Patricia Thayer - En Busca de un Hogar

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En busca de un hogar Patricia Thayer

1º Mult. Historias de Larkville

En busca de un hogar (2013) Título Original: The Cowboy Comes Home (2012) Serie: 1º Mult. Historias de Larkville Editorial: Harlequin Ibérica Sello / Colección: Jazmín Miniserie 75 Género: Contemporáneo Protagonistas: Johnny Jameson y Jess Calhoun

Argumento: El hogar está donde se encuentra la persona que amas Jess Calhoun, joven madre soltera, había aprendido por las malas a no confiar en los hombres. Hacía mucho tiempo que el padre de su hijo los había abandonado, pero eso no había sido impedimento para que se fijara en el guapo y zalamero Johnny Jameson, que acababa de llegar al pueblo. Era un hombre tan salvaje e indómito como el semental al que tenía que adiestrar. La atracción entre ellos era abrasadora y Johnny se encontró preguntándose si finalmente podría echar raíces en Larkville, un lugar donde dos personas muy especiales se habían apoderado de su corazón.

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Capítulo 1 On the Road Again, de Willie Nelson, salía por las ventanillas de la camioneta de Johnny Jameson mientras conducía por el camino rural. Era enero en Texas, pero el frío aire le daba energía al saber que la temperatura subiría mucho en cuanto llegara la primavera. Hiciera el tiempo que hiciera, él siempre prefería estar al aire libre antes que metido en un lugar cerrado. Siempre le gustaba estar activo y moverse; nunca sentía la necesidad de quedarse en un mismo lugar durante demasiado tiempo. Últimamente había tenido suerte. Le surgían muchos trabajos y podía elegir lo que quería. Esa era la razón por la que se dirigía a Larkville. La descripción del empleo había despertado su curiosidad y, además, Clay Calhoun y sus caballos de raza cuarto de milla eran legendarios en Texas. Pero antes de hacerse demasiadas ilusiones con el trabajo y de prometerle nada al ranchero, quería valorar la situación. Eso, contando con que el trabajo siguiera en pie, ya que la oferta se la habían hecho unos meses antes. Un testarudo potro lo había entretenido demasiado tiempo, pero después de haber terminado de domarlo, el purasangre bien valía todo el dinero que había pagado por él el propietario. Cuando había llamado a Calhoun para que supiera que compromisos previos lo habían hecho demorarse, había terminado hablando con Holt, el hijo de Clay, que le había explicado que su padre estaba enfermo, pero le había asegurado que el trabajo estaría ahí cuando él llegara al rancho. Johnny le había dicho que lo esperara a principios de año. Y resultaba que ya era principios de año y que, por fin, había puesto rumbo al rancho C Doble Barra. Miró el tráiler que llevaba por el espejo retrovisor y vio a su precioso semental ruano de tres años, Risky Business. Su atención volvió a centrarse en el paisaje del sureste de Texas con sus onduladas colinas y prados que lucían el tono amarillo del invierno. Miró hacia un grupo de árboles desnudos junto al que había un abrevadero para el ganado. Además, había un visitante, un precioso semental negro. El animal se encabritaba, intentando liberarse de su correa que parecía estar enganchada con algo. Miró a su alrededor para ver si había alguien cerca. Pero no, ni un alma. Aparcó a un lado de la carretera y bajó. Después de ir a comprobar cómo estaba su caballo, se dirigió hacia el prado abierto para, con un poco de suerte, poder salvar al otro.

Jess sabía que iban a echarle la culpa. Ya que su hermano Holt había tenido que marcharse para encargarse de unos asuntos personales, su hermana Megan estaba en la facultad y su hermano Nate en el Ejército, ella era el único miembro de la familia que podía ocuparse de las emergencias que se producían en el C Doble Barra. Aunque no era la que se ocupaba

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https://www.facebook.com/novelasgratis de la regencia diaria del rancho, porque era Holt el que estaba al mando, sabía que encontrar a Night Storm tenía que ser la prioridad. El mayor problema era: ¿cómo encuentras y, sobre todo, cómo traes de vuelta a un astuto semental? Nadie, excepto Clay Calhoun, había sido capaz de manejar al valioso cuarto de milla. Pero ahora que su padre había muerto, la cuestión era qué hacer con Storm. El mayoral del rancho, Wes Brogan, había decidido dejar salir al animal hasta el pasto vallado, pero antes de que Wes pudiera trasladarlo hasta allí, Storm se había escapado. Cuando la habían llamado esa mañana a primera hora, inmediatamente había ido al establo, había ensillado a Goldie y había salido a buscar a Storm. Llevaba subida a un caballo desde que era un bebé, así que no le había supuesto ningún problema seguir el ritmo de los peones del rancho. Para cubrir más terreno, los mozos habían partido en distintas direcciones del vasto terreno de Calhoun y Jess había ido sola. El C Doble Barra llevaba generaciones en manos de la familia y su padre había trabajo muy duro para que siguiera con los Calhoun mucho tiempo más. El gran Clay había adorado a sus caballos, sobre todo a ese semental, pero desde que Storm había llegado al rancho había habido problemas. El valioso caballo había sufrido maltratos en el pasado. Con el tiempo, Storm había empezado a confiar en su padre, pero desde la muerte de Clay unos meses antes, el comportamiento del animal había empeorado y nadie había sido capaz de manejarlo. Suspiró; sentía el frío de enero contra sus mejillas. Aminoró la marcha de su caballo al llegar a la colina y, de pronto, vio un punto negro. Sacó los prismáticos y vio la esperada imagen. —¡Aleluya! —gritó al ver a Storm. Después volvió a mirar y vio a un hombre agarrando su correa. No lo reconoció como uno de sus peones, y entonces vio una camioneta y un tráiler junto a la carretera—. ¡Oh, no, ni lo sueñes! No vas a robar propiedad del C Doble Barra —arreó a su yegua y corrieron hacia allí.

Llevaba con el caballo unos treinta minutos y había hecho algún progreso. El animal seguía inquieto, pero al menos Johnny se había acercado lo suficiente para poder enganchar una soga alrededor de su cuello y lograr calmarlo. ¡Qué preciosidad era! Su reluciente y negro pelaje parecía estar bien cuidado, pensó mientras el impetuoso semental se movía formando un círculo. Tensó la cuerda sabiendo que necesitaría una pista para trabajar de verdad con él. El caballo se agitó más cuando oyó un jinete acercarse, pero Johnny no podía dejar de prestarle atención a la tarea que tenía entre manos. —¿Qué cree que está haciendo en la tierra de Calhoun? Se quedó sorprendido al oír la voz femenina.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Intentando ayudar a este caballo tan valioso —dijo girándose, no sin dificultad. Y entonces la vio. —No es su valioso caballo. Pertenece a mi padre. Se fijó en la bonita yegua y alzó la mirada hacia la alta belleza rubia sentada en su silla. Sus largas y esbeltas piernas abrazaban los flancos del animal y controlaba a su caballo como si hubiera nacido para cabalgar. —Entonces tal vez debería estar teniendo esta conversación con el señor Calhoun. —Pues eso va a ser un poco difícil, porque está muerto. Impactado por la noticia, pero sin dejar de prestarle atención al caballo, que ahora parecía más alterado, Johnny dijo: —Por favor, acepte mis condolencias, señorita… —Jess Calhoun. ¿Qué necesita que haga? —Si puede, lance otra cuerda sobre la cabeza del semental. —Storm. El nombre del caballo es Night Storm. Al cabo de varios intentos, Jess por fin dio en el blanco. Johnny vio como la señorita Calhoun echaba hacia atrás a su yegua y tensaba la cuerda. Eso ayudó a poner al animal bajo control. Más o menos. —Manténgala tensa. Y lo hizo. Pero ella también necesitaba darle respuestas a algunas preguntas. —No es que no agradezca su ayuda, pero no tengo ni la menor idea de quién es usted. —Johnny Jameson. Iba de camino a ver a Clay Calhoun. No sabía nada sobre su muerte —no estaba seguro de qué más decir—. Hablé con su padre en septiembre estando en Dallas, en una subasta de caballos. Me pidió que viniera a trabajar al rancho, pero yo tenía un trabajo que terminar primero y al final me llevó más tiempo del planeado —tiró de la cuerda. ¿Es que ese caballo no iba a cansarse nunca?—. Llamé a Clay de inmediato, pero hablé con su hermano Holt. Me aseguró que sería bienvenido cuando llegara. Pudo ver la triste emoción que se extendió por el rostro de la mujer. —¿Cuándo murió Clay? —En octubre. De neumonía. Esperó demasiado a ir a ver al médico —asintió hacia el agitado animal—. Storm es el caballo de mi padre. Nadie más ha podido manejarlo. El semental piafaba y resoplaba. Johnny tiró de la cuerda bajo la mirada de asombro de Jess. Ese alto y moreno forastero sabía muy bien cómo tratar a los caballos. ¿Sería criador?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿No querría comprar un semental por un precio muy bajo, verdad? Él sonrió. —No quiera librarse de él con tanta prisa. Como ha dicho, es un animal muy valioso. Y creo que es el caballo con el que su padre quería que trabajara. Johnny Jameson iba vestido con el típico uniforme de vaquero. Su sombrero Stetson de ala ancha ensombrecía su rostro, pero ella podía ver sus esculpidos pómulos y, cuando el hombre echó la cabeza hacia atrás, pudo captar también un atisbo del intenso gris de sus ojos. Sintió que un cosquilleo la recorría de arriba abajo. Pero no. No iba a enamorarse de otro vaquero. Sacó el móvil y llamó a Wes para darle su ubicación. —Pronto tendremos más ayuda. Estuvieron ocupados con el caballo hasta que, finalmente, el grupo de jinetes apareció sobre la colina. —No lo he hecho yo —le dijo a uno de los hombres, Will Hinkle, que agarró la cuerda—. El señor Jameson lo ha atrapado. Wes se giró hacia él. —Le estrecharía la mano, pero veo que está ocupado —se detuvo un instante—. ¿Has dicho Jameson? ¿Johnny Jameson? —Ese soy yo. Wes, de cuarenta y cinco años, sonrió. —Bueno, ¡por fin ha llegado a nuestra zona de Texas! —¿Que por fin ha llegado? —preguntó Jess. No le gustaba quedarse al margen. Wes sonrió. —El señor Jameson es uno de los mejores adiestradores de caballos. Recuerdo cuando Clay volvió de Dallas, estaba emocionado y deseando que Johnny viniera a trabajar con nosotros. Jameson dirigió esos impresionantes ojos grises hacia ella. —Su padre y yo hablamos mucho. Como le he dicho, fue él quien me contrató. La cuestión es, ¿aún tengo trabajo?

Uno de los peones del C Doble Barra condujo la camioneta de Johnny hasta el rancho y le entregó su caballo a Johnny para que él, personalmente, pudiera escoltar al semental de vuelta. Pasó casi una hora hasta que Night Storm estuvo de vuelta en su establo, un cubículo totalmente a la última.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny condujo al animal hasta dentro. El caballo estaba exhausto después de su aventura y Johnny esperaba que estuviera más calmado al día siguiente para poder trabajar con él. Eso, contando con que aún tuviera el empleo. ¿La preciosa señorita Calhoun haría caso omiso de la decisión de su padre y su hermano? Una vez hubo alimentado al caballo con su mezcla especial de legumbres y avena, Johnny salió del establo con Wes. —Hacía semanas que no veía a Storm tan calmado —afirmó. —¿Siempre está tan inquieto? —preguntó Johnny. Wes se mostró serio. —Casi siempre. Clay lo compró hace aproximadamente un año. Al principio era muy asustadizo y difícil de manejar y no sabíamos por qué, pero entonces vimos las marcas en sus patas traseras. Johnny no se había dado cuenta. Normalmente había una razón por la que un caballo se mostraba inquieto y asustadizo y los malos tratos solían ser un factor importante. —Clay era el único que sabía manejarlo, pero Storm seguía siendo impredecible. Ha empeorado desde que Clay murió y por eso esta mañana lo he dejado salir a pastar —se echó el sombrero atrás—. Y ya has visto en qué ha resultado la idea. ¿Crees que puedes ayudarlo? Le gustaban los desafíos y quería demostrarles a todos, especialmente al maltratador del caballo, que Storm podía cambiar. —Lo único que prometo es que lo intentaré. Claro está, siempre que la señorita Calhoun quiera que me encargue de su adiestramiento. —No es decisión mía —dijo la familiar voz de la mujer. Los dos se giraron hacia Jess. Johnny aún seguía impactado por su belleza. Era alta y esbelta, con unas kilométricas piernas enfundadas en unos ajustados vaqueros. Se apartó del hombro la trenza que recogía su melena y caminó hacia ellos. Bien. Quería verla más de cerca. La recorrió con la mirada y no quedó decepcionado con lo que vio. Su piel era perfecta y sus grandes ojos eran de un tono marrón dorado. Posó su atención en su boca y en esos carnosos labios y, de pronto, se le secó la garganta. «De acuerdo, más vale que te concentres en el trabajo». —No puedo agradecerle lo suficiente lo que ha hecho hoy, señor Jameson. Si tiene un acuerdo con mi hermano, por supuesto que tiene un trabajo aquí. —Teníamos un acuerdo hablado. Necesitaré un contrato por escrito donde queden plasmados mis honorarios y mi forma de adiestrar al caballo. Jess empezó a hablar, pero Wes dijo:

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Jess, ¿qué te parece si llamamos a Holt por teléfono? —se giró hacia Johnny para explicarle—: Holt está fuera por asuntos personales. No te importará esperar unos minutos mientras hablamos con él, ¿verdad? —No hay problema. Iré a ver a mi caballo. Jess vio al vaquero alejarse con ese contoneo que le resultaba tan familiar. Criada en un rancho, había conocido a muchos hombres como él. Guapo, zalamero y efímero en las relaciones. Era de los que acababan haciendo las maletas y marchándose cuando se cansaban. Se había sentido incómoda con el modo en que Johnny Jameson la miraba. Era una suerte que no tuviera ninguna responsabilidad en lo que respectaba al rancho, excepto cuando su hermano mayor se marchaba del pueblo y ella era la única que quedaba al mando. Wes se detuvo justo dentro del establo. —Jess, ¿vas a contratar a Johnny? Ella sacudió la cabeza, sabiendo que tenía poder de decisión cuando Holt estaba fuera. —Claro, pero me sentiría mejor hablando primero con Holt ya que tenemos que acordar el salario y los términos del contrato. Wes asintió, sacó su móvil y marcó el número de Holt. Una vez que el mayoral había terminado con sus preguntas, Jess le hizo otras cuantas a su hermano. Satisfecha, colgó y sonrió a Wes. —Me parece que ya tenemos un adiestrador para Storm. Salieron del establo. Acababa de ponerse de acuerdo con su hermano en pagarle al señor Jameson una cuantiosa cantidad. —Parece mucho para un adiestrador —comentó. Wes asintió. —Un adiestrador tan bueno como Johnny Jameson puede ponerse el precio que quiera —se detuvo—. Mira, Jess, no sé si sabes que el veterinario ha tenido que venir en varias ocasiones a medicar a Storm y que incluso el doctor Peters ha hablado sobre la posibilidad de sacrificarlo. Jess contuvo un grito ahogado. —¡Nosotros no haríamos eso! —Por supuesto que no. Es un animal muy valioso, pero también está fuera de control ahora mismo. No podemos montarlo ni cruzarlo cuando está así. —Pero Storm era el caballo de papá. —Y esa es la razón por la que Holt ha tolerado su comportamiento durante los últimos meses, pero alguien podría resultar herido. Jameson es nuestra gran esperanza. Contratarlo ha sido la decisión correcta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jess sabía, después de un solo encuentro, que ese hombre había provocado algo en ella. Y ese era el problema. Sentía la atracción. Malas noticias. Y, por si eso fuera poco, no podía olvidar su penoso historial con los hombres. Al menos no tendría que estar mucho por allí y su casa y su trabajo estaban en otra parte del rancho. Eso la hizo sentirse un poco más relajada… hasta que vio la escena que estaba desarrollándose en el cercado. No pudo hacer otra cosa que mirar mientras veía a Johnny levantando en brazos a su hijo de cuatro años y acercándolo a la valla. Se quedó paralizada al ver lo contento que estaba Brady con el nuevo adiestrador mientras su manita se acercaba a la frente del caballo ruano del hombre. Rápidamente, el pequeño apartó la mano y se rio nervioso. Jess no había vuelto a oír ese sonido desde antes de que el abuelo de Brady muriera. ¿A su hijo no le daban miedo los caballos? Recordó ese día en el que Brady apenas tenía dos años y había ido con su abuelo Clay al establo y un caballo se había escapado y casi lo había tirado al suelo. Desde entonces, su hijo había llorado cada vez que su abuelo había intentado llevarlo de nuevo al establo. Ahora, sin embargo, Brady estaba confiando en un extraño. —Bueno, parece que le cae bien a Brady —comentó Wes—. Ya sabes lo que dicen. —¿Lo que dicen sobre qué? —Si a los animales y a los niños les cae bien un hombre, hay que confiar en él. Brady Clayton Calhoun salió corriendo hacia ella. —Mamá, ¡lo he hecho! Lo he acariciado. —Ya lo veo. Miró al pequeño niño rubio. Sus grandes ojos marrones estaban llenos de orgullo. —No me ha dado miedo. Johnny ha dicho que Risky nunca me haría daño — una gran sonrisa atravesó su rostro—. Y no me ha hecho daño. —Has hecho un gran trabajo —lo abrazó—. Brady, ¿por qué no vas a casa? Seguro que Nancy ha terminado de cocinar esas galletitas. El niño salió corriendo, aunque se detuvo un instante. —¿Vienes, mamá? —Voy en un momento, hijo. Tengo que hablar de unas cosas con el señor Jameson —Johnny estaba acercándose a ellos. —¡Vale! —Brady se marchó corriendo. Jess se giró hacia Johnny. —No sé cómo ha conseguido que lo haga, pero le agradecería que lo consultara conmigo antes de presentarle a mi hijo a cualquiera de los animales. —Sí, señora. Usted es la jefa.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jess no estaba segura de cómo reaccionar ante Johnny Jameson. Nunca se le había dado bien flirtear con hombres. Sí, de acuerdo, quizá una vez, pero esa vez había terminado metiéndola en problemas. Definitivamente, no tenía ni idea de cómo interpretarlos ni juzgarlos. —No, señor Jameson, no lo soy —deseaba que Wes no la hubiera dejado a solas con él—. Holt sigue satisfecho por haberle contratado, pero hasta que vuelva, usted responderá ante el mayoral del rancho. Si ocurre algo que Wes cuestione, entonces lo hablaremos nosotros. —Entonces, ¿no le interesan lo más mínimo los progresos de Storm? —Por supuesto que sí, pero tengo otras cosas que ocupan mi tiempo. Los ojos grisáceos de Jameson se clavaron en ella removiéndola por dentro de un modo que no solo la sorprendió, sino que la asustó. Eran unas sensaciones que creía dormidas desde hacía demasiado tiempo. Durante casi los últimos cinco años su hijo y su trabajo habían llenado todos sus vacíos y ahora ese hombre estaba creando algo que no quería ni necesitaba. Se ajustó la cazadora para protegerse del frío. —Bueno, pues si no hay nada más, tengo que entrar en casa. —No hay nada más de lo que no pueda ocuparme yo. Siento haberle robado tanto tiempo —colocó dos dedos contra el ala de su sombrero a modo de saludo—. Buenas tardes, señorita Calhoun. —Señor Jameson. —¿Por qué no me llama «Johnny» simplemente? A menos que no le guste tener una relación tan familiar con sus trabajadores. Ella se negó a reaccionar. —Tengo una relación bastante familiar con muchos de los hombres que trabajan en el C Doble Barra. Los conozco de toda la vida, pero a usted no le conozco. Él sonrió. —Todavía. Jess asintió y se giró hacia la casa intentando caminar con paso lento y relajado a pesar de que Johnny Jameson había logrado inquietarla. Y eso no podía permitirlo. Ya había aprendido que confiar en un hombre la conducía al dolor. «No, señor Vaquero Guapo, no pienso volver a enamorarme de alguien como usted».

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Capítulo 2 Una hora después, Jess estaba en la cocina del rancho mirando hacia el cercado y viendo cómo el nuevo adiestrador llevaba sus cosas al apartamento situado sobre la cuadra. Johnny Jameson estaba instalándose. ¿Durante cuánto tiempo? ¿Trabajaría solo con Storm o Holt le pediría que se quedara más? Decidió no pensar en esas preguntas. ¿Qué importaba? Una vez su hermano volviera a casa, se ocuparía del rancho de nuevo y ella volvería a concentrarse en su trabajo, que durante las últimas semanas había desatendido. Incluso meses después de la muerte de su padre, la familia seguía intentando adaptarse a los cambios que había supuesto su fallecimiento. Ahora Holt estaba fuera cuidando de un amigo enfermo en estado terminal, Megan estaba estudiando en el este y Nate se encontraba en el Ejército. Suspiró. Era ella la que tenía que ocuparse de los problemas del rancho y uno de esos problemas había sido contratar al adiestrador de caballos. En fin… Tendría que esperar a ver cómo salía todo. Se giró y vio a su hijo merendando en la gran mesa de roble. Una repentina tristeza la consumió. Su padre solía entrar en casa a esa hora del día y sentarse con su nieto a tomar un vaso de leche con galletas. Aún podía oír las risitas de Brady y las carcajadas de su padre retumbando por la casa. La muerte de Clay Calhoun había sido muy dura para todos ellos, pero sobre todo para su hijo. Los dos habían estado muy unidos y lo único que los había separado habían sido los caballos. Su padre siempre había pensado que el niño acabaría superando sus miedos, pero nunca lo presionó. Por eso a ella le había sorprendido tanto que el niño hubiera ido al cercado ese día. Aún seguía preocupada por su hijo. No era un niño extrovertido por naturaleza y, estando a punto de cumplir los cinco años, necesitaba interactuar con otros niños. Por eso tres mañanas a la semana, Brady había estado yendo a preescolar mientras ella se ocupaba de su tienda, La pastelería de Jess, en la que ofrecía mermeladas caseras que llevaban el nombre de su madre: Las confituras de Sandra. —Mamá, ¿va a quedarse Johnny mucho tiempo? —le preguntó el pequeño. —No estoy segura, cielo. Va a trabajar con el caballo del abuelo. El niño dio un trago de leche. —¿Porque Storm está triste porque el abuelito se ha ido al cielo? Ella sonrió. —Sí, Storm también está triste. ¿Era esa la razón por la que no le gustaba que Johnny, un extraño, hubiera llegado allí? ¿Porque él podía manejar al caballo de su padre con esa facilidad cuando ninguno de ellos había podido? ¿O porque su hijo confiaba en él?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Espero que pueda hacer que Storm esté contento otra vez —dijo Brady. —Yo también, hijo —se giró y miró hacia la casa que había sobre el establo—. Con lo que estamos pagándole, más le vale —murmuró. Jess odiaba esa situación. Desde la muerte de su padre, Holt se había ocupado del rancho como si hubiera nacido para ello. Lo había hecho, pero ahora no estaba ahí y podía seguir fuera mucho tiempo. Antes ella siempre había acudido a su padre en busca de respuestas y ahora él ya no estaba a su lado. Sintió el ardor de las lágrimas y su mente volvió seis años atrás, cuando les había contado a sus padres que estaba embarazada y que iba a ser madre soltera. Aunque su madre no había ocultado su decepción, su padre la había rodeado con sus fuertes brazos y le había dicho que todo iría bien. Y se aseguró de ello. En cuanto nació su hijo, Clay le puso el apellido Calhoun y, con el paso de los años, había sido su padre el que le había enseñado a ella la importancia de la tierra y de la familia. Se giró hacia su hijo. —Brady, ¿por qué has ido hoy al cercado? El niño se encogió de hombros y se concentró en su galleta de chocolate. —No sé. —Creía que ya habíamos hablado de esto. Hasta que seas mayor, tienes que ir con un adulto cuando quieras acercarte a los animales. Por favor, haz caso de las reglas. Son por tu seguridad. Él la miró. —He salido a buscarte. Tenía miedo de que Storm te hiciera daño —vio miedo en la mirada de su hijo. Se acercó a la mesa y se arrodilló. —Cielo, yo no me acercaría a un caballo nervioso sola. Y, además, Wes estaba conmigo. —Y también Johnny. El abuelito dijo que podía hacer milagros. —Brady, ya hemos hablado de esto. El abuelito se fue. —Lo sé. Está enterrado en la colina con la abuela Sandy. Pero el abuelito lo dijo antes, cuando estaba malito en la cama. ¿Te acuerdas cuando yo iba a su habitación y le contaba historias? A veces me hablaba del rancho. Ella no pudo ocultar una sonrisa. Eso era muy típico de su padre. —Creo que será mejor que hables de ello con Holt, hijo. —El abuelito también le dijo al tío Holt que tenía que enseñarme porque tengo que saber cómo dirigir el rancho cuando sea mayor y sea el jefe. Y entonces el abuelito le dijo al tío Holt lo de Johnny —arrugó su pecosa nariz—. Mamá, ¿sabías que habla con los caballos? —¿Quién? ¿El abuelito?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No, Johnny. Y por eso el abuelito quería que viniera aquí —los ojos del pequeño se llenaron de lágrimas—. Por eso tenía que ir a ver a Johnny, para contarle cosas sobre Storm. —De acuerdo —respondió Jess asombrada antes de abrazarlo—. Pero la próxima vez, díselo a un adulto antes de ir al cercado. No es seguro estar cerca de Storm. —Lo sé, pero ahora Johnny va a hacer que sea un caballo bueno. —Eso es lo que queremos todos, hijo, y espero que sea así, pero no esperes milagros. —Pero sí que hay milagros, mamá. En la escuela dominical hablan de eso todo el tiempo. Estaba segura de que saldría perdiendo en esa discusión. —Vale, ya veremos qué pasa. —Entonces, ¿puedo ver a Johnny mientras trabaja con Storm? Ella negó con la cabeza. —Ahora mismo es demasiado peligroso. —¿Y si a Johnny le parece bien, puedo hacerlo? No sabía qué hacer. Brady le había tenido pavor a acercarse a los establos y ahora quería estar cerca del caballo más cascarrabias que habían visto nunca. —De acuerdo, cuando vuelva a ver a Johnny, hablaremos de ello. —¡Esta noche! —respondió el niño con tono alegre. —¿Esta noche? —Le he pedido que venga a cenar y ha dicho que sí. Genial. Era lo último que necesitaba en ese instante, volver a ver a Johnny tan pronto. Sin embargo, asintió con la cabeza y el niño bajó de la mesa y salió corriendo. En ese momento, Nancy entró para recoger la mesa. —Esto sí que es nuevo, el niño acercándose a un caballo. Jess miró a la ama de llaves y asintió. —Yo también estoy impresionada. —Estoy deseando echarle el ojo a ese tal Johnny Jameson. Nancy Griffith, de cuarenta y tantos años, era una mujer robusta con el pelo castaño claro recogido en una coleta, unos bonitos ojos color avellana y una sonrisa tan cálida como su carácter. Desde que la madre de Jess había muerto unos años atrás, se habían hecho grandes amigas. —Bueno, pues puedes ir al establo, si quieres. La mujer sonrió.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Esperaré a la cena. Jess pensó en el hombre; conocía a los de su clase, era de los que atraían a las mujeres y a los que, probablemente, no rechazaban muchas. Aunque, bueno, ella no se iba a dejar influir por él. —Nancy, ¿te importaría cuidar de Brady un momento? —Claro que no. —Bien, voy a ir unas horas a la pastelería. Tengo que ocuparme también de mi negocio —y antes que eso, tenía que mostrar un poco de la hospitalidad tejana.

Johnny terminó de subir sus cosas al apartamento compuesto por una sala de estar, una pequeña cocina, una habitación con una cama de matrimonio y una cómoda y un baño diminuto, sin bañera, pero con ducha. Suficiente para él. Se dejó caer en el desgastado sofá de piel. Ese sería su hogar durante… al menos unas semanas. No mucho más que eso. Siempre se había trasladado cuando su estado de ánimo se lo había indicado; nunca había querido atarse demasiado a un mismo lugar, sobre todo si sentía que no encajaba en él. Y eso sucedía la mayor parte de las veces. Aun así, ese rancho estaba equipado con lo último. Tenía grandes cuadras y un establo bien ventilado. Clay Calhoun se había tomado muy en serio sus caballos. Se hundió más todavía en los cojines. Durante los últimos años había ganado mucho dinero gracias a sus habilidades como adiestrador y había invertido parte de ello en ganado y otra parte en caballos. Risky Business había sido su último descubrimiento. El anterior propietario consideraba que el joven semental era indomable y peligroso, pero después de mucha paciencia y entrenamiento, Risky se había convertido en un caballo genial e incluso había conseguido cruzarlo. Pensó en la dulce yegua sobre la que había visto a Jess Calhoun ese día. Los dos tendrían unos potrillos bien bonitos. De ahí, sus pensamientos derivaron en la señorita Calhoun. Era una mujer muy guapa y no parecía la típica hija de un ranchero rico. Había salido a cabalgar un frío día de enero para encontrar al caballo de su padre al igual que los mozos que tenía contratados. Llevaba el apellido Calhoun y tenía un hijo, lo cual significaba que, o bien estaba divorciada o que jamás se había casado. Fuera como fuera, tenía que mantenerse alejado de ella. Una mujer con un niño no era algo bueno para él, nunca había encajado en ese molde. Echó la vista atrás, hacia aquellos dolorosos años en los que había vivido con su madre y ese novio loco que tenía un puño que parecía moverse por libre. No, no le iban los rollos familiares ni el compromiso. Había oído la palabra «amor» lo suficiente como para saber que para él carecía de sentido. En su caso, esa palabra solo

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https://www.facebook.com/novelasgratis había estado relacionada con recuerdos dolorosos. Junto al amor iba la confianza, y era difícil confiar en alguien cuando estaban dándote una paliza tras otra. Pero, ¡qué demonios! Jess Calhoun resultaba lo suficientemente tentadora como para hacerle olvidar tanto dolor. Alguien llamó a la puerta. —Adelante. La puerta se abrió y Jess asomó la cabeza. —Vengo a traerle unas sábanas y algunas toallas. Como no sabíamos que vendría, no tiene la cama hecha. Cuando la miró, él no pensó precisamente en hacer una cama. Se levantó. —No pasa nada. La verdad es que he llegado sin avisar. —No hay problema. Y además, Storm necesita ayuda —miró a su alrededor nerviosa—. Espero que el alojamiento sea de su agrado. ¡Si hubiera visto algunos de los lugares donde había vivido! —No me esperaba nada más que una cama en una habitación compartida con los demás trabajadores. Esto es genial. Agarró las sábanas y, cuando sus manos se rozaron, notó que ella se sobresaltaba. —Bueno, queremos que esté cómodo. —Y lo estoy, gracias —se detuvo y se apresuró a decir—: De nuevo, quiero disculparme por haber dejado que Brady acariciara a Risky. Confío en mi caballo, así que en ningún momento he pensado que pudiera hacerle daño al niño. Ella asintió. —Sé que soy demasiado protectora. No estoy acostumbrada a que Brady se relacione con extraños y, menos, que se acerque a los caballos. No pudo evitar sentirse intrigado por la situación de esa mujer. —¿Qué hay del padre de Brady? Ella desvió la mirada. —No forma parte de su vida. Johnny sintió que se le encogía el pecho. Sabía lo que era no tener padre. —Lo siento. Ella suspiró. —Hay cosas que son para mejor. Esa era una de las razones por las que mi padre y Brady estaban tan unidos. Todos hemos sufrido mucho desde su muerte. —Lo entiendo. Le prometo que no volveré a hacer nada que pueda perjudicar a Brady. Solo quiero ayudar a Storm.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Bien. Debería irme y dejar que se instale. Se dirigía a la puerta cuando Wes apareció. —Parece que llego un poco tarde para unirme al comité de bienvenida. Jess asintió. —Ya me marcho, así que puedes continuar tú por mí. Y se fue. —Acabo de hablar otra vez con Holt —dijo el mayoral—. Me ha dicho que me asegure de que te sientes como en casa, así que si necesitas algo, lo que sea, dímelo. —Todo está muy bien. Wes sonrió. —Queremos asegurarnos de que te quedarás un tiempo con nosotros. —No prometo nada. Accedí a trabajar con Storm, pero después de eso, ya veremos. —Me parece bien —Wes abrió la puerta para marcharse—. La cena es a las seis. Luego nos vemos. —Mira, Wes, no tengo por qué ir. Sé que el niño me ha invitado, pero… —Y seguro que Brady tendrá un millón de preguntas que hacerte —se detuvo— . Como has podido ver, el niño le tiene pavor a los caballos sobre todo por un incidente con un caballo asustado cuando era pequeño. Está deseando hablar contigo en la cena y, si el chico está interesándose por cómo adiestras a Storm, lo veo como una buena señal. Finalmente, Johnny asintió. Estaba de acuerdo, siempre que el niño no se esperara más que unas pocas respuestas sobre caballos. —Supongo que puedo responder a todas las preguntas que me haga. Una sonrisa surcó el rostro de Wes. —Te sugiero que te quedes lo suficiente como para probar el postre de Jess. Es su especialidad. La imagen que se formó de repente en la cabeza de Johnny evocó mucho más que confecciones pasteleras. —Entonces, supongo que debería quedarme y probarlo.

Johnny observó la gran casa que debía de haberse construido unos cien años antes. Le habían hecho varios añadidos a la estructura, incluida la gran cocina recientemente remodelada con los equipamientos más modernos. Tenía un enorme horno doble y ocho fuegos, y la nevera era de tamaño industrial.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Más tarde se enteró de que Sandra, la difunta madre de Jess, y ella habían empezado a elaborar sus propias gelatinas y confituras ahí mismo hasta que Jess había reformado la cocina para agrandarla. Después de la muerte de su madre por un infarto al corazón sufrido tres años antes, Jess había abierto una tienda en otra zona del rancho. Así que la señorita Calhoun se ganaba el pan trabajando. El grupo se sentó delante de la chimenea ante una larga mesa de madera que parecía llevar allí años. Wes explicó que a Clay siempre le había gustado comer en la cocina. Aunque los Calhoun eran extremadamente ricos, no era algo que se notara por su forma de actuar o de tratar a los demás. Eran gente bastante sencilla y humilde. La comida fue un asado con patatas y zanahorias. Su favorito. Y las galletas eran deliciosas. —¿Qué les susurras a los caballos? —le preguntó Brady—. ¿Palabras mágicas? —No, no es magia. Solo quiero que el caballo se acostumbre a mi voz para no asustarlo. Cada animal es diferente —miró a Jess—. A veces, si es una potra, le hablo con más dulzura. A todas las mujeres les gusta eso. El niño soltó una risita. —A mi mamá también le gusta que me ponga dulce. Jess sonrió a su hijo y Brady se giró hacia él. —¿Puedo ver cómo adiestras a Storm? Mamá dice que tengo que pedir permiso. Johnny volvió a mirar a Jess; no estaba seguro de qué opinaría ella. —¿Por qué no me das un poco de tiempo con él y después ya veremos? Los caballos pueden ser impredecibles. El niño frunció el ceño. —No sé lo que significa esa palabra. —Significa que no sabemos cómo actuará Storm. Echa de menos a tu abuelo. Y, por lo que he oído, eran buenos amigos. Voy a intentar ayudarlo para que confíe en la gente. —¿Crees que algún día podré acariciarlo como a Risky? —Eso espero. Cuando Nancy se levantó y empezó a recoger la mesa, inmediatamente Wes se levantó y la ayudó. Johnny sonrió cuando los dos se acurrucaron junto a la pila y hablaron en bajo. El niño se acercó a Johnny y, tapándose la boca con su pequeña mano, le dijo: —Wes se ha puesto dulce con Nancy. —¡Brady! —le reprendió su madre—. No deberías cuchichear en la mesa. Es de mala educación.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Lo siento, mamá. Ella asintió y miró el reloj. —Creo que es hora de que nos vayamos a casa, así que ve a recoger tus cosas. Mañana tienes colegio. El niño abrió la boca y la cerró. Se giró entonces hacia Johnny. —El abuelito Clay decía que un caballero nunca le replica a una dama. —Tu abuelo era un hombre muy listo. —El más listo de todo el mundo —el niño se levantó de la mesa y salió de la habitación. La cocina se quedó en silencio a excepción de los suaves susurros que procedían del otro lado. —Yo también debería irme —le dijo a Jess. Se quedó muy sorprendido cuando ella alargó la mano sobre la mesa y le tocó el brazo para detenerlo. Sintió la calidez de su delicada mano a través de la camisa. —Por favor, no se marche —rápidamente, apartó la mano—. Quiero decir, termínese el café, señor Jameson, y tome algo de postre. Es tarta de manzana. Él miró esos ojos marrón claro. —Lo haré si deja de llamarme señor. Mejor llámeme Johnny. —Johnny —repitió—. Y yo soy Jess. —¿Diminutivo de Jessica? Cuando ella asintió, añadió: —Creo que Jess te pega más. —No sé si debería preguntar qué quieres decir con eso. —Diría que eres una persona íntegra y digna de confianza. Rápidamente, ella cambió de tema. —¿Y qué me dices de ti, Johnny Jameson? ¿Tienes algún lugar al que puedas llamar «hogar»? Odiaba que las conversaciones se centraran en él, pero era mejor que Jess lo conociera bien desde el principio. Que no hubiera sorpresas. —No. Viajo demasiado por mi trabajo como para pagar una casa que estaría meses vacía. Como puedes ver, mi tráiler es lo suficientemente grande —sonrió—. Y hace bien las funciones de dormitorio y de casi todo lo que necesito. —¿No te sientes solo? Había estado solo toda su vida. Dio un sorbo de café. —Estoy solo desde que era niño. Me gusta moverme de un lado para otro — necesitaba que dejaran de hablar de él—. Pero ya basta de hablar de mí —se inclinó

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https://www.facebook.com/novelasgratis hacia delante y bajó la voz—. Preferiría hablar sobre una bonita mujer con una sonrisa que podría petrificar a un hombre. Ella se sonrojó y miró a otro lado. —¿Demasiada información? —Tal vez un poco inapropiada. Ni siquiera nos conocemos. Él empezó a hablar cuando oyó una voz familiar preguntar: —Mamá, ¿qué significa impro… impro…? Sonriendo, Johnny se levantó. —Significa que no me he portado bien. Despeinó el pelo del niño cariñosamente y fue hacia la puerta trasera. Descolgó su sombrero del perchero y miró a la mujer que, según sospechaba, lo mantendría toda la noche despierto. —Buenas noches, Jess. Brady —se giró y salió al frío, aunque eso no apagó el fuego que sentía en su interior.

A la mañana siguiente, Jess había logrado que Brady se vistiera y saliera de casa a tiempo. Tenía que abrir la tienda. Su encargada y mano derecha, Molly Dayton, normalmente llegaba pronto los días que Brady tenía preescolar para empezar a hornear los pedidos. Con diez minutos de sobra, le dio un beso a su hijo al dejarlo en el colegio, subió a su pequeño todoterreno plateado y condujo algo más de tres kilómetros hacia el oeste en dirección al rancho; en dirección a la vasta sección de tierra que pertenecía a los Calhoun y que se extendía a lo largo de la autopista y que albergaba la pastelería de Jess. Encima de la tienda tenía un apartamento de dos habitaciones al que Brady y ella llamaban «hogar». Aunque la pastelería había sido un sueño suyo, no lo habría logrado de no ser por su padre, que la había convencido para que persiguiera lo que quería en la vida. Cuando había agrandado la cocina del rancho para almacenar las confituras de frutas y el negocio de envíos a domicilio de las gelatinas y mermeladas de Sandra despegó, él le había prestado el dinero para abrir una pastelería con un pequeño almacén detrás. Jess lo había convencido para que añadiera un apartamento de dos habitaciones encima de modo que Brady y ella tuvieran su propia casa y, aunque Clay se había quejado de que vivieran tan lejos de la casa principal, entendió que su hija tenía que estar cerca de la tienda. Ahora mismo no tenía tanta afluencia de clientes como le gustaría y la mayoría de sus ventas provenían de Internet, pero esperaba poder cambiar eso. No quería vivir encima de la pastelería eternamente y por ello tenía más planes para expandir, no solo el negocio, sino también su casa.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Aparcó a un lado del edificio y entró por la puerta principal. El familiar aroma a pan y tartas horneándose la invadió al meterse detrás del largo mostrador e ir hacia la caja registradora. Sacó los billetes y monedas de su monedero y los añadió. Después de quitarse el abrigo, se acercó a la alta vitrina de cristal cargada de los dulces, tartas y pasteles recién hechos para los clientes del día. Todo el local estaba lleno de sus productos y de las confituras de Sandra. Durante los meses de invierno, no esperaba mucha afluencia de clientes, pero sí que estaban ocupadas atendiendo pedidos que les hacían desde el pueblo. Oyó una voz familiar desde la parte trasera y, al levantar la mirada, se encontró a su mejor amiga cargando con una bandeja de pasteles. —Hola, Mol. —Buenos días, Jess. Molly Dayton había vivido en Larkville toda su vida y durante todo ese tiempo había sido amiga de Jess. Se había mudado a Houston para estudiar en la universidad y, unos años atrás, cuando sus padres habían perdido su rancho, había vuelto a casa para ayudarlos. Ahora, su padre, Ben, se ocupaba de gestionar los envíos de todos los productos de la pastelería y su madre, Carol, era su mejor repostera. Todos, sus diez, empleados eran los mejores. —¿Ha repartido Jerry el pedido de la cafetería? —preguntó Jess. —Sí, y también la tarta de cumpleaños de la señora Fielder —dejó la bandeja sobre el mostrador. Estaba cargada de dos tartas de zanahoria y tres tartas holandesas dobles de chocolate. Jess sonrió. —Parece que tu madre ha estado ocupada. La pequeña chica morena sonrió. —Ey, ten cuidado, o se hará con el negocio. Jess adoraba a Carol Dayton. Había ido a ayudarla con su negocio cuando estaba expandiéndose y ahora Jess no sabía qué haría sin ella. —¿Cómo va todo lo demás? Molly se cruzó de brazos. —Tú me dirás, amiga. —¿Qué ha pasado? —Un tío guapo se presenta en tu rancho y tengo que enterarme en el pueblo.

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Capítulo 3 Jess debería haberse dado cuenta de cómo volaban las noticias en Larkville. Con una población de menos de dos mil habitantes, todo el mundo conocía a todo el mundo y que un forastero apareciera por allí siempre era una gran noticia. —Supongo que estás hablando de Johnny Jameson. —¿Es que hay otro vaquero guapo en Larkville? —No es que me haya estado fijando, pero diría que hay varios, sobre todo estando cerca el rodeo de principios de primavera. Molly abrió la vitrina y colocó dos tartas en una balda. Se detuvo y miró a Jess. —Es una pena que tengas un punto de vista tan cínico con los hombres. Podría ser divertido pelearme contigo por él. —No estamos en el instituto. Si te interesa Johnny, adelante. Molly asintió. —De acuerdo. Tengo curiosidad por saber cómo es. Podrías invitarme al rancho a cenar y que también fuera ese tal Johnny Jameson. Jess no quería pasar con ese hombre más tiempo del necesario. —¿No parecería demasiado obvio? —Tal vez, pero no hay muchos hombres solteros por aquí entre los que elegir. Los buenos parecen estar todos casados o son mozos de rancho y viajan mucho. El último tipo con el que salí parecía tenerle más lealtad a su caballo que a mí y después se largó. Estoy buscando a un hombre que se quede en el mismo lugar. «¿No estamos buscándolo todas?», se preguntó Jess. —Bueno, pues no busques estabilidad en Johnny. Tiene su camioneta, su tráiler y su fiel caballo. Parece que su lema en la vida es «un adiestrador de caballos siempre está viajando». Molly se encogió de hombros. —A lo mejor todavía no ha conocido a la mujer adecuada. Jess odiaría ver que volvían a hacerle daño a su amiga. Una de las razones por las que Molly había vuelto a Larkville había sido por un hombre no dado a los compromisos y Jess conocía muy bien a los de esa clase. —Mol, ten cuidado. Su amiga la miró fijamente. —Y tú no tengas tanto, Jess. Al menos yo intento encontrar el amor. Es mejor que lo que tú haces, huir de la vida. Miró a su alrededor.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿A esto lo llamas huir? Además, estoy un poco ocupada con un hijo y un negocio. Molly la miró con incredulidad. —No tienes ni idea de cómo te miran los hombres. Cualquier hombre del pueblo se tragaría la lengua de la impresión si le mostraras algo de interés. Jess conocía a algunos. —La mayoría son demasiado mayores, y a otros solos les gusta el hecho de que sea la hija de Clay Calhoun —además, tenía que pensar en Brady—. Nunca sé si el interés que muestran es por mí o por la fortuna Calhoun. —Entonces, vete a algún lugar donde nadie conozca a Clay Calhoun. Jess sonrió. —Supongo que tendría que marcharme de Texas, ¿no? Molly se rio. —De acuerdo, te entiendo —su amiga volvió a ponerse seria—. Sé que Chad te la jugó buena, es más rastrero que una serpiente por haberte abandonado embarazada, pero Jess, no puedes renunciar a encontrar a un gran tipo. Jess se tensó. Ya había oído esa historia antes y siempre había podido ignorarla cuando Brady tenía al abuelito Clay para cuidar de él, pero ahora el hombre de sus vidas se había ido. —¿Por qué tienes la necesidad de darme la misma charla cada seis meses? —Porque odio ver cómo te encierras en ti misma. No todos los hombres son como tu ex. —Chad nunca me hizo ninguna promesa. —Bueno, pues deberías esperar promesas y muchas cosas más. La campanilla del timbre sonó en la puerta. ¡Gracias a Dios! Un cliente. Mandó a Molly a la cocina y salió a vender sus productos. Tenía a su trabajo y a su hijo. Con eso le bastaba. ¿Pero le bastaba con eso a Brady?

Johnny había pasado su primera mañana levantando un cercado junto con un par de mozos y, una vez estuvo terminado, trabajó con Storm alrededor de una hora. Era la segunda vez que estaban juntos y tenían que acostumbrarse el uno al otro. El semental se mostraba muy receloso; las orejas hacia atrás, la posición de su pata trasera cada vez que Johnny se acercaba… El lenguaje corporal de Storm lo decía todo: mantente alejado. Eran similares a las señales que Jess Calhoun le había lanzado. Ignoró esa interrupción mental y volvió a centrarse en el caballo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Después de haber terminado con Storm, llevó al animal de vuelta al establo y condujo hasta Larkville. Necesitaba un descanso y comprar algo de comida. Pero sobre todo, lo que más quería era echar un vistazo por ahí. Nunca había estado en esa parte del este de Texas y no le sorprendió ver lo pequeño que era el pueblo. Después de todo, era una comunidad ranchera. La historia contaba que el pueblo lo había fundado el ganadero William Scout Calhoun, que se había instalado en el condado de Hayes en el siglo XIX. Johnny lo leyó en una placa en el Parque de Washington situado justo antes de llegar al centro del pueblo. Parecía que las siguientes generaciones de Calhoun habían continuado con la tradición y habían hecho fortuna con el ganado. Se detuvo en la única gasolinera del pueblo, la estación de servicio de Gus. Bajaba de la camioneta para llenar el depósito cuando un hombre mayor que él salió del pequeño edificio esbozando una amplia sonrisa. —¿Qué tal? —Hola —respondió Johnny. El hombre parecía tener unos sesenta años y caminaba perezosamente. Su rostro estaba curtido y un desgastado sombrero de paja le cubría su fino cabello gris. —¿Lo lleno? —Claro. —¿Vas a quedarte un tiempo en el pueblo? —Depende de lo rápido que haga mi trabajo. —He oído que eres ese adiestrador de caballos tan bueno que contrató Clay. Solo habían pasado veinticuatro horas desde su llegada y la noticia ya se había extendido. —Pues supongo que ha oído bien. Soy adiestrador de caballos y Clay Calhoun me contrató. El hombre asintió y extendió la mano. —Gus Everett. —Johnny Jameson. —Encantado de conocerte, Johnny. Si yo hubiera sido Clay, me habría librado de ese caballo hace mucho tiempo, pero Clay no era así. Adoraba a ese diablo negro —sacudió la cabeza y Johnny pudo ver tristeza en su mirada—. ¡Maldita sea, cuánto echo de menos a ese viejo! Era el mejor amigo que un hombre podía tener. —He oído mucho eso. —Tómatelo como si fuera palabra del evangelio, hijo. Gus también le contó la historia de los Calhoun. La familia fundadora había hecho una fortuna criando ganado y caballos, pero también con el petróleo. Hicieron buenas inversiones que les cubrieron las espaldas en las épocas de sequía y de bajos precios de la carne.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Cuando, por fin, pudo marcharse de la gasolinera, condujo hasta una tienda de comestibles llamada Smart Mart a comprar pan, leche y algo de fiambre para los sándwiches. Recorrió los cuatro pasillos empujando su carrito y, al doblar una esquina, se topó con una agradable sorpresa. «Bueno, bueno, así que Jess Calhoun también hace la compra». No pudo evitar mirar. La mujer era preciosa. Llevaba el pelo recogido en su típica trenza, la cual dejaba ver su delicada estructura ósea y su perfecta piel. Sus ojos le habían llamado su atención el día antes y, aunque ahora ella estaba mirando a otro lado, había memorizado el color. Pensó en un whisky envejecido. Ella se agachó y él arrastró la mirada hasta los holgados pantalones oscuros que cubrían sus esbeltas caderas y piernas. Oh, sí, alguien como Jess podía calentarte la sangre en una fría mañana. —Perdona, ¿sabes dónde está la mostaza? Ella se dio la vuelta. —¡Oh, Johnny! —dijo con la voz entrecortada, y ese sonido le hizo imaginar todo tipo de situaciones. —Lo siento, no pretendía asustarte. —No me has asustado, es que no esperaba verte aquí. —Los hombres también tienen que comprar. —Claro —ella miró su carro—. ¿Estás instalándote? —Sí, ya tengo lo que necesito. Jess esbozó una sonrisa. —Bien. ¿Qué tal está Storm hoy? —Tan testarudo como siempre. En esa ocasión la sonrisa de ella fue sincera. —Lo siento. No va a ser fácil de adiestrar. Vas a estar muy ocupado. —Para eso me pagas. Yo hago los trabajos difíciles. Jess no sabía por qué no dejaba de hacerle preguntas. Lo último que necesitaba era entablar una relación estrecha con otro vaquero errante. Cuando lo miró a los ojos, fue como si estuviera hechizada. Y eso no era nada bueno. Empezó a empujar el carrito hacia una de las dos cajas. Pasó por una y Johnny por la otra y, al final, terminaron saliendo juntos de la tienda. Jess saludó a gente con la que se cruzaban por la calle y, cuando miraban boquiabiertos a Johnny, se lo presentaba rápidamente. —Es un pueblo muy cordial —dijo Johnny. Ella asintió mientras caminaban hacia el aparcamiento que era el mismo que utilizaban todos los establecimientos del centro.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Larkville es pequeño, pero tenemos todo lo que necesitamos. Ahí está la farmacia y la tienda de fotos de Hal. Puedes adquirir una receta mientras te revelan las fotos. —Muy práctico. —Y ahí está nuestro ayuntamiento —señaló un edificio de piedra de dos pisos—. Nuestra alcaldesa es Johanna Hollis, salió elegida el año pasado. Ha costado mucho poner a una mujer en la alcaldía. Un poco más abajo está el comercial Lone Star. Si necesitas unos vaqueros o una silla de montar, ahí es donde tienes que ir. Johnny miró la calle de dos carriles como si estuviera buscando algo. —¿Hay algún sitio bueno para comer? —La cafetería Gracie May’s. Hacen el mejor café de por aquí. —¿Qué tal el almuerzo? —La comida también es buena. Johnny sonrió y ella sintió un cosquilleo en el estómago. —Lo que quería decir, Jess, es si te gustaría almorzar conmigo. —Oh, no puedo —sacudió la cabeza rápidamente mientras intentaba pensar en una excusa—. Tengo que recoger a Brady del colegio. —Pues que venga también. Quiero daros las gracias por la cena de anoche. —No es necesario. De verdad. Le lanzó una pícara sonrisa. —No me puedo creer que vayas a dejar que coma solo. Jess sabía que ese hombre no necesitaba su compasión. Cualquier mujer estaría dispuesta a acompañarlo; incluso ella tenía que admitirlo. —De acuerdo, dame quince minutos para ir a recoger a Brady y luego nos reunimos ahí contigo —se marchó sintiendo la necesidad de correr. Correr y alejarse de ese hombre y de lo que estaba haciéndole sentir.

Después de recoger a Brady, fue con él hasta Gracie May’s. Odiaba sentirse tan nerviosa. ¿Cuándo había sido la última vez que había almorzado con un hombre? ¿En el instituto? Por encima de todo, lo que quería era que Brady no se encariñara demasiado con Johnny. Tal vez por eso no le había explicado a su hijo que iban a almorzar con el vaquero. De pronto el niño parecía tener un fuerte interés por los caballos, pero también por ese hombre. —Mamá, ¿puedo comer patatas fritas? Jess habría preferido que comiera algo más sano, pero respondió:

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Solo por esta vez. Abrió la puerta de la vieja cafetería y miró a su alrededor. La habían construido en los años cincuenta y no había cambiado mucho. Tenía un viejo suelo de linóleo y bancos tapizados con vinilo rojo agrietado. Una barra recorría la longitud del local y todos los taburetes estaban ocupados. El lugar estaba abarrotado. ¡Bien! Varios clientes estaban tomando las tartas que ella hacía. Buscó a su cita… No, no era una cita. Johnny estaba sentado en un banco junto a la ventana. —Mamá, Johnny está ahí. —Ya lo veo. Los dos se acercaron y Johnny se levantó. —Hola, Brady. —Hola, Johnny. ¿Vamos a almorzar contigo? —Me gustaría que los dos me acompañarais. Brady miró a su madre. —¡Claro! Una vez más Jess se quedó sorprendida por el entusiasmo de su hijo. —Hola, Jess. —Johnny. Él tomó su abrigo y lo colgó en el perchero. —Quiero sentarme con Johnny —dijo Brady subiéndose al asiento. Jess se sentó frente a ellos. —¿Has visto a Storm hoy? —le preguntó el pequeño. —Sí. He trabajado con él esta mañana. —¿Lo has oído, mamá? —Es normal, es el trabajo de Johnny —respondió mirando al vaquero. Ahora que se había quitado el sombrero, podía verle bien los ojos. Esos ojos gris claro—. ¿Va mejor? —Aún no. Va a llevar un tiempo. La camarera, Bonnie Waters, se presentó en la mesa con dos tazas y una cafetera. —Bueno, ¿qué va a ser por aquí? —preguntó mientras llenaba las tazas. Jess sonrió. —Bonnie, te presento a Johnny Jameson, el nuevo adiestrador que está trabajando con Storm. La mujer, de unos cuarenta y tantos años, dio un paso atrás y miró al hombre.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —O estás loco de remate o es que eres muy bueno en lo que haces —sonrió—. Pero como no estás nada mal, no me importa cuál de las dos cosas sea. Bienvenido a Larkville, Johnny Jameson. Johnny le sonrió. —Gracias, Bonnie. He oído que la comida es muy buena. La camarera le guiñó un ojo a Jess. —Bueno, lo que puedo garantizarte es que el postre sí lo es. —Porque lo hace mi mamá —apuntó Brady poniéndose de rodillas sobre el banco. —Eres un buen hijo, señor Brady Calhoun —dijo Bonnie—. Bueno, ¿qué os apetece? —Yo quiero una hamburguesa con patatas fritas —afirmó. —Yo tomaré lo mismo —añadió Johnny. —Yo también —terminó Jess. La camarera se marchó y Brady tomó las riendas de la conversación ya que quería saber todo lo que Johnny hacía con Storm. —Estaba diciéndole a tu madre que está acostumbrándose a mí. —¿Tardará mucho? Johnny miró a Jess al no saber qué responderle al niño. —Espero que no demasiado. —¿Por eso te has escapado hoy? Johnny miró atrás y se encontró a una guapa morena sonriendo junto a la mesa. Tenía unos ojos oscuros que revelaban un claro interés por él. —Hola, tía Molly —dijo Brady alegremente—. Es Johnny. Está ayudando al caballo del abuelito. La mujer asintió. —El extraordinario adiestrador de caballos —sin esperar a que la presentaran, alargó la mano—. Hola, soy Molly Danton. Johnny se levantó. —Johnny Jameson. Encantado de conocerte, Molly. —El placer es mío. —Molly, por favor, quédate a almorzar con nosotros —dijo Jess haciéndole sitio para que se sentara a su lado. —Bueno, Johnny Jameson, he oído hablar mucho de ti. —¿Ah, sí? —preguntó él sorprendido.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Es un pueblo pequeño, ya sabes. Además, Jess es mi mejor amiga. Aunque es un poco seria. Johnny se rio. —Algo me dice que llevas años intentando cambiar eso. Los dos se rieron. —¡Hola, estoy aquí! —dijo Jess. Molly sonrió. —Y es muy divertido meterse con ella y provocarla. —Y también soy tu jefa y hoy no tengo tiempo. Tengo que llevar a Brady al rancho en un rato y luego tengo una reunión con un posible cliente. Molly contuvo un grito. —¿La cadena de supermercados The Good Neighbor va a vender tus confituras y tus gelatinas? Jess vaciló. —No hay nada definitivo, pero sigue cruzando los dedos. —Haré algo más que eso. Yo misma llevaré a Brady al rancho, aunque tendrás que dejarme su sillita para el coche. —Mol, no quiero que te tengas que ir hasta allí —le costaba centrarse teniendo delante a Jameson. —No pasa nada —su amiga miró a Johnny—. No me importaría verte trabajando. Inmediatamente, Brady alzó la cabeza. —Mamá, yo también quiero ver a Johnny. Jess intentó no reaccionar de ningún modo ante el flirteo que se traía Molly. —Lo siento, hijo, pero es demasiado peligroso. Tienes que quedarte en casa con Nancy. Y lo digo en serio. Brady no pareció muy contento. —A ver qué te parece esto, Brady —empezó a decir Johnny—. ¿Por qué después de almorzar no me enseñáis el pueblo Molly y tú? —Vale —respondió el pequeño, aunque seguía sin parecer muy contento. A Jess tampoco le gustaba esa situación que se había creado, pero parecía que le habían ganado la batalla y que no tenía nada que decir. —Compórtate —no estaba segura de si eso se lo estaba diciendo a su hijo o a su amiga.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Algo más tarde ese mismo día, después de pasar alrededor de una hora por el pueblo con Brady y Molly, Johnny volvió al rancho y se acercó a la cuadra de Storm. Antes de llegar ya podía oír sus relinchos y el ruido de sus patadas contra los listones de madera. Para cuando la abrió y se asomó, el animal ya se había calmado. Al menos, todo lo que Storm podía llegar a calmarse… El caballo se detuvo, no sin antes resoplar y pisar con fuerza el suelo de paja para echarse atrás. Cuando por fin terminó el ritual, esos ojos negros como la noche seguían mirando a Johnny con suspicacia. Johnny no apartó la mirada en ningún momento. Con su casi metro sesenta y cinco de alto y su brillante pelaje negro, Night Storm era un semental impresionante. Y podía ser peligroso. Eso era algo que tenía que recordar por encima de todo. El caballo avanzó hacia delante para intentar asustarlo, pero Johnny alzó las manos y le indicó que retrocediera. Asustado, el animal se echó atrás. Johnny se quedó donde estaba y abrió la mitad inferior del portón. Hablándole con suavidad, se movió despacio y le enganchó una larga correa. Lentamente, lo sacó de la cuadra. Todo el mundo sabía que tenía que echarse atrás cuando el caballo se movía por el rancho. Vio a Wes, que le levantó un pulgar indicándole que tenía vía libre. Johnny asintió y metió al caballo en el cercado para dejarle correr. Wes se acercó. —Buen trabajo. —Es más fácil que responder las preguntas de Brady —contestó sin dejar de mirar al animal. Wes se rio. —Ese niño tiene un pico de oro. Johnny nunca había pasado tanto tiempo con niños, siempre lo había evitado ya que reclamaban toda su atención. Sí, de acuerdo, Brady hablaba mucho, pero era educado y su tema favorito era su abuelo. Incluso le habían gustado las historias que le había contado sobre Clay Calhoun. El niño admiraba a su abuelo y parecía que el respeto que le tenía estaba bien merecido. Pensó en su infancia. No había sido muy buena. Tenía catorce años cuando había huido de su madre y de su novio maltratador, pero también había vivido buenos momentos. Will Nichols era el único hombre al que había respetado y al que más había apreciado. Will lo había encontrado escondido en su granero, pero en lugar de llamar a la policía u obligarlo a volver a su casa, le había ofrecido un lugar donde quedarse siempre que lo necesitara. Pero Johnny no se había quedado mucho tiempo porque decidió que buscaría a su padre biológico pensando que al hombre le gustaría conocer a su hijo. Lo único que sabía sobre Jake Jameson era que era músico y que viajaba de bar en bar junto a su banda.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Al final, nunca logró encontrarlo y, dándose por vencido, volvió a casa de Will. El viejo adiestrador de caballos había sido lo más parecido a un hogar y a una familia que había tenido nunca. Y Will, además, le había enseñado todo lo que sabía sobre el adiestramiento de caballos. —¿Necesitas ayuda? —le preguntó Wes mientras miraban a Storm. —A lo mejor podrías quedarte un momento para ver si este cercado se mantiene en pie. Wes se acercó más. —No me importaría en absoluto. Johnny entró en el cercado, agarró la correa e hizo que el caballo se moviera en círculo. Así, aunque no consiguiera nada más, al menos Storm habría hecho ejercicio.

Jess llegó al rancho sobre las cuatro. Fue hacia la casa, pero se detuvo al ver a unos hombres junto al cercado de metal construido por Wes y los mozos del rancho para el adiestramiento de Storm. Sintiendo curiosidad, fue hacia allí y se detuvo al ver al semental avanzar en círculo por la pista; parecía mucho más calmado. Justo cuando se acercó más, Johnny golpeó el extremo de la correa contra el suelo. Se levantó una pequeña nube de polvo y Storm soltó un agudo relincho, pero hizo lo que le ordenaban y cambió de dirección. Jess miró a Johnny. Ahí estaba, tan alto, esbelto y con esos anchos hombros luciendo el típico aspecto de vaquero, con la diferencia de que a él le sentaba mucho mejor que a todos los demás. Seguro de sí mismo, se movía entre los animales como si hubiera nacido para ello. No había duda de que tenía un don especial y estaba segura de que su padre también había visto ese talento. El entrenamiento terminó cuando Johnny abrió el portón y salió dirigiendo a un renuente caballo hacia el establo. Los siguió desde una prudente distancia y, una vez él ya había llegado a la puerta del establo, se acercó. Johnny se giró justo en ese instante. No iba vestida para estar allí y sus tacones hacían que se moviera con dificultad. —¿Comprobando mi progreso? —La verdad es que no. Solo estaba mirando para ver si Brady podría verlo, pero creo que por ahora debería mantenerse alejado. Storm parece más calmado, pero su comportamiento aún es algo cuestionable, por decir poco. —Estoy de acuerdo. Brady no debería estar cerca del caballo ahora mismo. No con los miedos que tiene. Así que haré del malo y se lo diré yo. Ella abrió la boca para responderle, pero por el contrario dijo: —Aún me desconcierta por qué mi hijo, que siempre le ha tenido miedo a los caballos desde lo que pasó, quiere ver a este semental fuera de control.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Creo que es porque era el caballo de tu padre. —Supongo que podría ser —respondió Jess caminando con mucho tiento al ir subida a esos tacones. Johnny, al ver su dificultad para moverse por allí, la agarró del codo y juntos fueron hacia el camino de grava que conducía a la casa. Notó una cálida fuerza en su tacto que la hizo sentirse pequeña y femenina. ¡Vaya! Era lo último que necesitaba en aquel momento. ¿En aquel momento? No, nunca. No más vaqueros. —¿Qué sabes de la historia de Storm? —preguntó él cuando se acercaban a la valla que rodeaba la casa—. ¿Conociste al anterior dueño? Holt.

—Hay informes, probablemente en el despacho de papá… quiero decir, de —¿Has pasado mucho tiempo cerca del caballo? Se encogió de hombros.

—Estaba con mi padre cuando lo trajo después de ver una fotografía suya en Internet —alzó la mirada; sus ojos grises habían vuelto a captar su atención. ¿Cómo era posible no mirarlos? Su pelo oscuro y sus largas pestañas negras los hacían destacar—. Era la foto de un rancho fuera de San Antonio. Aún recuerdo verlo por primera vez. Grande y musculoso, casi tenía proporciones perfectas. Mi padre también se quedó prendado de él. Fue amor a primera vista. Johnny la miraba fijamente. —¿Crees en el amor a primera vista, Jess? —le preguntó con voz ronca. Sus palabras hicieron que un cálido cosquilleo la recorriera y, justo en ese momento, un tacón se le enganchó en la grava y perdió el equilibrio. —¡Oh! —gritó al empezar a caer, pero entonces sintió los brazos de Johnny rodeándola y alzándola hasta su pecho. —¿Estás bien? Ella asintió. —No tendría que haber venido con estos tacones. Lo vio reírse. —Vaya, no sé qué decir a eso. Entonces no habría podido ver tus preciosas piernas. Las mejillas de Jess se encendieron y no supo qué decir, pero entonces oyó la puerta trasera de la casa abrirse y a su hijo llamándola. Se apartó de Johnny y vio a Brady corriendo hacia ellos. —Hola, cielo —abrazó al niño y le subió la cremallera del abrigo para resguardarlo del frío. Brady se dirigió a Johnny. —¿Lo ha hecho mejor Storm esta vez?

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny se agachó para quedarse a la altura del chico. —Ey, colega, ya hemos hablado de esto y a Storm aún le queda mucho para que pueda resultar seguro estar a su lado. —Pero vas a arreglarlo, ¿verdad? —Voy a hacer todo lo que pueda. Por eso no quiero que nadie moleste a Storm mientras estoy trabajando con él. El niño suspiró. —Vale, no lo molestaré. Pero cuando empiece a portarse bien, ¿podré verlo? Jess vio una sonrisa aparecer en el rostro de Johnny. Era bueno con su hijo y eso lo agradecía. —Yo mismo vendré a buscarte cuando eso pase. —¿Y me contarás cómo lo adiestras? —Claro. Cuando quieras. El chico se giró hacia su madre. —Mamá, ¿puede venir Johnny a cenar esta noche? Porque tenemos que hablar de cosas. Genial. —Bueno, no sé, a lo mejor Johnny tiene planes para esta noche. Él sonrió. —Resulta que mi agenda social está libre —agarró la mano de Brady y los dos fueron juntos hacia la casa. Jess había pensado irse a su casa y cenar allí, pero después de oír las dulces carcajadas de su hijo, decidió que podría aguantar al guapo de Johnny Jameson unas cuantas horas.

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Capítulo 4 Algo más tarde en la casa del rancho, la chimenea estaba encendida y la cocina despedía una cálida y acogedora sensación. Sin embargo, esa no era la forma de vida de Johnny. Miró a Jess y sintió un cosquilleo por dentro. ¡Maldita fuera! La deseaba. Y eso no era nada bueno. Pensó en Molly y en el rato que había pasado con ella. Era una mujer bonita y le caía muy bien. Era su tipo y por eso tenía que mantenerse a salvo. Nada de ataduras. Nada de hijos. Pero el problema era que se sentía atraído por Jess. —Johnny, ¿a cuántos caballos has hablado? —le preguntó Brady. Johnny contuvo una sonrisa. Los grandes ojos marrones del niño eran más oscuros que los de su madre, pero igual de expresivos. —Supongo que nunca se me ha ocurrido contarlos. —Podemos empezar ahora. Tu caballo Risky es uno. Y Storm, dos. ¿Recuerdas alguno más? Deberíamos escribirlo en un papel. Yo no sé, solo sé escribir mi nombre. —Brady, ¿qué tal si eso lo dejamos para otro día? Tengo esa nueva peli que has estado pidiéndome. El niño empezó a discutírselo, pero se lo pensó mejor. —Vale —bajó de la silla y su madre lo llevó a otra habitación. Cuando volvió, Jess rellenó las dos tazas de café. —Gracias —le dijo Johnny sonriendo. —De nada. —Oh, Jess, quería preguntarte qué tal te ha ido la reunión con la cadena de supermercados. —No demasiado mal —sonrió—. Primero tendremos una zona limitada en los estantes, pero me van a llevar a cinco tiendas. —Pues eso está muy bien. Molly le había hablado sobre los inicios de Jess, cómo había montado la pastelería prácticamente sola con una herencia de su madre y un préstamo de su padre y había empezado a vender las Confituras de Sandra y después sus propios pasteles. Y todo ello lo había hecho mientras criaba a un bebé. Una vez más, Johnny se preguntó por el padre de Brady. Ese hombre tenía que haber estado loco para haber dejado a una mujer así. Dio un sorbo de café. La mayoría de los hombres se pisarían unos a otros por tener la oportunidad de estar con ella. Por lo poco que sabía de Jess, se había encerrado en sí misma y en su familia y creía que había llegado el momento de que eso cambiara. —Jess, ¿bailas?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Qué? —Me he enterado de que van a celebrar un baile en el Salón del ganadero este fin de semana. —¿Quién te lo ha dicho? ¿Wes? —Me lo ha dicho Gus en la gasolinera. Jess sonrió. —Ese hombre no puede dejar de hablar. Johnny se encogió de hombros. —Parece inofensivo. —Es un hombre maravilloso y era muy buen amigo de mi padre. Fueron juntos al colegio y ha venido a rescatarme en varias ocasiones. Johnny se fijó en su triste expresión. Suponía que ser madre soltera en un pueblo pequeño no había sido fácil, aunque estaba claro que Clay Calhoun había protegido a su hija. ¿Era esa la razón por la que Jess no se relacionaba con la gente? ¿Porque las personas habían sido crueles con ella? Bueno, pues mejor que eso no pasara delante de él. —Estaba preguntándome… ya que soy nuevo en el pueblo… ¿te gustaría bailar? —¿Qué? —Te he preguntado si te gustaría ir al baile este fin de semana. Jess se quedó paralizada. Hacía mucho tiempo que no le pedían una cita y lo cierto era que ella les daba muchas razones a los hombres para mantenerse alejados. —No puedo… Yo no salgo. —¿Es por mí o por todos? La atención con que Johnny se dirigió a ella la llenó de entusiasmo, pero también la asustó. Antes de poder responder, los gritos del niño llenaron la habitación y ella salió corriendo hacia el salón seguida por Johnny. Rápidamente, Jess abrazó a Brady, que estaba tendido en el sofá. —Oh, cielo. ¿Has tenido una pesadilla? El niño se acurrucó contra su madre y asintió. —Me ha asustado. —Bueno, pero ahora ya estás bien. Brady alzó la mirada y vio a Johnny. —Ey, hola, colega —sentía la necesidad de ayudar al pequeño—. ¿Has tenido un mal sueño? —Sí. Era Storm. Te hacía daño.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny se arrodilló al lado de los dos. —Eso no va a pasar. Tengo mucho cuidado y soy muy bueno en mi trabajo —le acarició el pelo—. Por eso no dejo que nadie se acerque demasiado cuando trabajo con él. Storm también se pone nervioso —podía sentir la proximidad de Jess—. Si estás ahí, entonces me preocuparé. —Como cuando mamá se preocupa por mí y quiere darme la mano. —Sí, así. El niño bostezó. —Es hora de irse a la cama —dijo Jess levantándose. Brady empezó a objetar y Johnny intervino: —¿Qué te parece si te llevo a caballito? Esas eran palabras mágicas para un niño. —¡Guau! Si Jess protestó, no lo oyó. Se dio la vuelta para que Brady pudiera subirse a su espalda y en cuanto sintió los diminutos brazos rodeándolo por el cuello, el pecho se le encogió con una extraña emoción. Lo agarró por las piernas y le preguntó: —¿Listo? —Sí. Johnny se levantó diciendo: —Dime adónde vamos. Sabía que aunque Brady y Jess vivían en un apartamento en la zona oeste del rancho, a veces se quedaban a dormir en la casa principal. Brady le mostró el camino y él llevó al niño hasta el vestíbulo de unas escaleras con un pasamanos tallado a mano. Subió los escalones enmoquetados hasta el segundo piso, donde había varias fotografías de la familia colgando en la pared. Se detuvieron cuando Brady señaló una imagen de Clay. El robusto ranchero tenía una agradable sonrisa posando junto a su mujer, sus dos hijos y sus dos hijas. En los brazos tenía a un Brady muy pequeño. Una familia perfecta. —Fue antes de que la abuelita Sandy se fuera al cielo. Era pequeño cuando murió. —Es una foto muy bonita. Siguieron avanzando por el pasillo, pasando por delante de varias habitaciones, mientras Johnny se preguntaba cómo habría sido crecer allí. Todo era muy distinto de su idea de familia, y esa era una razón más para mantenerse alejado de la hija de Clay. Finalmente llegaron a una habitación pintada de azul y con una sola cama.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Final del viaje, chico —dejó que el niño saltara sobre la cama y fue recompensado con muchas risitas. Se giró y vio que la madre de Brady no parecía tan contenta. Jess le quitó los vaqueros y la camisa y le puso el pijama. Johnny dio un paso atrás mientras ella arropaba al pequeño. —Será mejor que yo también me vaya a dormir. —¡No! —gritó Brady. —Brady, no puedes entretener a Johnny todo el tiempo. Mañana tiene que madrugar. —Lo siento, pero tengo que preguntarle algo. —No pasa nada —respondió Johnny. Jess dio un paso atrás. No entendía nada. Su hijo no solía actuar así con los extraños. —A ver, jovencito, ¿qué pasa? Brady miró a Johnny. —El abuelito Clay hablaba mucho sobre Storm. No quería que nadie volviera a hacerle daño. —Cielo, Johnny no va a hacerle daño a Storm. Él no les hace daño a los caballos. El tío Holt no lo permitiría. —Lo sé. Por eso quiero que Johnny me ayude a que no tenga miedo de los caballos para poder cuidar siempre de Storm. Jess vio a Johnny sonreír. —Brady, es una buena idea, pero Storm ahora mismo no es un caballo feliz. Tal vez primero podrías acercarte a un pony o a un potrillo para que vayas acostumbrándote a los animales. El niño asintió. —¿Y me vas a ayudar a aprender a montar a caballo? —Brady Clayton Calhoun —dijo Jess, un poco harta—. Esto es algo que tenemos que hablar tú y yo antes de tomar ninguna decisión. —Pero estás demasiado ocupada y el tío Holt se ha ido. El abuelito decía que Johnny era el mejor, así que tiene que hacerlo. —Ya hablaremos de eso más tarde. —Pero, mamá… Le dio un beso. —Brady, duérmete. El niño abrazó a su madre. —Buenas noches, Johnny.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Buenas noches, colega. Johnny salió y Jess lo siguió. Apagó la luz y cerró la puerta. —Siento mucho que mi hijo te haya puesto en este compromiso. No espero que hagas nada. —Puedo darle clases —dijo vacilante—. Aunque no sé si estaré aquí lo suficiente como para trabajar todo lo que el niño necesita —la miró a los ojos—. Tú decides si es o no una buena idea. Ella soltó un gran suspiro. No sabía qué hacer. —No puedo negar que mi padre estuviera deseando que algún día se le pasaran todos esos miedos. Ahora estaban en la penumbra del vestíbulo. —Como te he dicho, la decisión es tuya. No podía permitir que la decisión tuviera nada que ver con lo que sentía por Johnny. —Insisto en pagarte por ayudar a Brady. Él negó con la cabeza. —Ya me pagas muy bien por adiestrar a Storm —sonrió—. Pero podemos hacer un trueque con otra cosa. Ella sintió como todo su cuerpo se encendía. —Me da miedo preguntar. Johnny se acercó y ella luchó por no perder los nervios. —No es nada malo, señorita Calhoun. Es solo que ya que no quiere una cita conmigo, al menos podría reservarme algunos bailes. Qué curioso. Jess no sabía si estaba aliviada o decepcionada por lo que le había pedido.

Aunque siempre había sido muy madrugadora, a la mañana siguiente le costó salir de la cama. Café en mano, se dirigió al único baño de su apartamento de dos habitaciones y, después de meterse en la ducha, abrió el grifo esperando que el agua le diera energía. Quince minutos después, había terminado de secarse el pelo y se recogió sus rubios mechones en su típica trenza. Después de aplicarse un poco de maquillaje y de brillo de labios, se puso unos pantalones negros y un polo blanco con el logo de Pastelería de Jess bordado en el bolsillo. Al año siguiente su ritual matutino sería más sencillo porque Brady pasaría de curso y entonces el autobús de la escuela lo recogería prácticamente en la puerta de la pastelería. Hasta entonces, aún tenía que establecer un horario y compaginarlo con

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https://www.facebook.com/novelasgratis Nancy. A la mujer le gustaba cuidar de Brady, pero a Jess no le gustaba imponerle más tareas a Nancy a pesar de que ahora el ama de llaves tenía mucho menos trabajo, ya que su padre había muerto y Holt estaba fuera del pueblo. Salió de su dormitorio y bajó a la cocina. No era muy grande, pero suficiente para Brady y para ella. De momento. Sin embargo, desde la muerte de su padre, estaba empezando a darse cuenta de lo mucho que Brady necesitaba una figura masculina en su vida. Y tenía que admitir que ella también. Tal vez algún día encontraría a un hombre especial con el que podría construir un futuro. Encontraría un padre para Brady. Pero entonces, inevitablemente, no pudo evitar pensar en Johnny. Oh, no. Por muy guapo que fuera, no era un hombre para ella porque lo que necesitaba era a uno que no se marchara de su lado. Agarró el abrigo y el bolso y salió por la puerta. Bajó los escalones y rodeó un lateral del edificio para entrar por la cocina de la pastelería, equipada con electrodomésticos y encimeras de acero. Una vez ahí, se detuvo y miró a su alrededor. Le sorprendió ver que el trabajo del día ya había comenzado. Unos moldes redondos hacían fila sobre la encimera mientras María Cruz, pastelera a tiempo parcial, los rellenaba con masa de tarta de zanahoria. Jess la saludó al abrir el gran horno y la ayudó a meter los moldes. Una vez hecha esa tarea, fijó el temporizador y María se puso a batir masa de chocolate. Saludó a Carol Dayton. —No me había dado cuenta de que llegaba tarde —miró el reloj; ni siquiera eran las cinco y media—. ¿A qué viene empezar tan pronto? —Recibimos un pedido de tres docenas de pan para el almuerzo del club de mujeres de San Marcos ayer mientras estabas en la reunión. —¿San Marcos? Está lejos. Carol destapó la masa recién hecha y la introdujo en una amasadora. —No es problema y, además, van a pagar un extra por el reparto. Nunca nada hacía que Carol perdiera la calma. Jess miró a la mujer, que tenía esa agradable sonrisa y esos bonitos ojos verdes. Llevaba recogido su canoso pelo en un moño. Su marido Ben y ella habían perdido mucho, incluyendo su rancho, pero nunca se habían compadecido de sí mismos, sino que habían seguido adelante. Juntos. Para Jess, tenerlos a su lado era una bendición. Trabajaban para ella y, prácticamente, dirigían el negocio. No sabía qué haría sin los dos. Sacó un delantal limpio del cajón y se lo ató a la cintura antes de lavarse las manos. Ya no era la pastelera jefe y a veces lamentaba no poder darle su toque especial a todo lo que salía de su tienda. Todas las recetas eran suyas y de su madre. La tarta de manzana, la tarta holandesa doble de chocolate, el pan ruso… Las galletas de crema eran su especialidad y solo había compartido sus recetas con la familia Dayton.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Después de secarse las manos, fue al otro lado de la encimera para ayudar a Carol. Empezó a sacar la masa del pan de la amasadora y a darle forma. Miró a su alrededor para ver si estaban todos. —¿Dónde está Molly? —En el almacén con Ben. Llegará a tiempo de adornar las tartas. Molly era la artista de la pastelería y se encargaba de la decoración de las tartas. —Puedo llamarla si la necesitas. —No, no pasa nada. A Jess le había sorprendido que el día anterior Molly no la hubiera llamado para preguntarle por la reunión y, cuando ella la había llamado, se había encontrado con su buzón de voz. Unos minutos más tarde su amiga le había enviado un mensaje diciéndole: «¡Adelante!». No había duda de que su amiga tenía la sensación de que estaba interesada por Johnny y estaba sugiriéndole que diera el primera paso. La puerta trasera se abrió y Molly entró. —Hola —dijo Jess. —Hola. No le gustó cómo sonó ese saludo. —Molly, ¿puedo hablar contigo? —Claro. ¿Qué tal anoche con Johnny? Jess llevó a su amiga a la zona de la tienda. —¿De qué estás hablando? Quería verte cuando volví de la reunión, pero Nancy me dijo que te habías marchado pronto. Molly sonrió. —Johnny no dejó de hablar de ti —se encogió de hombros—. Y no quería quedarme a ver que os poníais cariñosos. —No nos pusimos cariñosos. Cenamos y hablamos de su trabajo con Storm. —Mira, Jess, ya capté el mensaje en el almuerzo. Cualquiera podía ver que está interesado en ti. Así que pensé que si me iba, podría pasar algo. No me necesitabas por allí. Jess no quería ni pensar en la atracción que sentía por ese hombre. —No hice nada para darle ánimos. —Pero eso no cambió el hecho de que no pudiera dejar de mirarte durante el almuerzo. Vamos, Jess —su amiga la miró con incredulidad—. Tienes que estar ciega para no verlo. «A lo mejor es que no quiero verlo». —¿Qué importa? No me gustan los vaqueros.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Molly se rio. —Ahora sí que sé que estás loca. Ese hombre está para morirse. Jess sacudió la cabeza. —Es un trotamundos, Mol. Me dijo que prácticamente vivía en su tráiler. No estará aquí más de unas cuantas semanas, tal vez un mes. Y viaja ligero: su camioneta, su tráiler y una bolsa. Eso es todo. Aunque me interesara, que no es el caso —intentó remarcar a la vez que odiaba estar mintiendo a su amiga—, tengo demasiadas cosas que me atan aquí. —A lo mejor puedes hacer que cambie y que se quede aquí. Jess alzó los brazos y los dejó caer. —Ya sabes lo bien que se me da hacer que los hombres se queden a mi lado. —Un hombre —recalcó Molly—. Y Chad no fue trigo limpio desde el principio. Pero eso no significa que todos los hombres sean malos. —Tengo que pensar en Brady. Siempre es mi prioridad y podría sufrir si tengo una relación con alguien y después nos deja. Brady aún está recuperándose de la muerte de su abuelo. —Eso puedo entenderlo, pero te has encerrado en este negocio y hay muchos tipos majos en el pueblo que estarían encantados de que salieras con ellos. ¿Qué tiene de malo Drew Sanders? Es el dueño del Lone Star, así que yo diría que tiene unos ingresos estables, y no es un trotamundos porque su familia lleva generaciones viviendo por aquí. —Es un chico agradable —dijo, aunque sabía que con Drew no tenía química. —Y tampoco es feo —añadió Molly—. Y te ha pedido salir… ¿cuántas veces? —He estado un poco ocupada con Brady y con el negocio. —Jess, tienes que dedicarte tiempo. Necesitas tiempo para jugar con los adultos. Jess no pudo evitar pensar en Johnny y en su invitación. —No sé si quiero salir con alguien ahora mismo. —Lo entiendo. Estás un poco oxidada. Así que, ¿qué te parece una noche de chicas? Nancy, tú y yo. ¡Oh, oh, ya lo tengo! Iremos al baile del Salón del ganadero este sábado. El pánico casi la atragantó. —No puedo. No tengo canguro. —Yo cuidaré de Brady. Molly y Jess se giraron y vieron a Carol en la puerta. —Es más, puede quedarse a dormir con nosotros, si quieres. Brady adoraba a la familia Dayton. —Oh, Carol, no puedo pedirte que renuncies a tu fin de semana.

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https://www.facebook.com/novelasgratis La mujer se acercó. —No me lo has pedido, yo me he ofrecido. Queremos a Brady como si fuera nuestro. Jess se sintió conmovida por esas palabras. —Gracias. Pero lo más seguro es que volvamos pronto. —No, si puedo evitarlo —añadió Molly—. Gracias, mamá. —No me des las gracias aún. Espero que Jess sea una buena influencia y que te mantenga a raya. Jess sonrió. —Estás pidiendo lo imposible.

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Capítulo 5 Para Jess, el sábado por la noche llegó demasiado pronto. Respirando hondo para reunir valor, entró en el salón de la Asociación de ganaderos. Después de cambiarse de ropa tres veces, por fin había optado por una falda vaquera, una blusa rosa y un cinturón. Sus botas, hechas a mano, eran las que su padre le había regalado por su último cumpleaños. Empujada por Molly, se había olvidado de la trenza y se había dejado el pelo suelto y sus rizos naturales. Miró a su amiga. Molly llevaba vaqueros negros y una camisa ajustada metida por dentro de un cinturón ancho con hebilla vaquera. Oh, sí, estaba bien claro que iba buscando un hombre. Nancy también llevaba falda y estaba guapa con el pelo suelto cayéndole en forma de suaves ondas. Sonrió al ver la sala abarrotada e intentó que no fuera tan obvio que estaba buscando a su chico. De pronto, Wes apareció al lado de Nancy. Las saludó a las tres y se llevó a su chica a bailar. Molly asintió hacia la pareja que se movía al ritmo de una sensual balada. —Esos dos deberían casarse. Jess sabía poco sobre el pasado de Nancy, solo que había vivido un divorcio difícil antes de llegar al rancho diez años atrás. —A lo mejor no están preparados. —Y a lo mejor ir por ahí escondiéndose ya está pasado de moda. Jess recordó un par de ocasiones en las que había llegado antes de lo esperado y se había encontrado a Wes saliendo de la habitación de Nancy. —A eso se le llama ser discreto. —Si se juntan más, todo el mundo va a saber lo que sienten. Las dos soltaron una carcajada, pero al momento uno de los mozos del rancho llegó y acompañó a Molly a la pista de baile. Eso era lo que Jess siempre había odiado, quedarse sola delante de todos; la ponía nerviosa. Quería bailar, pero al mismo tiempo, no quería. ¿Iría Johnny esa noche? ¿Bailaría con ella? No, ahora lo último que necesitaba era pensar en él. Y entonces uno de los amigos de su padre, Charlie Powers, se acercó. —Eres demasiado guapa para estar aquí sola —le dijo mientras la sacaba a bailar—. ¿Es que los hombres de por aquí están locos? —Puede que los esté espantando —admitió. —Es bueno ser selectivo. Tienes que aspirar a lo mejor, Jess Calhoun —el anciano sonrió—. Si alguno te da problemas, dímelo, ¿me has oído?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Gracias, Charlie —la música se detuvo y lo besó en la mejilla—. Ahora, ve a bailar con esa preciosa esposa que tienes —lo llevó hacia Sally y se fue en la otra dirección para salir de la pista mientras la banda empezaba a tocar una canción de George Strait. Pero antes de llegar a su destino, alguien la agarró del brazo. Se giró y se encontró a Johnny. Él sonrió, fue una sonrisa lenta y pícara. —Me parece que este es nuestro baile. Cuando Jess asintió, él la acercó hacia sí y comenzó con el baile a dos pasos. A ella le sorprendió poder estar siguiéndole ya que hacía años que no bailaba con un hombre… un hombre que le gustara. No. No podía gustarle Johnny. Y aun así, no podía ignorar lo que sentía por tener a ese hombre rodeándola con sus brazos. Él le dio unas vueltas y la llevó de nuevo hacia sí. —Eres un gran bailarín. —He practicado un poco. Jess tenía el corazón acelerado a medida que se concentraba en los pasos. Por supuesto que un hombre como Johnny Jameson habría salido con muchas mujeres, pero la pregunta era: ¿debería ser ella una más? Cuando la canción terminó y la banda entonó una balada de Garth Brooks, Johnny la acercó más a sí y ella se sintió cautivada por su mirada. Su brazo le rodeaba la cintura con fuerza y la acercaba a su cuerpo mientras su aliento le acariciaba la mejilla. Sus muslos se rozaban con los de ella y pudo sentir un cosquilleo recorriéndole la espalda. ¡Oh, iba a tener problemas! Y el problema era que no le importaba. Le gustaban las sensaciones que ese hombre estaba despertando en ella. ¿Qué mal le haría una noche? —¿Estás divirtiéndote? —¿Con una mujer preciosa en mis brazos? ¡Oh, mucho! Ella respiró hondo. —Quería decir que si estás conociendo a gente. —Ya he conocido a bastantes personas. Preferiría concentrarme en la mujer que tengo aquí ahora mismo —la acercó más y apoyó la barbilla sobre su frente. Sus pechos y su torso se rozaban. Y en ese momento Johnny se apartó. —Vamos. La tomó de la mano y se abrieron paso entre la multitud hasta llegar al patio. Había lámparas de calor para protegerlos del frío y ceniceros para los fumadores. Siguió caminando hasta que llegaron a una esquina oscura. —Johnny, ¿pasa algo?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No puedes ser tan ingenua, Jess —la miró fijamente bajo la tenue luz. Cuando la había visto esa noche, había pensado en mantenerse alejado, pero ella lo atraía como un imán. Sin duda, Jess Calhoun era un problema y él era un loco por juntarse con ella, pero era demasiado como para resistirse. Se acercó y la besó suavemente una vez, y otra, permitiéndose saborearla solo un poco. Luchó por controlarse cuando juntó sus cuerpos con la intención de intensificar el beso, pero finalmente se apartó. Apoyó la frente contra la suya y esperó a que su corazón latiera a un ritmo normal. —Estás jugando con fuego. Ella lo miró con unos ojos cargados de inocencia. —De acuerdo, ya está. Te vienes conmigo —añadió él. —¿Adónde me llevas esta vez? —Con un poco de suerte, a un terreno más seguro.

Jess no estaba segura de si sintió decepción o no cuando acabaron sentados en un banco de la cafetería. Ya que todo el mundo estaba en el baile, el local estaba casi desierto, pero a ella le gustó estar con Johnny. A solas. Y, a pesar de saber que era una mala idea, solo una muestra de lo que eran sus besos la había dejado deseando más. Él pidió café para los dos y una porción de tarta de zanahoria. —¿Te has ido del baile porque te ha entrado hambre de pronto? Johnny se acercó más. —Cuando acercas tu cuerpo al de un hombre, le mandas mensajes. Mensajes equivocados. Ella intentó no ruborizarse, pero no lo logró. —Me has besado. —Porque resultas absolutamente tentadora. ¿En serio? ¿Resultaba tentadora? Hacía mucho tiempo que no dejaba a un hombre acercarse y vio que le estaba gustando recibir tanta atención por parte de Johnny. Rodeó la taza con las manos intentando actuar con indiferencia, como si oyera esas palabras todos los días. Aun así, también sentía lo mucho que deseaba oírlas… provenientes de ese hombre. Johnny se echó atrás cuando la camarera, Bonnie, les llevó la tarta. Le dio las gracias. —Esto no es buena idea, Jess. Tienes que saber que yo no tengo relaciones permanentes y dudo que tú seas de tener relaciones de una noche.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Ella miró a otro lado. —No, no las tengo. Y esta noche no estaba buscando eso. Me pediste ir al baile, pero decidí ir con Molly y Nancy. No es que te haya seguido y me haya abalanzado sobre ti. Johnny no pudo evitar preguntarse si ella sabía qué despertaba en los hombres, pero había visto a varios mirándola fijamente esa noche. Se dijo que solo le había pedido ir al baile para protegerla, pero ¡él era peor que todos aquellos tipos! Tenía que protegerla de sí mismo. —Solo para que lo sepas, no suelo salir mucho. Quiero decir, fui madre siendo muy joven así que básicamente he estado siempre en casa. A Johnny no le sorprendió. —¿Y quién fue ese idiota que te dejó abandonada? Ella pareció sorprendida por la descarada pregunta. —Solo un joven vaquero que trabajó en el rancho. Yo había vuelto de la universidad para pasar el verano y Chad y yo estuvimos saliendo. La misma historia de siempre: me enamoré y me quedé hecha polvo cuando se marchó después de que le dijera que estaba embarazada. Me dejó claro que no nos quería a mí ni al bebé. Johnny maldijo y Jess se dio cuenta de que quería seguir contándole todo. —Después de que naciera Brady, mi padre buscó a Chad, pero solo para que firmara unos papeles con los que se desvinculaba de todo derecho como padre — miró a Johnny a los ojos—. Los firmó. Seguro que hubo dinero de por medio, pero sé que lo que mi padre hizo fue por amor. Ahora ya no está aquí y Brady y yo estamos pasando una mala racha, sobre todo teniendo al resto de la familia fuera. Johnny sintió su corazón palpitar aceleradamente. Quería encontrar a ese tal Chad y hacerle entrar en razón a base de golpes. —No debería haberte sacado del baile, Jess. Me he pasado de la raya. Ella sonrió. —En parte me alegro de que lo hayas hecho. El salón estaba abarrotado y la música estaba demasiado alta. Oh, a lo mejor te apetece volver. Él negó con la cabeza. —Estoy feliz donde estoy ahora mismo —agarró el tenedor y le dio un mordisco a la tarta. La combinación de sabores estalló en su boca. —¡Está buenísima! —probó un poco más—. ¿La has hecho tú? Sonriendo, ella asintió. —Como puedes ver, soy más que una cara bonita. —Eso es algo en lo que los dos estamos de acuerdo —le respondió después de tomar otro bocado de tarta.

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*** Al cabo de una hora y después de otra porción de tarta, Johnny acompañó a Jess de vuelta al baile, donde ella se reunió con sus amigas y estas los invitaron a los dos a ir con ellas al Saddle Up Bar and Grill. Jess había declinado la invitación y lo mismo había hecho Johnny. Ella había decidido volverse a casa en su coche y él le había dicho que la seguiría con el suyo. En ese momento a Jess la recorrió un escalofrío, un cosquilleo, al imaginarse a Johnny en su apartamento. ¿Lo invitaría a entrar? ¿Estaba preparada para más flirteos inofensivos y un suave beso? El problema quedó resuelto cuando él bajó de su camioneta y le pidió que le enseñara la pastelería. Jess abrió la puerta trasera de la cocina, apagó la alarma y encendió los focos de la encimera dejando la habitación sumida en un suave brillo. Dio un paso atrás y dejó que Johnny lo inspeccionara todo. Él se quitó el sombrero y fue directo a la zona de trabajo pasando una mano sobre la encimera de acero inoxidable. Jess se fijó en sus largos dedos y tembló al recordar cómo la habían tocado sus manos. —¿Jess? —Perdona, ¿qué? Johnny se apoyó contra la encimera y se cruzó de brazos. —Esto es genial. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —La construimos hace dos años. Mi negocio de envíos de Conservas de Sandra había ocupado toda la cocina de la casa de mis padres y tuve que trasladarme. Añadí más hornos al diseño de la cocina y la zona de la tienda en la parte delantera del local. A mi padre le encantaban mis postres y me convenció para cumplir mi gran sueño. Así que empecé con unas cuantas tartas que empezaron a venderse rápidamente. »Después, la cafetería Gracie May’s me pidió que les preparara encargos diarios —se encogió de hombros—. Se corrió la voz y contraté ayuda. No podría hacer nada de esto sin Molly y sus padres. Carol se encarga de la cocina y, Ben, de gestionar los pedidos y envíos. Como el local está en la propiedad Calhoun puedo expandirme todavía más y es posible que añada una tienda de sándwiches al lado —fue a la zona de la tienda—. Podemos abrir un agujero en el muro y añadir un servicio de comida. No soy la única que cocina bien por aquí. La madre de Molly hace la mejor ensalada de patata que he probado. Vio a Johnny sonriendo. —¿Qué? —Nada. Solo que me gusta escucharte. Seguro que tienes más planes. Le gustaba que estuviera tan ansioso por escucharla.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —La verdad es que sí, sí que los tengo. Quiero añadir más locales. El centro de Larkville no tiene muchas tiendas de especialidades, no las suficientes como para que la gente se desvíe de la autopista y se gaste el dinero aquí. Tal vez lo haga cuando Brady esté en el colegio todo el día. Johnny sabía que algunas personas tenían toda su vida planeada. Una casa, un negocio… familia. Pensó en su pasado una vez más, en el dolor y las lágrimas que le había causado a alguien que de verdad le importaba porque él no había querido echar raíces. Sintió un nudo en el pecho. —¿Y qué hay de ti, Johnny Jameson? ¿Crees que alguna vez echarás raíces y dejarás que sea la gente la que te lleve a los caballos y no al revés? —Es más fácil si yo acudo donde está el caballo con problemas. Y, además, así pudo cobrar una tarifa extra por desplazamiento. Me gusta viajar a distintas partes del país. —¿De dónde eres? Él se encogió de hombros. —Es un poco difícil responderte. Mi madre se trasladaba mucho y no estoy del todo seguro de dónde nací. Ella decía que en un pequeño pueblo de Texas cerca de Amarillo. Jess lo miró atónita. —¿Sigue viva tu madre? —Tampoco puedo responderte a eso, sinceramente. Nos separamos hace mucho tiempo. Jess se acercó. —Oh, Johnny, lo siento. Se tensó cuando ella le tocó el brazo. Estaba demasiado vulnerable y así le sería fácil aceptar su consuelo. —No lo sientas. Pasó hace mucho tiempo. Hace mucho tiempo que dejé de ser ese niño. La intensa mirada de Jess le hizo preguntarse cómo sería perderse en ella. —¿Y tu padre? —Esta noche estás llena de preguntas. —Solo intento conocerte. Él intentó protestar, pero finalmente cedió y respondió: —Parece ser que el viejo Jake nunca quiso que lo encontraran, ni siquiera su hijo —¿por qué estaba, de pronto, contando sus intimidades?—. Pero bueno, a veces lo mejor es cortar por lo sano con todo y seguir adelante. En mi familia no somos como los Calhoun, nosotros jamás echamos raíces.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Tal vez deberías pensar en ello —se acercó más y le lanzó una mirada que solo podía traerle problemas—. Larkville es un buen lugar para vivir —le puso la mano en el pecho—. Seguro que podrías ganarte bien la vida aquí. Él puso su mano sobre la de ella ¿Podría sentir Jess el latir de su corazón? ¿Sabía que ella era la causante? Finalmente se apartó y al oír el sonido de su nombre saliendo de sus labios, le dio la espalda. Tenía que hacer algo para alejarla, para ahuyentarla, para que supiera que podía hacerle daño. Pero cuando vio esa mezcla de inocencia y deseo en sus ojos, le rodeó la cara con las manos, se agachó y la besó. Y en esa ocasión no fue un suave roce, sino que capturó su boca con toda la pasión que Jess había despertado en él desde la primera vez que la había visto. Hundió la lengua en su dulce boca y ella posó las manos en su pecho, haciéndole sentir su calor a través de la camisa. Jess lo rodeó por el cuello y abrió la boca para recibir un beso más intenso. Cuando Johnny se apartó, estaba algo mareado, pero pronto recobró el sentido. —Maldita sea. Creo que será mejor que me vaya de aquí antes de que nos meta a los dos en un problema. Cuando Jess empezó a hablar, él la hizo callar poniendo un dedo sobre esos deliciosos labios. —Buenas noches, Jess.

Johnny había dormido muy mal y eso se reflejó durante el entrenamiento con Storm a la mañana siguiente. Le había costado hacer que el caballo estuviera concentrado en la tarea. Sí, de acuerdo, sabía que tenía que acostumbrarse a que tendría días malos, pero eso no significaba que le gustara y menos cuando él era el culpable por haberse dejado encandilar por Jess Calhoun. Por haberle dejado ocupar sus pensamientos cuando tenía un trabajo que hacer. Era difícil no pensar en los besos que habían compartido la noche antes. Gracias a Dios que había sido lo suficientemente inteligente como para detenerlo cuando lo había hecho, porque de lo contrario habría terminado viéndose en una situación algo incómoda con su jefa esa mañana. Cerró los ojos. No necesitaba esas complicaciones. Salió del cercado para que tanto el animal como él pudieran tomarse un descanso y Wes se acercó. —Alguien intenta llamar tu atención. Johnny miró hacia la casa y vio a Brady saludándolo. Le devolvió el saludo. También vio a Jess en el porche y, a pesar de estar lejos, pudo ver que llevaba unos vaqueros de cintura baja y unas botas. Y no es que no estuviera guapa así, pero también le gustó mucho ver esas preciosas piernas en el baile.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Parece que Jess se lo pasó muy bien anoche en el baile —comentó Wes. —Sí, supongo que sí —colocó una mano en la verja de metal, consciente de que el caballo estaba detrás de él dando vueltas por el cercado—. Los dos lo pasamos bien —dijo y al ver que Jess se dirigía hacia ellos, sintió algo por dentro. Ella se acurrucaba contra su gruesa cazadora para resguardarse del frío. —Hola, Jess —la saludó Johnny. —Hola, Wes. Johnny. No quiero molestaros, pero si tenéis un minuto… —Claro —respondió Wes. —No hay problema. Storm está quemando su frustración con los paseos. Eso hizo que la preciosa boca de Jess esbozara una sonrisa y le recordó lo bien que había sabido la noche anterior. Sin embargo, prefirió ignorar esos pensamientos. —¿Qué necesitas? —Brady no ha dejado de hablar sobre aprender a montar, así que voy a seguir tu consejo, Johnny, y voy a dejar que empiece a practicar con un pony. —¡Vaya! —exclamó Wes sonriendo—. ¡A Clay le habría encantado! —Wes, el cumpleaños de Brady es a finales de mes. ¿Crees que podrías encontrarle un pony? —Es una idea genial —el mayoral se quitó el sombrero y se pasó una mano por el pelo—. El Rancho Carson tiene un par. ¿Crees que a Brady le gustaría elegirlo? Jess sonrió y Johnny sintió algo por dentro. —¿Qué te parece? Wes se rio. —Se parece mucho a tu padre en ese aspecto. Le gusta tomar sus propias decisiones. Llamaré a Carson y te diré —el hombre se marchó en dirección al establo. Johnny vio distintas emociones cruzando el rostro de Jess. —A mi padre le habría encantado llevar a Brady a montar por primera vez. Johnny deseó, por el bien de Jess, que siguiera vivo. —Ey, tu padre siempre estará con el chico. ¿Y no tiene Brady grandes recuerdos a su lado? —Lo siento. Brady ha tenido suerte. Tú ni siquiera tuviste la oportunidad de conocer a tu padre. Jess lo vio encogerse de hombros como quitándole importancia a esa cuestión, pero sí que le importaba, más de lo que hacía ver y ella estaba empezando a darse cuenta de que ese hombre era algo más que un mero adiestrador de caballos. Con razón, había estado yendo de un lado a otro buscando un lugar donde encajar.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No pasa nada. Hay hombres que no están preparados para ser padres. Él tuvo suerte de tener a Clay para que le enseñara las cosas que son importantes en la vida, como el amor, el respeto y ser sincero. —Tienes razón —suspiró y se giró hacia él—. Johnny, a Brady le encantaría empezar con esas clases de las que le hablaste. Si estás disponible, te pagaré por tu tiempo. Johnny sacudió la cabeza. —No cobraré por algo que le prometí al niño. —Pero… —No, no aceptaré más dinero tuyo. Jess no sabía cómo interpretarlo, era tan distinto de lo que había creído de él en un principio… Desde el modo en que la hacía sentirse hasta cómo trataba a su hijo. —Mi hijo puede ser un auténtico trasto y puede que incluso no llegue a subirse a un caballo. —Oh, puede que te sorprendas —le sonrió y volvió a sentir ese cosquilleo en el estómago otra vez—. Por lo que he visto hasta ahora, es un Calhoun de pies a cabeza. —Es por ti, Johnny. Tú le retas a hacer cosas. Creo que yo lo trato como si todavía fuera un bebé. —Pero estás disculpada porque eres su madre. Había tantas cosas que no había podido darle… —Pero también debería estar enseñándole a ser independiente. —Llegará a serlo —se acercó—. Mira cómo está convenciendo a todos para que lo dejemos montar. Por eso quiero ayudarlo. Está preparado, Jess. Deja que se lo demuestre a sí mismo. Por primera vez en mucho tiempo confió en un hombre que no fuera de su familia. —De acuerdo. ¿Te gustaría venir a cenar para que le demos la noticia? Teniendo en cuenta lo que había pasado la noche anterior, Johnny se preguntó si debía mantener las distancias. —No tienes por qué estar alimentándome todo el tiempo. —Lo sé, pero me estás haciendo un gran favor. Tras ellos, Storm soltó un relincho de impaciencia y él reconoció esa sensación porque era lo mismo que sentía con respecto a Jess. —Bueno, si me garantizas que habrá postre, claro que iré. —¿Tienes algún favorito? —Sorpréndeme.

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*** —De acuerdo, tu tarta de manzana es mi nuevo postre favorito —apartó el plato vacío y se recostó en la silla. Jess no pudo evitar sentirse complacida por el hecho de que le gustara su forma de cocinar. —También era la favorita de mi padre. —Y la mía también —dijo Brady asegurándose de que no olvidaban que estaba en la mesa. —Todos los postres son tus favoritos —respondió Nancy mientras quitaba la mesa y les rellenaba las tazas de café. —No me gusta la tarta de coco —el niño hizo una mueca de disgusto—. Es asquerosa. —¿Haces tarta de coco? —le preguntó Johnny. Ella asintió. —Entre las comidas de Nancy y estos postres, puede que nunca me vaya del Rancho C Doble Barra. —¡Bien! —a Brady se le iluminó el rostro—. Puedes adiestrar a todos los caballos del rancho. ¿A que sí, mamá? Aunque lo intentara, Jess no podría evitar que Brady hablara de Johnny como si fuera su héroe. —Seguro que sí —respondió a pesar de saber que él tendría otros trabajos y otros lugares a los que ir. ¿Por qué le importaba que tuviera que marcharse? Johnny dio un sorbo de café. —Lo primero de todo, tengo que ayudar a Storm. Y también he oído que un niño quiere aprender a montar. Brady sonrió. —Yo. —¿Estás seguro? —preguntó Wes. El niño asintió. —Sí. Tengo casi cinco años. Muchos niños de mi clase ya saben y Tucker Carson tiene un pony. ¡Encima! Jess no podía creerse que estuviera diciendo aquello: —¿Y te gustaría tener un pony por tu cumpleaños? Brady abrió los ojos como platos. —¡Oh, vaya! ¿Puedo?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Wes puede llevarnos a buscar uno que te guste. —¡Guay! ¿Puede venir también Johnny? —Claro, me encantaría. Brady alzó un puño al aire. —¡Va a ser mi mejor cumpleaños! Jess estaba feliz de ver a su hijo tan contento. Miró a Johnny sabiendo que él era una de las razones y no estaba segura de si eso era o no una buena noticia. Cuando su trabajo terminara, él se marcharía a otro lado y entonces, ¿en qué posición les dejaría eso a su hijo y a ella?

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Capítulo 6 Esa noche, Johnny aparcó junto a la pastelería y subió las escaleras que conducían hasta el apartamento de Jess situado en la segunda planta. Eran casi las diez. Normalmente a esa hora se metía en la cama y preparaba la agenda de la mañana siguiente, pero no podía dejarse cosas por hablar con Jess. Estaba implicándose demasiado con madre e hijo y se sentiría mejor si establecían algunas reglas. Llamó a la puerta antes de poder cambiar de opinión. Esperó y oyó un: —¿Quién es? —Johnny. Oyó el cerrojo, la puerta se abrió y allí apareció Jess aún con la misma ropa de antes. Bien, no la había despertado. —Johnny, ¿qué estás haciendo aquí? —Tenemos que hablar. Ella vaciló y abrió la puerta para dejarlo pasar. Él se quitó el sombrero y miró a su alrededor. Era sorprendentemente grande y tenía un sofá frente a una televisión plana. La iluminación era tenue a excepción de la lámpara situada en el escritorio de la esquina. Una suave música se oía de fondo. Él se giró hacia la pequeña cocina situada junto a un pasillo que, probablemente, conducía a las habitaciones. —¿Pasa algo? Johnny se giró y vio esos ojos color avellana clavados en él. Estaba matándolo. —Podría mentirte y decirte que he venido a hablarte de enseñar a Brady. —¿Has cambiado de idea? —preguntó antes de apresurarse a decir—: Lo entiendo. Quiero decir, es un niño pequeño y no va a ser un trabajo fácil. —Maldita sea, Jess, no es eso. Me gusta tu hijo. Quería hablar sobre lo que ha pasado entre nosotros —caminó de un lado a otro de la sala—. Quiero decir… nos sentimos atraídos. Para serte sincero, Jess, evito a las mujeres como tú —se acercó a ella—. Pero has estado volviéndome loco desde la primera vez que te vi. Jess sonrió; parecía encantada con la situación. —Qué agradable es eso que has dicho. Y, sinceramente, él no entendía nada. No podía mantenerse alejado de Jess Calhoun. —Así que tenemos un problema. Se puso seria. —¿Qué quieres decir? ¿Vas a marcharte? ¿Qué pasa con Storm? Él se alejó y volvió a acercarse.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No, no voy a marcharme. Yo no huyo de mis compromisos, pero solo me comprometo con los caballos que adiestro —se detuvo—. Tienes que saber que no se me dan bien las relaciones. —Eso ya lo has dicho antes, y te dije que no esperaba nada de ti. —Pero puedes salir herida de esto, Jess. Demasiado tarde, pensó ella. Sus palabras ya la habían atravesado. —¿Para eso has venido, Johnny? ¿Para advertirme? Bien, pues me doy por advertida. Ahora, puedes marcharte. —Ah, Jess. Ese es el problema. No quiero dejarte. Ella se cruzó de brazos para evitar temblar, pero no funcionó. —¿Y qué hacemos ahora? —¡Y yo qué se! —se acercó. ¡Al infierno con todas sus buenas intenciones de mantener las distancias!—. Lo único que sé ahora mismo es que no quiero hablar más —tomó sus labios en un apasionado beso e, inmediatamente, el deseo devoró su cuerpo. Johnny deseaba a esa mujer más que a ninguna otra y eso no era nada bueno, pero no evitó que su lengua siguiera acariciando sus labios mientras ella le permitía saborearlos. Rompió el beso y apoyó la frente contra la suya. —Ah, Jess, esto podría meternos en problemas. Pero lo único que sabía era que no quería parar. Que quería saborearla una y otra vez. —Oh, Johnny —dijo Jess con la voz entrecortada mientras sus dedos agarraban la pechera de su camisa y se disponía a devolverle otro beso. —¡Mamá! Jess se apartó bruscamente. —Es Brady. Tengo que ir con él —dijo y salió corriendo. Johnny se dejó caer en el sofá con los ojos cerrados y maldiciendo por su debilidad mientras el grito de un niño le recordaba que todo había sido una mala idea.

Jess entró en la habitación de su hijo. —¿Qué pasa, cielo? —He oído un ruido. ¿Hay alguien ahí? —Sí, pero no tienes que preocuparte por eso —le estiró la manta—. Ya tenías que estar dormido.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Pero tengo sed y no puedo dejar de pensar en mi nuevo pony. Ella salió al baño para llevarle algo de agua. Primero le dio un trago y luego rellenó el vaso. De vuelta en la habitación, el niño se bebió la mitad y se tumbó. Le dio un beso y fue hacia la puerta. —Mamá, me alegra que Johnny vaya a enseñarme a montar —dijo y se dio la vuelta—. Buenas noches. —Buenas noches, hijo. Jess volvió al salón y vio a Johnny en el sofá con los ojos cerrados. Ojalá pudiera olvidarse de todas sus obligaciones y tener una aventura con ese hombre, pero tenía que pensar en su hijo. Se sentó frente a él. —Nos ha oído. Johnny se incorporó y clavó esos ojos grises en ella, cautivándola otra vez. —¿Qué le has dicho? —Le he dicho que alguien había venido a verme, pero no le he dicho tu nombre. No habría logrado que siguiera en la cama si supiera que estás aquí. —Seguro que ha sido una mala idea haber venido —no se movió para levantarse. —Tengo que pensar en Brady. Habría sido muy incómodo si hubiera salido al salón —le costaba mucho resistirse a él, incluso con su hijo cerca. —No debería venir más. Ella le tocó el brazo. —Yo no he dicho eso, lo que digo es que no quiero que Brady nos vea. Cuesta explicarle las cosas a un niño de cinco años. Él sonrió. —Pues será mejor que me comporte. Ella sonrió también. —¿Puedes hacerlo? —Si me lo pides, lo haré —se levantó y se acercó para darle un suave beso en los labios—. No puedo dormir porque no dejo de pensar en ti. que:

A Jess se le aceleró el corazón una vez más y no se le ocurrió decir otra cosa —Lo siento.

—No lo sientas. Eres un tema de sueños precioso —vaciló antes de añadir—: No voy a quedarme mucho tiempo, Jess. Cuando mi trabajo termine, me iré. Ella deseaba discutir eso con él, quería hacer que se enamorara para que no se marchara nunca. Pero, por el contrario, asintió.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Él la besó y no fue un beso nada delicado, sino ardiente y lleno de deseo; un beso que le hacía saber exactamente cuánto la anhelaba. Se apartó. —Dulces sueños, Jess —se giró y salió por la puerta. Y ella se quedó allí, deseando al hombre que acababa de marcharse. Quería ir tras él y decirle que se quedara, pero al final se marcharía de todos modos. No podría retener a un hombre como Johnny Jameson. Y, ¿cómo iba a arriesgar su corazón otra vez sabiendo que solo era cuestión de tiempo hasta que hiciera las maletas? Demasiado tarde. Ya estaba medio enamorada y le estaba resultando muy difícil resistirse a ese hombre.

Dos días después por la tarde, Jess fue al rancho a buscar a Brady y se quedó sorprendida al ver a su hijo en el jardín delantero con Wes. Aparcó junto a la puerta trasera y salió. —Mamá, estás en casa. Hemos estado esperándote. Se abrazaron. —¿Esperando a qué? —Están aquí. Los ponys están aquí. Pero Wes ha dicho que no podía acercarme hasta que tú llegaras. El mayoral se acercó. —Hola, Jess. Imagino que Brady te ha dado la noticia. Todo estaba sucediendo muy deprisa. —Ponme al día, por favor. —Claro. Hoy he ido al Rancho Carson y Harry me ha enseñado los ponys y me ha convencido para que los trajera a casa y dejara que Brady decida cuál quiere. Te juro que no me ha dejado responder y antes de que pudiera darme cuenta, había cargado a los dos ponys en el tráiler. —Sassy y Beau están aquí y tengo que elegir uno —tenía los ojos bien abiertos—. Mamá, ¿puedo verlos ya? Le encantó ver la emoción de su hijo. Miró a Wes. —He intentado ponerme en contacto contigo, pero me salía el buzón de voz. Te he llamado a la pastelería y ya te habías marchado. No los habría traído a casa si no hubiéramos hablado ya de ello. —Lo sé —sonrió a su hijo—. Bueno, pues vamos a verlos. Los tres fueron hacia el establo. —Son ponys New Forest —le dijo Wes—. Harry los compró para sus nietos, pero se mudaron y no quiere tenerlos abandonados. Los he metido en la cuadra grande. Parecía que querían estar juntos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jess agarró la mano de su hijo. No sabía si el niño estaba nervioso o emocionado. Acababan de cruzar la puerta cuando vieron a Johnny dirigiéndose hacia ellos. Se movía con un lento contoneo que la mayoría de los vaqueros intentaban conseguir, pero que Johnny tenía perfeccionado. Desprendía sensualidad y despertaba en ella sensaciones que no creía posibles. Su cuerpo parecía volver a la vida cada vez que él estaba cerca. —¡Johnny! —gritó su hijo al indicarle que se acercara a ellos. Jess se puso tensa; no lo había visto desde que él se había marchado de su apartamento hacía dos noches. La invadieron los recuerdos de ese momento junto con muchos sentimientos contradictorios. —Hola colega —saludó a Brady y la miró a ella—. Hola, Jess. —Hola, Johnny. —Oye, ¿sabías que hay dos ponys aquí? El niño asintió. —¡Son para mí! Tengo que elegir uno para mi cumpleaños. Johnny se arrodilló delante. —No elijas demasiado deprisa. Tu primer caballo es algo importante. Será un buen amigo tuyo y tienes que fijarte en que os llevéis bien. —Quieres decir que puede que no me gusten. —No, quiero decir que deberías sentirte cómodo con él. —Entonces, ¿me ayudarás? Puede que me dé un poco de miedo. Johnny sonrió. —Claro, pero una vez que conozcas bien al pony, te sentirás mucho mejor. Wes no te traería un animal que no fuese bueno. Brady miró al mayoral y sonrió. —¿Puedo verlos ya, Wes? El hombre asintió. Jess no se sorprendió solo con el entusiasmo de Brady, sino también con el modo tan natural con el que agarró la mano de Johnny. La parte dolorosa era que para Johnny ese gesto no era lo mismo. Para él eso solo era una parada temporal. Siguió al grupo hasta la cuadra doble, donde Johnny alzó a Brady para que pudiera verlos bien. —¡Oh, mamá, mira! Jess quedó admirada con el de brillante pelaje rojizo. No era una experta en esa raza, pero estaba claro que eran mucho más grandes que un pony Shetland. —El castaño es Beau —les informó Wes—. Y el pardo es Sassy. Miró a su hijo, incapaz de saber qué hacer. Esa era una de esas veces en las que necesitaba el consejo de su padre.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny abrió el portón y entró intentando centrarse en los ponys y no en Jess. Ya lo había distraído, y más que nunca desde la última vez que habían estado juntos. Al instante, el castaño se acercó a él y le habló al caballo con delicadeza antes de acariciarlo. Era de estatura media para su raza, aproximadamente de metro treinta. Le gustó Beau al instante. Era el más cariñoso de los dos. Sassy parecía un poco terca, pero la decisión dependía del niño. —¿Cuál te gusta, Brady? —Beau. Johnny desenganchó una cuerda, la enganchó a la brida del caballo y lo sacó de la cuadra. —De acuerdo, pruébalo. Brady parecía un poco asustado. —¿Ahora? —No veo un momento mejor. Al menos, vamos a sacarlo para que pueda ver cómo se comporta con la gente. A lo mejor podemos dejar lo de montar para otro día. El niño asintió y siguió a su madre y a Wes. Una vez en el cercado, Johnny le dio unas sencillas órdenes al animal y se alegró de ver lo bien entrenado que estaba. —¿Te ha dicho Carson si tiene algún mal hábito? Wes negó con la cabeza. —Harry ha dicho que Beau es una dulzura. Sassy también es buena, pero puede ser un poco nerviosa. Johnny vio a Brady agarrado a su madre con miedo. No iba a ser fácil. —¿Qué tal si primero lo acariciamos? Miró a Jess, que animó a su hijo a acercarse. —Lo primero que hacemos es dejar que tu caballo sepa que no quieres asustarlo, sino que quieres hablarle con delicadeza. A los animales no les gusta que los sorprendan, así que empieza a hablarle. —Hola, Beau —se acercó un poco más—. Quiero ser tu amigo —alargó la mano y, cuando estuvo cerca, el pony se giró hacia él—. Soy Brady. El pony agachó la cabeza y dio un paso hacia él. El niño retrocedió y fue entonces cuando Johnny lo tomó en brazos. —Venga, vamos a subirte para que estés a la misma altura. Sintió una extraña sensación recorriéndolo por tener al niño tan cerca y se prometió que no permitiría que a Brady le pasara nada. Brady alargó la mano y acarició la frente del animal. —Es suave.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sí que lo es —con Wes sujetando las riendas, Johnny rodeó al animal para que Brady viera lo que era estar cerca de un caballo. Le acarició el cuello y el lomo y Brady hizo lo mismo mientras el caballo parecía estar disfrutando con tanta atención. Agachó la cabeza otra vez y relinchó. —Le gustas. Brady se rio y entonces Johnny lo convenció para que tomara las riendas y paseara al animal por el cercado. Por supuesto, él estaba a su lado. Sonrió al ver que el caballo lo seguía como un perro adiestrado. Volvieron a la puerta del establo. —Ha sido divertido —anunció Brady—. Mamá, ¿puedo montar a Beau mañana? El repentino cambio de su hijo la sorprendió. —¿Por qué no esperamos a ver qué pasa? —A lo mejor primero debería probarlo yo —se ofreció Johnny. —Buena idea —le contestó—. Brady, ve a casa y dile a Nancy que en un minuto estoy allí. —Vale —dijo su hijo antes de dirigirse a Johnny y a Wes—. Gracias, Wes, por traer a los ponys. Y gracias, Johnny, por ayudarme con Beau. —De nada. —De nada, Brady —añadió Wes—. Espera, te acompaño a casa. —Yo llevaré a Beau al establo —dijo Johnny. Mientras Jess los veía a los dos marcharse, se dijo que quería hablar con Johnny sobre el pony, pero sabía que la verdad era que simplemente quería hablar con él. Punto. Habían sido dos días largos y no había hecho el esfuerzo de contactar con ella. Odiaba admitirlo, pero había estado decepcionada, sobre todo después de los besos que habían compartido en su apartamento. Una vez el caballo estuvo de nuevo en el establo, Johnny acarició a los dos animales antes de salir. Ahí estaba esperándolo Jess. —¿Es Beau bueno de verdad para Brady? —No le veo ningún problema. Es Brady el que necesita más confianza. Cuanto más tiempo pase cerca del caballo, mejor. —Me alegra que quiera intentarlo. Gracias. —Aún no he hecho nada —se acercó y sonrió—. Pero si eso me permite pasar más tiempo contigo, entonces me alegro. Se agachó y le dio un tierno beso en la boca. Fue lento y sin pretensiones, pero hizo que se le acelerara el corazón. —Lo siento. Lo he intentado, pero no he podido resistirme. —Oh… —lo único que deseaba era estar en brazos de Johnny.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Tres mozos entraron por el otro extremo del establo y ella retrocedió. Johnny la agarró del brazo y la llevó por el pasillo pasando por la cuadra de Storm hasta donde guardaba a su caballo. —Como es pronto, voy a sacar a Risky a hacer ejercicio. ¿Quieres venir? Ella no podía contenerse cuando se trataba de ese hombre. —Claro. Veré si Nancy puede echarle un ojo a Brady.

Quince minutos después, Johnny estaba en la verja del cercado sujetando las riendas de su caballo y de Goldie y dándole vueltas a la invitación que le había hecho a Jess. Tenía que mantenerse alejado, no acercarse más. Entonces la vio salir de la casa y todo el sentido común desapareció. Se había puesto unos vaqueros, unas botas y un sombrero. Y para cuando llegó a su lado, el frío viento ya había coloreado sus mejillas… y sus labios. —Le has puesto la silla a Goldie. —Así ahorramos tiempo. —Gracias —tomó las riendas y se subió a la yegua. ella.

Salieron del cercado y Johnny la miró. Era una amazona, parecía algo innato en —¿Goldie es tu caballo?

—Me la regalaron cuando estaba en el instituto. Por entonces participaba en carreras de barriles y ahora me siento mal porque no tengo ni el tiempo ni la energía para montarla como debería. Avanzaban a medio galope. —Es una pena, porque parece que te gusta mucho. Jess no podía evitar sonreír mientras cabalgaba. El suave movimiento de balanceo resultaba relajante y el escenario que los rodeaba era precioso. —Me gusta, pero mi hijo y mi negocio me mantienen muy ocupada. Johnny sentía curiosidad. —¿Sabes qué despertó el miedo de Brady? —Creo que mi padre estaba muy emocionado y presionó a Brady cuando era demasiado pequeño —lo miró—. Pero hoy lo ha hecho muy bien. La primera vez que había tocado un caballo fue el día que llegaste. Risky parecía tener ganas de correr. —¿Quieres subir el ritmo? —Claro. —Tú marcas el camino.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Jess se bajó el sombrero y arreó a su yegua. Eso fue todo lo que Risky necesitó y, enseguida, ya estaba detrás de ellas. Johnny vio cómo Jess se movía al unísono con el caballo. Se situó tras ella y disfrutó viéndola en movimiento. No se detuvieron hasta que vieron el riachuelo. Al llegar a la orilla, Jess desmontó y, sonriendo, llevó a su caballo hasta el agua. —¡Vaya! Hacía años que no montaba así. —Eres buena. —Soy la hija de Clay Calhoun. Se supone que tengo que ser una buena jinete. —Sé que lo echas de menos. Caminó con él por la hierba helada hasta el árbol. —Cuesta imaginar al rancho siguiendo adelante sin él. Adoraba esta tierra — miró el paisaje—. Ahora Holt lo regenta todo, como sabes, pero se irá con el tiempo —suspiró—. Tengo que decir que echamos de menos el modo en que sabía ocuparse de todo. Hay muchas cosas en las que lo necesito. —¿Hay algo que pueda hacer yo? —Gracias. Estás ocupándote de Storm y eso ya es una gran ayuda. Lo que pasa es que sería agradable tener aquí a mis hermanos y a mi hermana. Los echo de menos —lo miró—. ¿Tú tienes hermanos? —No, que yo sepa. —¿Y tu padre? ¿Tuviste suerte buscándolo? —No. Lo intenté durante años, pero nunca logré ponerme en contacto. Él pudo ver tristeza en su rostro. —Johnny, lo siento. Odiaba la compasión y, sobre todo, no la quería viniendo de ella. —¿Por qué? Tú no tuviste nada que ver. Jake Jameson no quería que lo encontraran ni quería conocer a su hijo —se encogió de hombros—. Uno no puede echar de menos lo que no ha tenido nunca. Y tampoco es que yo sea una persona muy casera y familiar. Supongo que por eso me gusta moverme, para tener la libertad de cambiar de opinión siempre que quiera. —Entonces, ¿no estarás aquí para conocer a Holt cuando vuelva? Johnny la miró a los ojos y sintió remordimientos, pero no podía quedarse. Tenía que irse. Sería lo mejor para todos. —Depende de cuándo sea eso, pero lo dudo. Vio a Jess apartarse la trenza del hombro. Le gustaba ver los sencillos gestos de esa bella mujer. —Resulta extraño que hayas perfeccionado tu habilidad y que aun así te siga gustando moverte de un lado para otro. Johnny resopló.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Estoy acostumbrado. De niño, mi madre cambiaba de casa todo el tiempo hasta que conoció a un tipo —el tacón de su bota se hundió en la hierba—. Fue entonces cuando me marché. Ella lo miró. —No podías ser muy mayor. —Lo suficiente para saber cuándo alejarme de una mala situación. Llevo solo mucho tiempo. Jess miró hacia la extensión de tierra. —Supongo que ahí es donde somos distintos. Yo nunca he vivido en otro sitio y, quitando los años que estuve en la universidad, no he salido a muchos lugares. —¿Y por qué ibas a querer salir de aquí? Tu negocio y tu hogar están aquí. Ella sonrió. —Tuve que pelearme con mi padre para que me dejara vivir sola, pero también tengo un poco de la terquedad de los Calhoun. —Y toda la belleza. Ella sacudió la cabeza. —Deberías ver a mi hermana pequeña, Megan. Es la auténtica belleza de la familia. —Pues me cuesta imaginar que pueda ser más encantadora que tú —se acercó, le quitó el sombrero y observó su rostro—. Tienes unos ojos increíbles, a veces marrones, y otras veces verdes. Y tu boca… Podría pasarme horas besándote. Ella contuvo el aliento y lo miró. —Johnny, creía… No íbamos a hacer esto. Él apoyó el brazo en el tronco del árbol, por encima de su cabeza. —¿No quieres que te bese más? —Es solo que… No estoy segura de que debiéramos empezar esto. —Siento decírtelo, pero ya ha empezado. —Lo sé, pero… tal vez deberíamos fijar algunas reglas. Lo miró con esos grandes ojos y él pensó que quería hacerle cambiar de opinión. —¿Te refieres a que lo mantengamos en secreto? —No. Los dos estamos solteros, así que no estamos haciendo nada malo si nos vemos. —Cielo, quiero hacer mucho más que verte. hijo.

Jess no pudo evitar sonrojarse. Quería lo mismo, pero tenía que pensar en su

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Es por Brady. Si nos ve juntos, puede hacerse ilusiones, así que no deberíamos dejar que nos viera. Él se detuvo y dijo: —Ojalá pudiera darte más, Jess. —No. No será necesario. Nada de ataduras ni expectativas. Puede que eso sea lo mejor para que nadie resulte herido —dijo sin creerse sus propias palabras. Sintió un familiar miedo invadiéndola, pero Johnny Jameson le hacía desear cosas. Él asintió. —Entonces, ¿quieres correr el riesgo con este vaquero? Oh, ahora sí que estaba metida en un problema. Pero tampoco podía rechazarlo. —A lo mejor sí.

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Capítulo 7 Una hora después volvieron al establo. Johnny metió a Risky en su cuadra, le quitó los arreos y le llenó la bolsa de comida. Jess había tenido que entregarle su caballo a uno de los mozos porque había recibido una llamada de la pastelería. Después, se había ido corriendo a su casa con Brady. Cuando Johnny terminó con su caballo, subió a su apartamento y vio que el coche de Jess ya no estaba allí. Toda esa situación le estaba explotando en la cara. Quería una aventura y ella estaba dispuesta, pasarían un tiempo juntos y debería alegrarse por ello, por tener una relación sin ataduras. Pero sucedía algo: tenía miedo de que Jess Calhoun llegara a convertirse en alguien demasiado especial. Después de abrir la puerta de su apartamento, entró y fue a la nevera. No había mucho dentro, solo leche y fiambre para un sándwich. Cerró la puerta y se tiró en el sofá. Nancy y Jess lo habían estado mimando con sus comidas y ahora nada le parecía lo suficientemente bueno. Pero con esas comidas venían otras ataduras: Jess y su hijo. Se levantó, fue a la cómoda y abrió el primer cajón. Después de rebuscar entre su ropa interior, sacó una caja de terciopelo negra. Levantó la tapa y vio un diamante de corte cuadrado. Su mente volvió tres años atrás y pensó en la agradable chica que había dejado en Dallas. Amy era la hija de uno de los rancheros para los que había trabajado. Habían salido un tiempo y de pronto él se había visto comprándole un anillo y arrodillándose para hacerle una pregunta. No mucho después, sintió que otros estaban planeándole la vida porque ya estaba decidido dónde vivirían, en qué casa y dónde trabajaría él. De pronto se dio cuenta de que no quería nada de eso. O tal vez sí lo quería, pero temía entablar unas relaciones tan estrechas. Un dolor que conocía muy bien lo había detenido justo a tiempo. La única cosa que siempre había anhelado había sido la única cosa que temía. De niño había intentado acercarse muchas veces y siempre lo habían rechazado, así que esas cicatrices le servían como recordatorio de que no estaba hecho para el amor. No pudo seguir adelante con el matrimonio y lo peor de todo fue decírselo a Amy. Ella le tiró el anillo a la cara y él se marchó del pueblo. No estaba orgulloso de lo que había hecho, pero era mejor que marcharse después de haberse casado. Cerró la tapa de la caja. Era un símbolo, un recordatorio de que tenía que tomarse las cosas con más calma. No más promesas que no pudiera cumplir porque al final siempre se acababa marchando. Había vivido situaciones así antes y sabía cómo evitarlas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Pero claro, todo eso había sido antes de toparse con Jess Calhoun.

A la mañana siguiente, Jess entró en clase con Brady y antes de marcharse, la profesora, Liz Peterson, la llevó a un lado para hablar con ella. —Quería darte un panfleto —le entregó una hoja que decía: «Primer Rodeo Anual de Little Buckaroos. Sábado 28 de enero». Jess se quedó sorprendida. —Creía que celebraríais una venta de pasteles. —Llevan un tiempo pensando en ello. Celebramos una reunión de padres a primeros de diciembre y después nos enteramos del coste de los nuevos ordenadores y del nuevo patio de juegos —la profesora tenía mucho entusiasmo y eso se lo contagiaba a los niños. La reunión se celebró poco después de la muerte de Clay. —Siento no haber podido venir. Nos han pasado muchas cosas… En fin, ¿de qué clase de rodeo estamos hablando? Liz apenas pudo contenerse. —Es tanto para adultos como para niños, pero a escala pequeña, por supuesto. Las actividades para los adultos serán la práctica de lazo, el lazo por parejas y la carrera de barriles. Para los niños será la monta de carneros. Jess había oído hablar de los rodeos de niños. Tenían que pesar menos de veintisiete kilos y montarían ovejas. —Es estrictamente para aficionados y los premios serán cantidades pequeñas. Esperamos que participen muchas familias —los ojos de Liz iban abriéndose cada vez más a medida que hablaba—. Será en el rodeo de Larkville. Pero esperamos que aún quieras donar algunos pasteles. —Por supuesto —al menos eso sí que podía hacerlo—. Y avísame si necesitas algo más. —A lo mejor estaría bien que intentaras convencer a algunos de los mozos de tu rancho para que participen. Ella asintió. —Veré qué puedo hacer. Dame más folletos y los repartiré. Liz le dio unos cuantos. —Cheyenne y Derrick Carson presiden el comité, así que ellos pueden darte todos los detalles. Jess leyó el folleto y pudo ver que el comité había estado ocupado. —Parece muy organizado.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sí, pero necesitamos que todos los comerciantes nos ayuden. Este dinero también se comparte con las obras de caridad de la iglesia. Esperamos que esto sirva de ejemplo a los niños y queremos ayudarlos todo lo posible. Esa sí que sería una buena lección. —Podéis contar conmigo. Molly y yo podemos montar un puesto de dulces y donaremos todos los beneficios. —Oh, Jess, eso sería maravilloso. —Dile a Cheyenne que se ponga en contacto conmigo y lo prepararemos. Jess salió de la clase sonriendo. Era la primera vez que participaba en una recaudación de fondos del colegio para su hijo. Pensó en su familia. No estaban ahí para ayudarla, pero Wes y Nancy sí lo harían. Y pensó en Johnny preguntándose si para entonces él seguiría allí también. Estaría mintiendo si se decía que no le importaría, porque sí que le importaba. Quería que Johnny se quedara. Nunca había conocido a un hombre que le hubiera hecho sentir así. Pensó en su primer novio serio, el padre de Brady, Chad Branson. Habían sido unos críos y, sí, había creído que lo amaba, pero al final se había alegrado de no haberse casado con un hombre que con el tiempo habría terminado rompiéndoles el corazón a ella y a su hijo. Se subió al coche y, tras arrancar el motor, sus pensamientos volvieron a centrarse en el hombre que hacía que se pasara las noches despierta. El que le hacía anhelar cosas que nunca antes había querido porque a lo mejor había sido demasiado tímida como para pedirlas. Incluso sabiendo que se marcharía, no podía mantenerse alejada de él. Pero al menos esa vez sabía cuáles eran las reglas y podría proteger su corazón.

Johnny acababa de terminar su sesión con Storm y lo había metido en su cuadra cuando salió del establo y vio a Brady corriendo hacia él. —¡Johnny! ¡Johnny! Johnny lo subió en brazos. —Guau, colega. ¿Adónde vas tan corriendo? —A hablar contigo. Mira —le enseñó un papel—. Es nuestro rodeo del cole. Ahora tengo que aprender a montar porque tengo que participar. Si puedo montar muy bien, podré ir subido a Beau en la apertura y llevar una bandera. Por favor, ayúdame. Johnny dejó al niño en el suelo y miró el papel. —Bueno, esto no nos da mucho tiempo —siguió leyendo—. ¿Qué es esto de la monta de carneros?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Que si eres pequeño como yo, puedes montar una oveja en lugar de un toro. —¿Y tú quieres montar una oveja? El niño asintió. —Si me enseñas tú. Y necesito a alguien que me acompañe. ¿Lo harías también? Johnny sintió algo en el pecho, sabía que el niño lo admiraba. —Vaya, pequeño, puede que sea capaz de encontrar una oveja para practicar, pero no soy un vaquero de rodeos. —Bueno, pero puedes hacer algo con Risky. ¿Sabe algún truco? Y también puedes ayudarme a montar a Beau. Le gustaba el entusiasmo del niño. —Eso es mucho trabajo. Ni siquiera te has subido a Beau todavía. —Pero quiero. Alzó la mirada y vio a Jess acercándose. —Ya veo que te ha contado lo del rodeo. Johnny asintió. —Me pide mucho en poco tiempo. —Puedes hacerlo, Johnny —dijo Brady sonriendo antes de girarse hacia su madre—. Mamá, ¿vas a participar en la carrera de barriles? El abuelito decía que eras la mejor. ¡Oh, tengo que contárselo a Wes! —fue hacia el hombre, que salía del establo. —Qué de palabras saliendo de un niño tan pequeño. —Creo que esta recaudación de fondos tiene mucho que ver con lo emocionado que está. Y por la razón que sea, su nuevo pony y tú sois su nuevo objetivo. Johnny no quería que nadie lo admirara ni se fijara en él porque eso solo causaría decepciones. ido.

—Mira, Jess, Brady es un gran chico, pero para entonces yo ya podría haberme

—Lo sé, pero a lo mejor no —se acercó, lo miró fijamente y él sintió un cosquilleo—. Al menos deberías conocer a la gente de Larkville. Él le agarró la mano. —Preferiría conocerte a ti. —Eso podríamos arreglarlo —contestó Jess. Él sonrió con su coqueteo. —He pensado que podríamos pasar algo de tiempo juntos. —¿Qué se te ocurre?

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https://www.facebook.com/novelasgratis A Johnny le costaba tragar. ¡Ojalá no fuera la mujer más tentadora que había conocido nunca! Miró a su alrededor y vio que los mozos estaban haciendo sus tareas. Aunque no estaban muy cerca, sí que podrían verlos, así que apartó la mano. —Eso depende de ti —dijo Johnny lanzándole el desafío. Ella sonrió. —¿Por qué no vienes esta noche y vemos cómo salen las cosas?

Estaba convirtiéndose en un hábito. Una cena más y Johnny podría acabar mudándose a la casa principal. Pasó un tiempo con Brady y su nuevo pony y logró que el niño se sentara en el lomo de Beau. Le había prometido que al día siguiente le pondría una silla y que podrían dar vueltas al cercado. La mayor parte de la conversación de la cena se centró en el niño, pero Johnny no dejaba de distraerse viendo a Jess sentada frente a él. Esa noche estaban los tres solos porque Nancy había ido al cine con Wes, así que tal vez la situación era demasiado familiar. Jess empezó a quitar los platos mientras Brady iba al salón a ver una película. Johnny la siguió hasta la cocina para ayudarla y se puso a su lado junto a la pila. —Si sigues dándome de comer así, no podré abrocharme los vaqueros. Jess se fijó en su plano abdomen. —Pues a mí me parece que estás bien. —Supongo que lo quemaré. Hay un buen gimnasio en la casa de los empleados —se acercó y metió los platos vacíos en el agua enjabonada—. ¿Está ahí porque les das pasteles a toda la plantilla? Ella lo miró; estaban tan cerca que solo tenía que agacharse un poco y besarla. Pero Jess se giró. —No, es porque el ejercicio físico ayuda a soportar un trabajo tan duro — comenzó a aclarar los platos—. Pero nadie está obligado a hacer deporte. Durante las dos últimas semanas él había aprendido de primera mano que el Rancho C Doble Barra era un lugar que estaba a la última. Los hombres que trabajaban allí recibían buenos sueldos, pero también se esperaba que hicieran un buen trabajo. Allí no había sitio para los vagos. El alojamiento era bastante agradable, tenían mucho espacio y buena comida. Sí, le resultaría realmente difícil marcharse de allí. —Brady ha tenido un buen día. Me ha dejado subirlo a lomos de Beau y hemos paseado por el cercado. Ella sonrió y a él se le cortó la respiración.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Me lo ha contado… varias veces. No puedo agradecértelo lo suficiente. A mi padre le habría encantado verlo. Siempre se sintió culpable porque creía que era la causa de todos los miedos de Brady. Johnny se encogió de hombros. —Ahora tu hijo es más mayor. Ya veremos qué pasa. Sé que te ha resultado duro mantenerte al margen, pero creo que Brady quiere mejorar un poco más antes de invitarte a verlo. Siguió hablando esperando que eso lo distrajera de lo que de verdad quería, pero no le ayudó. Finalmente se acercó y la besó. La besó lenta y delicadamente, conteniéndose todo lo que pudo. Se apartó y vio fuego en su mirada antes de volver a por más. En esa ocasión, la rodeó por la cintura y la acercó a sí. A Jess debió de gustarle porque deslizó las manos sobre su torso y su cuello y se entregó a él. Sabía a café y a puro dulce. —¿Mamá? ¿Por qué estás besando a Johnny? Jess contuvo un grito y se apartó bruscamente. —¡Brady! No te he oído llegar. El pequeño los miraba a los dos. —Mi amigo Cody dice que sus papás se besan mucho. Jess respondió enseguida: —Johnny y yo somos amigos. Nos gustamos. Y a veces los adultos se besan. Oye, tienes que ir a recoger tus cosas para irnos a casa. El niño asintió, pero no antes de mirar a Johnny fijamente y como con recelo. Y no podía culparlo. El niño quería proteger a su madre. Terminaron con los platos al momento y Johnny ayudó a Brady a recoger sus juguetes y a ponerse el abrigo. Fueron hacia la puerta trasera. —Johnny, no pasa nada si besas a mamá. Ahora que el abuelito se ha ido al cielo, necesita más besos. hijo.

Johnny le guiñó un ojo a Jess, que parecía avergonzada por la perspicacia de su

—Gracias, Brady. Ya veo que sí —le dio un delicado beso en los labios a Jess—. Gracias por la cena. —De nada. Buenas noches. Se agachó y abrazó a Brady. —¿Qué te ha parecido, hijo? —Bien —admitió el niño, y Johnny sintió que la aprobación de Brady significaba mucho para él.

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Dos noches después, Johnny le pidió a Jess que saliera a cenar con él. Con las limitadas opciones de restaurantes que tenían, la llevó al Saddle Up Bar and Grill. El lugar estaba abarrotado en la zona del bar y solo había sitio de pie. El restaurante tenía un ambiente rústico, techos con vigas de madera y suelos de madera arañados. Había una gran chimenea de piedra en la zona de la entrada donde se quedaron a esperar una mesa. Jess llevaba su melena rizada suelta cayéndole sobre los hombros y hacía un gran contraste con el jersey color teja que se ceñía a sus curvas. Completaban su atuendo una falda vaquera a la altura de las rodillas y unas botas de piel. Viéndola, Johnny solo quería salir de allí con ella, pero se quedó donde estaba mientras Jess saludaba a varios amigos y se los presentaba. Todo el mundo sentía curiosidad por él, al igual que había pasado en el baile del Club de ganaderos. ¿Por qué no? Clay Calhoun había sido un hombre muy querido en el pueblo, un buen vecino y un buen amigo para todos. Siempre que había hecho falta, Clay había ayudado. Así que si alguien estaba interesado en su hija, el pueblo quería asegurarse de que era un hombre decente. Pero Johnny Jameson no era merecedor de una mujer como Jess Calhoun. Aun así, eso no impedía que siguiera deseando pasar cada vez más tiempo con ella. —Su mesa está lista, señor —dijo la camarera. —Gracias —Johnny posó la mano en la espalda de Jess y le abrió paso entre la multitud. Una vez en el comedor, pasaron por delante de una gran chimenea, se detuvieron a saludar a unas personas y por fin llegaron a su mesa junto a la ventana. Jess se sentó en el banco de vinilo negro. —Lo siento. Es un pueblo pequeño. —No tienes por qué disculparte. La vela de la mesa iluminaba su brillante sonrisa y sus increíbles ojos color miel. Se inclinó hacia delante y dijo: —Para serte sincera, no salgo mucho. Y tampoco tengo citas —vaciló—. No desde el padre de Brady… Chad. Así que creo que los ciudadanos de Larkville están un poco impactados de verte saliendo conmigo. Él pensó, no por primera vez, que no podía creerse que los hombres del pueblo no estuvieran siempre detrás de ella. —Entonces soy un tipo con suerte. Me alegra que me hayas elegido a mí para pasar algo de tiempo conmigo. La camarera llegó a la mesa. —¿Quieren pedir ya? Johnny miró a Jess.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Creo que deberíamos celebrar que hayas salido hoy —pidió una botella de vino para acompañar los filetes. Jess no estaba segura de qué estaba haciendo ahí con alguien como Johnny. Tenía demasiada poca experiencia para un hombre así. Cuando había salido con Chad había sido una cría, ni siquiera había llegado a la edad legal para beber. Ahora era como si todo el mundo estuviera observándolos y no había duda de que cuando Johnny se marchara del pueblo, habría habladurías. Se inclinó hacia la mesa y dijo en voz baja: —Esto debe de ser incómodo para ti. —¿Por qué? —Apuesto a que no estás acostumbrado a que te observen mientras cenas. Johnny era un hombre guapo y todavía más cuando sonreía. —Solo están celosos porque estoy con la mujer más bonita del local. Ella sonrió. —Eres un zalamero, Johnny Jameson. No tienes por qué… Él frenó sus palabras. —Es una pena que hasta ahora ningún hombre te haya demostrado lo especial que eres, pero tengo pensado cambiar eso… y muy pronto —la sorprendió cuando le agarró la mano. Ella pudo sentir su calidez y una ligera aspereza. Contuvo el aliento recordando cómo era sentir esas manos contra su piel. Johnny se acercó más. —No tienes ni idea de lo mucho que deseo que estemos a solas. —No deberías decir eso tan deprisa. No tienes ni idea de lo buenos que están aquí los filetes —dijo ella intentando quitarle peso a sus palabras. Johnny empezó a hablar cuando una joven pareja se detuvo junto a la mesa. —¡Jess! Qué maravilla verte —dijo la guapa chica morena antes de girarse hacia Johnny. Jess apartó la mano. —Oh, Cheyenne. Me alegro mucho de verte. La mujer lo miró. —Se me hace extraño verte… Jess se apresuró a decir: —Johnny Jameson, te presento a Cheyenne y Derrick Carson. Brady va al colegio con su hijo Tucker. Están organizando el rodeo. Johnny se levantó inmediatamente y les estrechó la mano. —Brady no deja de hablar del rodeo. Cheyenne enarcó una ceja.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Oh, ¿va a participar? —la mujer miró a Jess antes de girarse hacia Johnny—. Al pobre siempre le han dado tanto pánico los caballos… Para Clayton tuvo que ser difícil. —Por lo que tengo entendido —comenzó a decir Johnny—, todo lo que hiciera ese pequeño era perfecto a ojos de su abuelo. Cheyenne se quedó sorprendida. —Así que conociste a Clayton. Johnny miró a Jess y le guiñó un ojo. —Sí, tuve el honor de conocerlo. Es más, fue él el que me contrató. Derrick se sumó a la conversación. —Eres el adiestrador de caballos. —Sí. He estado trabajando con Night Storm. —¿Y qué tal va? —Va marchando. Cheyenne volvió a hablar. —Espero que disfrutes de tu estancia aquí, Johnny. Podrías participar en nuestro rodeo. Es para la caridad. La camarera llegó con sus ensaladas. —Me lo pensaré. Acaba de llegar nuestra cena, así que si nos disculpáis… —Por supuesto. Un placer conocerte —dijo Cheyenne y mirando a Jess, añadió—: Te llamaré —la pareja se marchó y Jess respiró aliviada. Una vez las ensaladas y el vino estuvieron servidos, por fin se quedaron a solas. —¿Es amiga tuya Cheyenne Carson? Jess sacudió la cabeza. —La verdad es que no. Fuimos juntas al colegio y ella era la más popular, ya sabes: capitana de las animadoras, la reina del baile y salía con el capitán del equipo de rugby, que era Derrick. —Qué pena que no le hicieras la competencia. Seguro que la habrías superado en todo —dio un sorbo de vino—. Tienes que saber que te tiene envidia. Ella necesitaba un trago y lo dio. —¿Por qué? —Porque eres preciosa, tienes éxito y un hijo maravilloso. —Ella tiene a Derrick y dos hijos. Johnny enarcó una ceja. —¿Quieres a Derrick?

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¡No! —quería a Johnny Jameson—. Es un egocéntrico y cree que es un regalo para las mujeres. Ahora Johnny estaba sonriendo. —Me parece que esos dos están hechos el uno para el otro. Jess no podía mirarlo a los ojos. ¿Sabía Johnny que quería que ellos dos también estuvieran hechos el uno para el otro?

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Capítulo 8 Eran más de las diez cuando Johnny llevó a Jess de vuelta a su apartamento, pero viendo lo nerviosa que estaba, no iba a presionarla para hacer nada. Aparcó junto a su coche. —¿Te apetece un postre? Ella lo miró. —No has querido postre en el restaurante. —Quería uno tuyo. ¿Qué gracia tiene tener una pastelería y no poder asaltar los dulces? Ella sonrió. —Puede que quede algo en la nevera. —Eso me gusta más. Salieron de la camioneta y entraron por la puerta trasera de la tienda. Al entrar y encender las luces de la encimera, Jess fue hacia la gran nevera, se quitó el abrigo y dentro encontró dos pasteles y una tarta de manzana. —¡Pastel! —gritó Johnny al quitarse la cazadora—. ¿De qué es? —Hay de manzana y de chocolate. —De chocolate. Jess lo sacó, lo puso en la encimera y sacó dos platos y tenedores. Cortó dos porciones y les echó nata montada por encima. —Gracias. Johnny hundió el tenedor y ella se dio cuenta de que le gustaba observarlo, observar incluso las cosas más simples, como el modo en que masticaba, cómo se movía su nuez y cómo tragaba. En ese momento, él la miró y la dejó paralizada. —No estás comiendo —cortó un pedazo de su tarta y se lo ofreció. Jess abrió la boca y no podría haber dicho a qué sabía porque estaba demasiado cautivada con la actitud de Johnny. —Está rico, ¿eh? Jess asintió. —Creo que tengo que probar otra cosa —soltó el plato y agachó la cabeza—. Así —acercó la boca a la suya y, al apartarse, la miró a los ojos y le dijo—: Antes estaba rico, pero ahora está mucho mejor mezclado con tu sabor. Jess respiró hondo. Se sentía cada vez más desinhibida. Cortó un pedazo de su tarta y se la ofreció. —A ver si tienes razón —dijo antes de acercarse y besarlo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Con un gemido, él la llevó hacia sí y la besó con mayor intensidad y, mientras la acariciaba con la lengua, ella se dejó arrastrar por sus brazos y sintió que lo deseaba cada vez con más fuerza. —Sabes incluso mejor que la tarta —le susurró sentándola en la encimera dispuesto a probar de nuevo. Jess sintió sus manos moviéndose sobre su espalda antes de que él las colara bajo el jersey. Johnny interrumpió el beso, pero siguió haciendo magia con sus manos. —Llevo toda la noche queriendo tocarte así —le confesó. Ella le rodeó el cuello con los brazos, incapaz de respirar con normalidad. —Yo también quería que me tocaras. —Pues parece que nuestros deseos se están cumpliendo. Volvió a besarla y le subió el jersey, dejando expuesto su sujetador de encaje. Cuando volvió a acariciarla, ella gimió suavemente. —Jess, no voy a sobrevivir mucho más. Te deseo demasiado. Volvió a cubrir su boca con la suya y de pronto todo se vino abajo cuando el teléfono móvil de Jess sonó. Ella se apartó, se bajó el jersey y rebuscó en el bolso. —Podría ser por Brady. Johnny asintió y se apartó. Tenía que controlarse. —¿Diga? Oh, Holt. No, no estaba en casa. Lo siento —lo miró y vocalizó: «Mi hermano»—. Sí, he cenado con un amigo. Johnny se giró y ella bajó de la encimera. Era un amigo. Por supuesto, ¿qué iba a decirle a su hermano? ¿Que estaba en los brazos de su amante? ¿Iba a ser su amante? Sabía que eso sería un gran paso para Jess y también veía lo protectores que eran todos con ella. Y ahí estaba él, aprovechándose de esa chica a la primera oportunidad. Genial. La miró mientras ella se daba la vuelta y se bajaba más el jersey. ¡Estaba intentando desnudarla en la cocina! Pero Jess Calhoun se merecía un trato mejor. Entonces, ¿por qué no podía alejarse de ella? Jess lo miró y le sonrió y, una vez más, el corazón comenzó a golpetearle contra el pecho. —Lo siento, era Holt —dijo Jess finalmente, cuando colgó—. Se ha preocupado al no poder contactar conmigo. Ya sabes, hermanos mayores. A veces lo odio, pero lo quiero porque siempre está a mi lado. —Si tú fueras mi hermana, estaría muy preocupado también. Mis intenciones no son exactamente honestas. En el transcurso de una llamada de teléfono, las cosas parecían haberse enfriado mucho entre ellos y, ya fuera bueno o malo, le había dado a Jess tiempo para pensar.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Parecía que no era capaz de pensar con sensatez cuando se trataba de Johnny Jameson y eso era justo lo que tenía que hacer. Pensar. Había pasado mucho tiempo desde que se había permitido sentir algo por un hombre y aun así, sin pensarlo dos veces, se había entregado a él. Subieron al apartamento y ella abrió la puerta. Una vez dentro, colgó su abrigo en el perchero y, al girarse, vio que Johnny todavía no se había movido de la puerta. —Creo que debería volver al rancho. Mañana los dos tenemos que madrugar. Lo he pasado genial, Jess. Gracias. Eso hirió sus sentimientos. —Yo también lo he pasado muy bien —y cuando él empezó a cerrar la puerta, añadió—: No, Johnny. La miró con esos ojos plateados. —Si no me voy, Jess, terminaremos lo que hemos empezado abajo y no creo que estés preparada para ello. Jess se estremeció de placer ante la idea, al saber que la deseaba. —Tal vez… —No puede ser un tal vez, ojos marrones. Lo último que quiero es que luego tengas que arrepentirte de algo. Ella no lo haría, pero tal vez él sí. algo.

—Entonces, ¿puedes quedarte a tomar un café? Me gustaría hablar contigo de —¿De qué? —le preguntó algo extrañado. Jess tuvo que pensar deprisa.

—Por un lado, de las ganas que tiene Brady de montar, y por otro, Holt me ha mencionado que te pregunte si estarías interesado en trabajar con otros dos caballos. Johnny estaba a punto de declinar la oferta cuando Jess se giró y se dirigió a la pequeña cocina. De acuerdo, podía tomarse un café, pero tenía que controlarse porque todo estaba volviéndose demasiado intenso. Se acercó a un escritorio y, al ver la hilera de fotografías, sonrió contemplando las distintas fases del crecimiento de Brady. Jess se acercó. —Es un niño muy rico. Ella sonrió. —Sí, yo también lo creo —agarró una foto de Clay y Sandra—. Esta es una de mis favoritas. Ella es mi madre. Johnny observó a la atractiva mujer castaña. —Es muy guapa. Te pareces a ella. —Eso me han dicho. Fue ella quien me hizo interesarme por la pastelería —lo miró—. Nos quedamos hundidos, sobre todo papá cuando murió tan de repente —se

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https://www.facebook.com/novelasgratis encogió de hombros—. A veces me pregunto si por eso dejó de cuidarse. Sé que la echaba muchísimo de menos —volvió a dejar la foto en la mesa—. Y ahora los he perdido a los dos, pero Brady ha perdido también a su mejor amigo. Johnny pudo ver las lágrimas formándose en sus ojos. —Oye, cielo, no quería hacerte llorar —odiaba verla tan triste. —Es solo que Clay Calhoun era un hombre de familia. No había duda de que adoraba a sus hijos y siempre supe que tenía mucha suerte de tenerlo como padre. Johnny se alegraba de que alguien al menos hubiera tenido una familia. Tal vez por eso se identificaba tanto con el pequeño. —Lo siento, Jess. Por ti y por Brady. —No lo sientas. Jamás podría arrepentirme de haber tenido a mi hijo, pero Chad jamás habría ejercido como padre. Gracias a Dios que tenía a mis padres. —Y por eso deberías valorar mucho a tu familia. Ella suspiró. —Por cierto, ojala vinieran todos pronto —añadió Johnny. días.

Relacionarse con Holt Calhoun le quitaría la tentación de ver a Jess todos los —¿Te ha dicho tu hermano cuándo volvería?

—No lo sabe. Está con un amigo, Hank Garnett, que está muy enfermo. Es triste porque es muy joven. Johnny estaba implicándose demasiado en su vida. —Es una pena… Bueno, querías hablar conmigo de algo —le recordó. —Sí, de Brady. Sé que estaba emocionado, pero solo porque haya surgido lo del rodeo no tienes que verte obligado a ayudarlo también con eso. El temporizador de la cafetera sonó en ese momento y ella entró en la cocina para servir dos tazas. Le dio una y Johnny se sentó en uno de los taburetes de la barra. —No tengo ningún problema en dedicarle al niño unas cuantas horas, Jess, a menos que tú sí lo tengas. Ella se encogió de hombros. —Solo tengo problemas con el hecho de que tiene cinco años y de que está cada vez más unido a ti. No puedo evitar preocuparme de que sufra cuando te vayas. Johnny se quedó sorprendido, pero lo entendía. —¿Entonces quieres que me mantenga alejado? ¿Me invento una excusa y le digo que no puedo hacerlo? —¡Oh, no! Además de Wes, eres la única figura masculina en su vida ahora mismo. Echa de menos a su abuelo —suspiró—. Supongo que quiero protegerlo de todo, pero sé que no puedo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny se levantó, rodeó la encimera y la tomó en sus brazos. Estaba rompiéndole el corazón. —Shh, cielo, todo saldrá bien. Brady y yo hablaremos cuando llegue el momento de irme. Ella asintió y se secó las lágrimas. —Siento haberme puesto tan sentimental. Es que soy demasiado protectora con mi hijo. A él le encantaría abrazarla en cualquier momento y estaba intentando no pensar en cómo la había besado media hora antes. —No pasa nada. Será mejor que me vaya. Mañana tengo una cita con un caballo muy cabezota —fue hacia la puerta—. Si lo traes, trabajaré con Brady mañana. —Gracias y, por favor, ven a cenar a casa. Aunque sabía que tenía que tomarse las cosas con calma, tanto tiempo con Jess estaba dándole ideas. Ideas, como que por ejemplo Larkville, Texas, sería un buen lugar en el que quedarse. Sin embargo, borró ese pensamiento de su mente enseguida.

Al día siguiente la tarde fue soleada e hizo subir un poco la temperatura del invierno. Johnny tenía a Brady subido a lomos de Beau, pero eso era la parte fácil porque el animal resultó ser un caballo fantástico y el niño lo estaba haciendo bien. Dentro del cercado, Johnny le entregó al niño las riendas y le dijo que llevara al caballo hasta el fondo y de vuelta. En esa ocasión, no iría a su lado. —¿Yo solo? —Claro. Puedes hacerlo. Brady tomó las riendas y las posó sobre el cuello del animal, haciendo que se girara. Chasqueó la lengua y el caballo echó a caminar. Johnny observaba con atención por si hubiera algún problema, pero no parecía que fuera el caso. El niño parecía cómodo, aprendía rápido y estaba ansioso por saber más. Volvió y Johnny se dispuso a dar el siguiente paso. —Muy bien, lo has hecho genial. Brady sonrió. —Quiero ir más deprisa. —Eso nos llevará un poco más de tiempo y al principio te sentirás raro, pero después aprenderás a botar a la par que el caballo. —¡Oh, enséñame a botar! Johnny tuvo que sonreír ante la determinación del niño. Tomó las riendas y le dijo a Brady que se agarrara al arzón de la silla para sentirlo. Cuando echó a correr, le

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https://www.facebook.com/novelasgratis indicó cómo moverse con el caballo y el primer intento no salió mal. Para cuando regresaron al otro extremo, ambos iban sonriendo. De pronto Johnny tuvo una idea mejor. Le pidió a Randy, uno de los mozos, que ensillara a Risky y una vez tuvo a su caballo, preguntó: —¿Quieres dar una vuelta conmigo en mi caballo? Vio al niño vacilar, así que amarró a Risky a la verja y se acercó a él. —A ver, no pasa nada por tener un poco de miedo, pero si tienes cuidado estando cerca de un caballo, no te hará daño. Y como eres pequeño, te van a parecer muy grandes, pero según vayas creciendo, te parecerán más pequeños. Esos ojos confiados lo miraron. —Y no tendré tanto miedo. —Así que durante unos años más montarás solo el pony. —Me gusta mucho Beau. —¿Podrías hacer algo por mí? Deja que te lleve conmigo para que pueda enseñarte a moverte con el caballo. —¿Me vas a agarrar muy fuerte? —Sí. No dejaría que te pasara nada malo. Una vez el niño estuvo de acuerdo, Johnny lo bajó de Beau y lo subió a la silla de Risky para al instante sentarse tras él. Randy abrió el portón del cercado y Johnny dirigió a su caballo hacia el sendero que conducía a los pastos. —Toma, agarra las riendas —Johnny podía controlar al caballo solo ejerciendo presión con la pierna si era necesario, pero quería que el niño sintiera que podía controlarlo. Le explicó lo que harían, se aseguró de que el niño estaba bien sentado en la silla y le dio a Risky la orden de ir al trote. Ayudó a Brady a encontrar el ritmo y pronto el pequeño empezó a hacerlo mejor. —¡Haz que vaya muy deprisa! —gritó Brady. Johnny se quedó sorprendido. —¿Estás seguro? —Sí, quiero ir deprisa. —De acuerdo, vamos allá —chasqueó la lengua y arreó al caballo con los pies. Protegiendo al niño con sus brazos, le indicó que se tendiera hacia delante mientras el caballo cabalgaba hacia el pasto. Y la recompensa que obtuvo fueron muchas risas. Cuando volvían, Johnny descubrió a otro jinete: Jess a lomos de Goldie. Cubrió un largo recorrido hasta que los alcanzó. —¡Mamá! ¿Me has visto montar? —Claro que sí.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Miró a Johnny. —Iba a montar con Brady, pero cuando he llegado al cercado ya os habíais ido. —Lo siento, no sabía que ibas a venir y he pensado que el mejor modo de que sintiera el movimiento del caballo era yendo al trote —sonrió—. Y luego ha decidido que quería ir más deprisa. —Sí, mamá, me gusta ir deprisa. Jess no podía dejar de mirarlos. Johnny estaba sentado detrás de Brady, protegiéndolo con sus grandes brazos. Nunca había dudado de que pudiera cuidar de su hijo, pero verlos juntos y ver la ternura que Johnny le mostraba al pequeño, fue algo que la pilló completamente desprevenida y que le hizo darse cuenta del vacío que había habido en la vida de su hijo… y en la suya.

Al cabo de un momento, ya estaban de vuelta en el establo. Johnny pudo ver que Brady estaba cansado, demasiado cansado como para siquiera hacer preguntas. Le pidieron a un mozo que se ocupara de Goldie, de Beau y de Risky y los tres salieron. —Jess, ¿podrías llevar a Brady a casa, por favor? Tengo que trabajar con Storm. Vio a Jess vacilar. —¿Te importa que te mire? Nancy cuidará de Brady. Me gustaría ver los progresos de Storm. —Claro. Te veo en el cercado. Vio a Jess correr con Brady hacia la casa y supo que había sido un gran día para el niño. Había compartido demasiados momentos buenos con madre e hijo y estaba seguro de que le resultaría muy duro marcharse de allí, pero tendría que hacerlo tarde o temprano. Fue hasta la cuadra de Storm. Últimamente el animal estaba mucho más calmado y permitía que Johnny se acercara, pero aún no se sabía en quién más confiaría el animal. Pensó que tal vez Randy podría trabajar con él y cuanto más pensaba en ello, mejor idea le parecía. Confiaba en Randy y antes de marcharse del rancho tenía que saber que el caballo estaría en buenas manos. Entró y Storm no se echó atrás. Buena señal. —Hola, chico, ¿qué te parecería lucirte un poco hoy? El caballo se acercó y Johnny le acarició la frente, el lomo y las patas traseras. Aún había zonas de su cuerpo que no le gustaba que le tocaran, pero al menos había dejado de dar coces. Johnny le enganchó la correa, pero la dejó suelta y le caballo lo siguió hasta el cercado. Encontró a Jess esperándolo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Randy también estaba allí con un palo flexible largo y un pañuelo grande rojo atado al extremo. Quería ensillarlo, era algo que había estado retrasando, pero había llegado el momento. Una vez dentro del cercado, Jess se situó junto a la verja. —Dios mío, qué diferencia. —Storm está tranquilo conmigo, pero no estoy seguro de cómo se comportará con los demás. Randy me ha ayudado a veces, pero otros días no puede ni acercarse al caballo. Para serte sincero, tenemos que tomar algunas decisiones. —Para mí no hay decisiones, Johnny. Tú tienes control sobre Storm. Mi padre confiaba en ti, así que yo confío en ti. Sus palabras significaron mucho para él. Asintió y comenzó a trabajar con el caballo. Utilizando la vara con el pañuelo, lo pasó por encima del caballo centrándose en la parte trasera de las patas, que era donde lo habían golpeado, para que viera que el contacto físico no siempre suponía dolor. Jess observó asombrada cómo Johnny trabajaba con el caballo. Había un claro vínculo entre los dos y mucha confianza. Cuando Johnny se dio la espalda y echó a andar, el caballo lo siguió como un cachorrito. No había ningún parecido con el violento caballo de hacía un mes. Varios de los mozos se habían reunido alrededor del cercado mientras Johnny se acercaba al portón y Randy le entregaba una silla. Ella contuvo el aliento mientras Johnny susurraba a Storm, lo tranquilizaba, lo acariciaba y le dejaba ver la silla. Cuando Storm no se movió, se la puso, pero no fue muy bien, y volvió a quitarla para seguir hablándole con delicadeza y acariciándole el lomo hasta que finalmente lo calmó. De nuevo, levantó la silla y se la colocó en el lomo. A pesar de que Storm se quejó en varias ocasiones, fue capaz de ajustar la cincha. A continuación agarró la cuerda y salió del cercado. Se paró junto a Jess. —Necesito más espacio. —¿Vas a montarlo? —Yo no, Randy. Se quedó con la boca abierta cuando Wes se acercó a ella. —Sabe lo que hace, Jess. Tenemos que confiar en él. Y confiaba en él. —Pero eso no evita que me preocupe. Wes sonrió. —Vamos, Jess. No quiero perdérmelo. Fueron hacia el cercado más grande y se subieron a la verja. Todos sabían que tenían que estar en silencio para no asustar al caballo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny tenía a Randy con él y estaba dándole instrucciones sobre cómo acariciar y tocar a Storm. Al caballo no pareció importarle. Jess sabía perfectamente que nadie más que su padre había montado a Storm desde que había llegado al rancho dos años atrás. Johnny se acercó hasta donde habían sacado y atado a Risky al poste. Agarró el lazo del cuerno de montura, hizo una gran lazada y la colocó en el suelo junto al casco trasero derecho de Storm. Randy hizo que Storm diera un paso adelante y Johnny ató la cuerda justo entre el casco y el talón. Volvió a su caballo y se subió. —De acuerdo, Randy, adelante. El joven asintió, se acercó al caballo y todos contuvieron el aliento cuando subió el pie al estribo y se sentó sobre su lomo. Inmediatamente, el semental empezó a dar vueltas y a relinchar, pero se detuvo en cuanto Johnny tiró de la cuerda. Johnny le indicó a Randy que fueran a medio galope; el caballo empezó a rodear el cercado, pero entonces intentó corcovear para tirar a Randy. Johnny volvió a tirar de la cuerda y se detuvo. Siguieron con los ejercicios durante veinte minutos hasta que el gran caballo negro estuvo dando vueltas por el cercado a un paso tranquilo. Finalmente Johnny le dijo a Randy que detuviera al caballo y desmontara. Después soltó la cuerda y se subió a lomos de Storm; parecía que estaban hechos el uno para el otro. Agarró las riendas, aunque le daba órdenes solo con presión de la pierna. Lo giró a la izquierda, después a la derecha y realizaron los distintos ejercicios como si fuera una coreografía de ballet bajo murmullos de admiración de los que estaban presenciándolo todo. Por fin Jess vio a Johnny sonreír, que se tendió hacia delante y acarició a Storm mientras le hablaba. Cuando bajó, lo abrazó por el cuello. A Jess se le llenaron los ojos de lágrimas y susurró al cielo: —¿Lo has visto, papá? Storm es todo lo que esperabas de él. Johnny se sintió embargado por la emoción, era algo que siempre le pasaba cuando un caballo terminaba confiando en él. Sabía que llegar a ese nivel de entendimiento suponía un encuentro tanto de mentes como de corazones entre los dos. Al igual que le pasaba al caballo, él sabía lo que era el maltrato físico, tener a alguien que te destruyera el alma. Él lo había vivido de pequeño y había resistido hasta que había podido escapar. Era difícil poder confiar en alguien después de que todos te hubieran dado la espalda. Acarició al caballo. Qué curioso, siempre había confiado mucho más en los animales que en las personas. —Lo has logrado, Storm —le susurró junto a su cuello—. Eres libre. Nadie volverá a hacerte daño —el caballo agachó la cabeza y relinchó. Johnny sonrió y vio a Jess yendo hacia él. Quería confiar en ella más que ninguna otra cosa, quería compartir lo que sentía con ella, sus sueños y esperanzas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Pero se contenía. Le resultaba más fácil compartir su cuerpo que su alma. Aun así, a pesar de todos sus temores, no podía evitar desearla. Jess estaba vacilante cuando le dijo: —Si te parece bien, ¿puedo acariciar a Storm? Johnny asintió. —No quiero multitudes a su alrededor, pero está acostumbrado a ti. él.

Fue directa al caballo y a él le gustó que se sintiera tan cómoda estando cerca de —Hola, chico grande, te he echado de menos.

Storm se acurrucó contra ella y Jess se rio. Johnny sintió que el corazón se le llenaba de alegría; le parecía imposible desearla más, pero verla junto a Storm hizo que su atractivo aumentara. Era una mujer natural, auténtica. Y él se moría por ella.

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Capítulo 9 A las nueve en punto, Jess había metido a Brady en la cama del rancho, donde Nancy cuidaría de él durante la noche y la mañana siguiente. Después de las emociones que habían tenido aquel día con Storm, no estaba preparada para irse a su apartamento sola y Johnny había desaparecido, así que se había dejado convencer para quedar con Molly y disfrutar de esa noche solo de chicas en el Saddle Up Bar and Grill. Pasó un momento por casa para refrescarse; se peinó y se puso unos vaqueros y un bonito jersey negro de cuello alto. Diez minutos después, entraba en el aparcamiento del bar, donde vio el coche de Molly recién aparcado. Su amiga llevaba unos vaqueros, una blusa y una cazadora de cuero marrón. —Estás guapa. —¿Sí? No estoy segura de que sea una buena idea. —Siempre dices lo mismo. Solo vamos a salir a tomar algo —Molly la agarró del brazo y fue hacia la puerta—. Además, tienes que salir más y nunca, nunca, te quedes sentada esperando a que un hombre te llame. Antes de entrar, pudieron oír la música. El bar estaba abarrotado, tanto de hombres como de mujeres. Molly señaló a un grupo de amigas y se sentaron en una mesa situada en un extremo del bar. —Ey, Maria y Bonnie, ¿os acordáis de Jess? La música estaba tan alta que apenas pudo oír las presentaciones, pero las recordaba del colegio. La camarera apareció y Molly pidió una jarra de cerveza para todas. Antes de que Jess se diera cuenta, un hombre la agarró y la llevó a la pequeña pista de baile. Dos canciones más tarde con un entusiasta compañero, Jess no estaba segura de lo que quería esa noche, pero hasta el momento no era eso.

Entre unas cosas y otras, Johnny terminó yendo al centro con algunos de los mozos del rancho. Todos seguían impresionados con Storm y él también estaba muy contento, pero habría preferido irse temprano a la cama en lugar de salir a celebrarlo. El grupo fue directo al Saddle; Randy se pidió una cerveza y le preguntó qué quería él. El joven quería invitarle a una ronda y Johnny le dejó. Le dio un buen trago a su copa. Sabía bien. Normalmente no se daba el capricho de beber alcohol trabajando, pero después de aquel día, el adiestramiento de Storm prácticamente había llegado a su fin. Randy se acercó.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Ey, ¿sabes? Jess está aquí. Johnny se dio la vuelta y la vio en la pista de baile. Llevaba un jersey ajustado y unos vaqueros ceñidos que tenían que ser ilegales. Vio cómo su cuerpo se movía seductoramente al ritmo de la música. No sabía quién era su acompañante, pero no le gustó que otro le hubiera puesto las manos encima. —Hola, vaquero. Se giró y vio a Molly yendo hacia la barra. —Hola, Molly —dijo alzando la voz para que pudiera oírlo por encima de la música—. ¿Qué haces aquí? Ella le guiñó un ojo. —Buscando un poco de diversión y, tal vez, un poco de problemas. Johnny asintió hacia la pista de baile. —¿Has convencido a Jess para que viniera? Ella se encogió de hombros. —Me dijo que quería salir. Le viene bien salir de vez en cuando. La mayoría de los solteros del pueblo siempre han querido tener una oportunidad con ella, pero Jess nunca estaba interesada —miró a su amiga—. Aunque parece que ha decidido regalarle un baile a Rusty —le dio un trago a su cerveza—. Diría que el chico no va a perder ni un minuto. Johnny se puso tenso. Odiaba que otro hombre se acercara a ella. —No puedo controlar con quién baile. Molly lo miró detenidamente. —Somos amigas desde primer curso y, en lo que respecta a los hombres, es la persona más noble e ingenua que conozco. —Dudo que Jess vaya a hacer algo que no quiera. Molly se encogió de hombros. —A veces la soledad se hace demasiado dura, sobre todo cuando no puedes tener lo que de verdad quieres —dijo y se marchó. Johnny conocía esa sensación. Miró a Jess y sintió un nudo en el pecho. Sí, quería estar con ella, tanto que lo aterrorizaba. Solo eso debería bastar para mantenerlo alejado, pero no era así. Dejó la cerveza sobre la barra y fue hacia ella.

Jess estaba cansada. ¿Cómo podía hacer eso Molly todo el tiempo? No le gustaba bailar con tantos hombres distintos. Sí, de acuerdo, los conocía a casi todos del colegio o del pueblo, pero eso no significaba que quisiera que le dieran vueltas, la agarraran e incluso que le metieran mano. Por fin la música terminó y estaba saliendo de la pista para decirle a Molly que se iba cuando sintió una mano y se giró.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Se quedó sorprendida al ver que ahí delante tenía al causante de sus noches de insomnio. —Johnny. ¿Qué estás haciendo aquí? Él le agarró la mano. —Podría preguntarte lo mismo —la tomó en sus brazos cuando una balada empezó a sonar. Era George Strait, aunque no conocía el nombre de la canción—. Creía que esto no te iba. Jess se acercó a él y sintió un golpe de calor. —Solo quería salir un poco —levantó la cabeza—. ¿Y tú? —Los chicos querían invitarme a algo para celebrar lo que ha pasado con Storm. Ella sonrió. —Sí, ha sido asombroso. —Aún tengo que trabajar con él e incluso podría sugerirte que lo caparas. —Eso es algo que tienes que hablar con Holt. —De acuerdo, pero más adelante. Ahora mismo tengo otras cosas en mente —la acercó más. Jess apoyó la cabeza contra su hombro mientras se movían al suave ritmo de la música. Las manos de Johnny se posaron sobre su espalda y la llevaron hacia él todavía más haciendo que pudiera sentir todos los ángulos de su cuerpo. La recorrió un cosquilleo. Ese hombre había encendido un fuego en ella y estaba ardiendo.

Una hora después, Johnny se vio subiendo las escaleras del apartamento de Jess. Un poco antes la había visto salir del bar, subirse al coche y marcharse. Algo parecía haberlo desgarrado por dentro cuando se dirigía al rancho y por ello había dado la vuelta para volver al centro. Lo había intentado, sí, pero finalmente se había rendido porque no podía seguir alejado de ella. Se quedó un instante en el porche, suspiró y levantó la mano para llamar a la puerta. La espera se le hizo eterna hasta que finalmente la oyó decir: —¿Quién es? —Johnny. Hubo otra larga pausa hasta que la puerta finalmente se abrió. Ella clavó la mirada en él haciendo que se le acelerara el corazón. Sabía que debía darse la vuelta y marcharse, pero no podía. Jess Calhoun era más especial para él de lo que quería admitir y tenía que demostrárselo. La llevó hacia sí y cubrió su boca con un beso. Fue como volver a casa. Ella lo rodeó con sus brazos y su aroma lo devoró. Saboreó sus labios; el deseo era tan

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https://www.facebook.com/novelasgratis embriagador que estaba volviéndose adicto a ella. Se apartó, cerró la puerta y volvió a ella, colmando de besos sus mejillas y el ángulo de su mandíbula. —Te deseo, Jess Calhoun, no lo dudes nunca —ahogó con su boca el gemido de Jess cuando la levantó del suelo y la llevó al salón. Y cuando la dejó en el suelo, a los dos les faltaba el aliento. —Yo también te deseo —volvió a besarlo. Johnny gimió y le rodeó la cara con las manos. —Tenemos toda la noche. Le gustaba verla tan entregada, pero aún seguía preocupado. —Mira, Jess. Lo último que quiero es que tengas algo de lo que arrepentirte. —No, no es eso. Te deseo, Johnny, es solo que… —miró a otro lado—. Hace mucho tiempo… que no estoy con nadie. Puede que no sepa cómo complacerte. Él sonrió. —Cielo, ya has provocado tanto en mí que he estado a punto de volverme loco desde que te conozco. Ella suspiró. —Me alegro —le quitó la cazadora, la tiró al sofá e hizo lo mismo con su sombrero. Después, lo agarró de la mano y lo llevó al dormitorio—. Supongo que vas a tener que enseñarme lo que me he perdido. A Johnny le temblaban las manos. Quería enseñarle muchas cosas, hacerla sentir y borrar todos los malos recuerdos que le había dejado el último hombre que había pasado por su vida. La besó varias veces y le quitó el jersey. Le acarició el cabello. —Me encanta tu pelo suelto. Ella sonrió. —Me alegro. —Hay muchas cosas que me gustan de ti y puede que tenga la oportunidad de demostrártelo esta noche —deslizó las manos hasta su largo cuello y cuando llegó a sus pechos, a ella se le puso la piel de gallina. La besó mientras Jess le acariciaba el pelo. —Oh, Johnny… Jess.

La llevó hacia la cama y no pensó en nada más, solo en estar en los brazos de

Hicieron el amor del modo más dulce que lo habían hecho nunca. Quiso darle placer y él recibió a cambio más de lo que habría creído posible. Jess lo llevó a lugares que iban más allá de lo físico; solo tenerla en sus brazos le dio una paz que nunca antes había conocido, pero las horas pasaban rápidamente y el amanecer pronto invadiría el mundo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Jess —estaba acurrucado junto a ella en la cama. Fuera aún era de noche, pero tenía que volver al rancho. Sobre todo porque no quería que los empleados vieran su camioneta aparcada junto a su coche—. Jess —susurró y se acercó más. ¡No quería irse de su lado! Ella gimió y se dio la vuelta. —¿Johnny? ¿Es hora de levantarse? —No, pero debería volver al rancho y no sé cuándo llegan tus empleados a la pastelería. Ella alzó la cabeza y se apartó de la cara ese precioso cabello rubio. Johnny tembló al recordar el suave roce de esos sedosos mechones contra su piel. —Tenemos tiempo —le dijo al mirar el reloj. Se acercó y lo besó, lentamente, a la vez que movía su sensual cuerpo contra el suyo. —A lo mejor tienes un rato para darme un poco más de clases. Él se rio. —He creado un monstruo —cuando habían hecho el amor la primera vez, ella se había mostrado tímida y a él le había encantado poder darle placer. Pero Jess había aprendido pronto a devolvérselo y eso podría ser peligroso porque si Johnny no paraba pronto, era posible que nunca lo hiciera. Pero cuando la miró a esos grandes ojos y vio sus carnosos labios, todo argumento fue en vano. Ardía de deseo por esa mujer y temía que esa sensación no fuera a disiparse nunca. Le puso una mano en la nuca y la acercó a su boca. —Supongo que puedo quedarme otros treinta minutos si a mi jefa no le importa. —No, si le prestas una atención especial. —Sí, señora —la besó sabiendo que no había suficiente tiempo en el mundo para mostrarle a Jess todo lo que quería mostrarle.

A las seis y media, Jess corrió a la pastelería y cuando cruzó la puerta y vio a Carol y a Molly ya ocupadas en la cocina sintió un intenso calor tiñéndole las mejillas. No es que hubiera llegado tarde, así que, ¿por qué se sentía culpable? Culpable y algo mareada. Era sorprendente lo que podía hacerle a una un poco de amor. Recordó la noche con Johnny. Le había hecho el amor dos veces y le había mostrado todo lo que se había perdido al no tener nunca una relación de verdad. Chad y ella no habían sido más que unos críos comparado con lo que Johnny le hacía sentir.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Esa mañana él se había ido cuando despertó, pero le había dejado una nota muy dulce: Si te despertara, jamás me marcharía. Luego nos vemos. J. Intentó ocultar la sonrisa mientras se ataba el delantal, pero Molly era muy lista. —¿Qué te pasa hoy? Diría que anoche tuviste suerte y apuesto a que fue con Johnny, ¿verdad? Se quedó paralizada y Molly, al notarlo, la agarró del brazo y la llevó a la zona de la tienda, que estaba vacía. Allí podrían tener intimidad. —Suéltalo. ¿Quién te ha puesto esa sonrisa en la cara? —No soy de las que cuentan sus intimidades. —Eso lo dices porque nunca tienes nada que contar —Molly se cruzó de brazos y esperó—. No me obligues a hacerte daño. Johnny, ha sido Johnny, ¿verdad? Hablé con él en el bar y bailaste con él. —Sí, ha sido Johnny. —¡Estoy celosa! —alzó una mano—. Pero no del modo que piensas. Solo dime que te trató bien. —Oh, Molly, jamás me imaginé que pudiera ser así. —A ver, ese brillo del día después pronto se desvanecerá, pero lo único que quiero es que no te hagan daño. Jess, se marchará. No quería pensar en eso, ahora no. —Lo sé y no espero nada de él. Molly no parecía muy convencida. —No eres de las que se meten en la cama con un tipo a menos que estés medio enamorada de él. Jess intentó ocultar toda emoción, pero con su amiga era inútil. —¿No puedes alegrarte por mí? Molly la abrazó. —Oh, cariño, eso sobra decirlo. Solo espero que Johnny Jameson sepa lo afortunado que es.

—¡Eh, Johnny! —le gritó Brady—. ¡Mira!

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Ya te veo —llevaba observándolo una hora subido al pony y el niño no parecía querer parar después de todo ese rato. No pudo más que sonreír al ver a Brady con Beau. Los dos se habían hecho muy buenos amigos en la última semana. Utilizando las órdenes que Johnny le había dado, Brady trotó hacia él y se detuvo justo fuera del establo. —¿Ha estado bien? —¡Genial! —le dio una palmadita al caballo—. Es imposible que lo hagas mejor. El niño sonrió. —¿Ahora puedo ir a ver a Storm? A Johnny le asombró la determinación del pequeño. Por la mañana habían estado una hora con Wes y dos ovejas entrenando para el rodeo y después de almorzar, había vuelto para aprender a montar a Beau. Y en todo momento había estado preguntando por Storm. —No estoy seguro de que a tu madre vaya a gustarle. —¿Por qué? Has arreglado a Storm. Ya no es malo. —Lo sé, pero tú sigues siendo un niño. No puedo decidir, no soy el que manda. El niño se quedó mirándolo. —¿Quieres decir que no eres como si fueras mi padre? Eso lo dejó impactado y no supo qué responder. —Quiero decir que no soy ni tu padre ni tu madre y que no hay nadie más. Podríamos ir a su cuadra y verlo. Quiero asegurarme de que se acostumbra a tenerte cerca. —¡Guay! —bajó de Beau con la ayuda de Johnny y, juntos, metieron al pony en su cuadra. Aunque la silla pesaba mucho, el niño ayudó a quitarla y a peinar al animal. Cerraron la puerta y fueron hacia la parte trasera del establo donde se encontraba la cuadra de Storm. —No tienes por qué hacerlo —le dijo Johnny. —Pero quiero acariciarlo. Quiero ser amigo de Storm —alzó los brazos—. ¿Me subes? —Claro —levantó al niño y lo apoyó sobre su brazo. Abrió la parte superior del portón de la cuadra y el caballo negro se acercó de inmediato. Johnny retrocedió para que el niño no se asustara. —Hola, Storm. He traído a alguien que quiere conocerte. Te presento a Brady Calhoun. Brady, te presento a Night Storm. El niño se rio cuando el caballo relinchó y movió la cabeza de arriba abajo. Johnny lo acarició.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Lo ves? Quiere ser simpático contigo. A los caballos les gusta estar rodeados de otras personas y caballos. —Hola, Storm. Eras el caballo que más quería el abuelito —Johnny se sorprendió al ver la pequeña mano tocando la cabeza del caballo y cómo el animal se lo permitía. —Le caigo bien —dijo el niño con una de sus más dulces sonrisas. —Sí. Ahora sabe que no vas a hacerle daño. Está empezando a confiar en la gente y eso a veces es difícil, sobre todo cuando alguien te ha hecho daño. Brady se acercó al caballo y lo rodeó por el cuello. —Yo no te haré daño, Storm. Johnny, mamá, Wes y el tío Holt no dejarán que nadie te haga daño. A Johnny se le hizo un nudo en el pecho al ver cómo los dos iban creando un vínculo y adquirían confianza. Era increíble de ver, un caballo tan grande y un niño pequeño. Se giró y vio a Jess observándolos. Tenía lágrimas en los ojos, pero estaba sonriendo. —Mamá —dijo Brady—. Mira, estoy tocando a Storm. Es suave como Beau y no quiere hacerme daño —el caballo resopló y sacudió la cabeza. —Storm es muy dulce —dijo emocionada viéndolos a los dos. Se acercó y también acarició al animal—. Johnny ha hecho un trabajo magnífico con él. Los tres estaban rodeando al animal y se encontraban tan cerca que Jess pudo sentir el calor de Johnny. Inhaló su aroma, un aroma inconfundible. —Solo necesitaba saber que no íbamos a hacerle daño —dijo Johnny mirándola. Al verlo, Jess recordó la noche anterior y cómo la había recorrido con la mirada. Se estremeció de placer, como si aún pudiera sentirlo. —¿Vas a besar a mamá? Jess se ruborizó y Johnny, sonriendo, se agachó. —Es tan guapa que creo que sí que lo haré —le dio un dulce beso en los labios. El gesto satisfizo a su hijo, pero no a ella, que se giró hacia Brady diciendo: —¿Qué hacéis los dos aquí? Creía que estabais aprendiendo a montar a Beau. —Eso ya lo he hecho. Quiero ver a Johnny montando a Storm. —Tenía que asegurarme de que te parecía bien antes de que se acerque al caballo. —No me siento cómoda aún con que Brady esté en el cercado, pero no me importa que te vea trabajando con él. A mí también me gustaría verlo. Johnny bajó a Brady. —Claro. Storm necesita tener a gente cerca. Esta mañana se ha portado muy bien con Randy y Wes —le costaba concentrarse en lo que estaba diciendo porque los

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https://www.facebook.com/novelasgratis recuerdos de la noche anterior y de esa bella mujer no hacían más que distraerlo. Miró al caballo. Estaba metido en un buen lío si no podía concentrarse en su trabajo.

Quince minutos después, Johnny sacó a Storm del establo y el caballo ensillado lo siguió hasta el cercado. Eso era lo que le gustaba a Johnny, el punto en el que la confianza se establecía finalmente entre el caballo y él porque eso significaba que su trabajo casi había acabado. Sabía que no lo necesitarían allí mucho más. Randy y Wes conocían bien su técnica, lo suficiente como para adiestrar a otros caballos que residían en el rancho. Algunos rancheros de la zona le habían ofrecido dirigir una clínica para ayudar a otros caballos problemáticos, pero aún no estaba seguro de que fuera una buena idea. Cuando se marchara de allí, tenía que cortar por lo sano. Miró a Jess y a Brady, que estaban sentados en la verja esperándolos. Eso era lo que no podía soportar. No le gustaba que la gente esperara nada de él; se le daban bien los caballos, no las personas. La semana siguiente se celebraría el Rodeo de Little Buckaroo y esa sería su fecha límite. Tendría que marcharse entonces, sobre todo después de haber pasado la noche con Jess entre sus brazos. Jess vio a Johnny subirse a lomos de Storm y la recorrió un intenso cosquilleo al darse cuenta de que estaba enamorada de ese hombre. No había nada en él que no le gustara: su actitud hacia los animales, su hijo y ella. Suspiró. Además, la noche anterior le había mostrado su delicadeza y ternura al hacerle el amor. Sin duda, era un hombre especial. Vio cómo le daba a Storm una serie de órdenes y siguió asombrándola el poder que poseía a lomos de un caballo. No pudo evitar preguntarse cómo habría sido de niño. Sabía que su madre no se había preocupado por él y que no pudo encontrar a su padre y por eso admiraba al maravilloso hombre en que se había convertido. Ese era el hombre al que no quería renunciar y lucharía para no perderlo.

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Capítulo 10 Esa noche Johnny caminó de un lado a otro de su apartamento pensándose muy en serio si ir al centro del pueblo a tomarse una copa porque, de lo contrario, podría terminar en la casa familiar junto a Jess. Apenas había podido soportar estar cenando con ella frente a él; debería haberse marchado, pero se había dicho que tenía que ser cordial. Y, además, lo cierto era que no quería alejarse de ella. Sí, eso significaba que estaba metido en un lío. Eso significaba que estaba acercándose demasiado. Cuando ella subió a meter a Brady en la cama, él aprovechó para marcharse. Tenía que dejar de ponerse en situaciones que le hacían pensar que podía formar parte de la familia. Lo había intentado una vez y no había funcionado. Dudaba que funcionara ahora con Jess. Alguien llamó a su puerta y abrió. Jess estaba allí, en su pequeño porche. —¿Pasa algo? —preguntó ella. Johnny se limitó a negar con la cabeza. El corazón de Jess palpitaba aceleradamente y, cuando se fijó en el torso desnudo de Johnny y en sus vaqueros medio desabrochados, casi perdió el control. —Lo siento… No quería molestarte. Yo… bueno, no importa. Me marcho. Antes de tener oportunidad de dar un paso, él la agarró y la metió dentro. —¿Por qué has venido si ibas a marcharte? —Para serte sincera, no estaba segura de que debiera hacerlo. Estaba de acuerdo en que no habría ninguna atadura en la relación. —Pero eso no significa que no seas bienvenida. Aunque no me hace mucha gracia que todo el mundo sepa lo que pasa en mi vida privada. —¿Te refieres a los peones del rancho? Asintió. —Es por tu protección, Jess. Por tu reputación. Ella no pudo evitar sonreír. —Johnny, he sobrevivido a cosas mucho peores. —Te mereces algo mejor. Cuando fue al sofá y se puso una camiseta, ella quiso objetar por el hecho de que estuviera cubriendo su tonificado torso, y recordó cómo había sido acariciar su cálida piel, sentir sus definidos músculos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny no quería que Jess fuera a escondidas a su casa por la noche como si estuviera haciendo algo malo. No quería que fuera la protagonista de cotilleos una vez él se marchara del pueblo. —No me gusta que hables así de ti. —Mira, Jess, eres una Calhoun y formas parte de esta comunidad. Tu familia lleva en la zona generaciones. Para mí no es lo mismo. Yo no podría hablarte de mis antepasados por mucho que quisiera. Como poco, sus valores son cuestionables. Se acercó a él. —Tuvo que haber algo bueno en tu vida, Johnny. Alguien que se preocupara por ti porque, de lo contrario, no te habrías convertido en un hombre tan honrado. Él ignoró la pregunta. —Bueno, ¿por qué has venido? —Cheyenne quería que te preguntara si montarías en la ceremonia de apertura del rodeo. —¿Por qué yo? Debería ser un Calhoun. —Por un lado, todos mis sobrinos están fuera ahora mismo y, por el otro, si tú quisieras, podrías ser parte de este pueblo. La gente te recibiría con los brazos abiertos. Él miró a otro lado. —Vamos, Jess. Ya te dije que me gusta tener mi tráiler y mi camioneta para poder parar y marcharme siempre que quiera. Es todo lo que necesito. —¿Estás seguro? —dio un paso hacia él—. ¿Alguna vez has tenido alguna razón para crear un hogar en alguna parte? ¿Alguna parte donde hubiera una familia? Él sonrió, pero ella pudo ver que estaba enmascarando el dolor. —Hace muchos años que a nadie de mi familia le importa dónde esté —clavó su plateada mirada en ella—. No todas las madres son como tú, Jess. A la mía jamás la habrían elegido como Madre del año. No cuando prefería quedarse con el tipo que la pegaba en lugar de proteger a su hijo. Jess quería acercarse a él, quería decirle que había otras personas que lo querían. —¿Quién te crió? La expresión de Johnny se suavizó. —Me cuidé a mí mismo básicamente, pero Will Nichols siempre estaba ahí para hacerme entrar en razón si lo necesitaba —esbozó una suave sonrisa—. Logró enseñarme buenos modales y muchas cosas sobre caballos. Jess se relajó al ver que Johnny estaba abriéndose a ella. —Entonces fue él el que te enseñó a adiestrar caballos. —Sí. Will era algo digno de ver.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Creo que tú también lo eres. Jamás pensé que nadie pudiera salvar a Storm, pero eso es lo que has hecho, Johnny. Lo has salvado. Sé que es una auténtica locura, pero ese caballo suponía mucho para mi padre. —No, no es una locura. Los dos tenían un vínculo muy fuerte. Ella asintió. —Sé que mi padre estaría muy agradecido de que Storm esté mejorando tanto. —Ya le queda poco. Solo unas semanas más. —¿Eso es todo? —preguntó algo asombrada. Johnny asintió. Sabía que tenía que decírselo, decirle que rompería su relación cuando recogiera sus cosas y se marchara. Advertirla antes de que empeorara las cosas. Sonrió. —¿No era eso lo que querías, que Storm mejorara? —Por supuesto. No podía evitar mirar a esa preciosa mujer. Después de haber pasado la noche en la cama de Jess, sabía que había traspasado una línea y, si no tenía cuidado, nunca podría dejarla. Ahora mismo solo quería abrazarla y continuar con lo que habían empezado la noche anterior, pero el problema era que desear a Jess Calhoun no era algo que se le fuera a pasar pronto. —Supongo que será mejor que me vaya —Jess se giró para marcharse y entonces él la agarró de un brazo. Al ver que no protestaba, la llevó hacia sí y la besó. Ni siquiera habían pasado veinticuatro horas desde que le había hecho el amor y ya volvía a desearla desesperadamente. Se apartó bruscamente. —He querido hacer esto desde esta mañana. No he podido pensar más que en ti en todo el día —volvió a besarla—. En lo que sentí al tenerte en mis brazos. ¡Maldita sea, Jess! Debería dejar que te marcharas, pero no puedo. Ella lo rodeó por el cuello y le llevó la cabeza hacia su boca. —Pues entonces, no lo hagas. Johnny cerró los ojos y sintió su cuerpo contra el suyo. La deseaba. —No soy bueno para ti. —Creo que mi padre sabía juzgar a la gente. No te habría contratado si no fueras un buen tipo, Johnny Jameson —lo besó suavemente—. Te he visto con la gente y con los caballos y sé de primera mano que eres muy tierno. Nunca había conocido a una mujer como Jess y estaba empezando a sentir demasiado por ella, aunque la realidad era que podía hacerle daño. Bien sabía Dios

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https://www.facebook.com/novelasgratis que no quería, pero se marcharía de su vida. Tenía que hacerlo. Era lo único que sabía. —No puedo darte lo que quieres, Jess. Jess tuvo que contener su decepción. No quería que ese hombre viera lo mucho que le dolieron sus palabras. —¿Te he pedido algo que no hayas podido darme? Él negó con la cabeza. A Jess no le hizo falta preguntar. Johnny Jameson era todo lo que quería en un hombre. Nunca se había sentido tan mimada, tan… amada. Él también tenía que sentirlo. —Y nunca lo haré. Y si quieres que me vaya ahora, lo haré —tenía que irse antes de humillarse. Se giró y agarró el pomo cuando volvió a sentir la mano de Johnny en su brazo. —No puedo dejar que te vayas, Jess —le tocó la cara e hizo que lo mirara—. Puede que sea una mala idea, pero ahora mismo no puedo ofrecerte más que esto. Ella se dejó abrazar. —Ya te dije, Johnny, que no estoy pidiendo nada más. La besó y, una vez la saboreó, sintió su cuerpo contra el suyo y oyó sus suaves gemidos, estuvo perdido. Jess era una mujer a la que jamás podría olvidar.

La tarde siguiente, Johnny y Wes trabajaron con Brady para ayudarlo a que aprendiera a mantenerse sobre el lomo de una oveja y tuvo que admitir que el niño era muy resuelto y decidido. Varios de los mozos estaban mirándolos y animando al pequeño que agarraba a la oveja por el cuello y se aferraba a ella mientras el animal corría por la rampa. —¡Eso es, Brady! Wes tenía un cronómetro y el trayecto más largo había durado seis segundos, pero para tratarse de un niño de apenas cinco años estaba muy bien. Johnny fue a ayudarlo a levantarse. —Lo has hecho genial. —¿He aguantado suficiente? —Casi, pero creo que deberíamos parar por hoy. Le quitó el casco, pero el niño se apartó. —No. Tengo que repetirlo hasta que lo haga mejor.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Ya lo haces mejor, Brady —dijo Wes—, pero estás cansado y la oveja también. Llevas casi una hora. El mayoral fue a meter a las ovejas en el corral antes de llevarlas al pasto. Johnny podía ver sus ojos empañados en lágrimas y se arrodilló a su lado. —Eh, ¿qué pasa, colega? —Tengo que ser mejor. Tucker dice que soy un bebé y que él va a ganar la hebilla del cinturón. Quiero ganarle. —Pues Tucker se equivoca. Nunca se sabe quién va a ganar hasta el día del rodeo, pero lo más importante de recordar es que hay que jugar limpio y no tener mal perder. Ganes o pierdas, siempre tienes que ser educado y darle la mano al rival. ¿Entendido? Brody asintió. —Quiero que el abuelito esté orgulloso de mí. ¿Qué respondía uno a eso? —Solo vi a tu abuelo una vez, pero desde el primer momento supe que Clay Calhoun era un buen hombre y él también querría que jugaras limpio. Un verdadero vaquero, como tu abuelo, es honesto, sincero y no engaña. Brady asintió. —¿Y si Tucker no es simpático conmigo? —Pues de todos modos tú tienes que serlo con él. El niño arrugó la nariz. —¿Y si no quiero? Johnny tuvo que contenerse para no reírse. —Algún día te alegrarás de haberlo hecho porque eso te convierte en un chico grande. Brady se apartó el pelo de la cara. —Y porque así son los vaqueros. —Eso es. El niño sonrió y se lanzó a los brazos de Johnny, que sintió un nudo en el pecho cuando esos bracitos lo rodearon con fuerza. —Me alegra que hayas venido a vivir aquí —le susurró contra la mejilla. Johnny acunaba al niño abrazándolo con fuerza. —Yo también me alegro —pensó en la madre del niño y supo que las cosas nunca serían lo mismo para él cuando se marchara de Larkville. Controlando las emociones, finalmente soltó a Brady y se levantó. —Será mejor que me vaya y haga mi trabajo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿Puedo ver cómo trabajas con Storm? —No estoy seguro. Eso es decisión de tu madre. —Su madre dice que de acuerdo. Se giraron y vieron a Jess allí, vestida con sus vaqueros y sus botas, con su trenza y con su sombrero de paja ensombreciéndole los ojos. —Mamá —dijo Brady corriendo hacia ella—. He estado montando una oveja. —Wes me lo ha contado. —Y voy a ganar a Tucker. —Brady… —le advirtió Johnny. —Bueno, voy a intentarlo. Pero si pierdo, seré amable con él. ¿Ahora puedo ir a ver a Johnny trabajar con Storm? Ella miró a Johnny y sonrió. —Si yo puedo ir también, sí. —Claro, mamá. Tú también puedes venir —empezó a tirarle del brazo—. ¿Verdad que puede, Johnny? A él le costó trabajo hablar y simplemente asintió. El niño salió delante de ellos. —Has llegado pronto a casa. Ella sonrió. —Como soy la jefa, puedo irme un poco pronto si lo necesito. De todos modos, no hemos tenido mucho trabajo y no quería obligarte a pasarte el día entero con un niño de cinco años. Johnny se acercó, inhaló su familiar aroma y los recuerdos de la noche anterior asaltaron su cabeza. —Es un gran chico, pero sinceramente, preferiría pasar tiempo con su madre. —Y a la madre de Brady no le importaría pasar un rato contigo. Sonrió. Maldita fuera, no tenía por qué estar tan feliz. —Eso podríamos arreglarlo. —¿Es una promesa? —preguntó antes de oír a Brady llamándolos—. Parece que tendrá que ser mucho más tarde. El niño volvió corriendo hacia ellos. —¡Vamos, mamá, Johnny! —Oh, cielo, me había olvidado —se detuvo—. Esta noche vamos a casa de la tía Molly. —Querrás decir a la casa de la abuela Carol y el abuelo Ben —el niño miró a Johnny—. No son mis verdaderos abuelos, pero me han dado permiso para llamarlos así.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Qué suerte tienes. —Oye, mamá, ¿puede venir Johnny con nosotros? Johnny vio la cara de sorpresa de Jess y se apresuró a decir: —Brady, no pasa nada. Esta noche tengo muchas cosas que hacer. Jess no pudo ocultar su decepción. —¿Y no puede esperar a otra noche? A los Dayton les encantaría que fueras. Llevan tiempo queriendo conocerte. —Sí, Johnny. Tienes que ir, harán pizza casera y tenemos que ayudar. Ella sonrió. —Sí, Johnny. Es hora de que conozcas a gente del pueblo y Carol y Ben son de los mejores. —¡Oh, vamos, será muy divertido! —el niño corrió hacia la casa para bañarse. Jess se giró hacia Johnny. —¡Oh, vamos, será muy divertido! —repitió. Él la agarró sin importarle quién pudiera verlos. —Te garantizo que no será tan divertido como anoche —la besó; parecía que lo único que le importaba era estar con Jess. Y eso no era nada bueno, pero tampoco le importó.

La casa de la familia Dayton era una casa ruidosa, llena de risas. Molly tenía dos hermanos más pequeños, Chase y Tyler, y cuando los tres se juntaban, era un caos. A Jess le encantaba formar parte de ello. Ya no vivían en la gran granja donde Molly había crecido, pero la casa de alquiler que tenían en el pueblo era igual de cálida y acogedora. Carol, con la ayuda de Brady, había hecho tres pizzas grandes con muchos ingredientes. Y lo mejor de todo fue que Johnny encajó muy bien con sus amigos. Además de su familia, los Dayton eran las personas que más significaban para ella. Jess sabía que era una fantasía pensar que Johnny se quedaría en Larkville y que formaría parte de su vida, pero eso no le había impedido soñar con un futuro junto a ese hombre y un padre para Brady. Cada vez que había visto a Johnny con su hijo no había podido evitar pensar en formar una familia. Había sido tan comprensivo y maravilloso con el niño que, ¿cómo no iba a amarlo? —Ya no me cae bien Johnny —le dijo Molly—. Se ha puesto del lado de mis hermanos. Jess sonrió. —Todos los hombres se ponen de lado de tus hermanos.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Estás coladita por él, ¿eh? —Te mentiría si te dijera que no. Hubo un largo silencio antes de que Molly dijera: —¿Sabe que estás enamorada de él? Jess no pudo hacerse la sorprendida porque Molly la conocía demasiado bien. —No, y probablemente nunca lo sabrá. Se marcha en un par de semanas. —¿Por qué no podemos retener a los hombres? Quiero decir, somos guapísimas e inteligentes. ¡Oh, a lo mejor es eso! Deberíamos hacernos las tontas y así conseguiríamos un hombre. Pero Jess no quería cualquier hombre, quería a Johnny Jameson. Había sido sincero desde el principio y no le había dado falsas esperanzas. Sin embargo, no por ello sentía menos dolor. Johnny, al otro lado de la gran cocina, miró a Jess y vio que no le gustaba estar tan lejos de ella. Disfrutaba de su compañía. —Esas chicas son muy especiales para mí. Johnny se dio la vuelta y vio a Ben Dayton. Tenía unos cincuenta y tantos años, el pelo cano y una amable sonrisa. —Han sido inseparables desde que se conocieron en el primer curso. No podría querer a Jess más si fuese mi hija. —Te entiendo. El hombre lo miró detenidamente. —Y yo puedo ver lo mucho que te importan ella y el niño. Y me alegro —se apoyó contra la encimera y le dio un trago a su cerveza—. Lo pasó muy mal durante un tiempo. Por muy agradable que sea este pueblo, hay gente que no se portó bien con ella durante su embarazo. Clay la protegió lo mejor que pudo —esbozó una amplia sonrisa—. Y nadie quería enfadar a un hombre como Clay. Hay gente que aún se lamenta de haberlo hecho. No, nadie se mete con un Calhoun. —¿Eras amigo de Clay? Ben asintió. —Nos conocíamos desde el colegio, junto con Gus Everett. Puede que ya lo hayas conocido. —Sí, lo he visto varias veces. Ben suspiró. —Gus y yo aún echamos de menos a nuestro compañero de póquer. No es lo mismo sin Clay. Esa maldita cabezonería que tenía acabó con su vida demasiado pronto. Me alegra que llegaras a conocerlo. Era un buen hombre. Uno de los mejores. Todo el mundo lo quería y están planeando hacerle un homenaje el próximo octubre con una gran celebración durante el festival del otoño.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny no pudo evitar pensar en lo afortunada que era Jess. —Tuvo suerte de tener tanta familia. Ben sonrió. —Sí, sí que la tuvo. Y lo sabía. No todo el mundo lo sabe —le dijo mirándolo—. Hay quienes no pueden ver lo que tienen delante de sus narices.

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Capítulo 11 El resto de la semana pasó deprisa y Johnny tuvo que estar con Jess mucho más tiempo del que debía. Había pasado con ella la mayoría de las noches y eso incluía también a Brady, tanto que la gente ya empezaba a verlos como una pareja. Como una familia. Y era algo que no sabía cómo cambiar. Cuanto más se quedara, más se adentraría en sus vidas y más sufriría al marcharse porque, tarde o temprano, tendría que marcharse. Sacó a Storm del establo y lo metió en el cercado. Al ritmo que estaba progresando el caballo, sabía que sus días allí estaban contados. Ya había recibido llamadas de un cliente potencial, Ted Ransen, de los Establos Ransen en Florida, y recibiría un dinero extra si podía estar allí en una semana. Pero el dinero no era lo que lo movía. No tenía la riqueza de los Calhoun, aunque había hecho muy buenas inversiones en los últimos años, lo suficiente para no tener que preocuparse por quedarse arruinado. Si aceptaba el trabajo, eso significaba que tendría que partir muy pronto. Aún tenía que pensar en ello, pero prefirió no hacerlo por el momento. —¿Qué te parece correr un poco, colega? —acarició el cuello de Storm y, después de que Randy abriera el portón, salieron del cercado y siguieron al galope en dirección al prado. —Eso es, chico, corre. Te lo has ganado —las largas y elegantes zancadas del animal los llevaron por el campo hasta el otro lado del arroyo. Johnny sonrió. No le extrañaba que Clay hubiera querido a ese animal, era magnífico. Y a juzgar por cómo iban las cosas, ese caballo sería el padre de unos bellos potrillos. Dio la vuelta y se detuvo en el arroyo para que el caballo bebiera un poco de agua. A lo largo de las últimas semanas se había unido mucho a ese animal. —Eres un buen chico —acarició su resplandeciente y negro pelaje—. Echas de menos a tu viejo amigo, ¿eh? Bueno, pues conozco a un niño que está deseando ser tu amigo —también él echaría de menos a ese magnífico animal. Storm agachó la cabeza y Johnny volvió a subirse en él. —Vamos, colega, será mejor que volvamos a casa. Le sorprendió la facilidad con la que pronunció esa última palabra y cómo una agradable sensación se apoderó de él mientras pensaba en esa grande y vieja casa y la gente que la llenaba. Se le encogió el pecho con un familiar anhelo. En lo más profundo de su ser siempre había deseado un lugar al que sentir que pertenecía, pero hacía tiempo que había aprendido que solo por el hecho de desear algo no podía llegar a tenerlo.

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*** Jess había visto a Johnny marcharse con Storm una media hora antes y no había vuelto. Era la primera vez que el caballo salía del cercado desde el día que se había escapado y estaba un poco preocupada. ¿Y si había tirado a Johnny? Podía estar herido. Iba hacia el establo para ensillar a Goldie cuando vio al jinete y al caballo sobre la colina. Eran dignos de ver. Estaban tan sincronizados en sus movimientos y eran tan elegantes que la imagen le robó el aliento. Cuando Johnny aminoró la marcha al llegar al cercado, fue hacia él mientras desmontaba. —No sabía que ibas a salir —le dijo a Johnny. —Ha sido una decisión de última hora. —Estaba preocupada. Quiero decir, Storm no había vuelto a salir del cercado. Johnny la miró de soslayo mientras tomaba las riendas y caminaba hacia el establo. —Creía que me habías contratado por mi pericia. Sé cuándo un caballo está preparado. Es más, Storm hace mucho que está preparado. —¿Lo está? Se detuvo y se giró hacia ella. —Vamos, Jess. Los dos hemos visto lo bien que se comporta ahora con la gente. La única decisión que os queda por tomar a Holt y a ti es si vais a cruzarlo. A ella le dolió un poco la frialdad con que le habló. —No voy a tomar esa decisión hasta que mi hermano vuelva. Johnny sacudió la cabeza. —Sigue diciendo eso, pero este rancho también es tuyo. Este caballo te preocupa y lo estuvieron maltratando, así que cruzarlo haría que estuviera más calmado —se encogió de hombros—. Hablaré con tu hermano, si quieres. Veo lo mucho que le gusta Storm a Brady y, en el futuro, un caballo cruzado sería mucho mejor para él. —Estoy de acuerdo —sonrió finalmente. Le gustaba lo bien que él encajaba en su vida. Lo vio meter al caballo en el establo. ¿Intentaba poner distancia entre los dos? Sintió la necesidad de correr tras él e intentar convencerlo de lo bien que estaban juntos, pero sabía que no podía hacerlo.

Johnny estaba sentado a la gran mesa de la cocina disfrutando de la calidez del fuego y del asado de Nancy. Sabía que tenía que valorar esos momentos y disfrutar

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https://www.facebook.com/novelasgratis del tiempo que le quedaba ahí. Brady estaba divirtiéndolo con sus bromas, pero esa noche no podía sentirse tan cómodo como antes. Miró a Jess, que estaba observándolo y que probablemente podía ver su inquietud. Estaba nervioso, quería ir al rodeo y después decidiría que había llegado el momento de seguir adelante. La cena había terminado y tenía pensado despedirse enseguida antes de irse a su apartamento, pero entonces Brady le pidió que lo llevara a la cama y no pudo negárselo. —¿Estás nervioso por lo del sábado? —le preguntó Johnny. Brady se recostó contra la almohada. Jess ya había bajado, así que estaban los dos solos. —No lo sé. Johnny se sentó en la cama. —¿Qué pasa, chico? —Tucker Carson no deja de decir que no voy a ganar. —Creo que Tucker es el que está preocupado por la competencia. El niño arrugó la nariz. —¿Qué competencia? —Tú. A Tucker le preocupa que seas tan bueno que puedas ganarlo. Está intentando que te preocupes y eso no es jugar limpio. Así que sal allí y esfuérzate al máximo. Es todo lo que puedes hacer. Ganes o pierdas, dalo todo. Brady sonrió. —Puedo esforzarme mucho. Gracias, Johnny —lo abrazó—. Te quiero. Las palabras dejaron a Johnny paralizado, pero después se dio cuenta de que él sentía lo mismo por el niño. —Tú también significas mucho para mí, Brady. El niño lo miró a los ojos. —¿Sabes lo que me gustaría? Que fueras mi papá.

Dos minutos después, Johnny casi salió corriendo de la casa con las palabras del niño resonando en su cabeza. Una vez fuera, llenó sus pulmones de aire fresco, pero el nudo que tenía en el pecho no desapareció mientras caminaba hacia el establo. Amor. No, eso no iba con él. Lo había intentado antes y no había funcionado. Solo le haría daño a Jess; ella ya había tenido a un sinvergüenza en su vida y no necesitaba otro hombre que la hundiera. Le importaba demasiado como para hacerle eso.

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https://www.facebook.com/novelasgratis ¡Maldita fuera! Se pasó la mano por la cara. Llegó a la cuadra de Storm, donde habían dejado abierta la parte superior para que pudiera relacionarse con los otros caballos. Qué curioso, ahí era donde Johnny se sentía más cómodo y siempre había sido así. Los caballos no lo habían rechazado como la gente, los animales lo aceptaban con todos sus defectos. Se acercó a Storm y el caballo lo recibió acariciándolo cariñosamente con el morro. —Hola, colega —acarició al precioso animal—. Voy a echarte de menos. El caballo resopló y Johnny sonrió. Ojalá todo fuera así de sencillo. En ese momento oyó su nombre y, al girarse, vio a Jess, que no parecía muy contenta. —¿Hay alguna razón por la que te has ido tan corriendo? No quería mirarla. Ella le hacía desear las cosas que quería, pero que no podía tener. Un lugar al que pertenecer, en el que encajar. —Estaba cansado y he recibido una llamada que tenía que devolver —era mentira porque ya se había ocupado de esa llamada antes. Jess no parecía muy convencida. —Johnny, no tienes que irte a hurtadillas para tener tiempo para ti mismo. Él miró a otro lado. —No es eso, Jess —sabía que tenía que mirarla, eso se lo debía—. Veo que Brady está aferrándose cada vez más a mí y no puedo darle lo que necesita. —Pues parece que hasta el momento lo estás haciendo muy bien —se acercó a la cuadra y Storm se movió para captar su atención. Acarició al gran animal como si fuera un cachorrillo—. Danos una oportunidad, Johnny. Estaba matándolo con esas palabras. —No sé cómo, Jess —se mantuvo atrás—. Lo he intentado antes, creí que podía formar una familia —se detuvo—, pero al final rompí la relación y le hice mucho daño. Le hice daño a alguien muy especial para mí. ¿No ves que puedo haceros lo mismo a Brady o a ti? Jess se negaba a llorar, pero el dolor se le hacía casi insoportable. Estaba perdiendo a Johnny, aunque ¿lo había tenido de verdad alguna vez? Su mente retrocedió seis años al momento en que Chad se marchó porque no podía enfrentarse a la paternidad y no la amaba lo suficiente como para quedarse a su lado. Aunque esta vez había sabido que sucedería lo mismo, se sentía peor. Y era peor porque estaba enamorada de Johnny. Suspiró entrecortadamente y metió las manos en los bolsillos de su abrigo. Había sobrevivido antes y sobreviviría ahora. Johnny alargó la mano para acariciarle la mejilla. —Jess, ojala pudiera darte lo que quieres. Ella dio un paso atrás. No se derrumbaría, no se lo permitiría.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No puedo decir que no me hayas avisado —se aclaró la voz y forzó una sonrisa. Lo superaría—. ¿Cuándo? ¿Cuándo te vas? Esos ojos grises se clavaron en ella. —Mañana. Jess respiró hondo sintiendo un agudo dolor en el pecho, aunque mantuvo la cabeza bien alta, tal y como su padre le habían enseñado. —Prepararé tu cheque. —Jess, ojala pudiera ser diferente. Ella alzó una mano. —Por favor, Johnny, no digas algo que no sientes. Él asintió. —Adiós, Jess. Lo miró y sintió la intensidad de su mirada en su alma, ahí hasta donde había llegado el dolor. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder hablar. —Adiós, Johnny. Se dio la vuelta y salió del establo temiendo echarse a llorar. Para cuando había llegado a la casa lo único que tenía era un gran agujero en el corazón. Al subir y ver a su hijo durmiendo, las lágrimas empezaron a brotar. Podía soportar el dolor, pero Brady no podría. Su hijo no se merecía eso. Y lo peor era que sabía que Johnny Jameson los quería tanto como ellos a él. Y que, sobre todo, los necesitaba.

A la mañana siguiente, Johnny solo tardó treinta minutos en meter toda su vida en su bolsa de viaje y echarla a la camioneta. Lo único que le faltaba por cargar era a Risky. Quería estar en la carretera antes de tener que ver a nadie, pero no era tan cretino. Tenía que despedirse de Brady y tenía que encontrar las palabras para hacerlo, como fuera. Fue hacia la casa a tiempo de ver al niño saliendo por la puerta. Jess no estaba lejos. Llevaba el corazón en un puño según recorría el camino de entrada. —Hola, Johnny. ¿Listo para practicar? —Lo siento, hijo, hoy no —se arrodilló y vio que estaba temblando—. Tengo que marcharme. —¿Volverás esta noche? Odiaba esa situación. —No, me temo que no. Como Storm está mejor, tengo que ir a hacer otro trabajo. —¿En otro rancho cerca de aquí?

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https://www.facebook.com/novelasgratis Johnny suspiró. —No, está en Florida. —¿Eso está en Texas? —No, está a varios días en coche de aquí. Brady perdió la sonrisa. —Pero, ¿qué pasa con el rodeo? Prometiste que ibas a ayudarme. —Lo siento, hijo. No puedo. Brady se apartó bruscamente. —¡No, no me llames así! No eres mi padre y has roto tu promesa. —No he podido evitarlo. Quieres que ayude a ese nuevo caballo, ¿verdad? Sacudió la cabeza conteniendo las lágrimas. —No, no quiero que te vayas nunca. Un fuerte dolor lo sacudió. —A veces no se puede evitar. Brady se secó las lágrimas. —Dijiste que si se le prometo algo a alguien, no está bien no cumplirlo —estaba llorando—. Dijiste que los vaqueros no hacen eso. Johnny se levantó. Tenía que salir de allí. —Ojalá pudiera hacer otra cosa, Brady. —Ya no te creo —el niño corrió hacia su madre. Al menos él tenía una madre que estaba a su lado. Jess lo miró y Johnny tuvo que controlarse para no ir con ella. Después, los dos volvieron a la casa y, cuando la puerta se cerró, la soledad lo azotó como una fuerte bofetada. Había vivido eso muchas veces, debería estar acostumbrado, pero en aquella ocasión era peor. Se giró y volvió al establo a buscar a Risky. —Pensé que eras un tipo inteligente —le dijo una voz familiar. Johnny se giró y vio a Wes. Ignoró su comentario. —He tomado algunas notas sobre Storm y las he dejado en el apartamento. Wes se cruzó de brazos. —¿Por qué no te has ido en mitad de la noche? Le habrías ahorrado a mucha gente un adiós doloroso. Johnny enganchó la cuerda a su caballo y salió del establo. —Sé que ahora mismo no me tienes mucho aprecio, y lo siento —él tampoco se apreciaba por lo que estaba haciendo—. Tengo que irme a un trabajo, tengo un compromiso en Florida. —¿Y qué pasa con el compromiso que tenías aquí? —le desafió Wes.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —¿No estás satisfecho con mi trabajo? Creía que había hecho aquello para lo que me contratasteis. —No tengo quejas con eso. Johnny tenía tal nudo en el pecho que apenas podía respirar. —Suéltalo, Wes. —Me has engañado, Johnny —el mayoral sacudió la cabeza—. Vi cómo eras con Brady, teníais un vínculo. Y también con Jess. No le había dado una oportunidad a ningún hombre desde el padre de Brady y entonces apareciste tú —lo miró a los ojos—. ¡Por el amor de Dios, hombre! ¿Tienes idea de lo que estás dejando atrás? Llegaron al tráiler. Sí, sí que lo sabía. Por eso se marchaba. —Es mi trabajo y voy ahí donde hay trabajo. No puedo quedarme aquí y aprovecharme de los Calhoun. Wes lo agarró del brazo. —Si hay algo sobre Clay Calhoun que quiero que sepas antes de irte es que sabía juzgar muy bien a la gente. Podrías haber hecho bailar a los caballos, pero si Clay no hubiera pensado que eras una buena persona, no se habría interesado en ti. Recuerda que fue Clay el que te contrató. Wes sacó un cheque del bolsillo y se lo dio. —Voy a decirte lo que te diría Clay. Gracias, Johnny, y si alguna vez quieres, siempre habrá un lugar para ti en el rancho C Doble Barra.

Esa noche Jess se quedó en el rancho con Brady. Teniendo el rodeo al día siguiente, tenían que meter a Beau y Goldie en el tráiler para la ceremonia de apertura. Le llevó un tiempo lograr que su hijo se durmiera y no por la emoción del rodeo, sino porque ya no quería ir. Entre Wes y ella habían logrado convencerlo aunque solo fuera porque representara a la familia Calhoun. Bajó y entró en el despacho de su padre, donde la asaltaron recuerdos de besos de buenas noches, discusiones sobre notas del colegio y toques de queda incumplidos. Aún le costaba creer que no estuviera. Clay Calhoun había sido un hombre fuerte que quería a su familia y a sus amigos. Había estado a su lado siempre, pero no esa vez. Y ahora lo necesitaba. Exhaló y se dejó caer en la silla del escritorio. Tenía que sacarse a Johnny Jameson de la cabeza. ¡Qué curioso! Cuando Chad se había ido, casi le había aliviado que hubiera elegido no quedarse a su lado porque no lo quería. No había sabido lo que era el amor hasta que había conocido a Johnny. Alguien llamó a la puerta.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Hola, Jess. ¿Estás ocupada? —dijo Wes. —No, solo echaba de menos a papá. —Todos lo echamos de menos. El hombre dejó sobre la mesa el cheque que ella había firmado esa mañana. —¿Qué es esto? —Johnny no lo ha aceptado. —¿Qué quieres decir? Ha pasado semanas aquí trabajando con Storm… y con Brady. —Lo siento, lo he intentado, pero se ha negado a aceptar el dinero y tampoco se lo podía hacer tragar, aunque no es que no me hayan entrado ganas —iba a marcharse, pero ella lo detuvo. —¿Qué he hecho mal, Wes? —Oh, cariño, esto no tiene nada que ver contigo. —¿Entonces qué es? —Johnny lleva mucho tiempo solo y creo que le cuesta confiar en la gente. Además, pienso que tiene miedo de decepcionarte. Ella sintió un atisbo de esperanza. —¿Qué? —No cree que pueda estar a la altura de lo que los dos necesitáis. —Lo es todo para mí —admitió—. Y ya sabes lo que Brady siente por él. El mayoral sacudió la cabeza. —Pero Johnny tiene que sentirlo. Nunca he conocido a un hombre tan decidido a huir de la sensación de tener un hogar.

La camioneta de Johnny se comía los kilómetros de la carretera y eso que ni siquiera había salido de Texas. Aun concentrándose en el largo viaje que tenía por delante, no podía sacarse a Jess y Brady de la cabeza. Golpeó el volante con la mano. Cualquier hombre querría tener a ese niño como hijo y casi le había roto el corazón que el pequeño le dijera que se marchara. Esa sensación de rechazo era algo que conocía demasiado bien. Lo habían rechazado lo suficiente como para saber lo que estaba sufriendo el niño. Pero no, Brady estaría mejor sin él y superaría su marcha… ¿verdad? Recordó cómo había ido dejando mensajes a Jake por todos los bares que el hombre frecuentaba con su banda, pero su padre nunca se había puesto en contacto con él, de modo que prefirió apartar ese recuerdo. Tenía que cerrar esas puertas porque sabía que eso era lo que le había impedido tener su propia vida.

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https://www.facebook.com/novelasgratis ¿Vida? Esa era su vida. Vivía en su camioneta y llevaba tanto tiempo diciéndose que eso era lo que quería, que había terminado creyéndolo. Pero la realidad era que seguía solo. Pensó en su relación con Amy y en su necesidad de alejarse. Tal vez el problema no había sido tanto el no querer echar raíces como el hecho de no amarla lo suficiente. Lo que sentía por Jess era distinto. La amaba. ¡Sí, cuánto la amaba! Y también quería a Brady. Y entonces lo vio claro. Estaba haciéndole a Brady lo mismo que su padre le había hecho a él. Estaba huyendo. Había huido de los dos. Pero ahora todo estaba claro. Quería tenerlo todo con Jess: un hogar, una familia, un lugar al que pertenecer. El sol estaba alto en el cielo y fue entonces cuando vio el cartel que indicaba que estaba entrando en el estado de Luisiana. No, no quería ir allí. Solo quería estar en Larkville, Texas. Con Jess.

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Capítulo 12 Aquel día se celebraba el Primer Rodeo Anual de Little Buckaroo y Jess estaba más nerviosa que si fuera ella la que iba a competir en lugar de su hijo. Brady había estado muy callado durante el desayuno y no había comido apenas. Aunque deseaba animarlo, sabía que tenía que dejarlo tranquilo y permitirle decidir cómo actuar. Le había roto el corazón oírlo llorar la noche anterior y no había podido ayudarlo ni siquiera al ir a verlo. No le había hecho ninguna pregunta, solo le había susurrado cuánto lo quería y que nunca lo abandonaría. Por fin se había quedado dormido y ella se había quedado a su lado un rato más deseando encontrar el modo de hacer que todo estuviera mejor. ¿Cómo podía hacerlo? Se sentía culpable por haber permitido que un hombre entrara en la vida de su hijo cuando sabía que no se quedaría con ellos. Tenía que olvidar a Johnny Jameson. Se había ido y ellos tenían que seguir adelante. Tal vez el evento de ese día los ayudaría, aunque también tendría que enfrentarse a muchas preguntas por parte de la gente. Pero bueno, ya había pasado por eso antes y lo había superado. Era una Calhoun. Habían llegado al rodeo pronto y Wes había bajado del tráiler a Beau y Goldie para el desfile en la ceremonia de apertura. Lo único que deseaba era que Brady lo disfrutara. —Estás muy guapo con tus vaqueros y tu camisa nuevos. Una semana antes le habían comprado una camisa vaquera color burdeos con estrellas blancas y una chaqueta vaquera negra. Llevaba además el sombrero Stetson que su abuelo le había regalado por su último cumpleaños. Oyó su nombre y, al girarse, vio allí a Molly. —Hola, colega, estás guapísimo —le dijo a Brady. —Gracias. —Esperemos que no me encuentre con cierto adiestrador de caballos porque no respondo de mis actos. Jess sonrió. —Eres una buena amiga, Mol. ¿Qué tal? —Todo bien. El puesto marcha genial y estamos vendiendo todos los bollos que hemos traído. Mamá está haciendo más y papá ha vuelto a la pastelería a por ellos. Jess se fijó en la multitud que llenaba el rodeo cubierto. —Bien, al menos así el colegio recaudará dinero. Molly la observó. —¿Cómo estás tú? Ella se encogió de hombros.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Tengo un poco de frío, pero en cuanto todo el mundo esté aquí, se calentará el ambiente. —No me refiero a eso. Jess había llamado a su amiga la noche anterior y le había hecho un resumen de lo sucedido con Johnny. —Lo sé, pero eso es lo único de lo que quiero hablar ahora mismo. Voy a intentar estar bien por mi hijo. Ya nos daremos un festín de lágrimas después tú y yo. —Siento haberte animado a estar con él. Jess sonrió a su mejor amiga. —No es culpa tuya. Me habría enamorado de él de todos modos. —En tu futuro puedo ver una noche de solo chicas. Jess gruñó cuando Molly se marchó. Era lo último que necesitaba.

Johnny conducía lo más rápido posible y se sintió aliviado al llegar a la propiedad Calhoun. Pero esa sensación pronto desapareció cuando vio que el rancho estaba desierto. Por otro lado, no debería estar sorprendido ya que el rodeo se celebraría aquel día. Bajó del coche justo cuando Randy salía del establo. —Johnny, ¿qué haces aquí? Había oído que te habías marchado a Florida. —He olvidado algo —miró a su alrededor—. ¿Crees que puedes hacerme un favor? —¿Qué? —Necesito que saques a Risky del tráiler y tengo que meter a Storm dentro. Randy no parecía muy seguro con lo que le estaba pidiendo. —Me lo llevo al rodeo para participar en la ceremonia de apertura. El mozo de cuadra sonrió. —¡Ah, de acuerdo! Johnny entró en el establo y corrió hacia la cuadra de Storm, que salió a recibirlo relinchando. —Al menos alguien se alegra de verme —el animal le acarició la mano con el hocico—. Oye, colega, ¿quieres acompañarme para cumplirle una promesa a un niño? Diez minutos después, Storm estaba dentro del tráiler engalanado con arreos tachonados en plata. Se dirigían al rodeo donde, con suerte, Johnny tendría una segunda oportunidad con Jess. Probablemente no la merecía, pero se lo suplicaría si

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https://www.facebook.com/novelasgratis hacía falta. Condujo todo lo deprisa que la seguridad le permitió mientras esperaba que su idea funcionara. Llegó a la entrada y vio una fila de coches y camionetas esperando para acceder al recinto. Cuando le tocó el turno, era Gus Everett el que estaba cobrando el aparcamiento. —Eh, hola, Johnny. Pensé que ya estarías aquí. —Hola, Gus. Me he entretenido con algo y necesito acceder antes de que empiece la ceremonia de apertura. El hombre miró el tráiler. —¡Vaya, que me parta un rayo! Ese se parece al caballo de Clay. —Sí, y si logro entrar ahí, participará en la ceremonia. —Cuando llegaste aquí, dudé un poco de ti —el hombre se echó el sombrero hacia atrás—. No suelo confundirme con la gente, pero contigo sí que me equivoqué. Eres un tipo auténtico, Johnny Jameson, y espero que decidas quedarte con nosotros —sonrió y le dio instrucciones para acceder por la parte trasera del rodeo. Emocionado y nervioso mientras conducía hacia la zona de hierba, pensó que iba a necesitar ayuda para convencer a Jess de que le diera otra oportunidad.

—¡No! No quiero montar —insistió Brady apartándose de su pony—. Me da miedo. Jess miró a Wes, que estaba encogiéndose de hombros. —¿Desde cuándo tienes miedo de Beau? —Desde ahora. —De acuerdo, hijo. Si no quieres participar en el rodeo, no tienes que hacerlo. Justo en ese momento la familia Carson llegó con sus caballos. —Jess, ¿hay algún problema? —preguntó Cheyenne. Era lo último que necesitaba en ese momento. —No, estamos bien. Solo dadnos cinco minutos. —Que no sea tanto, no podemos demorar la ceremonia mucho más —dijo la mujer antes de mover su caballo hacia su marido y su hijo. Al instante, Tucker se dio la vuelta y le sacó la lengua a Brady. —¿Vas a dejarle que se salga con la suya? —preguntó una voz familiar. Jess se giró al mismo tiempo que Brady gritó: —¡Johnny! El niño corrió hacia él.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Creía que tenías que irte a Florida. Jess se tensó al ver a Johnny de rodillas delante de su hijo. —Me ha pasado algo muy curioso. He descubierto que no podía marcharme de Texas. Brady sonrió. —¿Y has vuelto? Johnny se echó atrás el sombrero. —Tenía que hacerlo. Aquí hay gente muy importante. —¿Mamá y yo? Se puso serio para decirle: —No debería haberme marchado, Brady. Te hice una promesa y no estaba cumpliéndola. —Los vaqueros no actúan así —le recordó el niño. Johnny esbozó una sonrisa. —No. Pero lo importante es que debería haber estado a tu lado y no lo he hecho. Pero eso no volverá a pasar. —¿Vas a quedarte? —Quiero, pero primero hay muchas cosas que tengo que arreglar. —Cosas de mayores, ¿eh? —Sí —miró a Jess y sintió su pecho encogiéndose de emoción—. He decepcionado a mucha gente. Brady la miró. —Mamá, ¿sigues enfadada con Johnny? Jess no podía hablar de ello en ese instante; necesitaba un minuto para asumir que había vuelto. —Brady, eso es algo que Johnny y yo tenemos que hablar luego. Ahora mismo será mejor que decidas si quieres montar o no. —Si Johnny va, yo también. —No, Brady, no puedes hacer eso —le dijo Johnny—. O quieres participar en el desfile o no. Si te subes al caballo, tiene que ser elección tuya. Él miró a Jess y después a Brady. —Piensa en ello, tengo que hablar con tu madre. El niño asintió. —Más te vale decirle algo bonito porque está muy triste. Johnny se alejó unos metros y Jess lo siguió. A ella le latía el corazón tan fuerte que no podía oír nada más.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —No me imagino qué más puedes decirme… —Muchas cosas, Jess. No puedo pedirte que me perdones ahora mismo, pero ¿me darás una oportunidad de que te explique todo? Ella sentía miedo. —Johnny, no estoy segura de poder volver a hacerlo. —Sé que os dejé, pero lo hice pensando que era lo mejor, y después me di cuenta de que no quiero una vida sin vosotros. Estoy pidiéndote otra oportunidad para intentar explicarte las cosas luego porque ahora mismo lo que quiero es hacer que este día sea especial para tu hijo. ¿Confiarás en mí? Jess intentó decir que no, pero veía algo en ese hombre. Le habían hecho daño cuando era pequeño y por eso sabía que no le había hecho daño a Brady intencionadamente. —De acuerdo. Él sonrió. —Otra pregunta, ¿le dejarás montar con Storm y conmigo? Inmediatamente, la invadió el pánico, pero al instante recordó que confiaba en él y sabía que no pondría en peligro a su hijo. —No tengo ningún problema, pero a lo mejor Brady sí. —Gracias, no lo lamentarás. Vamos a empezar con el rodeo. Johnny sacó a Storm del tráiler y lo llevó hasta la baranda. Los demás ya estaban subidos a sus caballos y en fila esperando a que comenzara la ceremonia. Brady lo vio. —De acuerdo, hijo. ¿Estás listo? —¿Vas a montar a Storm? —Los dos lo haremos. Tu abuelo lo adoraba y ahora lo quieres tú. No te hará daño, lo sabes. Y yo estaré a tu lado. El niño asintió y Johnny vio el gesto de duda de Cheyenne y Derrick por la elección de su caballo. —Venga, vamos a demostrarles a los Tucker cómo monta un Calhoun. Brady le chocó la mano. —¡Hecho! Johnny subió al niño a la silla y se situó tras él. Storm se movió un poco hacia el lado, pero al instante obedeció las órdenes de Johnny y volvió a la fila. Una gran sonrisa iluminó el rostro de Brady cuando uno de los oficiales le entregó la bandera tejana para que la portara y Jess subió a lomos de Goldie para situarse junto a ellos. Johnny quería besarla, pero sabía que ya no tenía derecho a hacerlo.

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https://www.facebook.com/novelasgratis La música comenzó y juntos fueron hacia el rodeo animados por el público. —Ojalá el abuelito estuviera aquí —dijo Brady. —Lo está, hijo. Ahora mismo está mirándote desde arriba.

Durante las siguientes horas, los compromisos del día los mantuvieron separados y Jess se dio cuenta de que eso era positivo. Tal vez con el debido tiempo podría saber si se alegraba de verdad del regreso de Johnny. Miró al hombre que estaba acompañando a su hijo y, cuando él se giró y la vio mirándolo, le guiñó un ojo y le sonrió. De acuerdo, sí, estaba feliz de que hubiera vuelto y al menos se merecía que le diera la oportunidad de escucharlo, pero ¿qué pasaba con el futuro? Caminó hacia ella. —Lo siento, Jess. Quiero hablar contigo, decirte muchas cosas —miró a su alrededor, hacia la multitud reunida—. Oh, ¡qué demonios! —la estrechó entre sus brazos y la besó. Ella no tuvo oportunidad de protestar, aunque tampoco habría querido hacerlo. Estar en los brazos de Johnny era como estar en el cielo. Él se retiró lentamente mientras esos ojos grises parecían devorar su rostro. —Dios, te he echado de menos, Jess. Hay muchas cosas que quiero decirte, pero me gustaría hacerlo cuando tenga más tiempo… y algo de intimidad. Ella se sentía algo aturdida. —A mí también me gustaría oír lo que tienes que decirme. —Bien —sonrió al dar un paso atrás—, aunque primero tengo un niño que quiere ganar una hebilla. —Pues entonces, adelante —lo agarró de la mano para detenerlo y añadir—: Somos un equipo, Johnny. Él le rodeó el rostro con las manos. —Por si aún no lo sabes, Jess Calhoun, os quiero a los dos y quiero formar parte de vuestras vidas. Sería un hombre afortunado si compartieras a Brady conmigo. Ella contuvo las lágrimas. —Pues considérate un hombre afortunado. Volvió a besarla. —No te saques esa idea de la cabeza y espérame, ahora mismo vuelvo —se marchó y ella tuvo que resistirse para no salir corriendo tras él. Por el contrario, se dirigió a las gradas laterales y se sentó, aún tambaleándose por el beso y las promesas de Johnny. Molly se sentó a su lado. —Parece que tu vaquero ha vuelto a lo grande.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Sí, así es. Su amiga asintió y le agarró la mano cuando Brady salió por la rampa a lomos de una oveja. Ella se puso de pie para animarlo. —¡Vamos, Brady! —vio cómo el niño aguantó hasta que el timbre dejó de oírse. Después se soltó y se tiró al suelo, y al instante ya estaba de pie limpiándose los pantalones. Johnny corrió hacia él y lo levantó en el aire. Los dos alzaron los brazos al ver el tiempo en el marcador. —¡Ha ganado! —gritó Molly—. ¡Ha ganado! Jess vio al hombre que tenía a su hijo en brazos y todas sus dudas se disiparon. —Los dos hemos ganado.

Horas después, Johnny subió a la habitación al niño, que ya estaba dormido, y lo tumbó en la cama como ya había hecho antes. Sin embargo, esa noche sentía que quería que eso fuera una tarea regular. Lo miró y vio la gran hebilla que adornaba su cintura. Le llenó de orgullo saber lo mucho que se había esforzado el pequeño para conseguirla. Empezó a quitarle la ropa, pero de pronto Brady se despertó y lo detuvo. —¡No! Quiero llevar mi cinturón, por favor. Jess entró con el pijama puesto. —Creo que por esta noche puede —besó a su hijo y salió. —Brady, tengo que preguntarte algo. —¿Qué? —contestó el niño bostezando. Johnny se sentó en la cama. —¿Qué te parece que me quede aquí? —¿Para siempre? vida.

Era consciente de lo mucho que significaba para él que Brady lo quisiera en su —Os hice daño a tu madre y a ti. Lo siento. —No pasa nada, has vuelto. Eso es porque nos quieres. ¿Quieres ser mi papá? Le asombraba la perspicacia de ese niño. —Sí. Quiero que seamos una familia.

—Pues entonces tendrías que preguntarle primero a su madre —oyó decir a una voz familiar. Se giró y vio a Jess en la penumbra. Brady se acurrucó contra él.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Ve a decirle cosas bonitas a mamá. Johnny le dio un beso al niño. —Creo que puedo hacerlo —dijo, aunque no estaba seguro. Se levantó y fue hacia Jess. La agarró por el brazo, la sacó al pasillo y cerró la puerta. —¿Podemos hablar en algún sitio? Jess lo llevó de la mano hasta su antigua habitación. Ni siquiera encendió la luz porque la luna iluminaba lo suficiente como para permitirle ver su silueta. Johnny se acercó y la besó y ella se dejó abrazar y cedió a todos los sentimientos que la invadían. Había vuelto a su lado. La amaba. Johnny dio un paso atrás. —¡Vaya, lo siento! De verdad que quería hablar contigo primero, decirte que ayer estuve loco por marcharme. Sé que os hice daño y lo siento —se giró y fue hacia la gran ventana—. Nunca he formado parte de una familia de verdad, Jess. Me escapé de casa a los catorce años y he estado solo tanto tiempo, dependiendo solo de mí mismo, que me daba miedo confiar en alguien. Temía sentir algo por otra persona. Jess oyó dolor en su voz a medida que iba confiándole sus sentimientos. No podía amarlo más. —No estoy seguro de que vaya a hacerlo bien —respiró hondo—, pero maldita sea, Brady y tú me hacéis que quiera intentarlo —se acercó—. Quiero estar aquí, Jess. Te quiero. Te quiero tanto… Quiero que seamos una familia, echar raíces aquí y construir un hogar, tener más hijos —vaciló y añadió—: Por favor, danos una oportunidad. Ella lo rodeó por la cintura y lo miró. —Tienes razón, me hizo daño que te marcharas, pero eso no cambia el hecho de que te quiera, Johnny Jameson. Y siempre te querré. —Oh, te quiero. Y pienso decírtelo todos los días —se detuvo—. Eso contando con que me concedas el honor de convertirte en mi esposa. —Oh, Johnny —le acarició la cara—. ¿Estás seguro? —Nunca he estado más seguro de nada. Creo que la primera vez que te vi, me sentí atraído por ti y no solo porque eres la mujer más bonita que he visto en mi vida, sino porque sentí una conexión contigo. Podía hablar contigo, compartir mis pensamientos contigo. Me hiciste sentir como en casa —la acercó a sí—. Sé que siempre he viajado de rancho en rancho, pero ¿qué te parecería si convirtiera el rancho C Doble Barra en mi centro de operaciones? —Oh, Johnny, me parece perfecto. —Además del hecho de que estoy cansado de viajar por el país, tu pastelería está aquí. También están tus planes para la expansión y espero que no sea solo en el trabajo. Quiero una familia de verdad, Jess, y no sabía cuánto hasta que te encontré.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Quiero a Brady y quiero adoptarlo para poder ser su padre de verdad, si te parece bien… Jess no podía hablar porque tantas emociones estaban haciéndole un nudo en la garganta. Asintió y él le tomó las manos. —Si quieres, quiero que tengamos otro hijo y estaré a tu lado y te querré más por ver a un bebé creciendo dentro de ti. Ella acarició su hermoso rostro. —Veo que has pensado mucho en esto. La besó. —El viaje de vuelta fue muy largo. —Supongo que fue por eso. —Sé que te he dado una lista muy larga de todas las cosas que quiero, pero lo que necesito de verdad es a vosotros dos. —Y yo te necesito a ti —lo besó con dulzura—. Estoy deseando empezar nuestra vida juntos. —Hay un problema. Tengo un compromiso en Florida, pero quiero que Brady y tú vengáis conmigo. Solo es temporal, unos meses como mucho. Allí hace calor y sé que tienes la pastelería, pero estoy seguro de que Molly podría ocuparse de todo… Jess agachó la cabeza y lo besó. ¿Es que Johnny aún no se había dado cuenta de que cambiaría todo su mundo por él? —Iré adonde vayas. ¿Te importaría llevarte a un niño de cinco años de luna de miel? Sintió su sonrisa contra sus labios. —Oh, cielo. Nuestra luna de miel no va a terminar nunca. —Johnny, me gusta esa idea, pero no hagas promesas que no puedas cumplir. —Esto sí que puedo prometértelo, Jess. Siempre os querré a Brady y a ti. Lo trataré como si fuera mi propio hijo y te juro que puedes fiarte de que siempre estaré a tu lado. Ella sonrió y los ojos se le llenaron de lágrimas otra vez. —¿Porque así actúan los vaqueros? —Porque así actúo yo y esta es la promesa que te hago. La besó para sellar el trato y ella supo que ese hombre completaría su vida y que tendría su amor y, lo más importante, un hogar. La siguiente generación, unida, viviría y prosperaría en la tierra de los Calhoun.

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Epílogo Jess se casaría en dos días. Unos dirían que era demasiado pronto, pero ella no tenía ninguna duda en convertirse en la esposa del señor Johnny Jameson. La boda no sería grande, eso era lo que los dos habían querido. De todos modos, sus padres ya no estaban y sus hermanos no podrían llegar a tiempo para la ceremonia. Pero no estaría sola, tendría familia acompañándola: Molly y sus padres, junto con Wes y Nancy y tal vez algunos amigos del pueblo. Molly era su dama de honor y Johnny había elegido a Brady para ejercer como padrino. —No puedo creerme que vayamos a organizar una boda en cuarenta y ocho horas —dijo cuando Johnny entró en la cocina de la casa familiar. Se apoyó en la encimera para repasar la lista de cosas que tenía por hacer. La boda se celebraría en el salón principal y, la recepción, en el comedor. Él se acercó por detrás y la rodeó con sus brazos. La besó en el cuello generando un cosquilleo que le recorrió la espalda. —Para mí, ojos marrones, no es demasiado pronto. Adoraba esa voz ronca que tenía. —Lo dices porque tú solo tienes que presentarte. Johnny sonrió a su futura esposa, aunque eso no era exactamente verdad. Había hecho más cosas. Había encontrado un anillo de compromiso perfecto para Jess: una alianza de zafiro rodeada de diminutos diamantes. Cuando se lo había dado dos noches antes, ella había empezado a llorar y a él casi se le paró el corazón hasta que Jess le confirmó que esas eran lágrimas de alegría. Además de comprar el anillo, había encontrado una casa en la que alojarse durante su estancia temporal en los Establos Ransen en Florida. Suponía que en dos meses máximo estarían de vuelta en Texas. —Nos he encontrado un sitio para vivir. Ella sonrió. —Qué bien. No es un hotel, ¿verdad? —Es una casita de dos dormitorios en el rancho y así Brady tendrá su propio cuarto y nosotros el nuestro —la giró y volvió a besarla. Podía perderse en esa mujer y olvidarse de la boda sin ningún problema, pero por primera vez en su vida quería comprometerse con otra persona y el primer paso para ello era casarse. Por eso, antes de que las cosas se les fueran de las manos, dio un paso atrás. Los dos intentaban recuperar el aliento cuando Jess dijo: —No me puedo creer que esto esté pasando. Es como un sueño, Johnny. Y si lo es, no me despiertes. Él conocía esa sensación y también sabía lo afortunado que había sido al encontrar a Jess.

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https://www.facebook.com/novelasgratis —Oh, cielo. Si no te despierto, te perderás toda la diversión. Jess se apartó de la tentación porque Johnny Jameson era exactamente eso. —Deja de distraerme, tengo muchas cosas que hacer. El día de la boda sería un poco agridulce también ya que su madre no estaría ahí para darle consejos y su padre no podría acompañarla al altar. Tal vez por eso estaba tan desesperada por encontrar algo que hubiera pertenecido a su madre. —¿Qué puedo hacer para ayudarte? —¿Qué te parece rebuscar en algunas cajas? Él enarcó una ceja. —¿Qué estamos buscando? —Algo viejo. Johnny frunció el ceño. —Ya sabes lo que dicen: «algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul». Ya tengo mi vestido y es nuevo —sonrió recordando su viaje a San Antonio para comprar ese vestido de satén y encaje—. Tengo algo azul —había comprado una liga azul—. Y le he pedido prestados unos pendientes a Molly, así que ahora necesito algo viejo —contuvo la emoción—. Algo de mi madre. Johnny sonrió. —¿Sabes lo que quieres? —Sí, pero no estoy segura de dónde está. Por eso puede que necesite a un chico grande y fuerte para mover las cajas —lo agarró de la mano y juntos subieron las escaleras. —¿Estás segura de que quieres buscar en cajas cuando tenemos la noche para los dos solos? Después de haber estado tres horas montando hoy, seguro que esta noche Brady no se levantará para nada. La abrazó y cubrió su boca con un apasionado beso. Estaba más que preparado para darle a su futura esposa una especie de preluna de miel. Durante la última semana habían estado preparando la boda y pasando tiempo con Brady y se había sentido un poco abandonado. Y no era porque no quisiera a ese niño, pero también necesitaba tiempo a solas con su madre, sobre todo porque Jess le había pedido que esperaran hasta la noche de bodas para volver a hacer el amor. Ella sonrió y lo besó en la boca. —Piensa lo bien que estaremos dentro de dos noches. Te prometo que haré que la espera haya merecido la pena. —Más te vale dejar de provocarme o te meterás en un problema. Ella sonrió. —Vamos, te mantendré entretenido buscando por las cajas.

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https://www.facebook.com/novelasgratis Lo llevó por el pasillo; no había estado allí desde que había recogido la ropa de su padre y la había entregado a la iglesia. Entró en el dormitorio de sus padres y la invadieron los recuerdos. Prefirió dejarlos de lado porque sabía que sus padres no querrían que estuviera triste, sino feliz por empezar una nueva vida con Johnny. Atravesó la habitación y entró en el enorme vestidor, que estaba lleno de cajas con cosas de sus padres de las que no habían tenido el valor de desprenderse. Johnny se detuvo en la puerta. —No me digas que tenemos que abrirlas todas. —Espero que lo que busco esté en el joyero de mi madre —el camafeo de Sandra era la pieza favorita de Jess y sería perfecto para su vestido de novia—, pero puede que tengamos que mover algunas cajas. Encontró la pequeña cómoda detrás de varias cajas. Cuando Johnny las apartó, ella empezó a abrir los delicados cajones uno a uno. Estaban llenos de material de escritura y de una colección de tarjetas y cartas de amigos y familia. —¡Bingo! —dijo al sacar una pequeña caja de madera donde encontró el camafeo con su borde de oro y su sencilla imagen en el centro—. Es perfecto. —¿Lo has encontrado? —Sí —se lo guardó en el bolsillo y cerró la caja. Iba a guardar la caja en el cajón cuando encontró un sobre que iba dirigido a su padre—. ¿Qué hace esto con las cosas de mamá? —¿Qué más has encontrado? —No estoy segura —se levantó y salió del vestidor para tener más luz. Estando tan reciente la muerte de su padre, no sabía si sería importante o no. Encendió la lamparita de noche y se sentó en la cama mientras Johnny permanecía de pie en el centro de la habitación. —Tiene matasellos de Nueva York. —Seguro que tu padre tenía contratos por todas partes, ¿por qué no en Nueva York? —¡Oh, Dios mío! La enviaron hace treinta años. —Bueno, pues ya es un poco tarde si esperan una respuesta. —¿Debería abrirlo? —el sobre amarilleado seguía sellado, pero después de ver el gesto de aprobación de Johnny, decidió abrirlo con cuidado. Sacó la hoja y la desdobló. Al empezar a leer, una extraña sensación la invadió. Querido Clay: Dejarte me ha roto el corazón, pero los dos sabemos que era mejor así. Aun así, pienso en ti cada día y pienso en lo que podríamos haber tenido. Ahora he conocido a alguien y vamos a casarnos. Nº Páginas 121-122

https://www.facebook.com/novelasgratis Y hay algo más, algo que me cuesta escribir, aunque sé que tengo que decírtelo. Estoy embarazada, Clay, ¡embarazada de gemelos! Creíamos que era imposible, pero ahora parece que la naturaleza ha obrado un milagro, aunque demasiado tarde. Quiero que conozcas a tus hijos aunque no podamos estar juntos. Clay, cuando recibas esto, por favor, escríbeme. Lo nuestro no tiene por qué tener un final. Siempre tuya, Fenella Jess sintió que el corazón le latía bruscamente. Johnny, al ver su inquietud, se sentó a su lado y juntos volvieron a leer esas palabras. Las palabras que cambiarían a la familia Calhoun para siempre.

Fin

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Patricia Thayer - En Busca de un Hogar

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