropó a su hija de nueve años, Kayla, con una manta de cuadros. -¿No quieres que te cuente el de los duendes? -Mañana. Ahora quiero que me cuentes lo de Atlantis. Sus ojos, del mismo color verde grisáceo de su madre, brillaban como el mar al amanecer. Cada año, el parecido de Kayla con su madre era mayor. Los mismos ojos, la misma sonrisa, la misma melena dorada. Jason sintió un peso en el corazón. Cómo echaba de menos todo lo que había perdido... -Es mi favorita, pero Heidi Baxter dice que Atlantis y las sirenas no existen -dijo Kayla entonces, arrugando el ceño-. Son reales, ¿verdad, papá? Esa pregunta encogió más aún el corazón de Jason. Era una soñadora. Una soñadora de corazón puro. Sus compañeras de clase se reían de esos sueños, pero él esperaba que no cambiase nunca. -Si tú crees que son reales lo serán, cariño. Kayla apoyó la cabeza sobre la almohada con una sonrisa de satisfacción. -Yo creo que lo son. -Debes creer siempre -murmuró Jason besando su frente. El amor que sentía por aquella niña nunca dejaba de asombrarlo. No podía imaginar la vida sin Kayla. -¿Me vas a contar lo de Atlantis? No podía negarle nada. Y hubiera querido poder ofrecerle más. -Hace mucho tiempo, en un mar muy lejano, había una isla mágica llamada Atlantis. La gente de Atlantis vivía muy feliz. Era un lugar 3

https://www.facebook.com/novelasgratis rico en recursos naturales, la ciencia los había librado de la enfermedad y poseían alta tecnología que simplificaba sus vidas. Era una existencia perfecta. -Hasta que un día, el volcán que dominaba la isla empezó a lanzar humo y cenizas. La lava corría montaña abajo, el olor a azufre hacía imposible respirar. Los habitantes de la isla lucharon con valentía, pero al final perdieron la batalla y Atlantis se hundió en el océano. Kayla sintió un escalofrío. -Qué miedo. Jason apretó su mano. -Pero los habitantes de Atlantis habían sido buenos con el mar, tomando solo lo que necesitaban y nada más, así que el mar permitió que alrededor de la isla hundida hubiese una burbuja de oxígeno. Los científicos ayudaron a la gente a adaptarse a su nuevo hogar bajo el agua. -Y se convirtieron en sirenas. -Con el tiempo, los habitantes de Atlantis se convirtieron en anfibios. Podían vivir en el agua, con agallas y cola, o en la tierra, con piernas y pulmones, pero la mayoría prefería la libertad del mar Jason cerró los ojos un momento-. Dejar Atlantis atrás, estar conectado a las otras criaturas del mar, ser capaz de nadar durante horas era... la felicidad total. Kayla dejó escapar un suspiro. -Ojalá fuese yo una sirena. -Ojalá, cariño -murmuró él besándola en la frente-. Ojalá.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 1 LAS FUERTES olas golpeaban el casco del barco moviéndolo de un lado a otro como si fuera un juguete. Kayla Waterton se sujetó a la barandilla y miró hacia abajo. No podía esconder el miedo a los secretos que ocultaban las oscuras aguas. -Esto la mantendrá segura hasta que sea transferida al otro barco, señorita Waterton -dijo Pappy, el capitán, atando un cabo a su chaleco salvavidas por si caía al agua mientras intentaba saltar al otro barco-. No sé por qué el mar se ha embravecido de repente. En cuanto el Xmarks Explorer, un barco de exploración y rescate, apareció en el horizonte, las tranquilas aguas se volvieron fieras. Nadie podía explicar por qué, pero Kayla creía conocer la respuesta. El mar estaba furioso. Ella no debía estar en medio del océano Pacífico. Le había prometido a su padre que se alejaría del mar... Pero estaba muerto y Kayla siguió con la tarea que él había empezado: localizar barcos hundidos. Resolver los secretos del pasado le daba una gran satisfacción. Le gustaba leer viejos mapas de navegación, comparar demandas de empresas de seguros, reunir las piezas para organizar expediciones. Y por primera vez en su vida iba a tomar parte en una expedición. El sueño de su padre había sido encontrar los restos del Isabella, un barco pirata de increíble valor perdido casi tres siglos antes, pero el idiota que dirigía la expedición estaba buscando en el sitio equivocado, perdiendo tiempo y dinero. -¿Preparada, señorita Waterton? -le preguntó el capitán. Kayla asintió, aunque no las tenía todas consigo. Las olas rozaban la quilla del barco, mojando su cara. Tendría que pasar por encima 5

https://www.facebook.com/novelasgratis del agua, a través de una pasarela de metal que unía los dos barcos. A ella le gustaba leer libros de aventuras en el mar, no experimentarlas en carne propia. «Piensa en el Isabella, en el tesoro perdido, en hacer que el sueño de papá se haga realidad, en encontrar respuestas». Solo era agua. ¿Qué más daba mojarse un poco? Podía hacerlo. Tenía que hacerlo. -Hemos llevado sus cosas junto con los suministros. Solo tiene que cruzar la pasarela -insistió el capitán-. Sujétese al cabo y no se detenga. Y no mire hacia abajo. Kayla se sujetó a la barandilla y dio un paso hacia la delgada pasarela, que parecía hundirse bajo las olas. El agua le cubría los pies. «No mire hacia abajo». Buen consejo. Kayla miró a la tripulación del otro barco y un hombre de pelo negro llamó su atención. Tenía un aspecto arrogante, altivo. Con un pendiente de oro en la oreja izquierda, parecía más un pirata que el capitán de un barco del siglo XXI. Era muy fácil imaginarlo al timón del Isabella, dándole órdenes a su tripulación, robando tesoros a otros barcos en medio del Pacífico y secuestrando a las pasajeras. Sin duda susurraría frases seductoras en español, si no se equivocaba sobre su ascendencia, antes de hacer con ellas lo que le diese la gana. Como si hubiera leído sus pensamientos, el hombre clavó en ella sus ojos negros. «Peligroso» era una palabra que lo definía bien. No podría decirse que fuese guapo... a menos que a una le gustaran los hombres altos, fuertes y con cara de hombre-hombre. A ella no le gustaban, 6

https://www.facebook.com/novelasgratis pero por alguna extraña razón su pulso se aceleró. ¿Adrenalina? ¿Atracción física? Temblando en medio de la pasarela que unía los dos barcos, Kayla no podría explicarlo. Lo único que estaba claro era que debía moverse. El instinto le decía que diera la vuelta, pero no lo hizo. Se obligó a sí misma a caminar hacia él. Con cada paso, se sentía más hipnotizada por aquellos ojos negros. «Aparta la mirada, mira a otro sitio». Entonces miró hacia abajo. Hacia el mar embravecido. -¡Cuidado! Kayla oyó la advertencia, pero era demasiado tarde. Una ola la envió contra la barandilla, empapándola, llenando su boca de agua salada. A pesar de que el suelo de la pasarela estaba resbaladizo, consiguió sujetarse. Sabía lo que significaba caer al agua en medio de aquella tormenta. Sintió entonces que unos fuertes brazos tiraban de ella para llevarla al otro barco. Y cuando abrió los ojos se encontró de cara con el pirata. -¿Qué hacía parada ahí en medio? -preguntó él, irritado. Tenía acento americano, nada de acento extranjero, pensó Kayla, tontamente decepcionada-. Suele tener la cabeza en las nubes? Aquel comentario le recordó las risas de sus compañeras cuando era pequeña. Nunca tuvo amigas en el colegio. Ni en ninguna parte. -No lo he hecho a propósito. -Lo mínimo que podría hacer es darme las gracias por salvarle la vida. No le gustaba su actitud ni tampoco estar entre sus brazos. -Yo no le he pedido que me rescate. -Ah, muy bien. 7

https://www.facebook.com/novelasgratis El la soltó de golpe y a Kayla le temblaban tanto las piernas que cayó al suelo. -¿Se ha hecho daño? -le preguntó el pirata entonces, con un tono más suave. Ella negó con la cabeza. «Menuda entrada». Había media docena de hombres rodeándola. Y ninguno de ellos parecía un profesor de arqueología marina. No, aquellos tipos parecían estar más a gusto montados sobre una Harley que en un aula universitaria. -Apartaos para que pueda respirar, chicos. Quizá el pirata no era tan peligroso después de todo. Quizá era un príncipe disfrazado, con un corazón generoso... -Siento haberles hecho perder tiempo. -Es un poco tarde para eso, ¿no? Muy bien, no era un príncipe. Ella tampoco era una princesa, así que... Pero el pirata estaba de pie y Kayla seguía sentada en el puente. Nerviosa, se levantó intentando recuperar el control de las piernas. Pasaría uno o dos meses con aquella gente y no quería empezar con mal pie. Al fin y al cabo, era una profesional. -Gracias por subirme a bordo. El pirata la miró de arriba abajo, descaradamente. -Soy Ben Mendoza. Este es mi barco, mi tripulación y mi expedición. De modo que era él quien estaba buscando el Isabella en el sitio equivocado. Mucho físico, poca cabeza. -Yo soy Kayla... -Mire, Watertown...

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Waterton -lo corrigió ella-. Supongo que la primera impresión no ha sido muy favorecedora, pero vamos a trabajar juntos. Mendoza la miró de arriba abajo otra vez. -Esa sí que es buena. -Me han enviado aquí para ayudar. -El museo la ha enviado para legitimar la operación y tranquilizar a los inversores. -Pero yo soy... -Una distracción. El pirata no la quería allí. Peor para él. Kayla tenía derecho a estar en el barco y pensaba quedarse. -Señor Mendoza, creo que ha habido un malentendido. -Quien debe entender algo es usted: apártese de mi camino. Tenemos mucho trabajo que hacer, señora Waterson. -Waterton, señor Mendoza. Me llamo Kayla Waterton. Y soy señorita, no señora. -Hoy es nuestro día de suerte, chicos. ¡Está soltera! -exclamó uno de los hombres. -¿Y cuándo te ha detenido una alianza, Wolf? -preguntó otro, con acento del sur. Los comentarios no parecieron afectar a Ben Mendoza. -Vamos a dejar clara una cosa. Me da igual que se llame ET. Nadie la quiere aquí excepto los inversores y el museo. -Yo no diría eso, jefe -rio el del acento sureño. Ben levantó los ojos al cielo. -Pero mientras esté aquí, es usted responsabilidad mía, así que no haga ninguna estupidez. Kayla se quedó boquiabierta. Ben Mendoza no tenía ni idea de por qué estaba allí. Charles Andrews, el Relaciones Públicas del 9

https://www.facebook.com/novelasgratis museo, no le había contado quién era ni su participación en la búsqueda del pecio. É imaginaba cuál sería su reacción al saber la verdad. -Qué suerte tengo -murmuró irónica. -Vaya a ponerse ropa seca. Andando. -¿Perdone? Él masculló una maldición. Francamente, cada vez le caía peor. -¿El sentido común no forma parte de su curriculum? Kayla lo miró directamente a los ojos. -Me perdí esa clase, igual que usted se perdió las de buena educación. Ben Mendoza se quedó mirándola sin decir nada. Los segundos se convirtieron en minutos. El encuentro no debería haber sido así. ¿Cómo iban a trabajar juntos? Le costaba trabajo respirar... y no podía echarle la culpa a la claustrofobia. Afortunadamente, él rompió el tenso silencio: -Cierre la puerta de su camarote con cerrojo. Mis chicos son humanos y ya nos ha ofrecido una visión panorámica de sus... atributos. Kayla miró su ropa, tan mojada que parecía una segunda piel. Estupendo, acababa de convertirse en la chica del calendario para aquella pandilla. Nerviosa, cruzó los brazos sobre el pecho, notando la atrevida mirada de los hombres. Desde luego, eran humanos. Era una tripulación de especialistas en localizar pecios hundidos, pero parecían otra cosa. Si llevasen pabellón negro, podría creer que estaba en un barco pirata.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben estaba frente al camarote de Kayla Waterton. Había levantado la mano dos veces para llamar, pero no lo hizo. Le estaba dando tiempo para cambiarse y deshacer la maleta. No se sentía orgulloso de su comportamiento en el puente, pero lo había pillado desprevenido. Kayla Waterton no era lo que esperaba y eso lo puso nervioso. Y lo había pagado con ella. «Qué listo eres, Mendoza». Menudo profesional... Pero no había podido evitarlo. Ya era suficiente fastidio que el museo hubiese enviado a alguien. Una puñalada en la espalda. El Xmarks Explorer era lo suficientemente bueno para firmar un contrato cuando nadie más quería localizar el legendario barco pirata, pero después de haber hecho todas las preparaciones, enviaban un espía. Y no un espía normal, sino una chica que parecía una modelo y podría distraer a sus hombres. «Ben Mendoza, acabas de conocer a tu peor pesadilla: Kayla Waterton». Cuando se quitó el chaleco salvavidas, parecía más una ninfa que una historiadora marítima. Una historiadora debería ser gorda, bajita, con moño y gafas. Habría podido soportar una mujer así en su barco. Y su tripulación también. Habría sido un latazo, pero no una distracción. Al contrario que Kayla. Ella era una distracción del tamaño del Titanio y más peligrosa que un iceberg. Aquella melena rubia debía estar suelta, cayendo por su espalda, rozando el torso desnudo de un hombre... Hacerse un moño con ese pelo sería un crimen. Y esos ojos, una intrigante mezcla de verde y gris, como el mar y el cielo durante una tormenta. Cuando la miró a los ojos, sintió que la 11

https://www.facebook.com/novelasgratis conocía, como un deja vu. Y enseguida supo por qué. Kayla tenía esa cualidad soñadora en sus ojos... como su padre y su ex mujer. Los silbidos de sus hombres fueron un eco de la atracción física que Ben sintió inmediatamente. Pero no había sitio en su vida para otra belleza soñadora que arruinase sus planes. Tenía que encontrar un barco y no podía fracasar en el empeño. Su tripulación y Madison contaban con él y no pensaba decepcionarlos. Por eso Kayla Waterton tenía que marcharse. Los inversores y el Museo de historia marítima la querían allí. Eran patrocinadores de la expedición y, por lo tanto, no podía echarla. De modo que le haría la vida imposible para que ella misma decidiera irse. La vida en un barco como aquel podía ser aventurera, romántica incluso. Pero la realidad no tenía nada que ver con las imágenes de una tripulación abriendo cofres llenos de tesoros. Un turno en medio de la noche, durante una tormenta, y Kayla le rogaría que la dejase volver a su confortable torre de marfil. Ben sonrió. Trabajaría como una más de la tripulación y, poco a poco, acabaría desilusionada y exhausta. Cuanto antes se fuera del barco, antes sus hombres y él podrían concentrarse en buscar el Isabella, el Izzy como lo llamaban ellos. Entonces llamó a la puerta. Unos segundos después, oyó cómo ella quitaba el cerrojo. Al menos había seguido sus instrucciones. Kayla lo miró. El silencio se alargaba como la calma que precede a la tormenta. -¿Necesita algo? -le preguntó por fin. -No. No iba a ponérselo fácil. De acuerdo, se lo merecía. 12

https://www.facebook.com/novelasgratis -Sobre lo que ha pasado antes... Kayla, con vaqueros y camiseta blanca, estaba para comérsela. Casi tan guapa como con la ropa mojada. Ben se apoyó en el quicio de la puerta. -He sido... -Un imbécil. -Si usted lo dice... -Y un tirano. -Muy bien, de acuerdo -suspiró él. Disculparse no se le daba nada bien. Pensó entonces en el Izzy. Muchos decían que aquella búsqueda era un sueño absurdo, que el barco no existía. Al principio, para él no era más que un trabajo, pero después de dos años se convirtió en una obsesión. Tenía que encontrarlo. Por muy mal que le cayese Kayla Waterton, no podía dejar que el orgullo se interpusiera en su camino. Encontrar el Izzy cambiaría su vida, la vida de su tripulación y, sobre todo, la vida de su hija. No podía fallar. -Lo siento -dijo por fin. Kayla arrugó el ceño. -Acepto la disculpa. ¿Quería alguna cosa más? «A ti». Aquel pensamiento lo sorprendió. Tendría que mantener las distancias, se dijo. No sería fácil en un barco pequeño, pero lo último que necesitaba eran complicaciones personales que pudieran poner en peligro la expedición. -Una segunda oportunidad. Sus ojos se encontraron y Ben sintió que le costaba respirar. -Kayla Waterton -dijo ella entonces, ofreciendo su mano. -Ben Mendoza. 13

https://www.facebook.com/novelasgratis Su piel era suave y bronceada. Seguramente pasaba mucho tiempo al aire libre, pero el único trabajo que hacía con aquellas manos era mover libros en la biblioteca. -Encantada, señor Mendoza. -Por favor, llámame Ben. Bienvenida a bordo del Xmarks Explorer. -¡Papá, papá! -una niña se acercaba corriendo por el pasillo-. Ya he dormido mucho. -Madison, no debes salir sola del camarote. -Pero es que he oído voces -sonrió la cría-. ¿Es ella? -preguntó mirando a Kayla. Ben no pudo evitar una sonrisa. Madison era medio metro de azúcar, sonrisas y rayos de sol. Y cada vez que la miraba, su corazón se encogía de amor. -Kayla, esta es mi hija. Madison, te presento a la señorita Waterton. Kayla se arrodilló para estrechar la mano de la niña. Ambas tenían el pelo largo, pero el de su hija era oscuro. -Madison Mendoza. Qué bonita aliteración. -¿Ali... qué? -Que tienes un nombre precioso. -Gracias. -¿Cuántos años tienes? La niña levantó cuatro dedos. -¿Cuándo viene la otra señora, papá? -¿Qué otra señora, princesa? -La que tiene un cuchillo en la espalda. Ben tuvo que contener una carcajada. Madison era un peligro cuando se ponía a parlotear. Pero no tuvo tiempo de dar explicaciones porque la niña entró en el camarote y se puso a mirar en la maleta de Kayla. 14

https://www.facebook.com/novelasgratis -Madison, no toques eso. -Da igual. No va a romper nada -sonrió ella. -No te imaginas lo que puede hacer una niña de cuatro años. Ben miró a su hija. Estaba creciendo mucho. Ella era la razón por la que debía encontrar el Izzy. Y no la defraudaría. -¿De qué otra señora habla? -preguntó Kayla entonces. -No lo sé -murmuró Ben apartando la mirada. -Se refería a mí, ¿no? -No, no. Tú no eres... -Ya. Iba a tener que controlar lo que decía delante de Madison. O darle una larga charla. -Niños... Kayla soltó una carcajada. De modo que aquella guapa historiadora tenía sentido del humor. ¿Por qué no se sentía aliviado? -¿Cuándo va a llegar esa señora, papá? Yo también quiero jugar a darle un revolcón. Mi papá dice que eso es lo que necesita -dijo la niña entonces. -Será mejor que me lleve a esta ratita... -¿Hay una ratita? ¿Dónde, en tu camarote? -exclamó Madison. Antes de que pudiera decir nada, la niña había salido corriendo por el pasillo. -Es muy rica -sonrió Kayla. -A veces demasiado. Lo que ha dicho... -Lo incluiremos en la disculpa de antes. Ben no podía creer que se lo pusiera tan fácil. -Trato hecho. -Por cierto, quizá deberías empezar otra vez -dijo ella entonces-. A la tercera va la vencida. 15

https://www.facebook.com/novelasgratis Muy bien, tenía una sonrisa estupenda y un gran sentido del humor. Por no hablar de un cuerpazo y una cara preciosa. Él no estaba interesado, pero no pasaba nada por mirar. -¿Vas a ser el amuleto que nos lleve hasta el Izzy? Kayla asintió. -Desde luego. -Pareces muy convencida. -Lo estoy -admitió ella-. Porque yo sé dónde está el Isabella... y tú no.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 2 NO DEBERÍA haber dicho eso. Era la verdad, pero en cuanto dijo la frase se arrepintió. Había visto un lado amable en Ben Mendoza mientras hablaba con su hija. Un lado que le gustó. No quería enfadarlo y hacer que volviese a ser el pirata. Demasiado tarde. Pero entonces él soltó una carcajada... y a Kayla le dio un vuelco el corazón. Ben Mendoza se estaba riendo. Era una risa preciosa, muy masculina. Y ella no sabía si sentirse aliviada o preocupada. -Esa sí que es buena. Las arruguitas alrededor de los ojos deberían hacer que pareciese mayor. Pero todo lo contrario, le daban un aspecto más juvenil. Ben no la creía. Peor, se estaba riendo de ella. Y Kayla tuvo que apretar los puños para no soltarle una fresca. Menudo imbécil. Y ella pensando que era un padre sensible... Aquel hombre era tan sensible como una piedra. Le hubiera gustado decirle lo que pensaba de su expedición, le habría gustado decirle que haría bien en escucharla. Le habría gustado decirle dónde podía meterse sus carcajadas. «Muestra confianza. Tú eres la única que sabe dónde está el Isabella». -Lo digo en serio, Ben. La sonrisa desapareció más rápido que un galeote atrapado en una tormenta. -El Museo de Historia Marítima aprobó esta expedición. -Fue Jay Bruce, pero ya no está en el museo. De hecho, la policía lo está

buscando.

Aparentemente,

vendía

por

Internet

falsa

información sobre pecios hundidos. 17

https://www.facebook.com/novelasgratis La expresión sorprendida de Ben Mendoza casi la hizo sentir pena por él. Casi. -¿Por qué no se me ha notificado? -Acabo de hacerlo. Ben la fulminó con la mirada. -El señor Andrews debía haberte explicado los detalles cuando hizo los arreglos para mi visita. No te culpo por ponerte a la defensiva, pero el museo y los inversores están preocupados por la falta de logros, dado el enorme área que has cubierto. -Y están preocupados por la legitimidad de la operación. -Eso también -admitió Kayla-. Además, los fondos no son ilimitados. Ben Mendoza podía ser muchas cosas, pero no era tonto. Su expresión le dijo que entendía la seriedad de la situación. Ella no quería amenazarlo, pero era necesario. Encontrar el Isabella era la prioridad, no importaba nada más. Especialmente su vanidad masculina. -Hemos contratado al investigador más importante del mundo para encontrar el Izzy. -¿Y cuánto tiempo lleva este famoso investigador trabajando... dos, tres años? Ben arrugó el ceño. Muy bien, pensó Kayla. Quizá se había pasado con aquel comentario, pero Ben Mendoza no parecía darse cuenta de que ella era una de las historiadoras marítimas más conocidas del país. Como su padre. Él le había dicho que llevaba el mar en la sangre y era cierto. -Hasta los más brillantes investigadores se equivocan -dijo entonces.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben no sonrió. Su falta de humor no la sorprendía. Pero pensara lo que pensara, tenían que trabajar juntos. -¿Qué te hace pensar que sabes dónde está el barco? -El Isabella ha sido parte de mi vida desde que era pequeña. Su padre solía contarle historias del barco hundido y de los piratas que lo tripulaban. Había pasado miles de horas investigando. El valor de la carga era inimaginable, pero eso no era lo importante. Su padre había localizado pecios hundidos muchas veces y este era diferente. Por alguna razón, el Isabella era su barco estrella. Kayla hubiera deseado saber por que. -Llevo once años estudiándolo. Desde que el accidente en el sumergible se había llevado la vida de Jason Waterton y sus dos ayudantes. Con el corazón encogido, Kayla tocó el talismán que llevaba colgado al cuello. Era la única llave de su pasado, el recuerdo del padre que había perdido y la madre a la que nunca conoció. -He tenido que enterrarme en papeles, cartas, diarios, viejos mapas e informes de seguros, pero en los últimos meses por fin he conseguido reunir la información que apoya mis coordenadas. -¿Y? Kayla no quería admitir lo importante que era el barco pirata para ella. Nadie sabía cuánto deseaba encontrar el Isabella, de modo que escondió el talismán bajo la camiseta. -Las investigaciones de mi padre han sido de gran valor para mí y verifican mis hallazgos. -¿Y? -El instinto me dice que no me equivoco. -¿Apoyas tu brillante investigación en el instinto? ¿Por qué no consultas con un vidente? 19

https://www.facebook.com/novelasgratis -Lo he hecho -sonrió ella-. Como ves, lo he probado todo. -¿En cuántas expediciones has participado? Kayla apoyó firmemente los pies en el suelo. No pensaba dejarse intimidar. -En ninguna. -En ninguna. ¿Es tu primera vez en el mar? -Sí. -Ah, claro, entonces todo está clarísimo -dijo Ben con expresión burlona-. El museo está preocupado por la legimitidad y los gastos de la expedición, así que te mandan a ti, una respetada historiadora marítima que nunca ha estado en el mar, consulta con videntes y usa el instinto para encontrar barcos hundidos. -.Algo así. -Tendría sentido si estuviéramos buscando el Izzy en el Triángulo de las Bermudas, si el abominable hombre de las nieves fuera el capitán de este barco y el mar fuera de color... rojo. Muy bien, no lo había entendido. Tendría que darle más detalles. Ben se dio la vuelta entonces. -Ben Pero él no se detuvo, de modo que Kayla lo siguió.

Aquella mujer estaba como una cabra. Ben la habría definido con una palabra mucho más sonora, pero debía tener cuidado con Madison. Si hubiera seguido escuchando aquella absurda historia un minuto más, habría terminado soltando una barbaridad. Por eso se dio la vuelta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla era muy guapa, pero estaba mal de la cabeza. Lo mejor sería atarle unos cuantos globos de helio a los brazos y dejar que flotase por el aire. Era como si su padre y su ex mujer se hubieran juntado en aquella persona llamada Kayla Waterton. ¿ Qué había hecho para merecer aquello? -¿.Dónde vas? No te he dado las nuevas coordenadas -le gritó Kayla. Como que iba a usar sus coordenadas. Ben siguió caminando. Era una grosería, pero sería más grosero si le dijera algo. Y no pensaba dejar que una frase estropeara su expedición. La puerta de su camarote estaba abierta. Un mini-ciclón había pasado por allí, arrasándolo todo a su paso. Los cajones estaban abiertos, había ropa tirada en el suelo... Lo que le faltaba. Madison estaba sentada en la litera, con su muñeca, Baby Fifi, en las rodillas. Tenía los ojos llenos de lágrimas. -No encuentro a la ratita por ninguna parte, papá. -Ven aquí, princesa -sonrió Ben tomándola en brazos. Aquella niña era el tesoro de su vida. Quería ser un buen padre y darle lo que él no había tenido de pequeño: seguridad y estabilidad. A veces lo conseguía, a veces no. Y tenía que hacer un esfuerzo. Madison escondió la cara en su pecho. -¿Tú crees que la ratita se ha escondido? -Está aquí mismo. Ella levantó la cara y miró alrededor. -¿Dónde? -Aquí, en mis brazos -contestó Ben acariciando su pelo. -Yo estoy en tus brazos, tonto. -Porque tú eres mi ratita. -Yo no soy una ratita, soy Madison. 21

https://www.facebook.com/novelasgratis -Sí, es verdad. Y también eres mi ratita -sonrió él levantándola sobre su cabeza. -¡La ratita Madison! Hazlo otra vez, papá -rio la niña. Ben obedeció. Los deseos de Madison eran órdenes para él-. Hola. ¿Quieres jugar? Kayla estaba en la puerta del camarote, mirándolo con una expresión muy rara. -No me has dejado acabar la frase. -Tenía que comprobar qué hacía Madison. No me gusta dejarla sola mucho tiempo. -¿Quieres ver mi habitación? -preguntó la niña entonces. Kayla asintió. -Me encantaría. -Pero antes tengo que hablar un momento con la señorita Waterton -intervino Ben-. Ve a tu camarote, Madison, ella irá enseguida. -Muy bien. Con Baby Fifi en las manos, la niña salió al pasillo. Pero se volvió antes de salir corriendo. -Me alegro de que esté aquí, señorita. -Llámame Kayla. Y gracias. Yo también me alegro de estar aquí. Con una sonrisa en los labios, Madison desapareció. Ben se daba cuenta de lo importante que era para su hija que hubiera otra mujer en el barco. Si no fuera Kayla Waterton... -Supongo que ha estado buscando la ratita -sonrío ella señalando la ropa tirada en el suelo. -Eso parece -suspiró Ben pasándose una mano por el pelo. -Una niña muy decidida, ¿no? —Y muy cabezota. -Como tú. 22

https://www.facebook.com/novelasgratis -Sí. A su hija le gustaba Kayla. Quizá no fuese tan mala después de todo. -La madre de Madison dice que es una copia de mi ADN. -¿Dónde está su madre? Ben guardó un par de camisetas en un cajón. -Que yo sepa, en Los Angeles -contestó intentando disimular la amargura-. Intentando convertirse en una estrella de cine. -¿Suele ver a la niña? -No -dijo Ben cerrando el cajón. No sabía por qué Kayla mostraba tanto interés y lo molestaba la intrusión en su vida privada-. Yo tengo la custodia de la niña. Su madre no quiere derechos de visita. -¡Papá! -gritó Madison desde su camarote-. ¿Ya has terminado de jugar con Kayla? Ahora me toca a mí. -Dentro de un minuto, princesa. -O sea, que vives solo con tu hija. Ben asintió intentando no oír la vocecita que lo llamaba fracasado. Había fracaso en su matrimonio, no había conseguido darle un hogar estable a su hija, no encontraba el Izzy... -Mi madre murió cuando yo tenía dos años, así que también viví sola con mi padre. Murió hace once años, cuando yo estaba a punto de cumplir dieciséis. Huérfana. La palabra sonaba antigua, pero Kayla era huérfana. Ben pensó en Madison. Al menos, su | hija no estaría sola si algo le ocurriese; sus padres cuidarían de ella. -Debió ser terrible. Kayla asintió. -Verte con Madison me trae recuerdos muy bonitos. No me acuerdo de mi madre, pero mi padre fue siempre maravilloso conmigo. El mejor. 23

https://www.facebook.com/novelasgratis Ben deseaba que Madison pudiera decir algún dia lo mismo de él. Criar solo a una niña era difícil y sería más difícil cada día. Se preguntó entonces si kayla tendría alguna pena escondida... -¿No echaste de menos una influencia femenina en tu vida? -A veces. Bueno, muchas veces, cuando era adolescente. Pero quería mucho a mi padre. Pensé que volvería a casarse y quizá si lo hubiera hecho... -Kayla no terminó la frase. Su sonrisa, llena de honestidad, tocó el corazón de Ben de una forma extraña. Le hubiera gustado apretar su mano, pero no debía hacerlo. De modo que siguió guardando las cosas. -Si haces todo lo posible para que Madison sea feliz todo irá bien. Eso espero. Cada día era una nueva aventura. Algunas buenas, otras difíciles, otras que no quería repetir. Pronto Madison sería una adolescente... con el estómago encogido, Ben tomó una camisa del suelo. ¿quién sabe? Puede que algún día encuentres a alguien con quien compartir tu vida -sonrió Kayla entonces. Aquella conversación se estaba volviendo demasiado personal. -Aquí trabajamos turnos de ocho horas con cuatro de descanso. ¿Quieres empezar hoy mismo? -Sí. claro. ¿Quieres que te dé las nuevas coordenadas del Isabella? -Primero tenemos que terminar la búsqueda con las nuestras. -Pero... -Hablaremos de tus coordenadas más tarde -la interrumpió Ben. Si se salía con la suya, «más tarde» no llegaría nunca porque Kayla Waterton se habría marchado-. La cena es a las ocho. Tu turno empieza a la una de la mañana. -¿A la una de la mañana? -repitió ella, sorprendida. 24

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Algún problema? -No, no. Está bien. Perfecto. Ben tuvo que esconder una sonrisa. Estaba deseando ver su expresión un par de días más tarde, cuando se despidiera con un bon voyage. Esas palabras serían música para sus oídos.

Podía hacerlo, se dijo. Claro que podía. Cuantas más veces se lo dijera a sí misma, mejor. Y las cosas habían mejorado un poco, además. Al comprobar la tecnología del Xmarks Explorer, sus esperanzas de encontrar el Isabella aumentaron. Un satélite les ofrecía comunicación y conexión a Internet, de modo que podría permanecer en contacto con el museo y los inversores. La tripulación era mayor de lo que había esperado. Un grupo se encargaba de las operaciones del barco y el otro se dedicaba a la búsqueda. Kayla suspiró al pensar que tendría que trabajar con aquella pandilla de «especialistas». Durante la cena, Ben parecía ser el único que no la estaba mirando. Pero intentó hacerse la dura. Además, su estómago lo agradecía. Sonriendo, Kayla se echó hacia atrás en la silla. Stevie, un gigante de ciento cincuenta kilos nacido en Minneapolis, había hecho lasaña. Una lasaña tan rica como la que hacían en su restaurante favorito de Portland, Oregón pero cocinada en un barco en medio del Pacífico. Stevie le acercó una bandeja de pan de ajo. -¿Quieres un poco más, Kayla? -No, gracias. Creo que me he comido ya media barra. ¿Quién te enseñó a cocinar? -Mi abuela. ¿Seguro que no quieres más? -Bueno, tomaré otra rebanada -sonrió Kayla. Stevie sonrió 25

https://www.facebook.com/novelasgratis también, tímidamente. -Tú, cocinero -lo llamó entonces un hombre bajito de pelo rojo-. Trae más pan. Kayla notó que Madison estaba mirando. No era asunto suyo, pero la mente de una niña es muy frágil. Tenía que decir algo. -Perdona, sé me ha olvidado cómo te llamas. -Fitz. ¿Qué pasa, quieres conocerme mejor? -rio el pelirrojo. Digo en posición horizontal. -Gracias, pero paso -contestó Kayla-. Lo que me preocupa ahora mismo es la educación de Madi-son. Las buenas maneras son importantes cuando hay una niña de cuatro años presente. Fitz se puso colorado. -Maldita sea, se me había olvidado -murmuró cortado. Solo el tiempo diría si había aprendido la lección. Kayla terminó su pan de ajo sin dejar de sonreír. -Cocinas muy bien, Stevie. De verdad. -¿Te apetecen unas galletas de chocolate? Acabo de hacer una bandeja. -¿Que si me apetecen? Me encanta el chocolate. -Yo hago las galletas con tres capas. -Muy bien, a partir de ahora eres mi mejor amigo -rio Kayla-. Pero si sigo mucho tiempo en este barco, tendré que hacer ejercicio. Stevie sonrió. -Sí, las mujeres me quieren porque tengo el corazón muy grande. -¿Por qué no te vas a la cocina con ese corazón tan grande? -le espetó Ben. -Ya voy, jefe. Kayla levantó la mirada. Ben estaba frente a ella. -No tontees con la tripulación. ¿Tontear? ¿Qué estaba diciendo? Ella no tenía tiempo para salir con nadie y menos para tontear. Su vida estaba dedicada a dos

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https://www.facebook.com/novelasgratis cosas: localizar pecios hundidos y buscar respuestas a su pasado. No había sitio para un hombre. -Solo estaba charlando. -No lo entiendes, ¿verdad? Qué pena que no tratase a todo el mundo como trataba a Madison. Ben era atractivo... cuando no estaba ladrando. -¿Entender qué? -Stevie no se da cuenta de la diferencia. -Stevie y yo hemos hablado de comida. Nada más. -Da igual. Pensará que estás interesada en él. Kayla no era idiota. Y por lo que había visto, tampoco lo era su tripulación a pesar de los eructos, las malas maneras y las miradas licenciosas. -Sé cómo tratar a los hombres. -A estos no. -¿Y si estuviera interesada en Stevie? -¿Qué? Ella intentó no sonreír al ver su expresión de sorpresa. -No todos los días se encuentra un hombre que sepa cocinar así. ¿Está casado? -¿Stevie casado? -repitió Ben frunciendo el ceño. En aquel momento parecía más un pirata que nunca-. Solo tiene veinticuatro años. -Yo solo tengo veintisiete. Y a lo mejor le gustan las mujeres mayores. Además, ¿qué tiene que ver la edad con el matrimonio? Ben la miraba como si hubiera perdido la cabeza. -¿Lo estás diciendo en serio? Kayla lo dejó cocerse en su propia salsa durante unos segundos. -Eso no es asunto tuyo. 27

https://www.facebook.com/novelasgratis Los ojos negros de Ben se oscurecieron aún más, si eso era posible. -Todo lo que pasa en este barco es asunto mío. ¿Lo entiendes? Estaba jugando con fuego. Pero nunca antes había vivido en un barco lleno de piratas. Era hora de arriesgarse... -Sí, mi capitán -contestó Kayla haciendo un saludo militar-. Lo he entendido perfectamente.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 3 DE PIE en proa, Ben se consolaba con el olor del mar y del gasoil. Los aromas familiares y la rutina diaria le daban a todo un aire de normalidad. Pero no había nada normal con Kayla Waterton en su barco. Querría saber cómo había ido su primer turno, pero seguía dormida. Quizá estaría dormida hasta el siguiente... Se dijo a sí mismo que no le importaba, pero no era cierto. Sentía curiosidad. Y eso lo molestaba más de lo que le hubiera gustado admitir. Madison corrió hacia él con su diminuto chaleco salvavidas y sus sandalias de piolín. -Date prisa, papá. -El puente está mojado. No corras. Bajo un cielo azul sin nubes, Madison se quitó las sandalias. -Sí, mi capitán. Gracias a Kayla, Ben había oído esa frase cien veces desde la noche anterior. Incluso Madison la repetía. -¿Quién soy yo? -Mi papá. -Eso es. Soy papá, no lo olvides. -Sí, mi capitán. Muy lista su hija. Demasiado lista. Madison se llevó la mano a la cara en un saludo militar. Pero a la altura de la nariz. -¿Es así, papá? -Perfecto, princesa -contestó Ben, que había dejado atrás sus años en la Marina. -Vamos a jugar -dijo la niña entonces, metiéndose en la piscina de plástico. 29

https://www.facebook.com/novelasgratis La piscina había sido idea de Wolf y mantenía a Madison entretenida durante horas. Todo el mundo participaba de la diversión. Monk instaló una manguera para llenar la piscina con agua de mar, Stevie llevaba los refrescos... -Tú eres el monstruo y me quieres comer. Ben obedeció. Las risas de su hija le alegraban el alma. Tenía que pasar más tiempo con Madison y menos pensando en la expedición y en Kayla. -Voy a comerte -dijo poniendo voz de monstruo. -No, voy a comerte yo -replicó ella echándole agua-. Estás todo mojado, papá. -Sí, es verdad. Has cazado al monstruo. -Los monstruos de verdad no admiten la derrota tan fácilmente. Ben se volvió al oír la voz de Kayla. Estaba a unos metros de él, sobre la escalera que llevaba a proa. Llevaba una camiseta azul marino y unos pantalones cortos que mostraban un par de piernas largas y torneadas. Unas piernas increíbles. Quizá debería dictar una nueva norma: nada de pantalones cortos a bordo. No, a los chicos no les gustaría... Además, mientras todo el mundo se portase de forma profesional, no pasaba nada por mirar. -Yo soy una princesa y mi papá es un monstruo -explicó Madison-. ¿Tú también quieres ser una princesa? Jugar no era un comportamiento profesional, pensó Ben. Y tampoco lo era el deseo que sentía de acariciar el pelo de Kayla. Cada mechón era como de oro... -La señorita Waterton tiene cosas que hacer, cariño.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Tengo unos minutos libres -dijo ella bajando los escalones con un excitante movimiento de caderas-. Y si no molesto, me encantaría ser una princesa. Era una sirena. Tenía que serlo. -No, no molestas. -Gracias. Su sonrisa le hacía cosas raras en el corazón. Y eso no le gustaba nada. Su corazón le pertenecía solo a Madison. No había sitio para nadie más. -Las princesas tienen que meterse en el agua -le ordenó Madison-. Si no, el monstruo te comerá. -Ah no, eso sí que no -dijo Kayla entonces, quitándose las zapatillas de deporte. El agua le llegaba por debajo de las rodillas-. ¿Ahora estoy a salvo, princesa Madison? -Tienes que sentarte. -No quiero mojarme la ropa. ¿Puedo quedarme de pie, Alteza? Madison se lo pensó un momento. -Bueno. Kayla hizo una reverencia. -Gracias, princesa. -Entra en la piscina con nosotras, papá -dijo la niña entonces, moviendo la mano como si tuviera una varita mágica-. Tú puedes ser el príncipe. Ben miró la piscina. Era demasiado pequeña. Además, las princesas bailaban con los príncipes y si Kayla quería bailar... eso sería tremendamente poco profesional. Nueva regla: no se podía bailar con otro miembro de la tripulación. -Prefiero ser el monstruo. -Es un papel que te pega mucho -sonrió Kayla. 31

https://www.facebook.com/novelasgratis -Gracias. -De nada. Bonita piscina. -Es mi playa -dijo Madison chapoteando. -Lo llamamos «la playa». Ahí hay una nevera con refrescos, si te apetece. -Gracias -sonrió Kayla tirándole un balón de plástico a la niña. Zach llegó corriendo, sacó un refresco de la nevera y lanzó un eructo. -Eso no se hace, tío Zach -lo regañó Madison. -Perdón. -Las buenas maneras son muy importantes -siguió diciendo la niña-. ¿Verdad que sí, Kayla? -Desde luego que sí. Murmurando una disculpa, Zach se alejó por el puente. Ben soltó una carcajada. Al menos enseñaba buenos modales a su hija. -¿Qué tal anoche? Kayla se echó agua en las piernas. Le picaban, como si tuviera la piel seca. -No vimos nada. Ben notó cierto tono de desilusión. -¿Nada en absoluto? -No, a menos que el barro cuente. Estupendo. Empezaba a frustrarse. Justo lo que había esperado. -¿Podemos jugar en el barro, papá? -Hoy no, princesa. Madison hizo un puchero, pero Kayla la distrajo llenando un cubo de agua.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -El Izzy está ahí abajo. Es difícil encontrarlo porque estamos buscando en un área muy extensa. -Lo sé, pero... ¿Pensaba abandonar inmediatamente? No podía ser. -Papá, tengo que hacer caca -dijo Madison entonces. Ben la ayudó a salir de la piscina. -¿Necesitas ayuda? -No, gracias. Ya soy mayor. La niña corrió al cuarto de baño y cerró la puerta. -A veces corre por todo el barco para decirme que tiene que ir al baño -sonrió él-. ¿Qué ibas a decir antes? -No sé cómo decirte esto, pero... -Suéltalo. -Solo llevo aquí veinticuatro horas, pero parece mucho más. -Lo sé. «Tranquilo», se dijo Ben a sí mismo. En cuanto le dijera que quería irse, llamaría a Pappy por radio para que fuera a buscarla. -Estamos perdiendo tiempo y dinero con estas coordenadas. He hablado con la tripulación sobre lo que se ha hallado hasta ahora... y no se ha 'encontrado ninguno de los objetivos. Nada confirma la idea de que el Isabella se hundió por aquí. Es hora de cambiar de rumbo. A Ben no le hizo ninguna gracia que Kayla hubiese hablado con su tripulación. Todo el mundo creía que el Izzy estaba allí, pero había oído murmullos de descontento sobre otra temporada perdida. -No sabemos hasta dónde llegaron los restos. -Desde luego. Pero aquí no vamos a encontrar nada -insistió Kayla-. Siempre podríamos volver... si no encontramos nada. -¿Has perdido la confianza en tus coordenadas? 33

https://www.facebook.com/novelasgratis -Sigo confiando en mi investigación -contestó ella levantando la barbilla. En aquel momento parecía una princesa de verdad. Ben entendía que Madison copiase sus gestos-. Encontraremos el Isabella si seguimos mis coordenadas, te lo aseguro. -Pero si no lo encontramos, no podremos seguir buscando porque nos retirarán los fondos. -Yo podría... insistir. ¿Qué poder tendría una historiadora en el museo? A menos que se acostase con el jefe... No, Kayla no parecía ese tipo de mujer. Ben miró hacia el cuarto de baño. Un minuto más y tendría que ir a ver cómo estaba la niña. -¿Crees que eso serviría de algo? -No le haría daño a nadie. Todos queremos lo mismo, ¿no? -Yo quiero encontrar el Izzy. -Y yo también -dijo Kayla entonces, decidída-. Pero no puedo encontrarlo sin tu barco y sin tu tripulación. Y tú no puedes encontrarlo sin mis datos. Estaba siendo sincera con él y merecía lo mismo. -No voy a juzgar tu investigación porque no la conozco. -Pero te darás cuenta de que tengo razón. No la creía más que el día anterior, pero respetaba su confianza. Él estaba buscando un tesoro, pero para conseguirlo se fiaba de una investigación histórica y de un proceso científico. Ni intuición, ni premonición, ni videntes. Tres cosas en las que su padre hubiera confiado para hacer que sus sueños se hicieran realidad. -Lo que importa es localizar el barco -dijo ella entonces-. ¿Qué más da

qué

coordenadas

sigamos

mientras

el

resultado

sea

satisfactorio?

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https://www.facebook.com/novelasgratis Aquello tenía que ser una trampa. Kayla parecía sincera, pero una vez se equivocó sobre la sinceridad de una persona y no pensaba volver a hacerlo. De todas formas, no la entendía. O era una mujer de principios o una cabezota decidida a salirse con la suya a cualquier precio. O quizá las dos cosas. -¿Quieres que trabajemos juntos? -Y con tu tripulación -sonrió ella-. Juntos lo conseguiremos. Parecía una animadora de instituto. Solo le faltaban los pompones y una faldita corta. A Ben le gustaba la imagen... pero aquello no era un partido de fútbol. Y Kayla no era parte de su equipo. -Pronto terminaremos con la búsqueda en esta zona. -¿Y entonces? -Ya veremos -contestó él. Kayla quería acción. Desgraciadamente, solo podía esperar. Esperar que Ben volviera de ayudar a Madison en el baño, esperar que Ben tomase una decisión sobre las coordenadas... -Hola, Kayla -Monk, el más guapo de la tripulación, con el pelo rubio, ojos azul cielo y acento tejano, se acercó a ella quitándose la camiseta-. Te toca darme crema, guapa. -Lo dirás de broma. -Fitz es el gracioso del barco -rio él guiñándole un ojo-. Yo soy el mejor en la cama. Kayla intentó no soltar una carcajada. Se sentía como la única chica en una fraternidad y alguien tenía que controlar a aquella panda de brutos. -¿Puedo hacerte una pregunta? -Pregunta lo que quieras, cariño.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Tu comportamiento te parece adecuado delante de una niña de cuatro años? -Madison no está aquí. -Está en el cuarto de baño con Ben, así que es posible que te haya oído. Pero ese no es el asunto. Siento darte la charla, pero ¿quieres que Madison crezca pensando que así es como un hombre trata a una mujer? -No -contestó Monk, avergonzado-. Lo siento. Perdona. Cuando se fue de «la playa», Kayla paseó dentro de la piscina. El agua salada relajaba sus piernas. Debía haberse golpeado contra la barandilla más fuerte de lo que pensaba. Pero un dolorcillo en la piernas no era nada importante cuando toda una expedición estaba en peligro. Ben tenía que cambiar el curso del barco. Era su responsabilidad, su deber, hacer que eso ocurriera. Iba a contarle cuál era su puesto en el museo y ordenarle que siguiera sus coordenadas. Madison llegó corriendo a la piscina unos segundos después. -He hecho caca. Kayla no sabía mucho de niños y no se le ocurría qué contestar a eso. ¿Debía aplaudir? -Ya eres una chica muy mayor. -Mi papá me ha ayudado a lavarme las manos. -Pero tú has hecho todo el trabajo -dijo Ben. Madison sonrió. -Porque soy mayor. Kayla miró entonces a Ben y tuvo que contener el aliento. Solo era un hombre, pero sus hormonas femeninas empezaban a apreciar ese detalle exageradamente. Aunque era lógico. 36

https://www.facebook.com/novelasgratis Tenía un físico más de nadador que de levantador de pesas, sin una onza de grasa. Al menos, ella no la veía. Y estaba mirando. Fijamente. Su voz se suavizaba cuando hablaba con la niña y eso lo hacía más atractivo. Que Ben Mendoza dijese su nombre con amor incondicional... sin pensar, Kayla dejó escapar un suspiro. Eso no iba a pasar. Al menos, no en un futuro próximo. Tenía demasiadas preguntas que resolver sobre el pasado antes de abrir su corazón al amor. Las risas de Madison eran como un bálsamo. «Los niños encuentran alegría en las pequeñas cosas», pensó. La idea de tener un hijo la atraía más que nunca, pero no era el momento. Cuando Ben se quitó la camiseta empapada, se fijó en unas cicatrices que tenía en la espalda. No podía imaginar qué habría causado aquellas terribles señales. -¡Ven aquí, princesa! -gritó Wolf. Llevaba la camiseta por dentro del pantalón y se había afeitado. Quizá no toda la tripulación era tan poco civilizada como había creído. -¡Al colegio, al colegio! -rio Madison-. ¿Puedo enviar un e-mail a mi mamá y a mi abuelo? -Claro que sí. Nos vemos en la comida, jefe. -Gracias -sonrió Ben. -¿El colegio? -preguntó Kayla. -Wolf hace de maestro. Tenemos todos los libros de preescolar aquí para que vaya acostumbrándose. -Es una niña muy afortunada. -Yo soy el afortunado. Entre Madison y mi tripulación no necesito nada más -dijo él señalando el mar-. ¿Has visto los delfines? 37

https://www.facebook.com/novelasgratis Un par de delfines nadaba alegremente cerca del barco. -Nunca había visto un delfín tan cerca -murmuró Kayla saliendo de la piscina. -Son asombrosos. -Yo nunca he nadado en el mar. Mi madre se ahogó en la costa de California y mi padre temía que me pasara lo mismo. -No lo culpo. Entonces se miraron a los ojos... y el tiempo se detuvo. El ruido de los motores desapareció. En ese instante, Ben no era un pirata, era un salvador. No era un padre. Solo era Ben Mendoza. Era atractivo, muy atractivo, pero eso daba igual. Ella no estaba allí para buscar novio, estaba allí para encontrar los restos de un barco. Y algunas respuestas. Kayla se rascó los pies contra el puente. De nuevo tenía una sensación rara en las piernas. Como si alguien las estuviera apretando. -¿Te ocurre algo? -No, no. Estoy bien. Cuando Ben se inclinó hacia ella, pudo oler el mar en su piel. Y le gustaba. Kayla se dejó caer sobre una de las sillas de plástico. Tenía que descansar las piernas. Quizá había tomado demasiado el sol. -¿Necesitas algo? «A ti». No sabía de dónde había salido ese absurdo pensamiento. Y tuvo que respirar profundamente. -No, gracias. -Estás pálida.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla se encogió de hombros. No sabía por qué Ben, pirata o padre, se preocupaba. En realidad, estaba deseando librarse de ella. «Dale un respiro. No es tan malo». O al menos, eso esperaba. Pero era un hombre difícil de entender. Sabía del amor que sentía por su hija, pero el resto era un misterio. Y ya había demasiados misterios en su vida. No necesitaba otro. Entonces volvió a fijarse en las cicatrices de su espalda. -¿Cómo te hiciste eso? -Un accidente. Aparentemente, no quería hablar del asunto. Se quedaron en silencio durante un minuto. Ojalá pudiera mirar a los delfines y no a Ben... Kayla se recordó a sí misma que era un pirata. Tomaría lo que quisiera y después se alejaría con el viento en las velas buscando otro premio. -Estuve en la Marina -dijo él por fin. -¿Así empezaste a interesarte por los barcos hundidos? -Más o menos. Era buceador -contestó Ben sin mirarla-. Tuve un accidente durante una inmersión. -No tienes que contarme... -Hubo una explosión en el sumergible -siguió él, mirando el mar-. Tuvieron que operarme dos veces, pero salí bien parado. Uno de mis compañeros no tuvo tanta suerte. Kayla tocó su brazo. Tenía la piel suave, firme, notaba los músculos bajo sus dedos. -Lo siento. -Fue hace mucho tiempo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben era sólido, fuerte. Y sin embargo, en sus ojos veía un hombre cálido. Un padre, un amante. -Sigue doliendo, ¿verdad? Él no dijo nada. No tenía que hacerlo. Kayla tuvo que hacer un esfuerzo para apartar la mano y cuando la apartó, echó de menos el contacto masculino. Pero intentó no hacer caso al impulso de tocarlo de nuevo. -¿Dejaste la Marina después del accidente? -Podría haberme reenganchado, pero era hora de dejarlo. -¿Lo echas de menos? -Si el deber me llama, acudiré. Pero prefiero la vida civil. Aceptar órdenes es para los perros. A Kayla no la sorprendió la frase. Pero eso no haría su trabajo más fácil. -¿Te gusta estar al mando? -Desde luego. Ser el jefe es la única forma de vivir para mí. Sabes lo que tienes que saber y si te equivocas, es tu problema. No sabía quién era ella ni quién estaba a cargo de la expedición. Tenía que decírselo. Pero no podía. Aún no. -Entonces, ¿nunca aceptas órdenes? -A menos que vengan de Madison, no. Ella es mejor jefa que la Marina. Y mucho más guapa. Aunque si se entera... Estaba mirándola a los ojos y Kayla tuvo que aclararse la garganta. -Tu secreto está a salvo conmigo. Si el suyo también estuviera a salvo...

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 4 KAYLA miraba los mapas extendidos sobre la mesa. El día anterior no habían encontrado nada de «valor cultural», de modo que estaban revisando viejos datos en lugar de discutir qué objetivos debían reexaminar. Ella era una investigadora histórica, no una experta en sonar, pero quizá podría ver algo que los demás no hubieran visto. Fuera cual fuera el resultado, tenía que hacer algo más productivo que tomar el sol. -Mira esto -dijo Vance, el arqueólogo-. Un campo de restos rodea esa masa. Pensábamos que era una formación geológica, pero es un barco. Kayla estudió la imagen. Con miles de barcos hundidos en el fondo del mar, Ben se habría encontrado unos cuantos durante la expedición. Ojalá uno de ellos hubiera sido el Isabella. Eso haría su vida mucho más fácil. -¿Ves el casco? -preguntó Gray, el especialista en sónar-. Enviamos el ROV para inspeccionar, pero el casco era demasiado largo... y de acero. Kayla miró a los dos hombres. Le gustaba estar con ellos. La hacían sentir como un miembro más de la tripulación. -¿Crees que el Isabella está enterrado en lodo? ¿Por eso no podemos verlo? Vance se pasó una mano por la perilla. -Puede que una parte del barco esté cubierta de sedimento, pero deberíamos saber si es el Izzy- Encontraron el América, de modo que hay esperanza de encontrar otros galeones. Eugene entró entonces en la sala de control.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Más datos, Kayla -dijo sentándose a su lado. Era un chico joven con ojos de cachorro. Y un mago de la informática que estaba creando un programa para facilitar la grabación de los datos del sonar-. Dicen por ahí que tú sabes dónde está el Isabella. Kayla se puso rígida. Contestar a eso podría no ser conveniente en aquel momento. Ni para ella ni para Ben. -Pues yo... -Si sabes algo... -El jefe quiere saberlo todo -lo interrumpió Gray-. Si tienes algún secreto... -Lo he hablado con Ben -dijo Kayla entonces. No le gustaban los secretos, pero en aquel caso no tenía otra opción. Sabía que no era querida allí y se reservaba la verdad para evitar una lucha de poder. No quería empeorar la situación. -¿Qué sabe? -Que he investigado durante años la localización del Isabella. -Y si sabes dónde se hundió el Izzy, ¿por qué no lo hemos encontrado todavía? -preguntó Eugene. -Es un poco complicado. Por decir algo. Stevie apareció entonces con un plato de galletas. -Galletas de chocolate recién salidas del horno. Morir por un atracón de chocolate sonaba estupendamente. Kayla tomó una y le dio un mordisco. La galleta se derritió en su boca. -Qué rica. Vance la miraba a los ojos y la intensidad de aquella mirada hizo que sintiera un escalofrío. -O sabes dónde está el Izzy o no.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Otro mordisco. Afortunadamente, con la boca llena no podría hablar. Vanee se quedó mirándola mientras masticaba. «Ya está bien». Ben se creía el jefe, pero no pensaba dejar que nadie más tratase de intimidarla. -Lo sé. -¿Estás buscando apoyo para organizar un motín, Kayla? Ben. La sala parecía mucho más pequeña con él allí. Además, se movía como si fuera el dueño de aquel sitio. Que lo era. -Kayla ha investigado a fondo el Izzy -comentó Eugene. -No es la única -replicó Ben con frialdad-. Los piratas y los tesoros están de moda. Kayla oyó campanas de advertencia. -Esta es una expedición científica. Si encontramos un tesoro, solo será la guinda de la tarta. -Esa es la tarta -rio Vance-. Espero que los piratas del Izzy atacasen un montón de barcos antes de enviarlos al fondo del océano. Incluso Vance, un entrenado arqueólogo, había pillado la fiebre del oro. La Historia mostraba cómo eso podía volver loco a cualquier hombre. -Puede que Luis Serrano no asaltase todos los barcos que surcaban el Pacífico, pero hizo lo que pudo antes de que se hundiera el Isabella. -¿Quién? -preguntó Gray. -El capitán del Isabella, el que robó los tesoros que estamos buscando -contestó Ben. -Luis Serrano de Martín -explicó Kayla-. Un hombre obsesionado. 43

https://www.facebook.com/novelasgratis -Por el oro -dijo Ben. -Y por amor -replicó ella mirándolo a los ojos. Aquellos ojos negros la hipnotizaron por un momento. Era desconcertante. Kayla quería mantener con él una relación estrictamente profesional, pero en su presencia se sentía como... como una mujer. Algo muy poco profesional. -Luis asaltaba los barcos que hacían la ruta Ma-nila-Acapulco para casarse con Ana Delgado. -Supuestamente, una mujer de bandera. A Kayla no le hizo gracia que Ben hablase así de otra mujer... aunque llevase muerta tres siglos. -¿Cómo lo...? -Investigación -sonrió él, satisfecho-. Estuve investigando antes de empezar la expedición. -¿Tienes fotografías, jefe? -preguntó Gray. -Entonces no había cámaras -contestó Eugene levantando los ojos al cielo. -Una pena que no hubiese cámaras. Por lo visto, Luis Serrano estaba buenísimo -sonrió Kayla. Ben levantó una ceja. -¿Buenísimo? Ella se encogió de hombros. -Un tío muy guapo. Aquella conversación tenía que volver a su cauce, de modo que Kayla decidió dar una de sus charlas. Solo le faltaba la pantalla y el puntero. -La vida de Luis Serrano es muy interesante. Era el quinto hijo de un duque español y se fue de España cuando lo acusaron de haber

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https://www.facebook.com/novelasgratis perdido su galeón tras el ataque de un barco pirata. De modo que, furioso y avergonzado, él mismo se apuntó al pirateo. Ben asintió. -Quería venganza contra España por haberle robado todo, desde su buen nombre hasta su barco. Había hecho los deberes, pensó Kayla. Podía cuestionar algunas de sus decisiones, pero le gustaba que supiera lo que estaba haciendo. Y algunas cosas más, le dijo una vocecita. -¿Y de dónde sale la tía buenísima? -preguntó Vance. Ella se apartó el pelo de la cara. -Luis estaba navegando por el Pacífico cuando conoció a Ana Delgado y se enamoró de ella. -Qué romántico -sonrió Ben, burlón. -Lo fue. -Sí, claro, muy romántico. Luis capturó su barco y la mantuvo cautiva. -Luis la mantuvo a salvo y luego se la devolvió a su padre, en California. Si le hubiera hecho daño, Ana no se habría enamorado de él. Ben soltó una carcajada. -Uno de estos días me gustaría visitar tu mundo imaginario. Seguro que es muy interesante. Kayla ni se molestó en replicar. -Se enamoraron, pero Ana estaba comprometida con un noble español. Le suplicó a su padre que le permitiera casarse con el pirata, pero él se negó porque Luis no tenía otra fortuna que el botín de sus pillajes. Entonces el noble español, convertido en pirata, decidió volver a la mar y conseguir una fortuna. Ana le suplicó que no se fuera, pero Luis zarpó de todas formas. 45

https://www.facebook.com/novelasgratis -Hizo lo que tenía que hacer -murmuró Ben. De nuevo se miraron a los ojos y a Kayla se le puso el corazón en la garganta. Imaginaba a Luis Serrano con la cara de Ben Mendoza. -Debería haberse quedado porque, poco después, Ana convenció a su padre de que el amor que sentía era auténtico. Pero Luis ya había zarpado. -El tío era un poco impaciente y no quería quedarse esperando. -Fue más que eso -dijo Kayla-. Luis amasó una fortuna en tesoros: oro, plata, porcelana y piedras preciosas. Asaltó barco tras barco, pero ningún tesoro era suficiente. Estaba fuera de control, obsesionado. Pasaron meses y su tripulación lo convenció para volver a California, pero al hacerlo se encontraron con una tormenta. -Y se hundió con su barco -asintió Ben. -Pero sobrevivieron dos de sus tripulantes -dijo entonces Kayla, que había encontrado notas de su padre al respecto-. Dijeron que... unos seres marinos los habían mantenido a flote hasta que fueron recogidos por otro barco. -¿Seres marinos? -Sirenas. Ben levantó los ojos al cielo. -¿Seguro que no eran hombrecillos verdes? -No, esos estaban muy ocupados haciendo dibujos raros en Centroamérica -replicó Kayla. Él soltó una carcajada. Le gustaba el sonido. No, no le gustaba. Kayla apretó los dientes. Sin duda, estaba riéndose de ella otra vez. -Una pena que Luis no le diese unos cuantos doblones a esas sirenas. Quizá le hubieran salvado la vida. A Kayla le hubiera gustado saber qué ocurrió, pero no había encontrado nada sobre el destino de Ana Delgado. 46

https://www.facebook.com/novelasgratis -Quizá se salvó. Quizá Luis apareció en casa de Ana y vivieron felices para siempre. Me gusta más ese final que imaginarla sola, llorando su muerte. -Merecía que lo llorasen -dijo Ben entonces-. Murió intentando ganar su amor. -Debería haber confiado en Ana y en su amor. Debería haberse quedado en California para convencer a su padre de cuánto la quería. -Yo me habría quedado -sonrió Eugene. Vance y Gray estaban de acuerdo. Curioso, hasta que Eugene habló,

Kayla

había

olvidado

que

seguían

allí.

Estaba

completamente centrada en Ben. -Ana nunca le dio razones para confiar -dijo él. -¿Necesitaba razones? -preguntó Kayla. Ella nunca había estado enamorada, pero sabía cómo quería que fuera su amor-. Le dio su promesa, su palabra, su amor. Una sola de esas cosas debería haber sido suficiente. Ben se encogió de hombros. -No estoy de acuerdo. -¿Qué habrías hecho tú? -Para empezar, no enamorarme. Como si el amor pudiera encenderse y apagarse con un interruptor. Era normal que estuviese divorciado. Qué típico. Y qué decepción. -¿Cómo puedes decir eso? -No se deben mezclar los negocios con el placer. Kayla soltó una carcajada. -Por fin estamos de acuerdo en algo. A Ben le daba igual que estuvieran de acuerdo en algo o no. 47

https://www.facebook.com/novelasgratis En el corto período de tiempo que llevaba en el barco, Kayla Waterton se había ganado a la tripulación. Había convertido el Xmarks Explorer en un barco de locos. Había trasformado a un grupo de marineros, arqueólogos y buceadores en una pandilla de caniches jadeantes. Peleas por la ducha antes de la cena, olor a colonia por todo el barco, una batalla para ver quién se sentaba con ella durante las comidas, un repentino interés por los cuentos de sirenas, el tema favorito de Kayla... Por no hablar del énfasis en las buenas maneras. Quizá llevaban demasiado tiempo en el mar. ¿Cómo si no podía explicarse que un grupo de hombres rudos se hubiera convertido en una panda de cachorros esperando que aquella rubia les diera una galleta? Tenía que hacer algo. Rápido. Un montón de cachorros no le servían para nada. -Oye, jefe -lo llamó Monk-. ¿Tienes una plancha? La locura continuaba. -Esto no es un crucero. No nos arreglamos para cenar. -Es que Kayla... es una chica con clase. Muy educada, muy refinada. Definitivamente la clase de mujer que no soporta las arrugas. De ahí que necesite una plancha. «¿De ahí?». Lo siguiente sería oír versos de Shakespeare. Eso sí que le daría miedo. -Educada, con clase... no parece tu tipo, Monk. Monk, un geólogo marino, era además el típico ligón cuyo lema era «ámalas y déjalas antes de decirles tu apellido». Con el pelo rubio y los ojos azules, conseguía lo que quería gracias a su cálido acento del sur, su tipo de surfista y su cara de actor de cine. 48

https://www.facebook.com/novelasgratis -Venga, jefe. Tú la has visto con la camiseta mojada. Maciza es decir poco. Sí, «maciza» describía bien a Kayla Waterton con su camiseta mojada. Incluso la describiría si llevase un camisón de franela que la tapase de la cabeza a los pies. Pero daba igual. Seguía siendo un problema. -Kayla es atractiva. -Tú tampoco estás inmunizado -rio Monk dándole un codazo-. ¿Te gustaría ligártela? Aquello era peor que el instituto. -¿Cómo? -¿Quieres participar en el concurso para ver quién se la liga? Había llegado el momento de terminar con aquella tontería. -Mientras Kayla Waterton esté a bordo de este barco, es un miembro más de la tripulación. No una tía buena a la que todo el mundo quiere tirarse. -¡No estamos hablando de eso, estamos hablando de matrimonio! exclamó Monk con gesto horrorizado. ¿Matrimonio? «Matrimonio» era una palabrota para toda su tripulación. Ben no podía creerlo. -Siempre has dicho que el matrimonio es para los cobardes y para las mujeres. -Eso era antes. -¿Antes de qué? -Antes de Kayla -contestó Monk con una emoción reservada a los deportes y las modelos-. Ahora puedo dividir mi vida en dos partes: antes de Kayla y después de Kayla. Ben estaba a punto de vomitar. 49

https://www.facebook.com/novelasgratis -Si quieres entrar en el concurso, tienes que darle cien dólares a Wolf. Pero me parece que a Kayla no le gustas, así que no te molestes. Aunque sería un reto. Ben había aprendido que un reto con una mujer significaba tres cosas: desilusión, úlcera y divorcio. -Paso. -Muy listo. Bueno, tengo que encontrar una plancha antes de que empiece mi turno. -¿Qué vas a planchar? -Mi camiseta. La imagen es muy importante -contestó Monk despidiéndose con un gesto-. Hasta luego. Muy bien. Había llegado la hora de terminar con aquello antes de que ocurriera un desastre. Si un soltero empedernido como Monk estaba hablando de matrimonio sin que hubiera amenazas de por medio, ¿qué pensaría el resto de la tripulación? Aquello era peor que las partidas de póquer. Aquello entraba en un terreno que podría destrozar la camaradería del equipo y retrasar el hallazgo del Izzy. Tenía que conseguir que Kayla dejase el barco. Por el momento no se había quejado de los turnos, de la comida ni de nada. Su plan para hacerla abandonar no estaba funcionando, y eso significaba una cosa: necesitaba un nuevo plan. Wolf asomó la cabeza en su camarote. -Hola, jefe, ¿puedo hacerte una pregunta? -¿Qué? -¿Tú crees que debería ponerme a dieta? -¿Tú también? ¡Esto es increíble! Y ahora me preguntarás si los vaqueros te hacen el culo muy gordo. Wolf se miró el trasero. 50

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Me hacen el culo gordo? Ben se tapó las orejas con las manos. -No pienso escuchar una palabra más. Podía entender a los otros. Bueno, casi podía entenderlos. Incluso él debía admitir que Kayla era guapísima. ¿Pero Wolf también? No, imposible, insoporta ble. Su mejor amigo no podía dejarse seducir por unos ojos bonitos, una cara preciosa y un par de... Él estaba por encima de los tonteos de instituto. Era un hombre sensato, serio. Una roca. La roca de Ben. Wolf era el padrino de Madison. Había estado con él en el hospital, durante su matrimonio, el divorcio, el comienzo de las operaciones de rescate... y lo ayudaba a criar a Madison. Wolf no era el tipo de hombre que se preocupaba por los michelines o el tamaño de su trasero. Ningún hombre era ese tipo de hombre. «Que me peguen un tiro. Y que alguien detenga esta locura antes de que sea demasiado tarde». Tenía que escapar, aunque no era fácil estando a cientos de millas de la costa. Afortunadamente, conocía un sitio en el barco donde podía olvidarse de todo: el camarote de Madison. La puerta estaba entreabierta y, al acercarse, pudo oír dos voces femeninas. Estaban hablando de trenzas y coletas... Ben asomó la cabeza. Había cintas, coleteros, pulseras y collares tirados por el suelo. Vio tres cepillos, dos peines y media docena de pañuelos sobre la cama. Kayla estaba sentada en la litera, con Madison en las rodillas. Su hija llevaba una tiara de brillantitos en la cabeza y una docena de collares. Y estaba sacudiendo las manitas. -¿Ya están secas? 51

https://www.facebook.com/novelasgratis -Aún no -contestó Kayla-. ¿De qué color quieres las uñas de los pies? -Rosa. No, rojo -contestó Madison-. No, rosa. Ben sintió un pellizco en el estómago. Debería anunciar su presencia, pero le gustaba mirarlas. Él no tenía hermanas, de modo que no sabía mucho sobre cosas de chicas. -A veces no es fácil decidirse, ¿verdad? Madison asintió con la cabeza, arrugando el ceño como si estuviera decidiendo sobre el futuro del mundo. -No sé cuál me gusta más. En ese momento, Ben vio el futuro: decisiones sobre cómo peinar a su hija, qué vestidos comprar, con qué chicos podía salir y... No estaba preparado para eso. Quería que Madison siguiera siendo pequeña para siempre. -Podemos usar los dos colores -sugirió Kayla. Buena respuesta. Aunque su presencia en el barco estuviera causando una conmoción entre los hombres, debía reconocer que era estupenda con su hija. -¿Los dos? Ah, vale, quiero este pie de rojo y este de rosa -rio Madison, encantada. -Lo que usted diga, señorita. -¡Me haces cosquillas! -Lo siento -el tono de Kayla era tan suave como cuando le preguntó por sus cicatrices. Y a Ben le gustaba tanto como a su hija-. ¿Quieres que pare? -No, me gusta que me hagan cosquillas. Mi papá me hace cosquillas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla terminó de pintar las uñas del pie derecho y abrió el frasco de laca roja. -¿Y te ríes mucho? -Mucho. ¿Quieres que te haga cosquillas a ti? Ben tuvo que sonreír. Hacerle cosquillas a Kayla añadiría una nueva y bienvenida dimensión al juego. -Eso sería... A él se le ocurrían muchas definiciones: intenso, divertido, sexy, erótico. -Interesante -dijo Kayla por fin-. Pero no me gusta que me hagan cosquillas. -¿Por qué? -preguntó la niña, sorprendida. Ella se encogió de hombros. -No lo sé. Bueno, he terminado con tus uñas. ¿Te gustan? -Sí, muchas gracias -contestó Madison moviendo los deditos de los pies-. Son muy bonitas. -Como tú. Pero no te muevas. Tienen que secarse mientras yo me pinto las mías. -¿De verdad? -Claro. ¿Quieres que te enseñe a pintártelas sola? Madison la miró con adoración. -Me gusta mucho que estés aquí. Kayla le dio un beso en la frente, emocionada. -A mí también. Solo tres palabras, pero muy importantes para su hija. El brillo de sus ojos calentaba el corazón de Ben. -¿Quieres que te cuente un cuento? -¡Me encantan los cuentos! -exclamó Madison-. ¿De qué es? -Es sobre una niña cuyos sueños se hicieron realidad. 53

https://www.facebook.com/novelasgratis Solo era un cuento, pero... Ben se puso tenso. Madison era muy pequeña y deseaba creer en todo, fuera verdad o no. Kayla ya le había demostrado que era una soñadora y no quería que influyese en su hija. -Érase una vez... Ben se apoyó en la pared. Otra complicación, otra distracción que no necesitaba. Su tripulación estaba loca por Kayla, pero también lo estaba Madison. Necesitaba una presencia femenina, una figura materna. No quería que nadie le hiciese daño, no quería que le llenasen la cabeza de pájaros. Era demasiado joven, demasiado impresionable. No quería que le rompieran el corazón. Kayla tenía que marcharse. Y él sabía cómo convencerla.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 5 KAYLA estaba en la popa del barco, mirando las poleas que subían y bajaban el sónar y los instrumentos operados por control remoto. La mezcla de gasoil y sal en el aire le parecía entrañable, como los aparatos envejecidos por el uso. Aquel era un barco de trabajo, no un yate de recreo. Y ese hecho le daba esperanzas. El trabajo duro siempre tenía su recompensa. Su padre se lo había enseñado. Llevaba toda la tarde mirando monitores que mostraban imágenes del fondo del mar. Nada más que barro... o sedimento. En cualquier caso, había perdido cuatro horas. Al menos aquella sección del Pacífico estaría barrida, pero eso no la hacía sentir mejor. ¿Cuánto tiempo tardaría Ben en darse cuenta de la futilidad de su búsqueda? Tenía que convencerlo de que buscasen en sus coordenadas. Ella no se rendía nunca, pero estaba descorazonada, frustrada y muchas otras cosas. El instinto le decía que tomase el mando. Que olvidase lo que Ben Mendoza podría decir y se hiciera cargo de la expedición. No solo era su derecho, sino su obligación. Se lo debía al museo, a los inversores y, sobre todo, a su padre. Tocando el talismán que llevaba al cuello, Kay-la miró las azules aguas del Pacífico. Parecían llamarla, pidiéndole que saltase. Y ella deseaba sentir el agua salada envolviendo su cuerpo y nadar como los delfines que había visto unos días antes. El impulso no tenía sentido, pero la gente daba demasiada importancia a las cosas que tenían sentido.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Entonces sintió una presencia tras ella. Era Ben, sujetando una lata de aceite. -¿Buscas algo en particular? -El Isabella. -Pareces cansada. ¿Un día duro? Cuanto más tiempo perdieran allí, más tardarían en encontrar el barco. Kayla asintió. -He pensado en lo que dijiste el otro día. Lo de buscar el Izzy en otra zona. Estupendo. Iba a pedirle sus coordenadas. Kayla se obligó a sí misma a permanecer tranquila, pero su corazón latía con fuerza. -¿Y? -Lo más importante es encontrar el barco. No quién tiene razón y quién no. Ella hubiera deseado abrazarlo. -Eso es. -Quiero que hagamos un trato. -¿Un trato? -Seguiremos tus coordenadas si dejas el barco. -¿Dejar el barco? ¿Dejar la expedición? -Sí. -¿Por qué? ¿He hecho algo malo? -No. -¿Entonces? -preguntó Kayla con la voz rota. Él no contestó-. Tengo derecho a saberlo. -Sí, es verdad -suspiró Ben dándole la lata de aceite-. Sujeta esto. Ella obedeció. No estaba dispuesta a escuchar que no sabía obedecer órdenes.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben ajustó unos cables en lo que parecía una bomba hidráulica mientras Kayla lo miraba, esperando que le diera una explicación. Por fin, terminó de colocar el aparato y le dio un golpecito. -Está como nueva. Pero ella no. Y estaba perdiendo la paciencia. -Dímelo. Ben sacó un paño del bolsillo para limpiarse las manos. -Quiero que te marches. -¿Quieres que me marche? ¿Y por eso tengo que irme? -Eso es. -¿Por qué? -La familia. -No entiendo nada. -Tenerte a bordo distrae a mi familia. -Madison es una niña. Se distrae con cualquier cosa -protestó Kayla. -Te está tomando apego. -Y yo a ella. -Madison es una niña muy impresionable. -Lo sé. -No entiende la diferencia entre realidad y fantasía. Si le cuentas cuentos, creerá que son algo real. -¿Y eso no es maravilloso? -sonrió Kayla-. El mundo está lleno de posibilidades para ella. Ojalá todo el mundo pudiera ver la vida como una niña de cuatro años. Ben arrugó el ceño. -No quiero que le llenes la cabeza de pájaros. -¿Cómo? -Cuentos de sirenas y cosas así. 57

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Qué tienen de malo? -Tengo que cuidar de ella. Tengo que educarla -contestó Ben-. No quiero que sufra. Kayla no entendía aquel razonamiento, pero sabía que Ben solo quería proteger a su hija. Eso lo hizo más atractivo a sus ojos. Era algo más profundo que una simple atracción física. Le gustaba como hombre y como padre. -Sé que te preocupa Madison, pero te equivocas. Yo no voy a hacerle daño. Cada vez que la veo, me dan ganas de abrazarla. Es un rayo de sol, un amor de niña. Ben la miró tenso. Pero ella no pensaba rendirse. -No me conoces, pero yo nunca le haría daño a una niña. No podría hacerlo. -A propósito no, estoy seguro. No era la respuesta que Kayla había esperado. -Si prometo ser más cuidadosa con Madison, ¿puedo quedarme? -No es solo la niña. La tripulación es parte de mi familia... -Me llevo muy bien con todos los miembros de la tripulación. Me hacen sentir como si fuera uno de ellos. Y no les cuento historias de sirenas. Si estás buscando una excusa... -Los chicos han hecho una apuesta para ver quién se casa contigo. Kayla tragó saliva. -¿Cómo? -Yo elegí a mi tripulación cuidadosamente. Llevamos mucho tiempo juntos y somos una familia. No puedo permitir que eso se eche a perder por... -Mí -terminó ella la frase.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Una apuesta. Una apuesta como esa podría acarrear problemas. Los chicos son muy competitivos y si esto se les escapa de las manos... ¿Lo entiendes? -Sí. -Puede que los miembros de tu tripulación quieran casarse conmigo, pero yo no quiero casarme con nadie. Y no te ofendas. -No me ofendo. Yo no intervengo en la apuesta. -Ya me lo imagino. Pero esto no es justo. -No, pero es una decisión profesional -dijo Ben entonces, como un juez dictando sentencia-. Es por el interés de mi tripulación. Si hubiera otra forma... -¿Dejarías que me quedase? Él miró hacia el horizonte. El cielo se había vuelto de color rojo. Al día siguiente haría buen tiempo. -Sí -contestó por fin. Kayla no pensaba celebrarlo. Su vacilación le decía que el asunto iba más allá de Madison y la tripulación, pero en aquel momento tenía otros problemas en mente. Dejar el barco era inaceptable. Tenía que encontrar la manera de quedarse. Y le quedaba poco tiempo. Entonces se le ocurrió una idea, pero no sabía si iba a funcionar. Si le salía mal... -Si aceptas seguir mis coordenadas y no encontramos una forma de solucionar este problema con la tripulación, me iré. Ben sonrió. Increíble. Estaba protegiendo su orgullo al no decirle quién era y Ben Mendoza intentaba librarse de su presencia a toda costa. Un cuchillo en la espalda habría sido más sutil. Ben Mendoza era un pirata en todos los sentidos. 59

https://www.facebook.com/novelasgratis -Trato hecho. Lo firmaremos con un apretón de manos. Darle la mano al enemigo no le hacía mucha gracia, pero no tenía alternativa. Cuando la mano del hombre envolvió la suya, Kayla sintió una especie de descarga eléctrica. El apretón duró más de lo necesario, dadas las circunstancias. Y no era el momento de ponerse amistosa. Ella también podía jugar a aquel juego. Las reglas habían cambiado y no volvería a hacerse la simpática. Era su turno y se había quitado el guante. Kayla no tenía tiempo de ir a proa con Madison. Su destino y el de la expedición estaban en juego. Pero la niña quería que fuese y no tuvo valor para decirle que no. -Tenemos que darnos prisa -dijo Madison apretando a Baby Fifi contra su pecho-. Es casi la hora de la cena. -¿Por qué hablas en voz baja? -Calla... tenemos que ir muy despacio para no asustar a las sirenas. Recuerdos de su infancia la asaltaron entonces. Le había suplicado a su padre muchas veces que la dejase buscar una, pero él no le permitía acercarse al agua. Recordó entonces su promesa de ser más cauta con las historias que le contaba a Madison, aunque la preocupación de Ben le parecía más una trampa para obligarla a marcharse. Los sueños y las fantasías eran normales en un niño. Sin embargo, no los animaría, ya que su padre parecía estar en contra. -¿Hay una sirena por ahí? Madison asintió. -La vi el día que subiste al barco. Kayla caminaba de puntillas, como la niña. -¿Dónde? 60

https://www.facebook.com/novelasgratis -En el agua. No podemos hacer ruido para que no se asuste. Así es como lo vimos Baby Fifi y yo. -¿Lo vimos? -Era un chico, con una cola muy larga. Tenía el pelo oscuro como mi padre y los ojos azules. Mi papá dice que yo tengo los ojos bonitos, pero son marrones. Me sé todos los colores -dijo Madison entonces, levantando la barbilla. -Me alegro mucho. -Estaba muy moreno. Seguramente se le olvidó ponerse crema para el sol. Kayla sonrió. -¿Y te dijo algo? -No, pero me saludó. Le vi la cola cuando se metió en el agua. Era dorada y brillante, como el pendiente de mi papá. Contaba aquello como si fuera la cosa más normal del mundo y Kayla hubiera deseado abrazarla. Y también le gustaría hablar con Ben sobre la importancia de la imaginación. La imaginación de Madison debía ser alentada, no sofocada. -¿Sabes qué era lo que viste? -Mi papá dice que debía ser un pez muy grande, a lo mejor una ballena. Pero no era tan grande como una ballena. Kayla dejó escapar un suspiro. -Supongo que un tritón es un pez grande. -¿Un qué? -Un tritón. -Un «tiritón» -repitió Madison, pensativa-. Mi papá dice que las sirenas no son reales. Que existen solo en la «imanación». -Las sirenas existen en nuestra imaginación y en nuestros sueños. -¿Tú has visto alguna? 61

https://www.facebook.com/novelasgratis -No, pero mi padre me contaba historias sobre ellas. ¿Quieres que te cuente una? -Sí. Kayla le pasó un brazo por los hombros. -Hace mucho, mucho tiempo, en un mar muy lejano, había una isla mágica llamada Atlantis. Era la historia que solía contarle su padre. La recordaba entera y, cuando estaba llegando al final, Madison apoyó la cabecita en su hombro. -¿Puedes contármela otra vez? También ella le pedía a su padre que se la contara otra vez. Y otra y otra. -¿Qué tal si te la cuento cuando te vayas a dormir? -Vale -dijo Madison apretando a Baby Fifi-. Me gusta ese cuento. -A mí también. La historia de Atlantis y las sirenas había sido su favorita y cada vez se complicaba más. Pero a Madison se la contó como se la contaba su padre cuando era muy pequeña. Su padre. Kayla llevaba el recuerdo de su padre en el corazón, pero lo echaba de menos. Para muchos niños, lo más importante era un muñeco de peluche o su mantita; para ella eran las historias de su padre. Le había contado cuentos hasta que partió para aquella expedición... de la que no volvió jamás. -¿Te sabes más historias? -preguntó Madison. Kayla asintió. -Mi padre me contó muchas. Y yo te las contaré a ti si el tuyo está de acuerdo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Vale -murmuró la niña mirando el mar-. Quería que vieras al «sireno», pero me parece que no vamos a verlo. -No te preocupes, cielo. Tendremos muchas oportunidades. Kayla se encargaría de ello. Por el momento no había habido sangre durante la lucha por el afecto de Kayla, aunque las miradas que intercambiaban Zach, Stevie y Fitz, sentados a la mesa con ella, lo ponían nervioso. Los otros tres hombres, sentados con él, miraban con gesto de envidia. Kayla se levantó entonces y golpeó el vaso con una cucharilla. El ruido no era necesario. Que se levantara de la mesa había dejado en silencio el comedor. -Quiero anunciar algo. Iba a despedirse. Ben se arrellanó en la silla para disfrutar del adiós. -Antes de cenar he hablado con Gray y Vance, así que ellos saben lo que voy a decir. Fitz sonreía como un crío, a Zach prácticamente se le estaba cayendo la baba, Stevie volvió corriendo de la cocina como si hubiera fuego en el barco... Monk estaba echado hacia delante, como si quisiera reducir la distancia que había entre Kayla y él. Wolf, con Madison sobre las rodillas, sonreía con cara de tonto. Ben nunca había visto nada igual. Kayla Water-ton había convertido a su tripulación en una pandilla de imbéciles. Afortunadamente, se marchaba. -Trabajar con vosotros es estupendo, chicos. Me habéis hecho sentir como en casa -dijo Kayla entonces, mirando de uno a otro. Ben vio que todos hinchaban el pecho. Pero le daba igual. Mientras desapareciera de su barco...

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Pero ha ocurrido algo que no me gusta -dijo ella entonces-. Y debemos detenerlo o tendré que irme. Eugene se puso pálido. -¿Marcharte? -Por encima de mi cadáver -exclamó Monk. -¡No puedes irte! -gritó Madison. -Si tú te vas, me voy yo -afirmó Fitz. «Se marcha». Ben sintió ganas de bailar. Era la única solución. Los chicos estarían enfadados durante un par de días y después todo volvería a la normalidad. -Sé lo de la apuesta. En el silencio que se hizo tras la frase podría haberse oído una aguja caer al fondo del mar. Nadie se movía. Nadie parpadeaba. Ben la miró sin saber cómo cuadraba aquel anuncio con su despedida. -Me siento halagada, de verdad. Pero el matrimonio... -Kayla se echó el pelo hacia atrás y él sintió una presión en la entrepierna-. No es para mí. -¿Nunca? -preguntó Eugene, angustiado. -Ahora mismo no. Ni en un futuro próximo. -¿Y más adelante? -preguntó Stevie. -Pues... no lo sé. Eso pareció darles ciertas esperanzas. Parecían un montón de ratas sujetándose a un salvavidas en medio de un huracán. Había llegado la hora de que se enfrentaran con su destino. -¿Y un novio? -preguntó Fitz, muy serio-. ¿No estás buscando novio? -Lo único que estoy buscando es el Isabella.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben oyó un suspiro colectivo. Se preguntó cómo reaccionarían ante una despedida... Horror, esperaba que no se pusieran a llorar. -¿Y después de encontrarlo? -preguntó Zach. Ben controló una risita irónica. Hasta que Kayla subió a bordo, todo el mundo había llamado Izzy al barco. -¿Tú crees que mezclar los negocios con el placer es buena idea? preguntó Kayla. -Sí -contestaron seis voces al unísono. Ella dejó escapar un suspiro. -Bueno, da igual porque yo nunca estaría interesada en un hombre que hubiera apostado por mí. Tenía valor. Y cara. Eso era muy respetable. Pero lo único que Ben deseaba era que se fuese de allí. -¿Eso significa que no estás interesada en ninguno de nosotros? preguntó Monk con expresión incrédula-. ¿Ni siquiera en mí? -Sois todos estupendos. Y muy guapos. -Algunos más que otros. La risa de Kayla atravesó la habitación y Ben sintió como si lo hubieran golpeado en el pecho. -Cada uno tiene una cualidad especial, única. -¿Qué cualidad tengo yo? -preguntó Zach. -Yo también quiero saber cuál es la mía -dijo Stevie. -Y yo -rio Vance. -¿De verdad queréis saberlo? Otro sonoro «sí» resonó en el comedor. -Bueno, vamos a ver... Stevie tiene un pelo precioso y es un cocinero increíble. Tengo que ponerme a hacer ejercicio o acabaré hecha un globo. Stevie se puso colorado. 65

https://www.facebook.com/novelasgratis -Eso no ocurrirá nunca. -Eres un cielo -sonrió Kayla. Luego miró a Fitz-. Y tú tienes un gran sentido del humor. No me había reído tanto en mi vida. Fitz hizo una reverencia. -Y Zach, esto puede sonar un poco... pero tienes un culo estupendo. Zach parecía estar flotando por encima de la silla. -Jo, gracias Kayla. Fitz le dio un golpe en el brazo. -Da igual. No va a casarse contigo. -Y Wolf... nunca había conocido a un hombre tan fuerte y, a la vez, tan sensible. Algún día, una mujer le dará gracias al cielo por haber conseguido un marido como él. Y además, será un padre maravilloso. Wolf apretó a Madison entre sus brazos. -Eugene -sonrió Kayla entonces-. ¿Cómo se puede ser tan guapo y tan listo al mismo tiempo? -Cuando se combina el ADN de... -Era una pregunta retórica, idiota -lo interrumpió Monk. -Y Monk es tan encantador, que debería dedicarse al cine. O a la política. Él sonrió de oreja a oreja. -Solo si tú eres la primera dama. -¿Y Gray y Vance? -preguntó Eugene. -Gray tiene una sonrisa matadora. Esos hoyitos suyos son un arma letal. Y Vance es un atleta, tiene un cuerpo increíble. -Chicos, un momento -rio entonces Fitz-. Entre todos hacemos el hombre perfecto para Kayla. 66

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Y el jefe? -preguntó Monk entonces. Un cervatillo deslumhrado por los faros de un coche no habría parecido más dulce. Kayla se mordió los labios. -Pero él no ha tomado parte en la apuesta. -Vamos, dinos qué te parece. -Ben es... agradable cuando quiere serlo.

Todos soltaron una

carcajada. Todos menos Ben. ¿El era agradable? ¿Los demás tenían sonrisas preciosas, culos estupendos o caras de cine y él era «agradable»? Pues vaya. -Entonces, ¿no estáis enfadados conmigo? -No. -Claro que no. -Desilusionados, pero no enfadados -dijo Eugene. Todos intentaban asegurarle que no pasaba nada. Menos Ben. El solo podía pensar en eso de «agradable». -Y en cuanto a la apuesta... -Se acabó -dijo Wolf-. Le devolveré el dinero a todo el mundo. -Estupendo. Entonces puedo quedarme -sonrió Kayla. Si pensaba que un cumplido como «agradable» iba a cambiar las cosas, se equivocaba. -Te marchas -dijo Ben poniéndose en pie. -No, me quedo. -Pero acordamos... -Acepté marcharme si no podíamos resolver el problema con la tripulación. Pero lo he resuelto, así que me quedo. Madison empezó a aplaudir. -¡Se queda, se queda! Los chicos aplaudieron también. -¡Bien por Kay la! 67

https://www.facebook.com/novelasgratis -Vamos, papá. Aplaude -dijo la niña. Ben juntó las manos sin ningún entusiasmo. «Un motín, eso es lo que es, un motín».

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 6 TODO había cambiado, pero nada había cambiado. Ben cumplió su palabra y pusieron rumbo a las coordenadas de Kayla. Se lanzó el sumergible para buscar puntos de referencia, el sónar ayudaba a la tripulación a dibujar un perfil del nuevo área... y el primer paso estaba dado. Sentada en la sala de control, Kayla miraba los monitores. Los ecos que recibían del fondo del mar eran transformados en datos a través de un ordenador. Pero había un problema: solo veía lodo. Ninguna formación geológica, ningún objeto, nada más que lodo. Nada avisaba de que estuvieran frente a un objeto o anomalía bajo el sedimento. El barco viajaba a una velocidad de dos nudos. La tripulación lo llamaba «segar la hierba», pero era más como verla crecer, pensó ella lanzando un suspiro. ¿Qué le estaba pasando? Nunca se había sentido tan inquieta. Pero el éxito o el fracaso de la expedición pesaba sobre sus hombros. Ya no podría culpar a Ben por buscar en el sitio equivocado. Y cuanto más tardaban en encontrar el barco, más angustiada se sentía. El Isabella estaba allí debajo. ¿Pero dónde? Los inversores del museo contaban con ella. Su reputación estaba en juego. Y su padre... Kayla se llevó la mano al talismán. Era como un viejo amigo. Podría describirlo de memoria... era la mitad de un semicírculo, de seis centímetros, con una impresión intraducibie. Tenía que encontrar el Isabella. No solo por el museo, sino por ella misma. Las investigaciones de su padre le habían descubierto algo sobre su pasado. Los símbolos escritos a los lados de sus notas 69

https://www.facebook.com/novelasgratis sobre el barco pirata eran los mismos que los de su talismán... una herencia de la familia de su madre. Si encontraba el barco, quizá hallaría respuestas. Y aunque las posibilidades eran remotas, le daba igual. Estaba harta de vivir una vida llena de preguntas. Kayla miró los monitores obligándose a permanecer con los ojos abiertos. Pero su cuerpo aún no se había acostumbrado al turno de noche y seguramente no se acostumbraría nunca. -¿Café? -No, gracias -contestó sorprendida al ver a Ben. Llevaba un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca; parecía recién salido de la cama. La sombra de barba le daba un aspecto muy sexy... y muy peligroso. Estaba muy guapo. Demasiado para un hombre al que quería evitar a toda costa. Su relación había empeorado desde que se enfrentó a la tripulación por el asunto de la apuesta. Pero le daba rabia que él quisiera echarla del barco y tuvo que hacer algo a la desesperada. Todo el mundo parecía respetar lo que hizo. Todo el mundo excepto Ben, claro. La tensión entre ellos había aumentado de tal forma, que hasta Madison se daba cuenta. -¿Qué hay de nuevo? -Nada. ¿Ño deberías estar durmiendo? -Estaba durmiendo, pero Madison me despertó. Baby Fifi se había caído de la cama y quería un vaso de agua. -¿Baby Fifi quería agua? La sonrisa del hombre, la primera en varios días, le calentó el corazón. -¿Dónde está Zach? -Ha cambiado el turno con Monk. 70

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Y dónde está Monk? -En el puente. El aire adormilado de Ben desapareció inmediatamente. -No deberías estar sola. -Monk volverá enseguida. Además, sé lo que tengo que hacer si encontramos algo. -¿Qué hace Monk en el puente? -Quería comprobar unos cables. Eso es lo único que sé. -No hace falta que te pongas a la defensiva. -Si yo te mirase como si hubieras robado la última galleta de la caja, también tú te pondrías a la defensiva. ¿Eres así con todo el mundo o solo conmigo? -Soy así con todo el mundo. No debería haberle preguntado. Además, a ella no le gustaban las peleas. Era como su padre. Prefe ría la compañía de los libros, los mapas y los viejos diarios marinos. Quizá se le estaba pegando la personalidad de Ben Mendoza. O quizá había algo en él que le caía mal. Su arrogancia, su seguridad... Kayla estudió el monitor. Más lodo. -No estás jugando limpio -dijo Ben entonces. -¿Cómo? -Lo de la otra noche, en el comedor. -Estoy jugando con tus reglas. -¿Qué reglas? -Ya te lo he dicho otras veces. Esto no es sobre ti ni sobre mí. El Isabella es más importante que tú y yo. Más importante que mi orgullo. -Ya.

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https://www.facebook.com/novelasgratis --No entiendo por qué estás tan furioso. Tu exploración no dio resultados y era hora de moverse. -Podríamos haber ampliado el área de búsqueda. -¿Otra vez? El Isabella está aquí -insistió Kayla-. Está aquí, seguro. -¿Hablas por instinto o te lo ha dicho tu vidente? -Hablo por mis datos. -Ya, claro -suspiró Ben, sentándose a su lado-. Tu brillante investigación que parece más una novela de piratas, amor prohibido y sirenas. Sus palabras dolían, pero era comprensible. No había compartido con él sus datos sobre la expedición. Pero tampoco los había compartido con el museo, que no sabía lo que había descubierto sobre el Isabella. En ese momento, los monitores empezaron a emitir un pitido y Kayla se levantó de un salto. Una imagen estaba dibujándose en el papel. -El sónar ha encontrado algo. -¿Qué es? -Contacto a 120 metros -murmuró ella tomando un cuaderno. Ben llamó por radio al puente, pidiendo la posición y la velocidad del barco. Todo ocurría tan rápido, que Kayla no tenía tiempo de parpadear. -¡Monk, ven aquí ahora mismo! -gritó Ben por el walkie talkie. Ella seguía anotando los datos del sónar. Si no conseguía apuntar toda la información, sería imposible volver a encontrar el objetivo. Le dolían los dedos de escribir tan rápido, pero no se detuvo. Monk apareció entonces en la sala de control. -¿Ves lo que yo veo, jefe?

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https://www.facebook.com/novelasgratis Monk no iba a decir lo que estaba viendo. Por orden de Ben, nadie podía decir en voz alta lo que veía en la pantalla. De esa forma, la percepción de unos no podía influir en la de otros. Todo se hacía por escrito, para comparar datos más tarde. -Contacto a 120 metros, a babor -murmuró Kayla mirando el monitor-. Hay algo grande ahí abajo. Muy grande. ¿El Isabella'? ¿Era el Isabella? Tenía el corazón tan acelerado, que le costaba respirar. -Monk, prepara el ROV -dijo Ben. Admiraba su serenidad. Aquel hombre tenía nervios de acero. Y ella estaba sudando. -Estoy preparado, jefe. -¿Crees que podrás subir algo? -Lo intentaré. Kayla vio algo en el monitor. Un montículo... no, no eran sedimentos geológicos. Era... un barco. El Isabella. Tenía que ser. Disfrutó del momento durante un par de segundos y después siguió anotando la información. -Lo hemos conseguido. Gracias a ti, Kayla -sonrió Monk. -Lo hemos conseguido entre todos -sonrió ella. Se sentía como uno más del equipo. Por una vez, se sentía a gusto entre un grupo de gente. -Buen trabajo -dijo Ben. -Gracias. Tú también lo has hecho muy bien. Aquel cumplido significaba mucho, demasiado. Pero era tan feliz en aquel momento, que no quería preocuparse por nada.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Entonces le dio un abrazo, un gesto impulsivo. No esperaba que él se lo devolviera, pero Ben la apretó contra su pecho. El olor de su jabón, el calor de su cuerpo eran embriagadores. Le gustaba estar en sus brazos... Kayla se sentía como si estuviera en casa. Y era un sitio del que no quería marcharse. ¿Sentiría él lo mismo?, se preguntó. Su corazón latía con fuerza, contra el corazón de Ben. La atracción era sorprendente. ¿Atracción? No se llevaban bien, no podía ser atracción. Sin embargo, él no la soltaba. Pero aquello no estaba bien. Por muy maravilloso que fuera su abrazo, no era el momento adecuado para ninguno de los dos. Kayla se apartó, pero Ben seguía abrazándola. Nunca se había sentido tan femenina, tan fuerte. Y quería que la encontrase deseable. Nunca le había importado en el pasado, pero con él... Por fin, se apartaron los dos, sin mirarse, avergonzados. -Sé lo que he visto -dijo Monk aumentando el tamaño de la imagen en el monitor-. Todos hemos visto lo mismo. -Pero, ¿es lo que esperamos? Tenía que ser el Isabella. Kayla miró el perfil de Ben, recortado contra la luz del monitor, y tuvo que contener el aliento. Parecía un pirata más que nunca. Oscuro, peligroso, deseable. Debería prestar atención a lo que hacía Monk, pero no podía dejar de mirar a Ben. No quería apartar la mirada. Era como si lo estuviera viendo por primera vez. -Hay que comprobar las medidas -murmuró Monk entonces. Kayla estudió el monitor mordiéndose los labios. El Isabella era su prioridad. No Ben Mendoza. -Maldita sea, es demasiado largo. 74

https://www.facebook.com/novelasgratis Otra imagen apareció en la pantalla. Un grupo de cilindros. Tubos de escape o algo parecido... El corazón se le cayó a los pies. No la sorprendería que cayese al fondo del océano y quedase enterrado en el lodo. No era el Isabella. Debía ser un barco moderno, quizá una lancha, un yate de recreo. Monk lanzó una maldición. Varias, una detrás de otra. -Perdona, Kayla -se disculpó después. -No pasa nada. Quería apartar la mirada del monitor, pero no po-día. Estaba como hipnotizada. No debía ser así. No debía ser tan difícil. -Pensé que encontraríamos el Isabella inmedia-tamente. -Ya conoces las probabilidades... -Sí, pero estaba convencida. -A ver si acierto. ¿Juegas a la loto? -Eso no tiene ninguna gracia. -Perdona, Kayla -se disculpó Ben- El Izzy está ahí abajo. No lo hemos encontrado hoy, pero lo encontraremos. Lo había dicho convencido y eso la animó un poco. -Juego a la loto cuando el bote es muy grande confesó con una sonrisa. -Lo sabía. -¿Y tú? -Nunca. Mi padre se gastó demasiado dinero intentando hacerse rico rápidamente. Lleva toda la vida buscando un tesoro... al final del arco iris. -¿Es un buscador de tesoros? -Un soñador más bien. -¿Suele ir contigo en las expediciones? 75

https://www.facebook.com/novelasgratis -No. Prefiere esperar a que le llegue un rumor o que el instinto lo guíe hasta un tesoro enterrado. Las cosas empezaban a tener sentido para Kayla. pero ella quería..., no, necesitaba saber más. -¿Y tu madre? -Mi madre es maravillosa -contestó Ben con una sonrisa-. Apoya a mi padre en todo lo que haga y mima a Madison de una forma increíble. Es la que mantiene la familia unida. Pero se merece... mucho más. Era la primera vez que hablaba de sí mismo abiertamente. Y eso le gustó. -Cuando encontremos el Isabella, podrás darle todo lo que se merece. Ben asintió. -Ha sido una noche muy larga. ¿Por qué no te vas a dormir? -Muy bien. No sabía si era el abrazo o que él creyese tan firmemente que encontrarían el Isabella o que le hubiera hablado de su padre, pero se sentía mejor. Habían empezado con mal pie, pero merecía la pena intentarlo otra vez. Intentaría llevarse bien con él. -Nos vemos más tarde. Kayla sonrió. -Eso desde luego. Contar ovejas no funcionaba. Ni leer una publicación de la UNESCO sobre derecho internacional en cuestiones de salvamento y rescate de pecios hundidos. El alcohol no estaba permitido a bordo, excepto un par de botellas de champán para celebrar los hallazgos, de modo que no podía tomar un trago de whisky.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben estaba físicamente agotado, pero no podía dejar de pensar en Kayla. Cómo había mantenido la tranquilidad en la sala de control, cómo le había asustado tenerla entre sus brazos... Tan suave, tan cálida, tan perfecta. Cuando respiró el aroma a limón de su pelo, perdió la cabeza. Ni siquiera la presencia de Monk evitó que la abrazase. Le gustaba tanto, que no podía soltarla. Y quería tocarla. Besarla. Más que eso, Ben quería una explicación. Una ra-zón para sentir lo que sentía. Sí, era una chica preciosa, pero él conocía a muchas chicas preciosas. Además, había estado casado con una. Su atracción por Kayla no tenía sentido; iba en contra de todas sus reglas. Kayla Waterton estaba allí no solo como repre-sentante del museo y de los inversores, sino como miembro de la tripulación. No podía pensar en ella más que como en uno de los chicos. Pero no lo estaba haciendo. Y le había hablado de su padre. Ben nunca se había habierto así con nadie, pero el gesto de desilusión en su rostro cuando descubrió que no habían encontrado el Isabella le rompió el corazón. Necesitaba hacer algo, cualquier cosa, para hacerla olvidar que aquel barco no era el que estaban buscando. Y lo consiguió. Pero, ¿a qué precio? Aunque la situación hubiera sido diferente, en su vida solo había sitio para dos mujeres: Madison y la mar. Kayla no podía dormir. Su cerebro no paraba de dar vueltas. Pero solo sobre dos cuestiones: el Isabella y Ben.

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https://www.facebook.com/novelasgratis No sabía dónde terminaba una y empezaba la otra, pero había tomado una decisión. Deseaba mostrarle los datos de su investigación y no quería esperar hasta el día siguiente. Con una mochila en la mano, llamó a la puerta de su camarote. Ben abrió mirándola con gesto de sorpresa. -Espero no haberte despertado. -No podía dormir. -Yo tampoco -dijo ella, nerviosa-. ¿Puedo pasar? -Sí, claro. Había estado una vez allí, pero no se fijó demasiado. Las paredes estaban llenas de dibujos de Madison, fotografías de ella y de la tripulación... No era el camarote de un barco, sino un hogar, y decía mucho sobre Ben Mendoza. -¿Qué ocurre? -Nada. Es que... -Kayla sacó un montón de papeles y los colocó sobre la mesa-. Quería que vieras esto. -¿Qué es? Le sudaban las manos. No había estado tan nerviosa desde que salió con Tony Bauer en el instituto. -Mi investigación. -¿Sobre el Izzy? -Sí. Los ojos de Ben brillaron con interés. -¿Por qué? Buena pregunta. Kayla no sabía por qué. Quizá le estaba demostrando que ella no iba detrás de un sueño absurdo, como su padre. Quizá le gustaba ser parte de la tripulación. Quizá quería compartir algo de sí misma con él. Quizá necesitaba que alguien le dijera que tenía razón. -Porque es el momento 78

https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 7 LA LUZ del sol entraba a través del ojo de buey. Ben llevaba toda la noche sentado en una silla, leyendo, pero no estaba cansado. No quería parar hasta que hubiera leído hasta la última página. Era cierto. Kayla sabía de qué estaba hablando. Había sido un imbécil por no darle crédito a sus investigaciones. Podía ser una soñadora, pero su trabajo era impecable. Había usado desde archivos españoles hasta el diario de un astrónomo del siglo XVIII para buscar el Izzy. Entonces miró su cama. Kayla estaba profundamente dormida, respirando suavemente, con el pelo extendido por la almohada. La imagen era tan sexy como había imaginado que sería. Se sentía tentado de meterse en la cama con ella y apretarla contra su corazón... Pero no podía hacerlo. De repente, ella abrió los ojos. -¿Dónde estoy? -En mi camarote. Kayla se incorporó de un salto. -¿En tu cama? -Sí. -Me he quedado dormida. Y tú has tenido que dormir en una silla... -No he dormido, así que no te preocupes. He estado leyendo tu investigación. -¿Y? -Es brillante. Kayla arrugó el ceño. -¿Tú crees? -Estoy seguro. 79

https://www.facebook.com/novelasgratis -Ya te lo dije -sonrió ella entonces. -Sí, es verdad -rio Ben-. Te encanta lo que haces. -¿Por qué dices eso? -Porque he leído tu trabajo. La pasión salta de las páginas. -Es verdad. Me encanta mi trabajo. Es como ser detective e intentar resolver un misterio del pasado. Cuando juntas todas las piezas... no hay nada como eso. Sus ojos se encontraron. Ninguno de los dos dijo nada, pero el silencio era sorprendentemente cómodo. Al menos para él. Kayla se levantó de la cama. -Tengo que irme. Ben no quería que se fuera. Pero tampoco podía pedirle que se quedase. Decirle adiós era lo más inteligente. -¿Puedo quedarme con esto hasta que acabe de leerlo? -Sí, claro. -Gracias. -De nada -sonrió ella. ¿Qué estaba pasando? Aquel intercambio era demasiado amable, demasiado formal. A Ben no le gustaba. No quería actuar así con Kayla. Por fjn habían dado un paso adelante y no quería perder terreno. -Espera -dijo al ver que ponía la mano en el picaporte. No sabía bien qué quería, pero... Ella se volvió con una mirada interrogante. Ben miró su boca. Eso era lo que quería. Solo una vez. Kayla abrió los labios para decir algo, pero él no le dio oportunidad. Impulsivo, sí. Una locura, desde luego. Pero le daba igual.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Le daba igual todo lo que no fuera besar a Kayla Waterton. Más tarde se preocuparía, pero no en ese momento. El beso era suave, controlado, lleno de ternura. Y no era suficiente. Nunca sería suficiente. Kayla enredó los brazos alrededor de su cuello y su deseo lo sorprendió, lo excitó y lo intrigó. Los suaves pechos se aplastaban contra su torso haciendo que le hirviera la sangre. Le daba igual el tesoro, el barco... tenía entre sus brazos un tesoro real, de carne y hueso. Aquello era lo que había estado buscando, lo que le faltaba a su vida. Pero solo era un beso. Sí, ya. Un beso que lo hacía sentir invencible, como si pudiera conquistar el mar y la tierra. Enredó entonces los dedos en su pelo, que era tan suave como había imaginado. Un suave gemido escapó de los labios femeninos. Ben empezaba a perder el control y decidió dar por terminado el beso antes de hacer una locura. Kayla lo miró con los ojos nublados. -Yo... -Si dices que lo sientes, te doy una bofetada. Su reacción le pareció encantadora, pero Ben no quiso sonreír. Iba a pedirle disculpas, pero no por el beso. Kayla Waterton había abierto la caja de Pandora, añadiendo complicaciones a una expedición de por sí complicada. Pero no iba a pedirle disculpas por haberla besado. -Debería haberte pedido permiso. -¿Para qué? -Para besarte. -Te habría dicho que no. 81

https://www.facebook.com/novelasgratis -Entonces me alegro de no haberlo hecho. ¿Por qué me has devuelto el beso si no querías que te besara? Kayla se mordió los labios. -Tengo que irme. -Gracias. Por... todo. ¿Nos vemos después? Ella asintió con la cabeza. No era la respuesta que quería, pero tendría que valer. Por el momento. Kayla se encontró a Wolf en el pasillo. -Te has levantado temprano. Nerviosa, se llevó un dedo a los labios. Estaban hinchados todavía del beso. Y solo quería ir a su camarote y asimilar lo que había pasado. -Sí. No podía mantener una conversación coherente. ¿Qué había hecho? Ben la felicitó por su trabajo y después... No sabía qué le gustaba más, qué necesitaba más, si la admiración o el beso. -¿Te encuentras bien? -preguntó Wolf. No estaba bien. No sabía si algún día volvería a estar bien. La ternura de Ben la había sorprendido. Y quería más. -¿Kayla? -Ha sido una noche muy larga. -Suele pasar. Vete a dormir. -Muy bien. Siguió caminando como en piloto automático y abrió la puerta de su camarote. Le temblaba la mano mientras ponía el cerrojo. Debía sobreponerse. Todo iría bien, se dijo. No había pasado nada. Solo fue un beso. Un beso agradable. Un beso que... había puesto su vida patas arriba. El recuerdo hizo que le temblaran las rodillas. 82

https://www.facebook.com/novelasgratis Con el corazón acelerado, recordó sus labios, el calor de su cuerpo... y se le puso la piel de gallina. Su atracción por Ben se manifestaba con síntomas físicos, como una enfermedad. Kayla tenía un problema. Un gran problema. Y su nombre era Ben Mendoza. -No merece la pena -suspiró Vance-. Sería una pérdida de tiempo. ¿Qué te parece, Kayla? -Yo no soy una experta, pero parece una formación geológica. Había estudiado los gráficos, pero en aquel momento se dedicaba a otra cosa: sentada en el puente, estaba coloreando con Madison el libró de La sirenita. -Echa otro vistazo, Gray. ¿Lo ves? Es redondeado... una formación geológica, sin duda. La discusión entre Vance y Gray duraba ya varias horas. Encontrar otros objetivos no había ayudado. El Isabella estaba allí. Kayla seguía diciéndose eso. Solo era una cuestión de tiempo que el barco apareciese en el sónar. Entonces abrirían las botellas de champán para celebrarlo, pensaba coloreando la cola de la sirena con un lápiz rojo. Gray se pasó una mano por el pelo. -Después de pasar trescientos años en el fondo del mar, nada parece un barco. Será redondo, amorfo. Madison levantó su lápiz verde. -¿Qué es «amosfo»? -Amorfo -repitió Gray-. Significa que no tiene forma. -Ah, bueno. -Es una formación geológica, no merece la pena seguir mirando insistió Vance. -¿Ah, no? ¿Porque lo digas tú? -exclamó Gray. 83

https://www.facebook.com/novelasgratis -Discuten mucho, ¿no? -sonrió la niña. -No están discutiendo. Están teniendo un intercambio de opiniones explicó Kayla. Ben apareció en ese momento. -¿Qué pasa aquí? Os puedo oír desde mi camarote. -Nosotros estamos coloreando, papá. Y Vanee y Gray están discutiendo del Issy. -El Izzy -la corrigió él-. ¿Seguís hablando del bulto que hay ahí debajo? No me lo puedo creer. -Bueno, jefe, pues no te lo creas. -He seguido leyendo los datos de tu investigación, Kayla -sonrió Ben entonces-. Son increíbles. Así estaba desde el día anterior, haciéndole cumplidos, sonriendo, haciéndola reír... Era un pirata, no el organizador de un crucero por el Pacífico, le hubiera gustado decirle. Además, era mucho más fácil que no le gustase cuando actuaba como un imbécil arrogante. Kayla quería olvidar el beso, pero cada vez que lo veía, los recuerdos se agolpaban en su corazón. Era demasiado guapo, demasiado sexy. Pero no era bueno. Si fuera bueno, la dejaría en paz. No, no era bueno. -Ven aquí, princesa. Madison no lo dudó un momento. Soltó los lápices de colores y se lanzó a los brazos de su padre, que empezó a hacerle cosquillas. -¿Puedes hacerle cosquillas a Kayla, papá? Ben la miró burlón. Ella apartó la mirada. -No, gracias. -¿No te atreves? Aquella sonrisa tan sexy le hacía sentir mariposas en el estómago. -Gracias, pero estoy coloreando. 84

https://www.facebook.com/novelasgratis No podría hacerle la competencia a Picasso, pero el dibujo estaba quedando bien. Madison soltó una carcajada y, cuando Kayla levantó la cabeza, se quedó sin aliento. Padre e hija estaban compartiendo un momento muy bonito. Sonriendo, riendo, abrazándose. Su amor era tan fuerte que casi podía tocarlo. Ben Mendoza era la clase de padre que ella querría para sus hijos. Sus hijos. Su pulso se aceleró de forma alarmante. Las líneas del dibujo que estaba coloreando se hicieron borrosas. ¿Qué le estaba pasando? Imaginar una familia y un futuro con Ben era absurdo. Quería evitarlo, no fantasear con él. Pero aquello empezaba a convertirse en algo muy profundo. Lo sabía bien. Sus sentimientos por él eran algo desconocido. No podía besarlo nunca más. Por mucho que lo deseara. Un millón de estrellas brillaban en el cielo, la luna llena iluminaba el mar. La brisa movía el pelo de Kayla, que estaba en el puente, apoyada en la barandilla. Por fin... Durante los últimos días, Ben había buscado la ocasión de estar a solas con ella, pero siempre estaba con algún otro miembro de la tripulación o con Madison. Casi parecía estar evitándolo. Estupendo. Se estaba volviendo paranoico. -¿Te importa si te acompaño? -No, claro. No era una invitación muy entusiasta, pero tendría que valer. Ben no quería repetir el beso del otro día. Aunque le gustaría mucho, no era buena idea. No podía cometer ese error.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Pero quería conocerla, quería saber por qué se le había metido en la piel, por qué se había vuelto importante para él. Al principio no se llevaban bien. Eran tan diferentes... ¿Por qué la deseaba tanto? Y no era solo deseo físico. Sin embargo, nada explicaba su comportamiento impulsivo y egoísta. Aquello tenía que terminar. El Izzy estaba esperándolos, pero solo podía pensar en Kayla. Tenía que hacer algo. Hubiera querido meterse en el camarote y hacer el amor hasta que se cansaran el uno del otro, pero esa no era una opción. De modo que tenían que hablar. La comunicación nunca había sido uno de sus puntos fuertes, y su ex mujer estaría de acuerdo, pero no había alternativa. Una estrella fugaz apareció entonces en el cielo. Como un presagio. -Hace una noche preciosa. Kayla asintió rascándose la pierna. Un gesto que hacía a menudo. -He visto un banco de delfines nadando al lado del barco. -¿Te han dicho hola? -No, solo me han saludado con la aleta -sonrió ella-. Es raro. Parece que no existe nada más que este barco y nosotros a bordo. -Eso suele pasar cuando estás en medio del mar durante algún tiempo. La vida en el barco se convierte en un mundo. Por eso me preocupa Madison. Ahora no, pero cuando sea mayor... -¿No quieres seguir con las expediciones? -No lo sé. Llevaba un año pensándolo, pero nunca lo había dicho en voz alta. Kayla tenía algo que lo hacía abrirse. Era extraño. -Siempre pensé que haría lo contrario de lo que hizo mi padre, que haría una sola cosa toda mi vida. Ser marino profesional, trabajar

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https://www.facebook.com/novelasgratis mucho, viajar y retirarme con una buena pensión. Pero no ha sido así. -¿Por qué? Si la respuesta fuera tan simple como la pregunta... -Un oficial joven quería gloria a toda costa y olvidó la norma más importante: la seguridad. -¿Por eso ocurrió el accidente? Ben asintió. -Supuestamente era una operación sencilla, pero nadie sabía dónde nos metíamos. Ben quedó atrapado en el interior del barco y estuvo a punto de morir ahogado en aquella trampa de acero, pero tuvo suerte. -¿Por eso acabaste aquí? -Tardé algunos años. Trabajé con varios barcos de rescate, hice trabajos de demolición... cualquier cosa bajo el agua. Siempre quise tener mi propio barco, pero no podía permitírmelo. -Hasta el Santa Teresa. -¿Lo sabes? -He estado investigando -le recordó ella-. El diseño del ROV hizo que esa expedición fuera un éxito. ¿Por qué crees que el museo estaba tan contento de tenerte en su equipo? -Porque soy muy guapo -sonrió Ben. -No enviaste foto con tu curriculum -rio Kayla. -¿Debería haberlo hecho? -No, no creo que hiciera falta. -Cuando determinaron que el tesoro del Santa Teresa era nuestro, conseguí dinero para organizar mis propias expediciones. -¿Y compraste el Xmarks Explorer!

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Eso es. Pensé que me dedicaría a esto para siempre. Y entonces llegó Madison. Ahora solo el tiempo lo dirá. ¿Y tú? -¿Yo? Ben apoyó los codos en la barandilla. -¿Qué crees que harás en el futuro? -Encontrar el Isabella. -¿Y después? -No lo sé -contestó Kayla mirando el mar-. Tengo el museo y mis investigaciones. Doy clases en la universidad y me encantaría organizar un programa de cooperación entre ambas instituciones. -¿No piensas casarte y tener hijos? -preguntó Ben. Después de hacerlo, se arrepintió. Era una pregunta demasiado personal. -Mi único objetivo es encontrar el Isabella. -¿En serio? -Necesito encontrar respuestas. -¿Respuestas? -Es... bueno, déjalo. Estaba escondiendo algo, pero no era el momento de preguntar. -¿Qué es eso que llevas al cuello? -Un talismán. Era de la familia de mi madre. Ben vio entonces que tenía algo grabado. -¿Qué pone? -No lo sé. No se puede traducir o identificar. Lo he intentado, pero ningún lingüista es capaz de descifrarlo. -¿Puedo verlo? -Sí, claro. Sus manos se rozaron y Kayla sintió un escalofrío. -¿Es de plata? 88

https://www.facebook.com/novelasgratis -Eso parece, pero la aleación también es extraña. -Interesante -murmuró Ben soltando el talismán-. ¿Tu padre te contó algo al respecto? -Desde pequeña me habló de lo importante que era. Me dijo que el día que cumpliese dieciséis años me contaría un gran secreto, pero... -No pudo hacerlo. -No -murmuró Kayla-. Murió en un accidente dentro de un sumergible. Me dijeron que no se enteró, que no sufrió en absoluto. Con la presión, a tantos metros bajo el nivel del mar... -¿En un sumergible? Tu padre... -Ben la miró entonces, sorprendido. No había hecho la conexión hasta aquel momento-. Tu padre era Jason Waterton. Ella asintió. -El mar se lo llevó. Y a mi madre también. Yo pensé que era un error, que no podía ser. Mi padre era uno de los historiadores marinos más importan-tés del mundo. Lo sabía todo sobre el océano. Cómo se puede hundir un barco, dónde se colocaría en el fondo, todo... su porcentaje de hallazgos era espectacular. ¿Cómo podía haberle pasado a él? Seguí esperando que volviera durante mucho tiempo, pero no volvió. Había muerto y yo estaba sola. Y sigo sola. -No estás sola, Kayla. Ella miró hacia el agua. Oscura, extraña, aterradora. -Sí lo estoy. Ben levantó su barbilla con un dedo. -¿Y nosotros? -¿Nosotros?

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Madison, los chicos, yo. Tú eres una más del equipo, eres un miembro de la tripulación. Los ojos de Kayla brillaban... ¿eran lágrimas? -¿De verdad? Había esperanza en esa pregunta. Ben no sabía cómo contestar porque no podía creer que hubiera dicho aquello. Entonces Kayla sonrió. Era importante para ella, más de lo que nadie hubiera pensado. -Claro que sí. Has contribuido más que nadie. -¿Creías que solo había subido al barco para molestar? -Y para comerte nuestra comida -sonrió Ben-. Admítelo, tampoco tú tenías una gran opinión de nosotros cuando subiste a bordo. -Solo porque... -Estábamos buscando en el sitio equivocado. -¿Y te parece raro? Eso no le parecía raro. Lo que le parecía raro era lo que Kayla le hacía sentir. No lo entendía. -Vamos a olvidarnos de eso. El pasado es pasado. No tiene sentido hablar de ello. -¿Eso significa que vamos a dejar todo atrás? -¿Te refieres a... lo que pasó en mi camarote? Ella asintió. Debería aprovechar la oportunidad, se dijo Ben. -Sí. Besar a los miembros de la tripulación va contra las reglas. Tenemos muchas cosas que hacer y no quiero distracciones. -¿Un beso es una distracción? Él soltó una carcajada. -Me temo que sí. -¿Alguna otra regla que debería observar? 90

https://www.facebook.com/novelasgratis -Yo trato igual a todos los miembros de la tripulación. No esperes un tratamiento especial. -Estupendo. Quiero ser una más. -Muy bien. -Gracias -sonrió Kayla-. Eres un cielo, jefe. Ben se metió las manos en los bolsillos del pantalón. No solían llamarle «cielo», pero no le molestaba. Lo que no le había gustado era lo que llamase «jefe».

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 8 LOS DÍAS pasaban rápidamente. Kayla quería encontrar el Isabella, pero en parte deseaba tardar un poco más. Era absurdo, pero cierto. Le encantaba ser parte de la tripulación, la camaradería, las discusiones sobre lo que encontraban en el fondo del mar y sobre si el Titanio debía ser considerado un sepulcro marino o no. El tiempo no tenía importancia a bordo del Xmarks Explorer, con tres excepciones: la hora de las comidas, la hora de la siesta y el turno de trabajo. -Vamos, Madison, hora de la siesta. La niña estaba mirando el mar para ver si veía aparecer una sirena. -Cuatro minutos más. -Uno. -Tres. -Dos minutos -sonrió Kayla-. Nada más. -Calla -dijo Madison entonces en voz baja-. Vas a asustar a la sirena. No había nada en la superficie del mar, ni sirenas, ni delfines. Quizá tendrían más suerte al día siguiente. Con las sirenas y con el Isabella. Kayla se mordió los labios. No estaba preparada para abandonar a aquella gente. La tripulación, Madison, Ben... Y no podía dejar de pensar en aquel beso. Aunque no iba a repetirse jamás. Daba igual que Ben Mendoza besara de maravilla. Lo importante era ser una más del equipo. Además, ella no estaba buscando una relación sentimental. Aunque Ben no había dicho que quisiera eso. Siempre estaba a su lado, pero solo como amigo, y la trataba igual que a los demás. Y eso era lo que ella quería. Todo iba bien. Como tenía que ir. 92

https://www.facebook.com/novelasgratis Entonces oyó pasos en el puente. Alguien iba corriendo. Y gritando. -¡Muere, cerdo asqueroso! Y de repente, recibieron un chorro de agua fría. Madison y Kayla lanzaron un grito. -Perdón, perdón -se disculpó Vance-. No sabíamos que estabais aquí. -Siento que os hayáis visto atrapadas en medio del fuego -dio Gray sin poder disimular una risita. Madison miró su ropa. -Estoy mojada. Y Baby Fifi también. Kayla estaba empapada. Su camiseta se había vuelto transparente y tuvo que cruzar los brazos sobre el pecho. -¿Qué pasa? -gritó Ben. -Kayla y yo estamos mojadas -dijo la niña. -Fuego amigo -rio Kayla-. Vance y Gray estaban peleándose, como siempre. Y mirándola boquiabiertos, además. -Venga, todo el mundo a trabajar -ordenó Ben con expresión irritada. Los dos hombres comentaron algo en voz baja. No había que ser muy listo para saber que hablaban de «la camiseta». -Gracias. -No pasa nada. Son inofensivos. «Especialmente si tú estás cerca», pensó Kayla. Se sentía segura a su lado. Como si no pudiera pasarle nada malo. -Lo sé. -Lo siento, jefe -se disculpó Vanee. -No es a mí a quien tienes que pedirle disculpas. -Lo siento, Kayla. De verdad. 93

https://www.facebook.com/novelasgratis -Vale, quiero chocolate -dijo ella entonces. Le picaban las piernas, seguramente por el agua salada-. Y toallas. -Vuelvo enseguida -dijo Gray. -¿No tienes nada que hacer, Vanee? -le espetó Ben ofreciéndole una toalla. Era un miembro de la tripulación, pero con la ropa empapada... era una mujer. -Tengo frío, papá -se quejó Madison. -Vamos a cambiarte de ropa, cariño. -Ahora que estoy mojada, podríamos nadar con la ropa puesta. -Ahora no. Es la hora de la siesta. -¿Puede venir Kayla? -Kayla puede venir cuando quiera. Claro que podía. Era parte de la tripulación, pensó ella. Tanto que Ben no la veía como una mujer. ¿Por qué eso le partía el corazón?

Ben no podía dejar de mirarla. En cuanto la vio con la camiseta pegada al cuerpo, se puso nervioso. Tanto, que tuvo que darse una ducha fría. Pero no había podido dejar de pensar en ella desde el beso. Desde que llegó al barco. No lo entendía. La trataba como si fuera uno de los chicos, pero no lo era. Ben había dejado de buscar a la mujer perfecta. La mujer perfecta no existía. Kayla Waterton no era perfecta, pero casi. De modo que era imposible hacer caso omiso de la atracción que sentía por ella.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Irritado consigo mismo, se concentró en un e-mail del Museo de Historia Marítima; un informe de prensa sobre la expedición. No había nada especial, nada que hiciera pensar a otros exploradores que tenían más oportunidades de localizar el Izzy. Ben vio entonces el nombre de Kayla. Debería publicar los resultados de su investigación. Si además documentaba la expedición, podría publicar un buen libro. Eso le daría oportunidad de quedarse a bordo cuando hubieran localizado el pecio... «Kayla Waterton, historiadora y fundadora del Museo de Historia Marítima de Portland, Oregón». Ben volvió a leer aquello, sorprendido. No, no había leído mal. Kayla no trabajaba para el museo. Ella era «El Museo». ¿.Por qué no se lo había dicho? Quería respuestas y las quería inmediatamente. Con una copia del informe en la mano, se dirigió a la sala de control, furioso. Y estar tan furioso lo ponía aún más furioso. Kayla Waterton no debería afectarlo tanto. -Tengo que hablar contigo. -Mi turno termina dentro de hora y media... -Ahora. Sorprendida, Kayla se levantó y lo siguió hasta el puente. -¿Qué ocurre? -Esto -contestó él mostrándole el papel. -Es un informe de prensa del museo. -Léelo. Al hacerlo, se puso pálida. -Veo que ya lo sabes. -Llevas dos semanas riéndote de mí. -No me he reído de ti. Por favor, deja que te explique... 95

https://www.facebook.com/novelasgratis Demasiado tarde. Le había escondido la verdad y Ben estaba furioso. -¿Puedo hacerme unas palomitas? Esto promete ser divertido. -Cuando llegué al barco, pensé que ya sabías quién era. Pero al ver que no era así y que... no nos llevábamos bien precisamente, decidí no contarte la verdad. No quería causar problemas. -Has sido un problema desde que llegaste al barco. -No quería que hubiese una lucha de poder -suspiró ella. -¿Una lucha de poder? -Entre tú y yo. ¿Qué habría pasado si nada más subir a bordo te hubiera dicho quién era y exigido que cambiases las coordenadas? Ben no dijo nada, pero podía imaginarlo. Hubiera sido aún peor. Habría sido la guerra. -Hice lo que me pareció mejor para la expedición. -Qué noble por tu parte. -Fue un gesto noble -replicó Kayla-. Sabía que estabas perdiendo tiempo y dinero. Y ahora también lo sabes tú. -Podrías habérmelo contado cuando... empezamos a llevarnos bien. -No pensé que fuera tan importante. -Es importante. No me gustan los secretos, sobre todo cuando me afectan a mí y a mi tripulación. -Yo soy parte de la tripulación. Por eso no quise decir nada. Todo el mundo me trata como si fuera uno más y... eso no me había pasado nunca. Me gusta, me gusta mucho -dijo ella rascándose la pierna-. No quería que eso cambiara y no quiero que cambie. -Eres una egoísta. -Lo he sido, es cierto. Igual que tú. Además, debían dejar atrás el asunto y concentrarse en encontrar el barco. 96

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Alguna otra cosa que deba saber? -Es posible. -¿Cómo que es posible? -Esto -dijo Kayla entonces, mostrándole su talismán. -¿El medallón que te regaló tu padre? -No te he mostrado todos los datos de mi investigación. -Eso no me sorprende. -No tiene que ver con la localización del Isabe-lla. Tiene que ver con la razón por la que de verdad me interesa esta expedición. -Estoy escuchando -suspiró Ben apoyándose en la barandilla. -En uno de los diarios de mi padre, encontré notas sobre el Isabella con marcas como las del medallón. Algunas son idénticas. -¿Crees que hay una conexión? -Ningún otro de los diarios tenía esas marcas, de modo que tiene que ver con el barco. -El Izzy lleva en el fondo del mar... -Siglos, lo sé. Puede que suene ridículo, pero yo creo que existe una conexión y tengo que encontrarla. -¿Tan importante es para ti? -Siempre me ha faltado una parte de mí misma. Solía llenar eso con las historias que me contaba mi padre sobre sirenas, tritones y hadas. Pero esas cosas no te arropan por la noche, no te dan besos y abrazos. -Porque no son reales. -A mí me lo parecían de pequeña. -¿No tienes más familia? -preguntó Ben al ver su expresión triste. -No lo sé. Ni siquiera sé dónde nací o dónde está enterrada mi madre. En mi vida hay muchas preguntas sin respuesta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Parecía una niña solitaria esperando a Santa Claus. Ben no quería que le importase.... pero le importaba. -El Izzy no responderá a tus preguntas. -Probablemente no, pero puede que consiga alguna pista. Algo que me diga dónde seguir buscando. Además, encontrar el Isabella me acercará a mi padre. Encontrar ese barco era su sueño. Ahora es el mío. «Peligro, peligro», le decía una vocecita. No debían seguir por ese camino. -¿Cuál es tu sueño, Ben? -No lo tengo. -Encontrar el Isabella es un sueño. -Es un trabajo -explicó él-. Yo no estoy cazando sueños, estoy buscando un barco. -Un barco pirata lleno de tesoros -sonrió Kayla-. Como tu padre. -Yo no me parezco a mi padre en absoluto -replicó Ben, como un niño enfadado-. Mi padre se ha pasado la vida soñando y los sueños son una pérdida de tiempo. -Los sueños no son una pérdida de tiempo. Hacen que la vida merezca la pena. -Mi ex mujer soñaba con ser una estrella de cine. Cuando Madison tenía seis meses, Lyssa consiguió un papelito en una serie y... en su vida no había sitio para una hija, así que eligió su carrera. -Eso es horrible. -Quería hacer un sueño realidad y eso era más importante que su familia. -Tu ex mujer no sabía lo que es realmente importante, Ben -dijo Kayla entonces, acariciando su cara-. Se supone que hay que compartir los sueños. Si no, no valen de nada. 98

https://www.facebook.com/novelasgratis -Los sueños son egoístas. Su padre y su ex mujer los habían puesto por delante de todo lo demás y él no pensaba repetir ese error. -No todo es blanco o negro, Ben. Y no todo el mundo es tan egoísta. El no se atrevía a soñar. No pensaba ser un fracasado como su padre ni un mal progenitor como Lyssa. -Los sueños solo te llevan a la desilusión. Por eso quiero que Madison crezca siendo práctica y responsable. Los sueños se pagan muy caros. -Pero merece la pena soñar -insistió Kayla-. Yo siempre he sido una soñadora. Cuando era pequeña, los otros niños se reían de mí. Reconozco que era diferente de los demás, pero nadie quería conocer a una niña a la que llamaban «la rarita». Eso me dolía mucho, pero no fue suficiente para que dejase a un lado mis sueños. No podría vivir sin ellos. -¿Y si no se hacen realidad? -No todos los sueños se hacen realidad. Lo que importa es el propio sueño. Ben no se lo tragaba. Ni por un momento. -No se puede vivir con la cabeza en las nubes. -¿Por qué no? Nunca es demasiado tarde para soñar -dijo Kayla entonces, acercándose. A la porra los sueños. Ben quería besarla. Más que nada en el mundo. Era una pena que besar a un miembro de la tripulación fuera contra las reglas que él mismo había establecido.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla tenía que estar soñando. ¿Cómo si no podía explicar lo maravillosa que fue aquella tarde? Había hablado de sueños con Ben, de la vida, de muchas cosas. Pero no volvieron a besarse. Estuvieron a punto, pero... y era mejor así. Él la ayudaría a encontrar respuestas, ella lo ayudaría a soñar. Un trato justo. Ben Mendoza tenía que recuperar la capacidad de soñar. No solo por él, sino por Madison. Era un hombre alto, guapo, moreno y con aspecto de pirata... pero era mucho más que una cara bonita. Cuanto más lo conocía, más le gustaba. No era perfecto, desde luego. Demasiado cabezota, demasiado cínico, demasiado práctico para su gusto. Pero esas características lo hacían más real. Bajo el duro exterior había un hombre cariñoso, paciente, generoso. Era todo eso y más. Kayla se rascó la pierna. Le dolían también los pies; era un dolor raro, un escozor. Se le resecaba la piel, que había adquirido un aspecto escamoso. Estaba tomando antihistamínicos por si fuera una alergia. Pero ¿a qué podía ser alérgica?, ¿a Ben? No tendría esa suerte. ¿A la crema solar? La había usado muchas veces. ¿A las algas? Absurdo. Entonces se le ocurrió otra explicación: estaba colada por Ben Mendoza y eso provocaba un sarpullido. No estaba enamorada de él; el amor no era una opción en su vida. Además, antes necesitaba encontrar respuestas. Pero le gustaba muchísimo. O a lo mejor había pillado un catarro. Pero no podía permitirse el lujo de ponerse enferma. 100

https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla se acercó al lavabo y tomó dos vasos de agua. Llevaba todo el día sedienta. ¿Demasiado sol? Seguramente, demasiado Ben. De repente, todo tenía que ver con él. Sonriendo, se apartó del lavabo... y se le doblaron las piernas. Cayó al suelo con un golpe seco. Estupendo. Pensar en Ben la convertía en una frágil damisela. Seguramente sería el antihistamínico, se dijo. Intentó levantarse, pero las piernas no la sujetaban. ¿Qué le estaba pasando? Estaba agotada, sudorosa. Agua, necesitaba más agua. Alguien llamó a la puerta entonces. -Entra -murmuró con la boca seca. Era Ben. En cuanto la vio tirada en el suelo, corrió a su lado. -¿Qué te ocurre? -Agua, por favor. Después de llenar un vaso, Ben le puso una mano en la frente. -Tienes fiebre. -No, estoy bien. Ahora me encuentro mejor. -¿Qué te ha pasado? -preguntó él tomándola en brazos para tumbarla en la cama. -Nada. Es que... estaba un poco deshidratada -contestó Kayla rascándose la pierna. -Últimamente no paras de rascarte las piernas. -Es que me pican. Puede que sea una alergia, me ha salido un sarpullido. -Deja que lo vea. Ella se levantó el pantalón. -No hay sarpullido. -¿Cómo que no...? Qué raro, esta mañana lo tenía. 101

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Quieres que llame a un médico? -No creo que el médico venga hasta aquí -sonrió Kayla. -Podemos llamar por el móvil. -No necesito un médico. Solo tengo que beber muchos líquidos y me pondré bien. -¿Lo prometes? -Lo prometo. -Esta noche, yo haré tu turno. -No es necesario, Ben. -Lo haré quieras o no. Tienes que descansar -replicó él con tono autoritario-. No quiero que contagies al resto de la tripulación. -Ni a Madison. -Ni a Madison. -¿Y tú? -Yo me arriesgaré -contestó Ben pasando una mano por su pelo. Kayla estaba segura de que no hacía eso cuando otro miembro de la tripulación se ponía enfermo-. ¿Necesitas algo? -¿Además del Isabella? -Métete en la cama, anda. Voy a arroparte. -¿Sueles arropar a Monk, Wolf o...? -No. -¿Entonces? -Tú eres más guapa y hueles mejor. -No quiero que me trates de forma diferente. Las reglas... -Hoy no hay reglas -la interrumpió Ben besando su frente-. Buenas noches y felices sueños. Kayla estaba agotada, pero ya que aquella noche no se aplicaban las reglas... -¿Eso es todo? -Podría contarte un cuento. Eso es lo que hago con Madison. -Yo no soy Madison. Esta noche no me tratas como a un miembro de la tripulación y... me gusta. Ben alargó una mano para acariciar su cara. 102

https://www.facebook.com/novelasgratis -Eres tan preciosa -murmuró. Ella, sin poder evitarlo, escondió la cara en su pecho. -Kayla... Los ojos del hombre estaban llenos de deseo. Eso la hizo sentir sexy, deseada, más mujer que nunca. Se sentía conectada con otro ser humano. Ya no estaba sola, no estaba perdida. Antes de que pudiera decir una palabra, Ben inclinó la cabeza para buscar sus labios. «No lo hagas», le decía una vocecita. Pero Kayla no se apartó. No quería hacerlo. Él era tan fuerte, tan sólido, tan masculino. Y quería recordar cada segundo. Le devolvió el beso enredando los dedos en su pelo. Solo le importaba Ben en aquel momento. Le importaban sus besos, donde encontraba respuesta a tantas preguntas. Ben fue el primero en apartarse. En sus ojos había un brillo de sorpresa. Pronto creería en los sueños, se dijo. -¿Mejor? -Mucho mejor -sonrió Kayla. -Dulces sueños. Ella cerró los ojos sonriendo. -Gracias a ti.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPÍTULO 9 VAMOS, Kayla -Madison tiraba de su mano, ansiosa-. El tío Wolf ha llenado de agua la piscina. -Ya voy, ya voy. Le dolían las piernas al subir la escalera, pero se sentía mejor. Una buena noche de sueño había hecho maravillas. Y el beso de buenas noches, todavía más. -Me gusta tu bañador -dijo la niña. -Gracias -sonrió Kayla. Había guardado el biquini en la maleta por si acaso, y se alegraba de haberlo hecho-. A mí también me gusta el tuyo. -Es rosa. Madison estaba preciosa con aquel bañador, el gorrito, la toalla y el chaleco salvavidas a juego. Una bola de algodón dulce nunca había sido tan encantadora. Incluso Baby Fifi estaba envuelta en una toallita rosa. -El rosa es mi color favorito. -¿De verdad? -Sí, es... ¡papá! -Madison se echó en brazos de su padre. Kayla desearía poder hacer lo mismo. No lo había visto desde que la besó por la noche, pero seguía sintiendo el sabor de sus labios. -Hola, cariño. -¿Por qué no estás trabajando, papá? -Porque tenía que ver a mi chica favorita. ¿Te has puesto crema para el sol? -Sí, me la ha puesto Kayla en el camarote. Pero a ella se le ha olvidado. ¿Quieres ponérsela tú? -No hace falta -dijo Kayla rápidamente. -No puedes tomar el sol sin ponerte crema. ¿Verdad, papá? -Claro que no -contestó Ben con los ojos brillantes-. Ven aquí. 104

https://www.facebook.com/novelasgratis Tirarse por la borda sería mejor. -No hace falta. Yo no me quemo. Las reglas son las reglas. Muy gracioso, pensó Kayla. -Puedo hacerlo yo sólita. -Tú no puedes ponerte crema en la espalda. Y yo no puedo dejar que te quemes. -No sabía que fueras tan altruista. -Hay muchas cosas que no sabes de mí. Estaba segura de eso. Y le picaba la espalda. Quizá sí era alérgica a Ben. Una forma de supervivencia, seguro. -¿Puedo meterme en la piscina, papá? -Claro que sí, cielo -contestó él echándose crema en las manos-. Tranquila, esto no va a doler. No tienes por qué... -Hay que seguir las reglas. ¿Qué diría Madison? -Ella está demasiado ocupada -contestó Kayla señalando la piscina. -Pero lo sabría yo. Y después de lo de anoche... -sonrió Ben poniéndole crema en la espalda. -Anoche no cumplimos las normas. -Por eso hoy tenemos que dar ejemplo. Dar ejemplo estaba bien, pero sentir las manos del hombre en su espalda... aquellas manos grandes, fuertes, tan masculinas. Lo mejor sería darle las gracias y meterse en la piscina con la niña. Sin embargo, lo que hizo fue cerrar los ojos y disfrutar de las caricias. El aliento del hombre acariciaba su cuello provocando escalofríos. -¿Te gusta? Mucho. Tanto, que no podía hablar. -Date prisa, Kayla -la llamó Madison-. Te estás perdiendo la diversión. -Mi hija no entiende las diversiones de los adultos. Yo lo estoy pasando bien. ¿Y tú? 105

https://www.facebook.com/novelasgratis Estaba tonteando descaradamente con ella. Y le gustaba. Mucho. Tanto, que alguien debería darle un chaleco salvavidas. -Enseguida voy, Madison. -Aún no he terminado -dijo Ben. Aquello era ridículo. Se sentía como una colegiala. -Pero yo sí. -Tus piernas... -Están bien. -Más que bien, eso no lo discuto. Kayla tomó el bote de crema y se la extendió por las piernas. Escocía un poco, pero no hizo ningún gesto de dolor. -¿Contento? Ahora puedes marcharte. -Sí, márchate, papá. Kayla y yo vamos a jugar. -Muy bien. Pero cuando dejes de jugar con mi hija, me gustaría que jugases un poco conmigo -dijo Ben entonces. Ella lo miró boquiabierta. ¿No recordaba las reglas?

¿Había olvidado sus propias reglas? O eso o estaba perdiendo la cabeza. Irritado, Ben se puso a mirar los gráficos. No habían encontrado ningún objetivo. Pero le daba igual. Y eso era horrible. Debería importarle mucho. Pero solo podía pensar en una cosa: Kayla Waterton. Se había equivocado. No era un ángel, era un demonio. ¿Cómo si no podía explicar su comportamiento? Él no estaba acostumbrado a romper las reglas. Estaba actuando como un adolescente. Ni siquiera su tripulación había perdido la cabeza de esa forma. Bueno, quizá Monk. Patético. 106

https://www.facebook.com/novelasgratis Entendía la atracción, el deseo, la química. Pero aquello era más profundo. Llegaba hasta un sitio donde solo llegaba el cariño que sentía por Madison. -Jefe, baja un momento -oyó la voz de Gray por el walkie. -Voy. Ben subió a la sala de control sin dejar de pensar en Kayla. Aunque estuviera interesado, no serviría de nada. Ella vivía en Portland, Oregón, donde dirigía un museo. Y tenía sueños que incluían el Isabella, pero no a él ni a Madison. Kayla quería respuesta, no una familia. Y él no pensaba pasar por eso otra vez. -¿Qué ocurre, Gray? -Mira esto, jefe. Ben estudió las imágenes del monitor. -¿Medidas? -Es del tamaño justo. -¿Ves los residuos que flotan alrededor de la masa? -Podría ser cualquier cosa. Vance se levantó. -Está a trescientos metros de donde Kayla dijo que estaría. -¿Quieres que vaya a buscarla, jefe? -preguntó Gray. -Vamos a esperar un poco, hasta estar seguros. No quiero que se haga ilusiones y... -Te gusta, ¿verdad, jefe? -preguntó Vance entonces -No es... nada. Y no quiero hablar de ello. -Pero he visto cómo te mira. -¿De verdad? -preguntó Ben. Los tres hombres asintieron. -Inténtalo -rio Gray-. La enana necesita una madre.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben se dejó caer sobre una silla. Tendría que pensarlo, pero... habría que poner nuevas reglas.

Afortunadamente, el agua fría de la piscina la alivió un poco. Kayla sentía que estaba ardiendo por dentro. Madison daba gritos de alegría, chapoteando en el agua como si fuera un pez. Pero cuando empezaron a tirarse la pelota de goma, a Kayla le fallaron las piernas y la pelota acabó en el puente. -Voy por ella -dijo la niña. -Ten cuidado. Mientras Madison iba por la pelota, ella se aflojó un poco las cintas del biquini, que se le estaban clavando en las caderas. Pero cuando se tocó las piernas, el dolor era insoportable. Era como si la estuvieran despellejando. -¿Kayla? -Estoy... bien, cariño -murmuró ella. Pero no podía respirar-. Es solo... ¡ay! -¿Quieres agua? -Sí, por favor. Aire, necesitaba aire. ¿Qué le estaba pasando? Tenía que vigilar a Madison, pero le dolía tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas. -Toma -dijo la niña. El agua fresca calmó un poco su reseca garganta. Y sus nervios. -¿Yo también puedo tener una cola? -preguntó entonces Madison-. La tuya es bonita, pero yo quiero que la mía sea rosa. -¿Qué quieres que sea rosa, cariño? -La cola de sirena. ¿Puedo tocar la tuya? -Claro -sonrió Kayla. 108

https://www.facebook.com/novelasgratis Mientras Madison volvía a entrar en la piscina, ella siguió tomando sorbos de agua para calmar el dolor. Sintió las manitas de la niña en las piernas y... Se quedó helada, incapaz de moverse, de pensar. Aquello no podía estar pasando, no podía ser. Estaba viendo alucinaciones. -Tu cola es azul, verde y plateada. ¿Por qué no es rosa? Kayla estaba temblando de miedo. -Yo... ¿Dónde estaban sus piernas? ¿Dónde estaba el biquini? ¿Qué estaba pasando? La cola brillaba bajo la luz del sol. ¡Tenía una cola! ¡Tenía una cola de sirena! Con escamas y todo. No era real. No podía ser real. -Ya verás cuando se entere mi padre. Kayla hizo un esfuerzo sobrehumano para hablar. -No debemos decírselo. -¿Quieres que sea nuestro secreto? -Eso es, un secreto -contestó ella temblando, con el corazón a punto de saltar de su pecho-. Entre tú y yo. Pero no era una broma, no era un sueño, tenía una cola de sirena. -¿Y los delfines? -¿.Delfines? Madison señaló hacia el mar. Había un grupo de delfines nadando al lado del barco. -Tenemos que decirles que es un secreto. Kayla tuvo que contener una carcajada histérica. Ponerse así no serviría de nada. -No creo que nos hayan oído. Intentó salir de la piscina, tarea nada fácil sin piernas y con una cola que no podía controlar. Y acabó cayendo de golpe sobre el puente. 109

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Te has hecho daño? -No, estoy bien. ¿Puedes darme una toalla, por favor? -Eres una sirena, como en Lantis. -Atlantis -murmuró Kayla, tocando el talismán. Ese tenía que ser el secreto. El que su padre iba a contarle cuando cumpliera dieciséis años. ¿Por eso nunca la había dejado meterse en el mar? Todo empezaba a tener sentido. Aquel tenía que ser el gran secreto de su padre. No podía haber secreto mayor que saber que uno era un pez. Un momento. Ella no era un pez. No podía ser una sirena. Ella era Kayla Waterton, una historiadora marítima. Estuvo sentada en el puente, bajo el sol, durante media hora, mirando aquella... cosa. No podía creer que no hubiera subido nadie. Una suerte tremenda, desde luego. Cuando estuvo seca, la cola desapareció como por arte de magia y volvieron sus piernas. Kayla se puso la toalla a modo de falda. -¿Cómo lo has hecho? -preguntó la niña. -No estoy segura. -Ya no eres una sirena. -No soy una sirena -murmuró ella tocando el talismán. No se había sentido más sola en toda su vida. -No pasa nada -dijo Madison entonces, abrazándola. -Gracias, cariño. -¿Lo habéis pasado bien en la piscina? -oyó entonces la voz de Ben. -;Papá, papá! ¡Kayla es una...! -¿Qué, princesa? -Es una chica -contestó Madison recordando que no debía contarlo. -¿Ah, sí? Gracias por decírmelo. 110

https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla suspiró aliviada. Su secreto estaba a salvo por el momento. Pero, ¿qué diría Ben cuando supiera que no solo era una chica, sino un pez?

-¿No te gusta el pescado? -preguntó Ben. Kayla no había comido nada aquella noche. Y era muy raro porque solía repetir. -No tengo hambre. -Es pescado fresco. Fitz y Zach lo pescaron esta mañana. -No tengo hambre -repitió ella, pálida. -¿Puedo tomar más pan? -preguntó Madison. -Claro que sí, cielo. ¿Quieres que te ponga mantequilla? -intentó sonreír Kayla. Verlas juntas encogía el corazón de Ben. Sus dos chicas. Era como si ya fueran una familia. Podría funcionar, se dijo. -Papá, ¿hoy has tenido un buen día? El soltó una carcajada. -Pues sí. Hemos encontrado un par de cosas. Kayla sostuvo el tenedor en el aire. -¿Algo importante? -Podría ser, pero aún tenemos que investigar. -Ah. me alegro. Parecía distraída, preocupada. Si resultaba ser el lsabella, ¿volvería a Oregón?

Después de cenar, Kayla subió al puente. Necesitaba respuestas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ella era historiadora, no científica, pero la mejor manera de saber qué le estaba pasando era experimentarlo de nuevo. La curiosidad había reemplazado al terror a lo desconocido. Una vez dentro de la piscina de agua salada, puso el cronómetro. La transformación fue más rápida aquella vez. Y menos dolorosa. Kayla anotó los cambios. Una membrana se formaba entre sus piernas. Otra unía los pies. Aparecieron las escamas, una sobre otra ocupando el lugar de su piel de cintura para abajo. Incluso tenía unas diminutas agallas. Moviendo la cola, Kayla respiró profundamente. Era una sirena. Y no sabía cómo reaccionar. ¿Cómo reacciona alguien al comprobar que no es humano? Salió de la piscina, se secó con una toalla y volvió a pulsar el cronómetro. La luz de la luna iluminaba las escamas azules, verdes y plateadas. Era una cola muy bonita, preciosa. Su padre había intentado prepararla para aquello. Todos los cuentos sobre Atlantis eran reales, historías para allanarle el camino. Recordaba las historias sobre los niños que envolvía el mar, el proceso para convertirse en tritón o sirena a los tres años. Esperaban hasta entonces por el dolor de la primera transformación. Pero su padre debió pensar que era demasiado joven, o quiso protegerla debido a la muerte de su madre. Pero si su madre era una sirena, ¿cómo pudo haberse ahogado? Kayla miró su cola. Seguía allí después de quince minutos. Recordó entonces otra historia sobre una batalla entre dos facciones de Atlantis: los nadadores y los respiradores. Los nadadores

creían

que

los

humanos

eran

peligrosos;

los 112

https://www.facebook.com/novelasgratis respiradores temían que el aislamiento terminase con Atlantis. Entonces hubo una batalla. ¿A qué lado pertenecía su familia? ¿Eran respiradores desde que dejaron Atlantis? Demasiadas preguntas. Tenía que concentrarse en las respuestas. Oyó entonces un ruido que llegaba del agua. Era un delfín. -Si estás hablando conmigo, lo siento, no hablo tu idioma. El delfín siguió haciendo ruiditos. -Si ves alguna otra sirena por ahí, avísame. Necesito que alguien me explique esto. Poco a poco, la membrana entre sus piernas se desvaneció y aparecieron sus piernas. Kayla apretó el cronómetro. Veinte minutos. Entonces volvió a meterse en la piscina. La cola apareció más rápidamente, casi sin dolor. Hora de probar lo más difícil. Quería saber si las agallas funcionaban. Solo tenía que meter la cabeza debajo del agua e intentar respirar... pero por aquel día ya tenía suficientes emociones. Lo dejaría para el día siguiente. Solo le quedaba otro experimento. ¿Cuánto tardaría su cola en desaparecer si no la secaba con una toalla?

-Ven aquí, princesa -sonrió Ben tomando a la niña en brazos-. Ya sabes qué hora es. Madison se metió en la cama abrazando a su amiga Baby Fifi. -¿Dónde está Kayla? -Trabajando. -¿Va a vivir con nosotros? Buena pregunta. -Kayla vive en Oregón, cariño. Eso está muy lejos del mar. 113

https://www.facebook.com/novelasgratis -Pero ella tiene que vivir cerca del mar, tiene que quedarse con nosotros -replicó la niña, pensativa-. Yo la quiero mucho. ¿Tú la quieres, papá? Ben no sabía cómo responder. Sus sentimientos por Kayla eran tan complicados como los derechos de propiedad de un pecio encontrado en aguas internacionales. Era una mujer preciosa, generosa, inteligente, buena... -Me gusta mucho. Es... simpática. -Entonces, tú también quieres que se quede. -No es tan fácil, princesa. -Si lo deseas de verdad, se hará realidad -dijo entonces Madison. Hablaba como Kayla y Ben tuvo que sonreír. -¿Eso te lo dijo ella? -Me ha hablado de Atlantis y de las sirenas. Las sirenas son reales, papá. Ben acarició su pelo. -Cariño, eso son cuentos. No son cosas reales. -Kayla dice que si lo crees en tu corazón, entonces será verdad. Cuando yo sea mayor, quiero ser una sirena con la cola rosa. Y así me casaré con el sireno. -Ahora mismo lo que tienes que hacer es irte a dormir, cielo. -Te quiero, papá. -Y yo a ti, princesa. -Voy a soñar con sirenas. Sirenas otra vez? Tantas historias de sirenas empezaban a irritarlo. Tendría que hablar con Kayla sobre eso. Si iban a trabajar juntos, debía dejar de llenar la cabeza de su hija de historias absurdas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Tenía que poner nuevas reglas: la primera, no más cuentos de sirenas.

-¿Kayla? Ella se sobresaltó. Quería contarle lo que le estaba pasando. Necesitaba su apoyo, lo necesitaba a él «Muéstrale tu cola». No, eso lo asustaría. Era un hombre tan práctico... aprender a soñar iba a ser difícil para él, de nodo que aquello rozaba lo imposible. Tendría que ir despacio. Kayla se cubrió la cola con varias toallas. Parecía estar descansando, tomando el aire. -Estoy aquí. La alta figura de Ben emergió de entre las sombras. -¿Qué haces? -El agua salada relaja mis piernas. -¿Te siguen doliendo? Buena pregunta. Le dolerían si tuviera piernas, pero no las tenía. -Me alegro de verte. -No sé qué está pasando entre nosotros, pero sé que a mí también me gusta -sonrió Ben apretando su mano-. Sin embargo, hay una cosa... -¿Qué? -Madison. -¿Crees que no le gustará que... salgamos juntos? -Le encantará. Te quiere mucho, pero, ¿recuerdas lo que hablamos sobre los cuentos de sirenas?

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Tener una imaginación activa es bueno para un niño -dijo Kayla tragando saliva. ¿Se lo habría contado Madison? -Dijiste que tendrías cuidado. -Lo intenté, te lo aseguro. -Pues no ha funcionado. Esta noche me ha dicho que quiere ser una sirena de mayor. Al parecer, cree que eso puede ocurrir de verdad. El corazón de Kayla estaba tan acelerado, que temió que él pudiera oír sus latidos. -Yo también quería ser una sirena cuando era pequeña. -Pero no eres una sirena, eres una historiadora marítima. Y no quiero que Madison crea esas tonterías. No eran tonterías. Era algo real. Tan real como la cola que había bajo las toallas. Pero, ¿cómo podía hacérselo entender? -Ben... -Ya sabes lo que pienso de eso. No quiero que mi hija se convierta en una soñadora. -Esto no tiene nada que ver con los sueños. -¿Ah, no? ¿Una sirena no es un sueño, un in-vento de la imaginación? Kayla tuvo miedo. No quería perder a Ben ni a Madison. Pero si le decía la verdad demasiado pronto… -No olvides que yo soy una soñadora. -Pero tú eres diferente. Tú no eres como mi padre, ni como mi ex mujer. Sí lo era. Pero Ben no estaba dispuesto a aceptarlo -¿Te preocupa que Madison sea una soñadora o que un día te deje para perseguir algún sueño? -No quiero que sufra. 116

https://www.facebook.com/novelasgratis -Pero no puedes protegerla para siempre. -Puedo protegerla ahora. Y quiero que me ayudes. Podemos hacerlo... juntos. Kayla se sentía tan sola. Y lo necesitaba tanto en aquel momento... -¿Juntos? -Quiero que te quedes, que seas un miembro permanente de la tripulación. Después ya veremos qué pasa. -¿A qué te refieres? -Quiero que seamos una familia, Kayla. Madison. tú y yo. Contigo estoy empezando a creer que todo es posible. Una familia. Aquello era un sueño, más que un sueño. Ben le había tirado un salvavidas y ella quería agarrarse con ambas manos. Y lo haría. Le enseñaría que no había que temer a los sueños. Le enseñaría a apreciar la alegría que había en las historias irreales, en las posibilidades. Posibilidades que incluían la existencia de las sirenas. -Sí -dijo casi sin voz-. Sí, me gustaría mucho.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPITULO 10 DATE prisa, Kayla. -No corras tanto. Ir de la mano le parecía algo tan normal... La noche anterior habían hablado hasta que llegó la hora de su turno. Cuanto más sabía de ella, más le gustaba. Aquello iba a funcionar, estaba seguro. -Tengo que enseñarte algo. -¿Qué es? -Ten un poco de paciencia. Quiero decirte algo antes de... es solo que... has cambiado mi vida y sé que a partir de ahora, será mejor. Gracias -dijo Ben besándola en los labios. -No entiendo nada. Ben abrió entonces la puerta de la sala de control. Todo el equipo estaba allí. -Ha llegado la invitada de honor. -Hola, Kayla -la saludó Monk, que estaba manejando el ROV, un aparato operado por control remoto que Ben y Wolf habían diseñado-. Estoy preparado, jefe. Ben miró a Vance. Nada pasaría sin el OK del arqueólogo marino. -¿Vance? -La localización del artefacto está documentada. Llevamos toda la mañana haciendo fotografías. -A por él -dijo Ben entonces. -¿Alguien va a explicarme qué pasa aquí? -Dentro de un momento, cariño. -¿Qué está pasando? -Cuidado, Monk -murmuró Ben mirando el monitor. -No olvides que soy conocido por mi toque delicado -sonrió él manipulando el aparato-. Vamos, cielo. Ven con papá.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Kayla observó el brazo mecánico. Una nube de lodo se levantó en el fondo del océano, emborronando la pantalla del monitor. Cuando se posó, vio que había un artefacto en la cesta. -Buen trabajo, Monk. -Eso parece... -empezó a decir ella. -Es una campana. -Eso es. -Es del... -Dentro de una hora lo sabremos. Cuando el ROV llegue a la superficie. Ben seguía sin querer que Kayla se hiciera ilusiones. Pero pensaba meter el champán en la nevera. Por si acaso.

Fue la hora más larga de su vida. Si aquel barco era el Isabella, habría cumplido el sueño de su padre. Y uno de sus sueños. Kayla apretó el talismán para que le diera suerte. -¿Por qué no me lo habías dicho? -Porque seguimos sin saber qué hemos encontrado. Además, tenías que dormir. -¿Estás preocupado por mí? -Un poco. Por su tono, Kayla supo que era algo más que un

poco y su

corazón se llenó de amor. Al fin entendería los cuentos, las historias de sirenas. Ella era una sirena. Casi se le había olvidado. O más bien, había querido olvidarlo. -Ya casi es la hora -dijo Ben entonces, tomándola por la cintura.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ella asintió. Le gustaba que mostrase su afecto delante de todo el mundo. A nadie le importaba, ninguno de los chicos estaba enfadado. Aquello iba a funcionar. Lo sabía en su corazón. La grúa sacó el ROV del agua. Aquella podría ser la campana del Isabella. Era casi increíble. Una combinación de lodo blanco y agua salada llenó el puente cuando los chicos bajaron la cesta. Kayla se apartó. No quería que se le mojaran las piernas. Fitz estaba grabándolo en vídeo y todos se habían puesto el mono naranja con el logo de la expedición. Vance subió al puente con un carrito que era una especie de nevera. Llevaba toda la noche preparando el laboratorio para recibir y preservar cualquier artefacto que sacaran del barco. La idea de que los objetos del Isabella pudieran exhibirse en el museo hizo que Kayla sintiera un escalofrío. Sería otra forma de hacer realidad los sueños de su padre. Los hombres hicieron un círculo alrededor de la campana. -¿Qué dice? -Quítate, no veo. -¿Puedes leerlo? Parecían más un montón de crios que un grupo de expertos en salvamento marítimo. Sonriendo. Kayla dio un paso atrás. Seguía preocupándola el agua que salía de la cesta. No podía convertirse en una sirena delante de todo el mundo. -Apartaos -ordenó Ben-. Ven, Kayla, tienes que ver esto. Ella se acercó comprobando que no se mojaba los pies. Y cuando miró la campana, se le hizo un nudo en la garganta. Pensó en su padre, en el pirata Luis Serrano, en su amor, Ana Delgado. La emoción la había dejado sin palabras. 120

https://www.facebook.com/novelasgratis -Haz los honores, cariño. ¿Qué dice ahí? Kayla tragó saliva. -Isabella -leyó la inscripción casi borrada de la campana-. Es del Isabella. -¡Lo has encontrado! -exclamó Ben abrazándola. Alguien abrió entonces una botella de champán. -¡Lo hemos encontrado! -Sí, es verdad.

-Papá, ya no tengo más sueño -murmuró Madison, medio dormida-. ¿Papá? Bueno, vamos a levantarnos, Baby Fifi. Me gusta Kayla. Me cuenta historias y tiene cola. Yo también quiero tener cola. Madison saltó de la cama y se puso el chaleco salvavidas, como hacía cada vez que iba a subir al puente. -Quiero ser una sirena. ¿Tú también quieres ser una sirena, Baby Fifi? En el puente, comprobó que la piscina estaba casi vacía. Tenía que llenarla para conseguir una cola. Así la había conseguido Kayla. Decidida, se dirigió a la barandilla e intentó bajar el cubo, pero no podía hacerlo mientras sujetaba a Baby Fifi. -Cuando tenga mi cola, te ayudaré a conseguir la tuya. Madison se inclinó sobre la barandilla un poco más. Al hacerlo, resbaló y... cayó por la borda.

El ruido del delfín estaba poniendo a Kayla muy nerviosa. Parecía querer decirle algo. Se sentía en cierto modo conectada con el animal, aunque no en-entendía el mensaje. 121

https://www.facebook.com/novelasgratis El delfín no parecía contento. Parecía preocupado. Y ella supo que pasaba algo. Quizá tenía hambre o había perdido a su pareja. Fuera lo que fuera, tenía que subir al puente. Cuando salía al pasillo, se chocó con Wolf. -¿Has visto a Madison? -No la he visto desde la comida -contestó Kayla mirando su reloj-. ¿No está durmiendo la siesta? -He ido a buscarla para enseñarle los delfines, pero no está en su camarote. No podía ser. Madison sabía que no debía subir al puente a menos que lo hiciera con algún adulto. Sin embargo, el delfín parecía cada vez más agitado. -Voy a buscar a Ben. ¿Por qué no le daban un libro de instrucciones con su nueva cola? Las historias que su padre le había contado no explicaban muchas cosas. Y no co-nocía a nadie que pudiera hacerlo. Kayla subió al puente y vio al delfín saltando muy cerca del barco. Estaba intentando decirle algo. seguro. Cuando vio la muñeca al lado de la barandi- Ha, su corazón se detuvo. Baby Fifi. No quería ni pensar... y tampoco podía ponerse a llorar; tenía que hacer algo. -¡Madison! El delfín golpeó el agua con la nariz, como indicándole algo. Si Madison no llevaba el chaleco salvavidas... no quería, no podía pensarlo. Era demasiado horrible. -¡Madison! Nada. Tenía que encontrarla. Por fin había encontrado una familia, un hombre que la quería, una niña preciosa... pero la verdad cambiaría todo eso. Cuando Ben supiera lo que era... 122

https://www.facebook.com/novelasgratis «Tienes que salvarla». Kayla vio algo en los ojos del delfín: compasión, entendimiento, miedo. Sin pensarlo más, se quitó las zapatillas. No sabía cómo iba a hacerlo. El mar era muy profundo en aquella zona, había corriendo. -¡Kayla! ¿Qué haces? -oyó la voz de Ben. -Madison se ha caído al agua. Silencio. Era como si el tiempo se hubiera detenido. Ben estaba absolutamente blanco, mirando el mar como si no lo viera. Entonces se agarró a la barandilla, pero Wolf lo detuvo. -¡Suéltame! -No, jefe. -Mi hija se ha caído al agua. -Olvídalo, jefe. Las corrientes te arrastrarían... -¡Tengo que encontrarla! ¡Suéltame! Wolf tuvo que darle un puñetazo para evitar que se tirase al agua. Después tocó la campanilla de alarma como un poseso. Los hombres subieron al puente a la carrera. -¿Qué pasa? -¡Soltad un bote! -gritó-. Madison se ha caído al agua. Nerviosos, los hombres intentaban hacerlo, pero no podían quitar la sujeción y aquello era un caos. Kayla sabía lo que debía hacer. Tenía que olvidarse de Ben, de su secreto. Lo único importante era Madison. -Te la traeré, amor mío -dijo mirándolo a los ojos-. Confía en mí. Y después se tiró al agua de cabeza.

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https://www.facebook.com/novelasgratis ¿Confiar en ella? Kayla acababa de convertirse en otro problema. No llevaba puesto el chaleco salvavidas. Cuando miró hacia abajo, no la vio por ninguna parte. Pero tenía que haber sacado la cabeza, tenía que respirar... No quería perderla a ella también. No, no iba a perderla. Ni a ella ni a su hija. -¡Kayla se ha tirado al mar! Los hombres se gritaban unos a otros, intentando lanzar el bote. -El chaleco salvavidas de Madison no está en el camarote -dijo Wolf-. ¿La ves? -No, no veo nada. Tampoco veo a Kayla -murmuró Ben con el corazón en la garganta. Ella sabía lo duro que era el mar. Sabía que había corrientes, que aquello no era una playa. Y Madison... Madison. Su niña estaba allí abajo. Sola, helada... No podía ni imaginarlo sin que se le partiera el corazón en pedazos. -¡Madison! Algo naranja saltó entonces a la superficie. El mono de Kayla. Flotó un rato hasta que se lo llevaron las olas. Desapareció. Madison y Kayla no podían haber desaparecido. El sonido de un motor, el motor del bote, fue la esperanza que necesitaba.

La cola de Kayla apareció inmediatamente. Sin dolor, sin incomodidad. El delfín rozó su espalda. Quería que fuese con él.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Tenía que dejar de contener el aliento y aprender a respirar con las agallas. Pero era difícil... y aterrador. Tenía que encontrar a Madison. Intentaba ir a la velocidad del delfín y la cola era una gran ayuda, pero hubiese querido ir más rápido. Cuanto más tiempo pasaba, mejor se adaptaba su cuerpo a estar bajo el agua. No estaba tan fría como había creído. La sal ya no irritaba sus ojos. Podía ver muy bien. El delfín disminuyó la velocidad y Kayla vio otros delfines. Un banco entero. En el centro, dos piececitos dando patadas... y algo rosa. El chaleco de Madison. Madison. Kayla no se había sentido más aliviada en toda su vida. -¿Cómo estás, princesa? -Bien -contestó la niña, pálida, con los labios amoratados-. Mira los delfines. Son mis amigos. Y eso que no tengo cola. -¿Te has hecho daño, cielo? -No, pero tengo frío. -No te preocupes, voy a sacarte de aquí. -¿Eres una sirena otra vez? -Sí. Kayla abrazó el tembloroso cuerpecito de la niña, que apoyó la cabeza sobre su hombro. -Te quiero, Kayla. Se le encogió el corazón. Nunca había sentido algo tan poderoso. Una familia, su familia. -Yo también te quiero, Madison.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Los segundos le parecían minutos; los minutos, horas. Ben había tardado treinta segundos en darse cuenta de que estaba en medio. Por eso dejó que su tripulación hiciera las llamadas de socorro y lanzase el bote mientras miraba el mar con los prismáticos y rezaba en voz baja. Wolf estaba a su lado, sin decir una palabra. Tenía que encontrar a Madison. Tenía que encontrar a Kayla. Tenía que creer, se decía a sí mismo. -¡No puede ser! ¡Ben, Kayla ha encontrado a Madison! ¡Mira, vienen hacia aquí... rodeadas de delfines! El corazón de Ben era una ametralladora. Miraba el mar, incrédulo. Kayla nadaba sin ninguna dificultad... Pero un medallista olímpico tendría problemas para nadar con aquellas corrientes... No tenía sentido. Daba igual. Le había pedido que confiara en ella. Si aquello era un sueño hecho realidad... tendría que creer. Cuando llegaron a proa, Ben alargó los brazos para tomar a Madison y la apretó contra su corazón. -Mi princesa... Wolf la envolvió en una manta. -¿Qué ha pasado, cariño? -Que me caí al agua. Baby Fifi y yo queríamos tener cola como Kayla, pero... -Cariño, Kayla no tiene cola. -Sí la tiene. Kayla es una sirena. -Kayla no... -Jefe, mira -murmuró Wolf entonces.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ben miró hacia abajo y se quedó sin habla. Kayla tenía una cola de pez. Una cola verde, azul y plateada. -Es cierto. Soy una sirena, Ben. -Te lo dije, papá. Aquello no podía estar pasando. Las sirenas no existían. Ben miró la cola, miró a Kayla... Aquello desafiaba las leyes de la naturaleza. -¿Quién demonios eres? -Que yo sepa, Kayla Waterton. Lo siento, no quería que te enterases de esta forma, pero... -Tú no eres Kayla. Tú no eres real. -Soy yo, Ben. Y soy real -dijo ella con lágrimas en los ojos. -No es cierto. Ben se dio la vuelta. Tenía que alejar a Madison de allí. Kayla se quedó sentada en el puente, demasiado atónita como para hablar. Sabía a lo que se arriesgaba saltando al agua, pero pensó... creyó que Ben lo aceptaría. Ciertamente era algo increíble, pero él ni siquiera lo había intentado. Esperaba que estuviese confuso, abrumado. Pero no esperaba que tuviese miedo. Y lo amaba. Amaba a Ben Mendoza. Alguien le puso una manta sobre los hombros. ¿Ben? No, era Wolf. -¿Necesitas algo? -No, gracias. Recuperaré las piernas dentro de poco. -Entonces, ¿es real? -Es real -suspiró Kayla. -Llevo veinte años en el mar y nunca pensé que vería una sirena. Me gusta mucho. -Gracias -sonrió ella. 127

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Puedo tocarla? -preguntó Wolf entonces, señalando la cola. -Claro. -¿Te duele? -preguntó Fitz. -Me dolió la primera vez, pero ya no. Lo más raro es respirar bajo el agua. -Una sirena de verdad -murmuró Gray, estupefacto. Ella preferiría ser una mujer de verdad. Una mujer a la que Ben pudiera amar. No una mezcla de mujer y pez. Pero era quien era. No podía cambiar el pasado y tampoco podía cambiar a Ben Mendoza. Su amor por él era tan fuerte como para superarlo todo. Pero, ¿lo sería el amor de Ben?

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPITULO 11 SENTADA en el puente, cubierta con una manta, Kayla se puso una camiseta mientras esperaba que la cola desapareciera. -Pappy se acerca por estribor -dijo Eugene. Kayla recordaba al capitán que la había llevado a bordo del Xmarks Explorer. Tantas cosas habían cambiado desde entonces... -¿Trae suministros? -preguntó Wolf. -Veo gente con cámaras -contestó Eugene. El corazón de Kayla dio un vuelco. -Ve a buscar a Ben -dijo Wolf entonces. -No. Madison lo necesita ahora mismo -murmuró ella. -Pero si te ven... -Me pasaré el resto de mi vida en un laboratorio o en un zoo. Lo sé. Yo también he visto Splash -suspiró Kayla-. Pero esto tarda casi media hora. Necesito un poco más de tiempo. Wolf colocó un enorme barril frente a ella. -Ya está. Así no te verán. Un minuto después oyó voces. No reconocía ninguna. Tirarse al agua era la mejor opción, pensó. -¿Qué demonios pasa? Entonces se quedó helada. Esa voz sí la conocía. Era Ben. -Soy Ben Mendoza y este es mi barco -dijo entonces con voz de trueno-. ¿Quiénes son ustedes? -Soy Phoebe Cartwright -contestó una joven de ojos verdes. A Kayla le sonaba su cara, pero no sabía de qué-. Me han dicho que una niña cayó al agua. Soy médico. -Mi hija, Madison. -¿Quiere que la reconozca?

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https://www.facebook.com/novelasgratis -Sí, por favor. Wolf, lleva a la doctora Cartwright al camarote de la niña. -Yo soy Colin Benett, de All News Channel. Queremos ser los primeros en dar la noticia -dijo un joven rubio. -¿Qué noticia? -preguntó Ben. Parecía muy tranquilo, como si no hubiera pasado nada. -El Museo de Historia Marítima ha enviado un e-mail sobre el descubrimiento del Isabella. -Ah, el Izzy. Lo encontramos hace dos días. Pensé que se refería a otra noticia. -¿Lo del Isabella ya es historia antigua? -rio el periodista. -Eugene, enséñale el barco al señor Bennet. Que te diga dónde quiere grabar. Kayla miró hacia abajo. Su cola había desaparecido por fin. Sin hacer ruido, se puso el pantalón. Tenía que estar con Ben, tenía que hablar con él. -¿Es usted cámara o algo así? -Soy el marido de la doctora Cartwright. -Yo soy Loucan, amigo de la familia -dijo un hombre de pelo oscuro y aspecto serio. -Ben -lo llamó Kayla. -Ella es Kayla Waterton, del Museo de Historia Marítima de Portland, Oregón -dijo él entonces, sin mirarla. Loucan se acercó. -¿De dónde ha sacado ese medallón? -No tienes que contestar, Kayla. -Me lo regaló mi padre. ¿Por qué? -Ianu -dijo Kevin Cartwright entonces.

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https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Qué están haciendo en mi barco? No sabían que necesitábamos un médico... ¿qué es lo que quieren? -preguntó Ben entonces. -Hemos leído lo del descubrimiento del Isabella y vimos una fotografía de Kayla en Internet. Kevin es detective privado y está buscando a Kai... Kayla. -¿A mí? -¿Quién quiere encontrarla? -Yo

-contestó

Loucan

tocando

su

pelo-.

Has

hecho

la

transformación. La transformación. Había usado la palabra que empleaba su padre en los cuentos de Atlantis. Pero no podía ser... -¡Aparte las manos de...! -exclamó Wolf. -No, Wolf. No pasa nada. ¿Quién eres? -preguntó Kayla. -Soy Loucan. Tú eres Kai. Somos iguales. -¿Iguales? Él contestó en voz muy baja, pero Kayla pudo oírlo: tritón. Loucan era un ser marino, como ella. Como ella.

Ben estaba volviéndose loco. Kayla había desaparecido en su camarote con Loucan y Kevin. El periodista estaba entrevistando a su

tripulación,

la

doctora

examinando

a

Madison...

Afortunadamente, la niña estaba bien. Había estado a punto de perderla. Tendría que poner cerrojos, cámaras de vigilancia... Aquello jamás volvería a ocurrir. -Papá. -¿Cómo estás, princesa? -Bien. Wolf me ha dado chocolate. 131

https://www.facebook.com/novelasgratis -No te lo comas todo, ¿eh? -No, he guardado un poco para mis nuevos amigos. -¿Qué nuevos amigos? -Los delfines. ¿Pueden venir a jugar? -Puede que eso sea un poco difícil, cariño. Los delfines viven en el agua. -Ah, entonces solo Kayla puede jugar con ellos... ¿nos viste nadar, papá? íbamos más rápido... Kayla me dijo que me agarrase a su cuello. -Ya lo vi, cielo. Ben se lo agradecía inmensamente. Pero no podía mirarla. -Kayla puede vivir en el agua y en el barco. ¿Dónde está? ¿Puede jugar conmigo? -Está ocupada, princesa. Va a... marcharse. O al menos, eso era lo que él deseaba. -¿Dónde va? ¿Cuándo volverá? -preguntó la niña. -No lo sé, cariño. Kayla es... diferente. -No es diferente. Pídele que viva con nosotros, papá. Por favor, por favor, por favor -le rogó su hija con los ojos llenos de lágrimas-. No quiero que se vaya. La quiero mucho. ¿Tú la quieres, papá? -¿Estás enamorada de él? -le preguntó la doctora Cartwright. -¿De quién? -murmuró Kayla. -Del hombre que te ha roto el corazón. De modo que su pena era visible para todo el mundo. Aunque en realidad, Phoebe no era una extraña. Acababa de descubrir que era su hermana gemela. -Es que hoy ha sido un día muy duro. No pasa nada.

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https://www.facebook.com/novelasgratis El rescate de Madison solo había sido el principio de una tarde irreal. Más tarde descubrió secretos de su pasado. Secretos para los que no estaba preparada. Conectó su talismán al que llevaba Phoebe. Las dos piezas encajaban perfectamente, formando un semicírculo. Pero faltaba la otra mitad. Según Phoebe, esas dos piezas eran de su hermano Saegar y su hermana Thalassa. El marido de Phoebe, Kevin, era un detective privado contratado por Loucan para encontrar a toda la familia y reunir las piezas del talismán. Lo necesitaba completo para abrir los tesoros del reino marino en el que había nacido: Pacífica, no Atlantis. El nombre era diferente, la historia la misma. -Kai... -Me llamo Kayla. -Lo siento. Desde que supe que tenía una hermana, he pensado en ti como Kai. Su nombre no era Kayla, sino Kai. Jason Water-ton, conocido entre los seres marinos como Ianu, no era su padre sino un guardián a cargo de quien su verdadero padre, el rey Okeana, la había dejado durante la guerra civil. Su madre, la reina Wailele, no se ahogó; murió durante una batalla entre los nadadores y los respiradores. Ellos eran nadadores; la familia de Loucan, respiradores. Pero esas diferencias habían quedado atrás. -Un hombre te ha hecho daño, lo veo en tus ojos -sonrió Phoebe. -¿Cómo lo sabes? -Porque a mí me pasó con Kevin. -Pero estáis casados. -Deberías habernos visto al principio. El corazón de Kayla se encogió. 133

https://www.facebook.com/novelasgratis -Yo no le conté a Ben que era una sirena. Cuando traje a Madison de vuelta al barco... cuando me miró, vi miedo en sus ojos. -Necesita tiempo. No es fácil acostumbrarse a la idea. Kayla asintió. -Loucan se ha ofrecido a escoltarme hasta Pacífica. Dice que allí estaré a salvo de Joran. Joran era un tritón que quería las cuatro piezas del talismán para robar los tesoros. Era peligroso y no se detendría ante nada para conseguirlo. -Nadie lo ha visto en meses. Podría estar muerto -dijo Phoebe-. Puedes venir con Kevin y conmigo. -Gracias, pero estáis recién casados y... -Tú eres mi hermana. Eres mi familia. Su familia. Acababa de perder a Ben, pero había encontrado una nueva familia. Jason o Ianu, él siempre sería su padre, el que la crió, el que la protegió. Loucan le había explicado la obsesión de su padre por el Isabella. Ianu localizaba pecios hundidos para Pacífica. El último que encontró antes de huir con Kayla era el Isabella. Nunca terminó su trabajo, de modo que la localización seguía siendo un misterio para los residentes de Pacífica. -Todo sigue siendo tan difícil de creer... Es como un sueño. -Lo sé -sonrió Phoebe apretando su mano. -Y yo sé lo que quiero hacer. Quiero conocer Pacífica. Pero antes tengo que... despedirme de Ben. -Estaré aquí si me necesitas. -Gracias. -De nada. Para eso están las hermanas. Ben observaba a Kevin Cartwright teclear algo en su ordenador. Las cosas cada vez se complicaban más y no sabía qué hacer. Le 134

https://www.facebook.com/novelasgratis habían contado la verdadera identidad de Loucan y Phoebe... todo aquello era tan increíble. -¿Confías en él? -¿En quién? -preguntó Kevin. -En Loucan. -No es una cuestión de confianza. Me contrató para encontrar a Phoebe y su familia. Solo estoy haciendo mi trabajo. ¿Y tú? -¿Yo? -¿Vas a dejar que se vaya nadando con tu chica? -Kayla no es mi chica. Es una sirena. -Y Phoebe también. Tiene una cola preciosa. Ben no podía creer que hablase de aquello con tanta naturalidad. ¿Casado con una sirena? -Gracias por dejarme usar el ordenador. Voy a ver qué hace mi mujer. En cuanto Kevin salió de la sala de control, Ben llamó a sus padres. -Hola, papá. ¿Está mamá por ahí? -No, ha ido a la peluquería. Felicidades por lo del Isabella, hijo. Siempre supe que lo encontrarías. A Ben se le hizo un nudo en la garganta. -Gracias. -¿Qué haréis ahora? -Subir todo lo que podamos y... -No, me refiero a qué barco vais a buscar después del Isabella. -No tendré que buscar otro barco, papá. Aquí hay más oro del que te puedas imaginar. -¿Y qué vas a hacer entonces? -No lo sé, pero no tendré que preocuparme por el dinero. -Los sueños valen más que cualquier tesoro, hijo. 135

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Cómo puedes decir eso? -Porque lo importante es buscar, no encontrar. Hablaba como Kayla. Kayla. -Papá, esta es una pregunta rara, pero... ¿tú crees en las sirenas? -Sería una pena no creer en ellas. -Pero es algo irreal. Su padre dejó escapar un suspiro. -¿Puedes imaginar algo más bonito que una sirena, hijo? -Gracias, papá. -Dale un beso a Madison de mi parte. Algo más bonito que una sirena. ¿Bonito? Era raro, absurdo, increíble. «La rarita» llamaban a Kayla en el colegio. El corazón de Ben se encogió de nuevo. El era peor que sus compañeros de clase. Porque él la amaba y le había hecho daño. La dejó sola cuando más lo necesitaba. Qué idiota era. Kayla se lo había dado todo. Encontró el Isabella, le salvó la vida a su hija, le dio un corazón para soñar... Y él no le había dado nada. Kayla era una sirena, ¿y qué? Que ese fuera el problema más grave de sus vidas. Pero quizá había llegado demasiado tarde, quizá ella no lo perdonaría. Kayla le había dicho que nunca era demasiado tarde para soñar. Y esperaba que tuviese razón.

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https://www.facebook.com/novelasgratis CAPITULO 12 APOYADA en la barandilla, Kayla miraba el mar. Aquel era su nuevo mundo. Pero aún no estaba preparada para abandonar el antiguo. -¿Te importa? Era Ben. -No, claro que no -contestó ella apretando la barandilla hasta que sus nudillos se volvieron blancos. -¿Cómo estás? -Bien, supongo. -Mucha información, ¿no? -Desde luego. Hablar así, como si no hubiera pasado nada, era raro. Podía ver a los delfines siguiendo el rastro del barco, el olor del mar le parecía maravilloso... -Kayla. -Ben -dijo ella al mismo tiempo-. Tú primero. -Siento lo que ha pasado esta tarde. Pero cuando te vi y vi tu cola... era tan increíble, tan irreal... Las sirenas son seres de cuento, de fantasía. No son... no eran reales. -¿Y ahora? -Estoy intentándolo. Yo soy un hombre práctico, realista. Para mí los sueños son... eran una pérdida de tiempo. Pero al verte comprobé que estaba equivocado. ¿Quién soy yo para decir lo que es real y lo que no? -La magia está en los sueños. -Mi padre dice algo parecido. He hablado con él hace un rato. Hoy me he dado cuenta de que es feliz persiguiendo sus sueños. Eso es más importante para él que hacerlos realidad... si lo hubiera enten137

https://www.facebook.com/novelasgratis dido antes, mi padre y yo podríamos haber encontrado el Izzy juntos. -Aún no es demasiado tarde. -Eso espero -dijo Ben tocando su brazo. Aquel pequeño gesto significaba un mundo. -¿De verdad? -Quiero creer, Kayla. En todo. En nosotros. -¿En nosotros? -No sé si podrás perdonarme por cómo te he tratado. La sinceridad que había en sus ojos le tocó el corazón. -Acepto las disculpas. -¿Me perdonas de verdad? -Te perdono. Siento no haberte dicho que soy una sirena, pero... la verdad es que lo descubrí el día antes de encontrar el Isabella. Y tenía miedo de perderte. Nada como descubrir que eres mitad humano mitad pez para hacer que alguien se sienta inseguro. -Kayla, si lo hubiera sabido... bueno, me habría asustado de todas formas, pero siento haberme portado como lo hice. -Yo vine en esta expedición porque quería encontrar respuestas, pero he encontrado algo más importante. A Madison y a ti. -Sé lo que sientes por Madison -sonrió Ben apretando su mano-. Le salvaste la vida. Nunca podré pagarte por eso. -No tienes que hacerlo. Te quiero, Ben. Eres más un pirata que un príncipe, pero... tú eres el hombre que quiero. -Kayla... -No tienes que decir nada. -Tengo que decir algo. Su mirada era prácticamente una caricia. Kayla reconocía la ternura en sus ojos. 138

https://www.facebook.com/novelasgratis -¿Qué? -Yo también te quiero. Tenía que venir una sirena para convertirme en un hombre mejor, un padre mejor. Me haces creer en los sueños, Kayla. Lo único malo es... -¿Qué? -Que Madison también quiere una cola -sonrió Ben. -Entonces, ¿deseas que me quede? -Deseo que te quedes, Kayla. -Ben... tengo que contarte tantas cosas... -Estoy enamorado de ti. Eso es lo único que necesito saber. -Pero si la gente se entera de que soy una sirena... Él la interrumpió con un beso. -Pase lo que pase, lo viviremos juntos. Madison, tú y yo. Queremos ser parte de tu mundo, amor mío. -Kai. La voz llegaba de popa. Era Loucan. -¿Sí? -Debemos irnos inmediatamente. Pero Kayla ya estaba en casa. No tenía que ir a ninguna parte. -Me quedo, Loucan. -Conmigo -dijo Ben. -Él y tú... -Voy a casarme con Kayla. ¿Algún problema? Bueno, no había pedido su mano de rodillas, pero ella no pensaba quejarse. Iba a casarse con un pirata, no con un poeta. -Podrías estar en peligro, Kai. -Yo cuidaré de ella. Estaría a salvo con Ben. A salvo y feliz. El Isabella separó a Luis y Ana, pero a ellos los había unido. 139

https://www.facebook.com/novelasgratis -No me pasará nada, Loucan. -Nos gustaría mucho que vinieras a la boda -dijo Ben entonces. -Gracias -murmuró Loucan con gesto decepcionado. -Haré lo que pueda por ayudarte. También yo quiero encontrar a mis hermanos -dijo Kayla entonces. -Gracias, Kai. -Y me gustaría mucho conocer Pacífica. Loucan asintió con la cabeza antes de alejarse. -¿Y si vamos a Pacífica de luna de miel? -preguntó Ben. -¿Y cómo vas tú a...? -Con mi sumergible. Además, no olvides que soy buceador -rio él buscando sus labios. El corazón de Kayla cantaba de alegría. Un canto de sirena. -¿Crees que podrás seguirme? -Pienso pasar el resto de mi vida intentándolo -susurró Ben.

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Melissa McClone - En Aguas Turbulentas

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